Liberación | EN FÍSICO |

By kiwii1004

3M 286K 68.1K

Después de haber conseguido dejar el café atrás, Kelsey Davenport tendrá que lidiar con los nuevos problemas... More

Advertencias + Sinopsis
👑🌹 Capítulo 1
👑🌹 Capítulo 2
👑🌹 Capítulo 3
👑🌹 Capítulo 4
👑🌹 Capítulo 5
👑🌹 Capítulo 6
👑🌹 Capítulo 7
👑🌹 Capítulo 8
👑🌹 Capítulo 9
👑🌹 Capítulo 10
👑🌹 Capítulo 11
👑🌹 Capítulo 12
👑🌹 Capítulo 13
👑🌹 Capítulo 14
👑🌹 Capítulo 15
👑🌹 Capítulo 16
👑🌹 Capítulo 17
👑🌹 Capítulo 18
👑🌹 Capítulo 19
👑🌹 Capítulo 20
👑🌹 Capítulo 21
👑🌹 Capítulo 22
👑🌹 Capítulo 23
👑🌹 Capítulo 24
👑🌹 Capítulo 25
👑🌹 Capítulo 26
👑🌹 Capítulo 27
👑🌹 Capítulo 28
👑🌹 Capítulo 29
👑🌹 Capítulo 31
👑🌹 Capítulo 32
👑🌹 Capítulo 33
👑🌹 Capítulo 34
👑🌹 Capítulo 35
👑🌹 Capítulo 36
👑🌹 Capítulo 37
👑🌹 Capítulo 38
👑🌹 Capítulo 39
👑🌹 Capítulo 40
👑🌹 Capítulo 41
👑🌹 Capítulo 42
👑🌹 Capítulo 43
👑🌹 Capítulo 44
👑🌹 Capítulo 45
👑🌹 Capítulo 46
👑🌹 Capítulo 47
👑🌹 Capítulo 48
👑🌹 Capítulo 49
👑🌹 Capítulo 50
👑🌹 Capítulo 51
👑🌹 Capítulo 52
👑🌹 Capítulo 53
👑🌹 Capítulo 54
👑🌹 Capítulo 55
👑🌹 Capítulo 56
👑🌹 Capítulo 57
👑🌹 Capítulo 58
👑🌹 Capítulo 59
👑🌹 Capítulo 60
👑🌹 Epílogo

👑🌹 Capítulo 30

50.1K 4.2K 388
By kiwii1004

El sonido del claxon de un coche provoca que alce la mirada en el instante que pongo un pie fuera de comisaría. Un automóvil de color rojo es lo que puedo divisar al hacer esta acción, justo al ras de la acera. Y, en el momento en el que me fijo en la ventanilla del piloto, Andriu aparece en mi campo de visión saludándome con un simple y corto gesto de su mano.

Ya veo que se están tomando muy en serio esto de no dejarme sola.

Me acerco al coche a un paso rápido, ya que el frío que hace me está congelando la cara y no estaría mal buscar el calor de la calefacción ahí dentro. Una vez que he llegado, no tardo en rodearlo por la parte delantera hasta estar enfrente de la puerta del copiloto. Tras abrirla, me siento en mi respectivo sitio y la vuelvo a cerrar para evitar que la temperatura de aquí se mezcle con la del exterior.

—Abróchate el cinturón y vayámonos. Ann no sabe que le he quitado el coche —me dice, riéndose ante su última frase.

Hago lo que me pide sin poder evitar sacar una sonrisa de mi parte a la luz. Hecho esto, desvío la vista hacia la pelo azul y, en ese instante, mis ojos se abren un poco más de lo normal al presenciar su nuevo aspecto. De lejos ni siquiera me había percatado.

Su cabello sigue estando azul, pero, esta vez, está mucho más corto que antes. Se ha rapado la cabeza, aunque no de una forma muy drástica. El lado derecho de la misma, tiene el pelo ligeramente más largo que el lado contrario, haciéndole una especie de flequillo.

—¿Querías parecerte a mi gata? —cuestiono en tono de burla.

