Momo
Había pasado una semana desde que supimos que éramos completamente libres de JYP. Que podíamos crear nuestra música, nuestro arte sin necesidad de darle explicaciones a nadie más, que a nosotras mismas. Éramos las únicas dueñas de nuestro sueño y eso, eso era algo impagable. De la misma manera, había pasado una semana desde que comencé a vivir con Nayeon en casa de su abuela. Cada día despertando a su lado era cómo un sueño hecho realidad.
Llevábamos una semana increíble, sin tomare en cuenta, que aún no le había respondido a cerca de si casarnos o no. ¿Por qué tenía tanto miedo en responder?, ¿Temía a que me dañaran nuevamente?.
-¿Por qué has estado tan seria estos días? – Heechul comenzó a hablar – nos quedamos una semana más para ordenar todo lo de la academia pero tú no te ves concentrada – mi mirada vagó por Mike y Mina.
-No es nada malo, así que no se preocupen.
-¿Por qué no nos cuentas? – Preguntó Mina – quizás te podemos ayudar.
-Me encantaría decirles, en serio pero – hice una pausa – creo que es mejor que terminemos con todo esto.
-Ok – nuevamente habló Heechul – yo me quedaré en San Francisco, no tengo intención de volver a Corea. Solo vendré a visitar a mi familia y cuando los chicos quieran sacar música como grupo.
-Yo también me quedaré en San Francisco – respondió Mike.
-Entonces... - miré a Mina.
-Jeongyeon quiere hacer su carrera en Estados Unidos y la verdad, yo igual. Creo que tomaré la postura de Heechul. Es un buen momento para estar en la academia, crear un grupo de competencia de baile, viajar por todo el país. No me imagino haciendo otra cosa.
-¿No quieres cantar? – nos quedamos mirando.
-Claro que quiero pero, creo que no es mi prioridad en estos momentos. Soy feliz enseñando – sonreí – pero no dudes que cada vez que Twice quiera volver yo estaré ahí y prestaré mi voz para que sigamos siendo el mejor grupo de chicas.
-Me quedaré en Corea – todos me quedaron mirando – les cederé mis acciones a cada uno de ustedes, confió en ustedes con todo mi corazón. Sé que lograremos hacer crecer la academia de Estados Unidos como la de Corea – todos sonreímos – Heechul, el buscar profesores de canto, baile, actuación, rap, escribir canciones, especialistas en diferentes áreas de la salud es tu trabajo. Estoy segura que habrá ex Idol que se querrán unir a nosotros.
-¿Quién de todas las chicas de Twice se va a San Francisco aparte de Mina y Jeongyeon? – pregunto Mark.
-Chaeyoung – Mina sonrió – es muy buena en baile, rap, canto. Es una artista de los pies a la cabeza. Es muy buena escribiendo canciones.
-¿El resto se queda contigo? – preguntó Mina.
-Si.
La reunión había terminado. Heechul se quedaría dos días más para pasar tiempo con su familia mientras que Mike viajaría dentro de unas horas. Nos despedimos a la salida del hotel. Esos abrazos llenos de sueños y de esperanza, sabíamos que estábamos creando algo grande, el mismo mundo en el que habíamos crecido como artistas nos lo estaba demostrando.
-Ahora que se fueron, ¿Me dirás que es lo que pasa? – Mina había vuelto a contraatacar.
-¿Nunca pierdes verdad?
-No – las dos sonreímos.
-Te contaré en el almuerzo con Sana, me iba a juntar con ella en media hora. ¿Quieres venir?
-Obvio que quiero, tengo que aprovechar antes de irme a San Francisco.
Esa última frase quedó dando vueltas por mi cabeza. Nosotras tres habíamos sido unidas desde el principio. Claramente, yo con Sana nos conocíamos de antes pero, eso no impidió que nos derritiéramos por Mina la primera vez que la vimos en las oficinas de JYP. Era una chica tímida, aunque aún lo seguía siendo, su ternura había disminuido, era toda una mujer. Recuerdo el día en que prometimos debutar juntas y todo lo que pasamos en sixteen, era como, si el destino se hubiera encargado de hacer las cosas fáciles para nosotras.
Nos subimos a mi auto, como lo hacíamos hace algunas semanas atrás cuando éramos pareja. Era una atmosfera familia y, cómo si no hubiera pasado nada, Mina se apoderó de la música. Su hermosa voz se adueñó de todo el lugar, recordé lo que había dicho hace algunos minutos atrás, ella se iría y probablemente su voz estará apagada durante un tiempo, se enfocará en sus sueños actuales. Creo, que por primera vez, en mucho tiempo, me había dado cuenta que nuestros sueños se habían hecho realidad y no nos habíamos dado cuenta.
