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Si no les he dado dedicación pidanla aquí :)
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La maleta de Harry descansaba a lado de la puerta.
Estaba a un día, a sólo un día de que se fuera de su vida para siempre. No sabía cómo sentirse al respecto. Había renegado del alfa por un mes entero, pero ahora a unas horas de su partida se sentía vacío que nada podía llenar.
Y ese no era su único problema, también le frustraba la situación de su nido. Por más que lo intentaba no había logrado avanzar nada. Continuaba igual de feo e incómodo, todos sus esfuerzos parecían inútiles. Faltaba poco para el nacimiento de su cachorro y no encontraba la puerta para terminar con su angustia.
Parecía que su bebé no tendría un lugar donde crecer y descansar. Esa pensamiento lo mantenía sumido en una nube de tristeza.
El chocar de la porcelana y el aroma a jabón captaron su atención. Se suponía que estaba solo, a menos que un ladrón hubiera entrado y decidiera limpiar el montón de platos que no había lavado, no podía encontrar otra explicación. Se levantó con dificultad y fue a la cocina usando un paraguas como arma.
No sé trataba de ningún ladrón, por lo menos no de uno que le hubiera robado algo material, sin embargo en lo sentimental…
Harry se encontraba frente al lavado. Tenía la camisa arremangada hasta los codos, algunos rizos se escapaban de su coleta y sus manos estaban sumergidas en una enorme montaña de jabón. Intentaba quitar la comida pegada en un sartén, a pesar de su esfuerzo, no parecía tener mucho éxito.
Louis frunció los labios cuando se acercó a él.
— ¿Qué demonios haces?
— Lavo los trastes — dijo señalándose a si mismo— ¿No es obvio?
—Eso ya lo vi, lo que yo me pregunto es porque lo haces tan mal— Louis saco el sartén del agua y lo colocó en la barra—Primero se lavan los vasos, después los platos y por último la ollas y sartenes.
—Lo siento, no vi un tutorial de cómo hacerlo.
—Eso ya lo note— Louis inspeccionó todo en busca de un error, no tardó mucho en encontrarlo—Además te acabaste media botella de jabón, es suficiente con unas gotas.
Harry hizo un puchero.
— Me gusta la espumita.
—Como sea— él omega lo empujó hasta ocupar uno de los dos lavados—Empezaremos por algo sencillo. Tú enjuagas y yo la lavo. Sólo tienes que asegurarte que todo esté libre de jabón ¿Comprendiste?
Harry llevo sus dedos a su frente y después los apartó.
—A sus órdenes, omega bonito.
Louis estuvo a punto de reprenderlo, pero se quedó callado. Decidió aceptar el cumplido. Esa sería la única ocasión en que lo haría.
Los siguientes minutos los pasaron entre jabón, agua y mucha espuma.
Sus caderas se tocaban de manera casual, no siempre lo hacían de manera accidental. A veces era uno de los dos el que se atrevía a tocarse aunque sólo fuera por unos segundos. También noto que Harry lo miraba más de lo necesario, sus ojos lo recorrían de arriba a abajo con una leve sonrisa que le hizo sentir un cosquilleo en el vientre, definitivamente eso no lo había provocado el bebé.
Él alfa carraspeó para sacarlo de sus pensamientos.
—¿Puedo preguntar algo?
—No, tu enjuaga.
—Por favor — Harry le dio un leve golpe con la cadera — di que si.
Louis rodó los ojos.
—¿Qué quieres saber?
—¿Tú cachorro es un niño o una niña?
—Un niño— Louis le pasó un plato y alzó una ceja— ¿Eso era todo?
Harry negó con la cabeza.
—Nop, tengo muchas dudas sobre ti. Pero empezaré por lo que más me causa curiosidad —él alfa hizo una pausa dramática— me interesa saber porque tú alfa no...
—¡Por Dios! —exclamo Louis. Estiro sus manos para tomar un plato con unas cuantas motas de jabón. Casi eran insignificantes, pero le ayudarían a cambiar el tema de conversación— De verdad no sabes lavar trastes.
