Los Besos Robados de Bridget...

Av darlis_steff

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Durante mucho tiempo Bridget y Keith han andado uno alrededor del otro, dando vueltas alrededor de un círculo... Mer

Los Besos Robados de Bridget
Prólogo
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo cuatro
Capítulo Seis
Capítulo siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capitulo Diez
Capítulo once
Capítulo Doce
Capítulo Trece
Capítulo Catorce (Penúltimo capítulo)
Capítulo Quince (Final)
Epílogo
Agradecimientos
Publicación, disponible en librerías

Capítulo Cinco

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Av darlis_steff

CAPÍTULO CINCO

Keith

11 de Mayo, 2008

Simplemente yo no puedo dejar de ver el crecido vientre de mi hermana, es demasiado sorprendente. La nenita, la niña a la que he llamado toda mi vida Cabeza de Zanahoria... mi Kae esperando un bebé. Un bebé de un ser al que el adjetivo "hombre" le queda demasiado grande. He visto en el ultimo par de meses a Kae llorar, y verla de ese modo me parte el corazón.

Kaethennis está llorando, alegando que se ve gorda y yo no puedo negarlo, mi hermana está enorme, no puedo creer aún que ella esté embarazada.

—Yo realmente voy a matar a ese bastardo cobarde cuando lo vea —murmuro entre dientes, viendo como solloza. Él es tan mierda como para no hacerse cargo del niño que ayudó a crear. Odio la idea de que le diera la espalda, odio la idea de que la lastimara y la dejara sola.

Me acerco a Kaethennis y la abrazo con fuerzas mientras beso la coronilla de su cabeza, ella alza esos ojos grises de motitas verdes que se encuentran humedecidos. Me duele verla así, siento que esa mirada me lastima, lo que deseo en esta vida es felicidad para mi familia.

—¿Tú también me odias? ¿Me odias por querer darlo en adopción? —me pregunta con sus labios temblando, beso su frente y suspiro.

No creo que dar en adopción al niño sea la mejor opción, no me gusta la idea, pero no puedo tomar las decisiones por mi hermana, aun cuando soy su hermano mayor. Me gustaría poder obligarla a conservar al niño, prometerle que todo estará bien, pero la realidad es que no puedo.

No es mi elección, es la suya. Y si ella siente que es lo mejor, entonces no podemos interferir en su decisión.

—Creo que es una decisión que tú debes tomar. Bridget no te odia, ella solo esta cabreada por la noticia.

—Ella nunca se molesta conmigo, ni siquiera cuando supo que estaba encinta.

—Brid cree que eres capaz de hacer esto, yo también lo creo, pero no voy a obligarte a quedarte con el niño si no quieres.

—No es que no quiera... es solo que no puedo.

Aprieto mis labios para no contradecirla y decir en voz alta que lo que realmente pasa con ella es que no quiere que un niño sea el impedimento de su crecimiento personal y profesional, que se niega a responsabilizarse de sus actos. Es mi hermana y la amo con locura, pero hay serias fallas en ella en este preciso momento que me desilusionan.

Sin embargo es difícil ponerme en su posición, para ella tampoco debe de ser fácil y no es precisamente egoísta que ella quiera crecer profesionalmente en sus estudios, es sólo que considero que puede hacerlo con el bebé. Pero desde luego no estoy en sus zapatos y no sé realmente como se siente en este momento.

Me gustaría tener al bastardo de Jake frente a mí y cortar sus pelotas de manera dolorosa, asegurarme de que no deje su semilla por ningún lugar. Él nunca me gustó, desde el momento en que mi hermana me lo presentó como su "amigo" no lo toleré, pero fingí que me entendía con él y ahora mi hermana de diecinueve años está esperando un bebé de ese bastardo.

Echo un vistazo a la cocina y veo como mamá aprieta los labios, conteniendo las lágrimas. Han sido duros meses para mis padres. Apoyan a Kaethennis, pero puedo ver que no es sencillo, que les duele ver lo poco convencional que era la vida de lo que consideraban su hija prodigio, para ellos Kaethennis siempre fue su sol, nada podía estropearla. Es fuerte para ellos verla embarazada y sola, sin que el chico dé la cara.

Mamá aprieta más fuerte los labios cuando nota que la observo y me da una sonrisa temblorosa, trata de brindarle apoyo a Kae con su decisión, pero papá es diferente. Papá solo está enojado con la simple mención de dar al niño en adopción, él cree en la disciplina y considera que mi hermana debe hacerse responsable de sus actos, lo cual es justo.