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que hice de rabiar a alguien, ya lo estaba echando de menos. Sus ojos color avellana se achinan y su ceño se frunce como respuesta, transformando su mirada en una que habría conseguido asustarme en el tiempo en el que aún no la conocía de verdad. Ahora, lo único que logra, es arrebatarme una carcajada.

—Andriu, me encanta —confieso—. Te queda bien.

Ella rueda los ojos al mismo tiempo que los fija en el frente.

—Tú y tus bromas... —comenta mientras niega lentamente con la cabeza—. Gracias.

Amplío la sonrisa en mis labios, estiro mi brazo izquierdo y le alboroto un poco el pelo; esto hace que ella suelte un sonoro suspiro y que, al rato, se comience a reír. En cuanto dejo de fastidiarla con cariño, la pelo azul arranca el motor del coche y comienza a acelerar de a poco hasta despegarse del borde de la acera. Una vez en la carretera, conduce hasta nuestro destino: la casa de Axel.

Me recuesto en el respaldo de mi asiento, dejando que el calor de la calefacción del automóvil me inunde el cuerpo. Al poco tiempo, ya puedo sentir las mejillas. Decido cerrar los ojos por unos segundos, hasta que un olor a comida entra por mis fosas nasales y hace que mis tripas comiencen a protestar por la falta de alimento en mi estómago. Despego los párpados y sigo la trayectoria de ese aroma hasta dar con unas bolsas de una hamburguesería en los asientos traseros.

—¿Y estas hamburguesas? —inquiero.

Dirijo la vista hasta a ella mientras vuelvo a colocarme en mi sitio en condiciones. Ella, sin apartar los ojos de la carretera, empieza a hablar.

—Pues... Fred y Jayden querían encargarse de la cena y... Axel no se fía de ellos. Cree que pueden liarla y que nos quedemos sin comida esta noche —explica de forma divertida—. Y la verdad es que yo pienso igual. Nunca han sido buenos cocineros, no sería la primera vez que lo arruinan. Un día, cuando teníamos quince años, unas semanas antes de que tuviéramos que hacer esa dichosa novatada, fuimos a casa de Fred a pasar la noche. Jayden se ofreció a hacer unas pizzas. Se confundió, y en vez de meterlas en el horno las metió en el lavavajillas. Acabaron llenas de agua. —Se ríe.

Suelto una breve risotada ante sus palabras.

A veces se me olvida que todos ellos se conocen desde mucho antes, incluso se me hace raro escucharles hablar sobre anécdotas de cuando eran amigos, pero también me gusta. Me gusta ver que se han reconciliado, que vuelven a ser los mismos niños que crearon un grupo tan leal como lo son sus corazones. Ahora, hasta me siento parte de ellos, como si fuéramos una pequeña familia feliz.

—¿Cómo es que no se dio cuenta? —Arrugo la nariz con curiosidad.

—No es ningún secreto que Jayden necesite gafas. —Niega con la cabeza—. Está utilizando lentillas porque dice que se ve horrible con gafas. Es idiota. —Sonríe con ternura.

Me quedo unos instantes observándola, viendo como su rostro se va tiñendo de un rojo suave. Aparto la mirada de ella y la poso en el frente. Justo en ese momento, un semáforo se pone del color de las mejillas de Andriu, por lo que el coche no tarda en pararse.

—Tampoco es ningún secreto lo que sentís el uno por el otro —declaro.

El silencio reina en el lugar al pronunciar esta frase. Me atrevo a mirarla para poder ver la reacción que está teniendo; noto como su sonrisa se va ensanchando de a poco, hasta que se ríe de una forma muda.

—Lo sé... —Suspira con nostalgia—. ¿Sabes? Estuvimos saliendo por un tiempo.

Arqueo las cejas levemente y, a continuación, me giro unos cuantos centímetros hacia la izquierda para poder prestarle mayor atención al relato que espero que cuente. Ella se da cuenta de mi acción, por lo que se permite echarme una rápida mirada entre risas.

—No esperes que te cuente una conmovedora y larga historia, porque no la hay —sigue hablando, volviendo a posar sus ojos a donde le corresponde—. No duramos mucho tiempo siendo novios. Él me dejó.