Harry le quitó el plato y lo sumergió en el agua.
—Es la primera vez que lo hago, no me juzgues.
—¿Es en serio? —dijo alzando una ceja—Creí que en las casas hogar ponían a los niños a hacer los quehaceres. Es lo que he escuchado.
—Escuchaste bien. Pero el orfanato donde yo estaba era dirigido por un montón de ancianos, para ellos lavar platos es trabajo de omegas. Yo me encargaba de hacer otras cosas, como cortar leña, sacar la basura y matar arañas —Harry hizo una mueca— Malditas arañas, detestaba cuando me obligaban a matarlas.
—¿No te podías negar a hacer esas cosas?
—Claro que podía. Pero cada vez que me negaba me daban una paliza con un palo — Harry rio sin ningún atisbo de felicidad — a esas cosa la llamaban la varita del amor.
Louis hizo una mueca.
—Creo que no es un buen lugar para crecer.
—No lo es— respondió Harry con un aire nostálgico— ningún niño merece vivir en esas condiciones.
Louis asintió y llevo las manos a su vientre. Trato de contener la pregunta que se asomaba en su lengua, pero le fue imposible.
—¿Nunca pensaste en buscar a tus padres biológicos?
—Lo hice después de ser demasiado grande para el orfanato— Harry le dio una sonrisa— No me fue muy bien.
—¿Qué sucedió?
—Nada, solamente que nadie le gusta que sus errores le toquen a la puerta y los llamen mamá y papá.
—¿Ellos no quisieron saber nada de ti?
—Ambos tienen familias y vidas perfectas ¿Porqué querrían hacerse cargo de un hijo que no desearon?
Una mueca deformo los labios del omega.
—Lo siento.
—No te lamentes. Después del asunto de mis padres vague por todo Londres, he vivido y conocido muchas personas— Harry le guiño un ojo—aunque jamás me involucró demasiado.
Louis frunció el ceño.
—Eso es un poco triste.
—No lo es. Ya es un tema superado.
—Me sigue pareciendo algo lamentable— él omega lo miró con pena— nunca has tenido un verdadero hogar.
—Supongo que no—Harry se encogió de hombros con indiferencia, pero pudo ver una sombra de tristeza en sus ojos. Desapareció tan pronto como llegó — En fin, cuéntame más sobre ti ¿Cuando es tu cumpleaños?
—Es hoy.
Harry soltó de golpe el sartén en sus manos.
—¿Éstas bromeando, verdad?
—No, no tengo ningún motivo para hacerlo. Mi cumpleaños es hoy.
Él alfa lo miró indignado.
—Debiste decírmelo antes, él cachorro y yo te hubiéramos hecho una fiesta sorpresa.
—No importa— Louis tallo una cuchara para disimular el sonrojo en sus mejillas— Además te marcharas hoy. No hay tiempo para festejar.
Él alfa le dio una sonrisa. Sus manos se acariciaron cuando tomaron el mismo plato.
—Siempre hay tiempo para una fiesta y más para celebrar el día que un hermoso omega llegó al mundo.
Louis lo miró boquiabierto, Harry le dio un rápido beso en la mejilla y salió por la puerta con su guitarra en la mano.
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Louis estaba tocando fondo.
Lo sabía por el sentimiento que le oprimía el pecho y el temblor que sacudía sus manos.
Se encontraba en el mismo lugar en el que había pasado todo su embarazo. El rincón del vestíbulo a lado de las fotografías de su feliz pasado y recostado sobre su triste presente. Su omega buscaba con desesperación un aroma, uno que lo tranquilizara y lo hiciera sentir como en casa. No podía obtener mucho entre las sábanas frías.
Gimoteo un poco cuando quiso reprimir un sollozo. El sonido rebotó contra las paredes de toda la casa, pero nadie respondió a su llamado. Nada podía terminar con su tristeza.
—Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querido Louis...