Lo que nos mantiene orgullosos es el hecho de que Kaethennis no abandonó la universidad, por el contrario, ella se está esforzando el doble, sacando las materias con rapidez y eficiencia.

Mi hermana sigue la dirección de mi mirada y cuando ve a mamá apretando los labios ella palidece con rapidez, definitivamente Kaethennis siente dolor, se siente señalada y, aunque no la juzgamos, es la manera en la que ella se siente y no podemos cambiarlo.

—Ella está bien —le aseguro, abrazándola con fuerza.

—No, la he cagado. ¿Vale? Comprendo que todos me odien y que no me entiendan —dice, huyendo de mis brazos—. Entiendo que nadie comprenda que lo hago por el niño, él merece una gran madre y un excelente padre, no a una adolescente salvaje y a un padre ausente. ¡Lo hago por él!

—Lo haces por ti —asegura Bridget desde la puerta, volviendo tras salir unos minutos de la discusión que tuve con Kaethennis ante la noticia.

El rostro de mi hermana se pone color carmesí mientras sus labios tiemblan, el que Bridget diga la verdad solo la hace más vulnerable, la hace sentirse peor.

—¡No es cierto! ¡Ódiame todo lo que quieras, pero lo hago por el niño!

—¡Corta tu maldito drama! No te cuidaste, te embarazaste y ahora no quieres asumir la responsabilidad. Estás preocupada acerca de cómo disfrutar teniendo un niño, estás siendo tan egoísta —Bridget realmente está molesta para mi sorpresa—. No voy a sentarme y fingir que comprendo tu maldita decisión, no voy a sentarme a fingir que estoy de acuerdo con el hecho de que le prives a un niño de disfrutar del amor y cariño que ustedes los Stuart tienen para dar. ¿Quieres darlo en adopción? Pues bien, pero admite que lo haces por ti y no jodidamente por él.

—Te odio tanto —asegura Kaethennis, saliendo de la sala.

Mierda, eso es fuerte, nunca la he escuchado decirle esas palabras a Bridget, realmente nunca se las ha dicho a alguien.

—Deja el drama, cariño, ódiame cuanto tiempo quieras, eso no me hará no ser tu imbécil mejor amiga —grita Bridget al pie de las escaleras segundos antes de que la puerta de la habitación de Kaethennis se cierre.

Mamá no lo soporta más y comienza a llorar. Bridget tiembla, con cautela me acerco a ella, parece una bomba a segundos de explotar.

—No la odio —murmura.

—Sé que no lo haces, la amas con locura. Pero es su decisión Bridget. No me hace feliz, pero es su hijo. Podemos aconsejarla más no obligarla a hacer lo que nos parezca correcto.

Para mi absoluta sorpresa, los brazos de Bridget rodean mi cintura en un movimiento inesperado mientras mi pecho se humedece con sus lágrimas.

Respiro hondo el olor natural que desprende mientras la abrazo firmemente. Son estos momentos los más difíciles, cuando la tengo tan cerca que puedo sentir los latidos de su corazón, cuando sé que su boca solo está a un movimiento de la mía.

Me encanta Bridget, siempre me ha encantado desde que tengo memoria, desde que arrojé intencionalmente un balón en su cabeza solo para llamar su atención. Y es porque me encanta que no hago ningún movimiento. Amo a las mujeres, disfruto ser libre y, muy a mi pesar, aprendí que robar sus besos acaba por lastimarla y hacerme miserable por no tener más.

No olvido nuestro último beso en enero, no olvido la manera en la que me exigió no besarla más, la idea se siente como algo amargo en mi sistema, pero respeto su decisión. Pero estos escasos momentos, en los que ella necesita de mí, me hacen sentir invencible, me hacen cuestionarme si solo se trata de un tonto enamoramiento o de sentimientos más serios.

Sus ojos verdes me enloquecen, las curvas de su cuerpo son mi fantasía, su olor, su risa, todo de ella me hace perderme y desear más de lo que estoy dispuesto a tener.

***

15 de Junio, 2008

Sonrío y Kaethennis ríe mientras como de su helado de menta, el bebé no deja de moverse bajo mis manos.

—¿No te duele? —cuestiono, escucho a Katherine reír mientras hace su tarea.

—No, a veces es brusco, pero nada que resulte realmente doloroso.

—Pero la hace comer pan con mostaza y helado de menta todo el tiempo —señala Katherine, arrugando su nariz.

—Le gusta —es todo lo que dice Kaethennis.

—Oye Keith, ¿Quieres llevarme a un concierto? —pregunta Katherine.