Frunzo el ceño un tanto confundida. Al parecer, el semáforo se pone en verde, ya que Andriu no tarda en acelerar con lentitud para seguir con nuestro trayecto.

—Y... bueno... yo quise volver a intentarlo, pero Jayden no. No quería tener nada conmigo —añade en un hilo de voz apenas audible.

—No lo entiendo, se nota que él...

—Lo sé.

—Entonces, ¿por qué...?

—Por lo mismo de siempre —interrumpe, acompañando sus palabras con un leve suspiro—. Por miedo.

Al decir esto, ella borra todo rastro de felicidad en su rostro. La sonrisa que tenía plantada en la cara instantes atrás, desaparece de forma inmediata. Esto hace que me percate de que ella, a lo mejor, no quiere seguir hablando del tema, por lo que no digo nada más al respecto.

El resto del camino, transcurre en silencio.

🐈

Cuando llegamos a la planta en la que reside Axel, ambas caminamos hacia la puerta que corresponde a su piso. Apenas he salido del coche y mis mejillas ya vuelven a estar congeladas; estoy segura de que mi nariz está colorada debido a la temperatura que hace en el día de hoy. Ni siquiera en el interior del edificio podemos entrar en calor, creo que hace incluso más frío que fuera. Al menos, las bolsas con las hamburguesas que llevo entre mis brazos y sujetándolas contra mi pecho, están algo calientes. Y eso, las partes de mi cuerpo que está en contacto con ellas, lo agradecen.

En el instante en el que nos posicionamos enfrente de la puerta, Andriu se gira unos centímetros en mi dirección y deja las bolas que ella llevaba, encima de las que llevo yo. Esto provoca que mi visión se vea entorpecida por estas, por lo que no veo nada más allá del logo de la hamburguesería. A este paso me caigo y nos quedamos sin comida.

—Oye... —me quejo.

—Aguanta ahí —pide entre risas.

No aseguro nada.

Escucho unos pequeños golpecitos, por lo que supongo que Andriu ha hecho chocar sus nudillos contra la madera de la puerta. Afino el oído y me quedo a la espera de que me quiten las bolsas de encima para yo poder ver lo que me rodea. Pero nada de eso pasa, solo puedo llegar a oír como la puerta se abre y como los gritos de Fred y Jayden resuenan por el lugar. Parecen estar discutiendo de algo que no soy capaz de llegar a entender, debido a que sus voces están demasiado mezcladas para que yo pueda sacar algo de ahí.

—¿Se puede saber qué les pasa? —inquiere la pelo azul.

—Casi me queman la cocina. Discuten sobre quien tiene la culpa de ello —responde la voz de Axel, al mismo tiempo que suelta un suspiro de cansancio.

Andriu murmura algo para sus adentros y, a continuación, escucho unos pasos alejándose de mí. Esto me dice que ella ha entrado ya en casa y que se ha olvidado de que yo sigo aquí sin mover ni un solo músculo para evitar que todo se precipite hacia el suelo.

Intento mover mi cabeza hacia el lado izquierdo, con la intención de poder ver lo que tengo en frente y así poder avanzar sin causar un desastre. Pero apenas lo hago, y las bolsas se tambalean entre mis brazos. Mierda.

—No... no, no. —Jadeo, haciendo malabares para impedir lo ya predecible.

Justo en el instante en el que siento que no voy a poder aguantar más, unas manos toman las bolsas que me estorban de encima. Esto consigue que yo recupere el equilibrio y que un suspiro de alivio salga de mis adentros de forma apresurada. Axel aparece ante mis ojos, con una sonrisa divertida en sus labios.

—De nada —me dice con burla, mostrándome las bolsas que él ha salvado de un trágico final.

—Gracias. —Le sonrío de vuelta.

Sus ojos se quedan fijos en mi rostro por unos segundos que se me hacen eternos. Ni siquiera se molesta en decir alguna palabra, y eso consigue ponerme un tanto nerviosa. Arrugo el cejo y le miro con cierta confusión. Él, al ver mi expresión, comienza a reírse. Sigo sin comprender nada.

