La luna estaba llena y el cielo despejado,
así que he subido al tejado a observar las estrellas.
Sin embargo no brillaban con la misma fuerza que siempre,
o quizás es que mis ojos ya no saben apreciar la belleza de las cosas.
Hace varias semanas que no te veo.
Ya no salgo al jardín,
e incluso tomo otro camino para ir al instituto.
No quiero verte.
No quiero escucharte.
Pero sigo queriéndote
más que a mi propia vida.
¿Cómo puedo sentir dos cosas
tan contradictorias a la vez?
¿Cómo puedes hacerme tanto daño
sin haberme rozado nunca siquiera?