—No, no quiero.

—Pero es en Julio, es el cinco de Julio, llévame, por favor. Se un buen hermano y te amaré por siempre.

—Tu estás muy pequeña para ir a un concierto —digo, poniéndome de pie y caminando hacia ella—. ¿Es un cantante pop?

—No, es una súper banda y...

—Lo siento enana, pero creo que estás muy pequeña y de aquí a esa fecha no sé si estaré de viaje por el trabajo.

—Eso apesta, estás rompiendo mis sueños.

—Apuesto a que podrás superarlo Katherine —aseguro, besando su frente. Kaethennis sonríe.

Ambos estamos divertidos ante el hecho de que, a sus doce años, perderse un concierto resulte dejar ir sus sueños.

***

06 de Julio, 2008

Manejo tan rápido como puedo, no me puedo creer que el parto de Kaethennis se adelantara. Dejé una reunión a medio terminar, mi familia me necesita.

Camino rápidamente por los pasillos del hospital hasta llegar a maternidad, en donde me encuentro con mis padres ansiosos y Katherine durmiendo en una de las incómodas sillas.

Mamá me abraza en cuanto me ve, ella está temblando, claramente está preocupada acerca del hecho de que el parto se haya adelantado, yo también lo estoy.

—¿Han sabido algo? —cuestiono, abrazando a papá.

—No, ella lleva tiempo adentro —responde papá, luego aprieta sus labios—. Dicen que el papá está adentro.

—¿Qué? —pregunto con incredulidad, sin creerme realmente que el bastardo de Jake se encuentre aquí. Si lo está, entonces me dedicaré a partir cada hueso de su estúpido cuerpo.

Paso una mano por mi cabello al tiempo que quito el abrigo de mi cuerpo, miro con incredulidad como un chico de cabello rojo mira a su alrededor pareciendo perdido, vagamente se me hace conocido. El llama la atención con ese cabello.

El pelirrojo me ve y se acerca a mí luciendo desconcertado.

—Disculpa, ¿Sabes dónde coño está mi hermano?

—No tengo idea de quién es tu hermano —respondo enarcando mis cejas, el pelirrojo me ve con sorpresa y luego ríe.

—De acuerdo, es un bastardo malditamente atractivo que hace que a las chicas se le bajen las bragas con tan sólo sonreír. Tiene esos ojos azules matadores que orgasmean a todas las mujeres.

Lo miro con asombro ante su alocado modo de describir a su hermano y por la familiaridad con la que se dirige a mí, admito que resulta divertido y entretenido.

—Lo siento, pero no he visto a nadie con esa descripción, por lo tanto no he visto a tu hermano —respondo finalmente.

—¡Puta madre! ¿En dónde se supone se metió ese jodido? Fracturo sus dedos accidentalmente y el hombre ya huye de mí —murmura entre dientes—. De acuerdo, gracias hombre, felicidades por tu bebé.

—No voy a ser padre.

—Como sea, felicidades por el nuevo miembro.

El pelirrojo se aleja a paso apresurado, perdiéndose dentro del ascensor. Niego con la cabeza y sonrío, entonces al mirar alrededor caigo en la cuenta de algo. Bridget no está.

—¿Alguien llamó a Brid?

—Lo hicimos, ella viene en camino.

Una hora después Bridget no llega, pero sí lo hace una trabajadora social que ha pasado los últimos meses alrededor de mi hermana alardeando de candidatos para adoptar al bebé, el bebé Stuart.

Siento un nudo en mi estómago, no puedo evitar ver a la trabajadora con desprecio aun cuando no ha sido ella quien ha tomado la decisión de la adopción. Me cuesta creer que todos estemos dispuestos a entregar a uno de los nuestros, comienzo sentir el enojo que han experimentado Bridget y papá durante los últimos meses desde que Kaethennis tomó la decisión.

Y es en este preciso momento en el que una Bridget desarreglada, con un rubio caminando a paso apresurado tras ella igual de desarreglado, aparece ante nosotros.

Conozco esa pinta, esa imagen, es la imagen de acabar de tener sexo. Siento mi estomago revolverse.

La rabia está esparciéndose con suma rapidez por mi cuerpo, ese tipo no es su novio, ni siquiera creo que salga con él, pero él la tocó, estuvo dentro de ella haciendo las cosas que he deseado hacer por años. Él no la merece.

Pero yo tampoco la merezco.

—¿Dónde está? ¿Cómo está? ¿Han dicho algo? ¿Cuánto pesó el bebé? ¿Y que hace una trabajadora social aquí? —todas las preguntas se deslizan con rapidez de los labios inflamados de Bridget, no me cuesta adivinar porqué están tan inflamados.