Él omega alzo la cabeza. Lo primero que vio fue una luz, un cálido fuego que iluminaba los hoyuelos de Harry mientras se acercaba. Él alfa se inclinó hacia él sosteniendo un plato con pan tostado y mermelada. Louis llevo las manos a su vientre, su cuerpo comenzó a relajarse mientras escuchaba la ronca voz entonar una canción de cumpleaños sólo para él.
Abrió los ojos hasta que Harry termino con la melodía. Él rizado lo observaba con ojos brillantes y felices.
—Las propinas no fueron muy buenas el día de hoy, no recaude el suficiente dinero para un pastel —él alfa le dio una sonrisa de disculpa— Pero no te preocupes, tenemos pan con mermelada para celebrar.
Louis frunció los labios en un intento de no llorar.
—G-gracias.
—No agradezcas —dijo apartándole el flequillo de la frente — pide un deseo antes de que la vela se apagué.
Louis asintió y se hinco frente al alfa. Uso el poco aliento que le quedaba y soplo con fuerza. La llama se extinguió dejando un fantasma gris flotando entre ellos.
Harry aplaudió con entusiasmo, el omega sonrió y disfruto de lo perfecto que era todo. Las cálidas sonrisas, el árbol navideño y el dulce sabor de la mermelada en su boca. Podía congelarse y no le importaría vivir ese momento para siempre.
Él alfa tocó su mano para llamar su atención.
—¿Puedo saber cuál fue tu deseo?
—No puedo decírtelo— dijo Louis con una sonrisa burlona asomándose en sus labios— no se cumplirá si te lo digo, son las reglas.
—No le diré al hada madrina que me lo contaste— Harry le guiño un ojo— lo prometo.
Louis suspiro y acarició su enorme barriga. Observo los ojos ansiosos de Harry y soltó un suspiro. Su deseo más profundo no era ningún secreto y no cambiaría nada si lo decía en voz alta.
—Pedí un nido para mi cachorro—dijo con la vista fija en el suelo— Eso es todo lo que quiero.
Harry asintió con su rostro más serio que nunca y acarició la mano del
omega.
—¿Puedo hacerte una última pregunta?
—Supongo que si, ya me hiciste todo un interrogatorio.
Louis soltó una carcajada, pero el alfa no lo acompaño. Sus ojos serios comenzaron a ponerlo de nervios.
—¿Qué clase de alfa deja solo a su omega durante tanto tiempo?
Harry lo miró esperando una respuesta, Louis apartó su mano de la del alfa.
—No es asunto tuyo.
— Se que no lo es, pero todo esto me parece absurdo — Harry se cruzó de brazos— Si tú fueras mi omega yo no te dejaría ni a ti ni al cachorro. No se que clase de viaje importante tuvo que hacer, pero creo que nada vale lo suficiente para perderse el cumpleaños de su omega y el nacimiento de su cachorro.
Louis negó con la cabeza sintiendo como el mundo se venía encima.
— Detente...
—No voy a callarme. Mereces algo mejor que buscar calor entre un montón de sábanas frías. Estás a punto de dar a luz y el ni siquiera te ha fabrico un nido —Harry negó con la cabeza— eso habla mucho del tipo de alfa que es.
—No lo conociste por lo tanto no tienes derecho a opinar—Louis se abrazó a si mismo buscando un poco de consuelo— Él era muy buen alfa y...
—¿Era? —pregunto Harry desconcertado.
Louis se rompió.
Se quedó callado sintiendo las lágrimas caer por su rostro, dejó que sus mejillas se empaparan con su tristeza y soltó los sollozos que había guardado por tanto tiempo. Harry lo tomo de las mejillas obligándolo a verlo a los ojos.
—¿Por qué siento que tu alfa no va a volver?
—Por que no va a hacerlo. Él no me hará un nido, no bajará el árbol de navidad y nunca cargará a su cachorro— Louis respiro intentando que su voz no sonará rota, pero le fue imposible— Él está muerto.
