"Park Jimin, 27 años, exitoso escritor se convierte en ermitaño"
Jimin sostenía el periódico frente a sus ojos con recelo. ¿Cuál era el problema si prefería la soledad? ¿Qué daño hacia si necesitaba paz y silencio para escribir?
Había sido un hombre solitario toda su vida, había plasmado sus ideas en libros que habían sido traducidos a más de diez idiomas, la gente lo aclamaba e inventaba chismes sobre su vida y él se había presentado en muchas entrevistas tratando de saciar a aquellos que decían amarlo. ¿Qué más querían de el?
Enojado arrugó el papel entre sus manos y lo arrojó a la basura. Si dejara de prestar atención a lo que decía la gente sobre él habría terminado el libro en que trabajaba hace meses, pero no podía evitarlo. Cada crítica había tocado alguna fibra sensible dentro de él, recalcando hasta el más mínimo defecto y al parecer eran bastantes. Eso no ayudaba a sus problemas de autoestima.
Iba en camino a su estudio cuando escuchó que golpeaban la puerta, eso lo sorprendió. Después de ganar millones en ventas decidió mudarse a un pequeño pueblo en las afueras, para evitar todo tipo de contacto con otros seres humanos.
-Ayuda- dijo un débil muchacho cuando abrió la puerta, todo mojado debido a la fuerte lluvia que caía en esos momentos. No pudo responderle antes de que perdiera la conciencia pero fue lo suficientemente rápido para impedir que caiga al piso.