Mientras mis padres responden sus demandas, yo solo veo fijamente al rubio. Ni siquiera es su tipo, pero de nuevo yo no sé si Bridget tiene un estereotipo. En todo caso, los hombres con los que sale siempre son muy diferentes a mí. Lo opuesto, lo que no soy.

Los labios del rubio están tan inflamados como los de ella y faltan un par de botones en su camisa de niño nerd.

Soy apenas consciente de qué mis padres se dirigen al ascensor y de que el chico rubio se sienta en una de las sillas. Bridget parece estar hablándome, pero yo únicamente puedo verla con fijeza.

Siempre ha sido hermosa, el contraste de su cabello con su piel es algo que desde que tengo uso de razón me ha quitado el aliento.

Me niego a mitigar el agudo dolor que se desplaza a través de mí al saber que ese rubio la ha tocado, la ha conocido de una manera tan íntima en la que yo nunca me he atrevido. Él posiblemente la besó durante horas mientras se perdía en su cuerpo y yo nunca podré hacerlo.

—¿Me estás escuchando? —pregunta Brid, frunciendo el ceño.

—Tú tuviste sexo con él —la acuso, ella me mira con sorpresa.

—¿Perdón?

—Dije que estabas teniendo sexo con ese rubio nerd.

Estoy identificado con la furia de Bridget, es por eso que reconozco con facilidad que acabo de despertar su furia, pero no me importa, porque yo estoy más furioso aun ante la idea de otro hombre teniéndola.

¿Cuán idiota me hace eso?

—Tú de verdad tienes agallas para venir a reclamarme que tenga una vida sexual. ¡Tú! El hombre que se tira cuanta fémina te abra las piernas.

—Me importa una mierda lo que yo haga, me importa lo que tú has estado haciendo con ese imbécil.

—¿Imbécil? ¡Imbécil tú! No te metas en esto, todo siempre tiene que girar a tu alrededor cuando se trata de mí —ella aprieta sus dientes mientras replica.

Aprieto con fuerza mis labios, no puedo controlarme y sé que si digo lo que pienso mandaré todo a la mierda, no quiero que ella me deteste aún más.

—No te entiendo, no entiendo lo que quieres de mí Keith.

—¡Yo tampoco lo hago! Demonios, no puedo evitarlo.

—Pues evítalo —me grita, sobresaltando al rubio—. No es mi culpa que no tengas los pantalones de plantarme cara y aceptar lo que te sucede, no es mi culpa que te niegues a tenerme. Tú impones lo obstáculos, no me culpes de ello. No te metas en mi vida, no más.

Para cuando termina de hablar sus manos están temblando y yo estoy tan furioso de que ella tenga razón. Aprieto mis ojos con fuerza, intentando reprimir todas las emociones que están desatándose.

No sé cuánto tiempo podré contenerme con Bridget, sé que un día explotaré, que un día me perderé en ella sin impórtame nada, que no podré resistirme.

Tengo acumulados todos estos años de reprimirme, asusta la idea de saber que estoy llegando al limite de explotar.

Temo que ese día llegue, pero también lo ansío, ansío el día en el que no me reprima y me pierda en ello.

¿Es posible temer de un deseo tan grande?

A pasos grandes camino hacia ella, tomo su barbilla entre mis dedos y sin importarme que el rubio esté, ni la sorpresa en la expresión del rostro de Bridget, ignorando que cedí a no besarla más en la fiesta de mi graduación, presiono suavemente mis labios sobre los suyos en un pequeño beso.

Otro beso robado de Bridget a mi lista.

Otra razón para llamarme imbécil.

—Me importas, y eso nunca cambiara —murmuro, liberando su rostro sorprendido, viendo a una enfermera acercarse a nosotros.

—¿Familiares de Kaethennis Stuart?

Escucho con atención lo que la enfermera tiene para decir, pero en mi mente también estoy pensando en Bridget. Ella me observa de reojo, el rubor en sus mejillas me anuncia que está molesta aun.

Ese es otro pequeño beso que Bridget y yo nunca olvidaremos.




Bueno ya ven, Keith no es un bastardo :D

El próximo capítulo igual será narrado por él para que sepan aun más como se siente él.

¿Quién es ese sexy pelirrojo de boca sucia que busca a su atractivo hermano de ojos azules en el hospital? hahaha.

Gracias por el apoyo, un beso grandote para cada una de ustedes.

Saluditos.


Fortsätt läs

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