—Pareces un payaso. —Es lo único que dice.

Acto seguido, me da un pequeño toque con su dedo índice en mi nariz, aclarándome así a lo que se refiere. Confirmamos. Tengo la nariz como un tomate.

Como un acto reflejo, escondo mi rostro entre las bolsas. Me ha dado tal vergüenza que ya no quiero mostrar mi nariz de Rudolf. Cuando se trata de esa pequeña parte de mi cuerpo, siempre me pongo así. No me gusta.

Williams suelta una sonora carcajada.

—No te escondas, a mí me parece muy mona —confiesa sin quitarme la vista de encima.

Arqueo las cejas y le observo expectante. A los pocos segundos, siento como el calor se me va subiendo a las mejillas. Ay, mi madre. ¿Pero qué me pasa?

—¡Hey, tortolitos! —La voz de Ann se hace presente en el lugar.

Levanto la cabeza de mi escondrijo y miro hacia el interior de la casa de Axel; él, se da la vuelta y posa los ojos en la pelirroja que nos mira con las manos sobre sus caderas, como si de una madre enfadada se tratase.

—No quiero interrumpir, pero... tengo hambre —continúa hablando.

—Yo también —interviene Phillip.

El niño aparece detrás de la pelirroja con los brazos cruzados sobre su pecho. Su ceño está fruncido y sus mofletes hinchados con aire; parece estar molesto y no de forma fingida.

Parpadeo un par de veces ante sus palabras y, luego, miro las hamburguesas entre mis brazos. Con la intención de no hacer esperar más tiempo al personal hambriento que hay en el lugar, entro en el piso de mi novio y le paso las bolsas a Ann. Ella las recibe con una sonrisa que me hace ver las ganas que tiene de empezar a comer.

Escucho como Axel cierra la puerta a mi espalda y, al rato, siento como se posiciona a mi lado. Su hermanito se le acerca y Williams le pasa las bolsas que lleva él. Lipy las recibe con impaciencia y sale corriendo hacia el salón para dejarlas sobre la pequeña mesita de centro. Ann hace lo mismo, pero aun paso más normal que el de el niño.

—¡Fuiste tú quien echó agua al aceite caliente! —chilla Fred, saliendo de la cocina junto a Jayden y Andriu.

El moreno asesina con la mirada al dilatas, quien arquea las cejas y muestra indignación en la expresión de su cara.

—¡Estaba saliendo fuego de ahí! —se defiende este—. ¡Perdón por querer evitar un incendio!

—¡Casi provocas uno mayor! —le echa en cara el novio de la pelirroja—. ¡Y por poco nos quemamos vivos todos!

—¡No hubiese pasado nada de esto si hubieses estado vigilando el condenado aceite! —contraataca Jayden.

Fred da un paso hacia el dilatas y hace el ademán de agarrarle por el cuello de la camisa, pero la pelo azul se mete en medio de ambos antes de que se enzarcen.

—¡Tenéis la culpa los dos! —vocifera ella, notablemente cansada de la pelea—. Basta ya, idiotas. Que sois unos idiotas.

El lugar queda en completo silencio mientras ambos chicos no dejan de observarse de forma fulminante. Andriu los empuja para alejarlos, sin bajar la guardia en ningún momento. Es posible que los dos vuelvan a encararse en cuanto vean la oportunidad.

—Es la última vez que dejo que estos dos patanes cocinen en mi casa —habla Axel en un tono de voz serio.

Dirijo la mirada hacia a él; tiene los brazos cruzados sobre su pecho y el ceño ligeramente fruncido. Está cabreado por lo que ha pasado, y no me extraña. Han podido liarla parda. Qué buena manera de empezar la Navidad, eh.

—Como no os deis prisa, Phillip y yo nos comeremos todas las hamburguesas —nos advierte la pelirroja.

Ella se encuentra sentada en el sofá junto con Lipy, ambos con una hamburguesa entre sus manos y con, al menos, un mordisco visible. Sparkie aparece de repente en el lugar, atraído por el olor a comida. Este se sienta a los pies de su dueño y le mira con ojos golosos.