Harry lo miro horrorizado.
—Louis, yo…
Él omega escapo de sus manos antes de que pudiera tocarlo. Louis se acurrucó contra su nido y lloró con fuerza. Cada uno de sus sollozos fueron un golpe directo a él corazón del alfa, quería tocarlo y consolarlo como aquella noche.
—Bebé —llamo con suavidad— ¿Puedo entrar a tu nido?
Harry lo observó esperanzado, pero Louis negó con la cabeza.
—Por favor, amor. Prometo que te haré sentir mejor.
—N-no quiero.
Harry hizo ademán de entrar, Louis de inmediato hizo su cuerpo hacia atrás para que no pudiera tocarlo. Casi parecía fundirse con la pared y las sábanas. El mensaje era claro, no lo quería cerca.
Él alfa suspiró y se levantó para marcharse.
Louis apenas lo pudo ver entre las Miles de lágrimas que salían de sus ojos. Todo era confuso y borroso. Era un ave perdida en medio de una tormenta, no conocía el camino a casa ni la forma de sanar su corazón. Estaba solo.
Una suave melodía llegó a sus oídos.
No era necesario tallar sus ojos para identificar la larga figura de Harry caminando hacia él. Sus dedos se encontraban sobre la guitarra entonando una canción de cuna. Louis no había escuchado esa melodía desde que era un bebé, pero aún tenía el suficiente peso para calmarlo. Sus sollozos se convirtieron en gimoteos y las lágrimas sólo fueron un recuerdo sobre sus mejillas. Su corazón se sentía cálido, pero aún tenía algunos trozos de hielo incrustados en el.
Harry se puso de rodillas y depósito la guitarra en el suelo. Sus ojos lo recorrieron de arriba abajo con un mirada suplicante.
—¿Puedo entrar a tu nido?
Louis asintió y se hizo a un lado para dejarlo pasar.
Harry se dejó caer sobre las sábanas duras. Louis no perdió el tiempo, se sentó en su regazo y se acurrucó contra su pecho dejando que lo marcará con su aroma. Los latidos de su corazón eran la mejor canción que podía escuchar.
—Tócame aquí—Louis tomo la mano del alfa y la colocó sobre su vientre— por favor.
Harry obedeció. Llevo ambas manos al vientre del omega y lo acarició con suaves círculos. Sólo pudo sonreír cuando el cachorro golpeo la punta de sus dedos, eso era lo que había anhelado desde que vio a Louis por primera vez. Sentir su vientre era más hermoso de lo que imagino.
Él omega se durmió entre el tacto de sus manos y las palabras de aliento que le susurró. Inclusive el cachorro dejó de moverse unos minutos después. Aún así no detuvo sus caricias, continúo con los suaves círculos hasta que miró el reloj.
Era tarde, ya debía irse.
Tomo al omega en sus brazos y lo llevó cargando hasta su habitación. Lo recostó sobre la cama, le quitó los zapatos, pero decidió dejarle los calcetines. Lo arropo con delicadeza y dejó un beso sobre su mejilla.
—Adiós, Louis.
Se fue de la habitación y miro una última vez al dulce omega embarazado.
Mientras bajaba por las escaleras no pudo evitar pensar en los recuerdos, a pesar del poco tiempo que permaneció ahí, obtuvo un montón de memorias que llevaría con él para toda la vida. Las risas, los enfados y la hermosa sonrisa de Louis.
Harry tomo su maleta y abrió la puerta.
Sus ojos se dirigieron al rincón del vestíbulo. Él nido inspirado en Picasso seguía ahí y nadie haría lo posible por perfeccionarlo. Louis y él cachorro aparecieron en su mente, la idea de que no tuvieran un lugar donde sentirse seguros le revolvió el estómago. No fue muy difícil tomar una decisión, les daría un último regalo.
Soltó su maleta y se dirigió al nido.
Iba a trabajar toda la noche, pero valdría la pena.
Can you be my...?
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Penúltimo capítulo.