-Fue un gusto cumplir mis sueños a tu lado Mina – Mina hizo silencio y sentí sus ojos encimad de mí – espero que se cumplan los tuyos ahora.
-¿Por qué hablas como si tu fueras parte de esos sueños? – el semáforo frente a nosotras dio luz roja, así que voltee a mirarla – haga lo que haga cada una de ustedes seguirá siendo parte de ese sueño – le sonreí – pero te entiendo, han sido días llenos de emociones. Te mentiría si no te dijera que no he pensado en eso también.
-¿Eso qué? – la luz dio verde así que aceleré.
-Que mis sueños sin Sana y tú a mi lado no serán lo mismo – hubo algunos segundos de silencio – pero creo que es parte de crecer ¿o me equivoco? – Yo sólo sonreí – tomaré tu sonrisa como un si.
Llegamos al restaurante y entramos. Miré durante algunos segundos buscando a Sana hasta que la encontré. Había reservado una mesa con una vista increíble. Creo que nunca terminaré de entender la obsesión de Sana por los paisajes pero, era algo muy de ella.
-Por fin llegaron, me estoy muriendo de hambre – me senté frente a Sana y Mina se sentó junto a ella - ¿Cómo les fue en la reunión?
-Bien – respondí,
-A Momo le pasa algo – Mina cortó mi frase – ha estado toda la mañana algo ida y no me ha querido contar el porqué.
-¿Qué te paso? – preguntó una Sana preocupada.
-¿Por qué siempre hacen esto? – era casi como un hobby. Me acorralaban en preguntas hasta que les terminaba contando todo.
-Porque te queremos – Mina tomó mi mano – y te conocemos.
-¿Peleaste con Nayeon? – preguntó Sana.
-No, estamos bien.
-¿Entonces? – preguntó nuevamente Mina.
-El día del juicio, cuando estábamos afuera – hice una pausa recordando ese momento. Debo ser sincera y confesar que ese momento ha estado en mi cabeza durante mucho tiempo esta última semana – de la felicidad que sentimos, nos besamos.
-Nada nuevo – dijo Sana quien, ya había comenzado a comer. Claramente había pedido por nosotras mientras llegábamos al restaurante.
-Durante el beso ella me detuvo – miré a Mina quien, claramente, me escuchaba concentrada – le pregunté qué porqué me había parado y... bueno... ella...
-¿Qué?, ¿Ella que? – Sana ya se estaba desesperando.
-Me pidió que me casara con ella – Mina estaba bebiendo vino y lo escupió todo, Sana se atoró con un pedazo de carne y no dejaba de toser - ¿ahora me entienden?
-Perdón – dijo Mina mientras se limpiaba la boca - ¿te pidió casamiento?
-Si – respondí.
-NO puedo creer que las dos nos casaremos, sólo faltas tú Mina – Mina sólo miró a Sana para luego fijar su vista en mí.
-¿Por qué no te ves feliz? – preguntó Mina.
-Porque no lo he respondido aún – Sana dejó caer su servicio sobre su plato haciendo que todas las personas voltearan a vernos a causa del sonido.
-¡Dios, deja de llamar la atención! – le grité a Sana.
-Responde – Mina volvía a contraatacar.
-Me quedé en blanco ok, no sabía que decirle. Habíamos vuelto hace muy pocas semanas atrás, todo se está formando nuevamente.
-¿Nuevamente? – Mina se veía algo molesta – Momo, ¿Esto es enserio?
-¿Por qué estas molesta? – le pregunté.
-Estas enamorada de esa mujer desde que la viste por primera vez en las oficinas de JYP y no te atrevas a decir que no.
-Ella tiene razón – obviamente Sana iba a estar de su lado.
-Recuerdo la forma en que la mirabas y la admirabas. Nayeon era la más famosa entre nosotras cuando éramos aprendices. Que con el pasar del tiempo hayas podido mantener eso oculto, a tal punto, que nunca te diste cuenta que ella se moría por ti es otra cosa. Nayeon te amo, te espero aun sabiendo que todo lo malo que te paso en San Francisco quizás, sólo quizás, haya sido por su culpa y cuando, por fin regresaste, venías emparejada conmigo, con una relación de un año y meses. Ella seguía estando. Incluso, respeto que estuviéramos juntas aunque le doliera el alma verte de la mano conmigo, saber que dormíamos juntas.
-Mina... - Sana trató de detenerla pero ella no lo haría. Creo que era el momento que Mina había estado buscando para terminar de soltar lo que tuvimos juntas.