—Tengamos la fiesta en paz —susurra Jayden soltando un sonoro bufido.

Este se acerca a la mesita de centro y se sienta en el suelo para empezar a comer una de las hamburguesas restantes. Los que quedamos en pie hacemos lo mismo; Axel se sienta en el hueco libre del sofá, justo al lado de su hermanito. Fred, Andriu y yo en el suelo, ya que no quedan más sitios. El moreno al lado de la pelirroja, la pelo azul junto con el dilatas, y yo a la vera del que antes era un criminal.

Esto hace que me dé cuenta de todo por lo que hemos pasado durante este tiempo. Parece mentira que él fuese condenado por varios homicidios que no cometió, que me pusieran a mí como su vigía, acabásemos enamorándonos y con un juicio que consiguió limpiar su nombre. Aún me resulta difícil de creer, pero después de todo, aquí estamos. Peleando por conseguir la libertad que él tanto añora.

La cena transcurre en tranquilidad y con alguna que otra carcajada de por medio, debido a los chistes sobre lo ocurrido con el aceite. Durante ese tiempo, Phillip se ha comportado un tanto extraño; ha empezado a jugar con la comida como si de un niño más pequeño se tratase. Estoy empezando a darme cuenta de que está desarrollando una actitud un tanto fuera de lo común. Tal vez es de esto de lo que me quiere hablar Axel.

En el instante en el que terminamos de comernos las hamburguesas, Fred y Axel hacen el ademán de levantarse para empezar a recoger la mesa. Sin embargo, el repentino sonido de un teléfono móvil, les hace frenar. El teléfono, al parecer, pertenece a Jayden, ya que este se lo saca de uno de los bolsillos de sus pantalones vaqueros. Él observa la pantalla con una seriedad aplastante y, segundos después, sus ojos se abren de par en par, poniéndonos a todos alerta.

El dilatas nos hace un gesto con su mano para que guardemos silencio, después, se levanta del suelo y se dirige de forma apresurada hacia el cuarto de baño. Tras cerrar la puerta, los presentes en el salón nos miramos con confusión. Trago saliva con nerviosismo en el momento en el que pasa por mi cabeza el pensamiento de que esa llamada esté relacionada con los Árticos. De hecho, dada su reacción, creo que eso es lo más posible.

Los minutos pasan y no tenemos noticias de Jayden. Él no sale del baño todavía y eso consigue alterarme aún más. Y no solo a mí; a Ann parece haberle salido un tic en la pierna, porque no para de moverla de arriba hacia abajo. Andriu ha empezado a mordisquearse una de sus uñas, Fred está absorto en sus pensamientos, Axel está atento a la puerta del cuarto de baño; a la espera de que el dilatas salga de ahí. Y Phillip, simplemente, nos mira a cada uno de nosotros sin saber muy bien lo que ocurre.

Al poco tiempo, un Jayden con cara de haberse topado con un fantasma aparece en nuestro campo de visión. Este se acerca a nosotros con pasos lentos y con las manos temblando.

—¿Qué pasa? —quiere saber Andriu en un hilo de voz apenas audible.

El lugar está tan en silencio que puedo llegar a escuchar cómo Jayden traga saliva. Él eleva la vista hacia nuestra persona.

—Estáis en el listado de traidores. Me han pedido que os mate —responde sin más.

Con solo esa frase, nuestra noche se desmorona.

Continue Reading

You'll Also Like

3.2K 422 11
El anime de My hero academy, y Darling in the Franxx no son míos todos los derechos a sus creadores como las imágenes,videos,y música que use todos l...
2.9K 288 24
Alaska Klein es una chica normal o bueno eso ha creído toda su vida. Ella estudia medicina porque anhela en un futuro poder salvar vidas. Tiene un c...
51.5K 3K 18
Un izuku con la gomu gomu
79.2K 2.5K 59
Laura es una chica española de 21 años, que después de haber sufrido un duro golpe por el caprichoso destino, decide escapar rumbo a Londres donde se...