-No creas que no me daba cuenta lo vacías que te sentías después de hacer el amor conmigo, las noches que pasaste en vela pensando en ella, tus caminatas con una copa de vino mientras, según tú, yo dormía exhausta por la increíble follada que me habías dado. No te estoy sacando en cara eso porque, a mí me pasaba lo mismo cada vez que terminábamos de hacer el amor. Mi cabeza sólo podía pensar en porque no era Jeongyeon y tenías que ser tú. Agrandamos nuestra relación a tal punto, que hicimos costumbre ese tipo de cosas. Si tienes miedo a salir dañada, lamentablemente eso nunca lo sabrás hasta que intentes algo.
-¿Ustedes dos terminaron bien? – preguntó Sana.
-Si – respondimos al unísono.
-Ok, no pregunto más – Mina sonrió y yo también – pero, lo que te está diciendo Mina es verdad. Debes intentarlo, por ti y por Nayeon. Te fuiste a vivir con ella sin siquiera responderle esa pregunta.
-Creo que en el fondo ella sabe que mi respuesta es un sí, sólo, sólo que esta vez, yo soy la que tiene miedo.
-Deberías ir a casa, besarla, hacerle el amor y decirle que si te quieres casar con ella – sonreí, realmente echaría de menos este tipo de cosas - ¿Cuándo te vas Mina?
-Aún no lo sé, pero no creo que sea más de un mes – todas nos quedamos mirando – no se pongan sentimentales porque no aguantaré y me pondré a llorar – todas reímos.
-Quiero hacer mi despedida de soltera antes que te vayas.
-¿Qué tienes planeado? – pregunté.
-Quiero que estén todas las chicas, alcohol, música, comida, bailarinas exóticas.
-¡Oh Dios! Dahyun te matará – dijo Mina.
-No me importa, realmente quiero disfrutarlo.
-Bueno, tienes hasta final de este mes para hacerlo, antes que se vaya Mina.
-Les avisaré, se los prometo.
El almuerzo continuo entre risas y recuerdos. Era imposible no recordar algunas cosas memorables que nos habían ocurrido durante este viaje tan largo que habíamos vivido como grupo. Sabíamos que Twice no se estaba separando pero, aun así las tres sabíamos que no volveríamos a pisar un escenario las 9 juntas durante bastante tiempo.
Después del almuerzo con las chicas me fui directamente a casa. Iba con la adrenalina a mil por hora, tenía ganas de ver a Nayeon, de besarla y abrazarla, de gritarle que lo único que quería era casarme con ella, ser su mujer y que ella fuera la mía.
-Llegue – grité cuando entré a la casa pero nadie contesto. Pude sentir el sonido de la ducha que provenía desde el segundo piso. Mientras subía esas escaleras iba sacándome prenda por prenda, hasta que, al estar frente a la puerta del baño estaba completamente desnuda. Abrí la puerta con cuidado y sentí como mi corazón comenzaba a latir con fuerza sólo con ver la silueta desnuda de Nayeon detrás del vidrio de la ducha. Su piel blanca era perfecta. Su cabello mojado caía por su espalda.
-¿Qué haces ahí de pie? – mi vista había bajado hasta sus piernas cuando sentí la voz de Nayeon.
-Observaba – ella sonreía mientras pasaba el jabón por su vientre.
-¿No quieres ver más de cerca? – solo sonreí y comencé a acercarme a la ducha. Abrí la puerta de vidrio y sentí el agua caliente caer encima de mis hombros – te extrañe – Nayeon rodeo mi cuello con sus brazos haciendo que nuestros pechos se juntaran.
-Si quiero – respondí.
-¿Qué es lo que quieres? – Nayeon parecía no entender.
-Im Nayeon, si quiero casarme contigo – Nayeon no dijo nada. Estaba en shock, noté como sus ojos se llenaron de lágrimas.
-¿Estás jugando conmigo?
-No, quiero casarme contigo amor.
-¡OH MI DIOS SOY DEMASIADO FELIZ!
Nayeon se lanzó a mis brazos. Su cabello olía a coco y su piel a vainilla. Sin duda alguna mis dos olores favoritos en este mundo. No paso mucho tiempo para que Nayeon fundiera sus labios en los míos y comenzáramos a crear una atmosfera llena de lujuria y erotismo adentro de nuestra ducha. Casi como si pudiera ver el futuro, sabía que este encuentro terminaría en la cama. Ella haciéndome el amor hasta que gritara su nombre y yo, haciéndole el amor hasta que sus piernas temblaran por fatiga. Así era nuestra amor, intenso, tan intenso que habían momentos en que estábamos exhaustas de tanto amarnos pero, siempre había una razón para volver a levantarnos y seguir caminando por nuestros sueños. Seriamos esposas, por fin, después de tantos años podríamos tener la estabilidad que tanto deseábamos.