Jimin se encontraba tranquilo leyendo en la sala de la casa sobre un cómodo sillón cuando escuchó un extraño ruido afuera.
¡Jong In había preparado la sorpresa de su vida! Éste había acomodado una gran alfombra afuera con una mesa de bocadillos, unos invitados, una pequeña banda y un cura listo para la boda sorpresa.
-Quiero darles las gracias a todos por venir a mi boda, pero antes debo entrar a ver si... acepta. –Dijo Jong In egocéntricamente con un guiño de ojos haciendo reír a los invitados.
-Escucha Il Hoon, cuando Jimin y yo salgamos por esa puerta... - Jong In no alcanzó a terminar toda la explicación.
-¡Ya sé! ¡Ya sé! Yo comienzo con la música. –Dijo Il Hoon haciendo que los de la banda empezaran a tocar y en ese instante recibió un fuerte golpe del mayor.
-¡AÚN NO! –Gritó este molesto.
-Lo siento. –Dijo Il Hoon tocando su cabeza.
En ese momento se escucharon dos golpes en la puerta de la casa haciendo que Jimin se levantara para abrirla. Antes de abrir miró por un invento que su padre había instalado en la puerta y vio la cara de Jong In fuera.
Jimin rodó los ojos y abrió haciendo que un bien vestido Jong In entrara sin permiso.
-Jong In... que bonita sorpresa... -Murmuró Jimin alejándose poco a poco.
-Yo estoy lleno de sorpresas. –Dijo Jong In sonriente. –Sabes Jimin... no hay nadie aquí que no mataría por estar en tu lugar, este es el día. – Jong In volteó su rostro a un espejo que tenía al lado y limpió sus dientes. –Este es el día en que se cumplen tus sueños...
-Y tú que sabes de mis sueños, Jong In. –Dijo Jimin poniéndose tras una mesa.
-Muuucho... ahora. – Jong In se sentó poniendo los pies sobre la mesa ensuciando el libro de Jimin. –Imagínate esto, una cabaña rústica, mi casería fresca asándose en el fuego y mi lindo esposo masajeando mis pies mientras que los pequeños juegan con los perros.
Jimin cubrió su nariz al momento en que éste se sacó los zapatos.
-Tendremos seis o siete. –Dijo Jong In poniéndose en frente del rubio.
-¿Perros? –Preguntó Jimin destapando su nariz.
-¡Jimin! ¡Muchachos fuertes como yo! –Exclamó Jong In mostrando sus músculos.
-Tú no sabes nada de genética reproductiva ¿no?... –Susurró Jimin volteándose avergonzado. –Soy un chico... imagínate...
-¿Y sabes quien será mi esposo? –Preguntó Jong In acorralando al rubio que guardaba el libro en un estante. -¡Tú!
El pequeño rubio se hizo a un lado protegiéndose con una silla para chocar con la puerta.
- J-Jong In me dejas... anonadado... -Dijo Jimin ruborizándose. El mayor se acercó y puso sus grandes brazos a los costados de éste.
- Di que aceptas. –Pidió Jong In acercándose a su rostro.
-Lo siento... pero yo... - Jimin miró de reojo al lado y notó la manilla de la puerta. –No te merezco...
En ese momento el pequeño de ojos avellanos abrió la puerta después de moverse, haciendo que Jong In cayera sobre el fango. La música comenzó a sonar y Jimin lanzó los zapatos del mayor afuera cerrando con llave.
-Bueno, ¿Qué te dijo? –Preguntó Il Hoon viéndolo.
Jong In se levantó molesto sujetando del cuello a su amigo.
-Tendré a Jimin cómo mi esposo, ¡de eso no hay duda! –Gritó Jong In molesto soltando a Il Hoon.
-Mh... que carácter... -Dijo Il Hoon sobre el fango.
Jimin esperó una hora y después asomó su cabeza por la puerta.
-¿Se ha ido? –Susurró el rubio mirando todo. Cuando notó que éste no estaba salió tomando un canasto. -¡Me pidió matrimonio!
Jimin caminó molesto lanzando comida para las gallinas.
-¡Esposo de ese patán! ¡Jamás! Yo quiero más que eso... -Murmuró el rubio caminando por el jardín trasero de la casa. –Quiero una gran aventura y el amor de alguien... que me entienda de verdad... quiero mucho más que un simple plan.
Justo en ese instante el relincho de un caballo sorprendió a Jimin.
-¡Eh! ¡¿Qué haces aquí?! –Exclamó Jimin viendo al caballo de su padre que aún seguía muy exaltado. -¡Y mi padre donde está! ¡Santo cielo! ¡Tengo que encontrarlo!
Jimin desató las amarras de la carreta y subió al caballo lo más rápido que podía. Horas después, Jimin llegaba a las afueras de una reja que dejaba ver un oscuro castillo después de un puente.
-Que lugar tan horrible... -Susurró el chico de ojos avellanos viendo todo.
El caballo aún seguía algo nervioso así que tuvo que bajar de él y notó que el sombrero de su padre estaba tirado al otro lado reja.
- Papá... -Susurró Jimin entrando y recogiendo el sombrero.
Dentro del castillo, Hoseok reprendía a Taehyung.
-Tenías que hablar... tenías que invitarlo a quedarse... servirle té, sentarlo en el sillón del amo y prestarle el banquillo. –Enumeraba Hoseok molesto.
-Quería ser hospitalario. –Alegó Taehyung dándole la espalda.
En ese instante la puerta principal del castillo se abrió sorprendiendo a estos dos.
-¿Hola...? –Murmuró Jimin mirando todo. -¿Hay alguien aquí?
Jimin entró lento y caminaba algo temeroso ya que todo se veía muy antiguo.
-¿Papá?... ¿Estás ahí? –El rubio subió por la gran escalera recorriendo unos pasillos.
En la cocina, la pequeña tacita logró ver al rubio y se acercó a su madre, una bonita tetera.
-¡Mami! Hay un chico en el castillo. –Dijo la tacita mirándola.
-¡Ya Jungkook! No quiero que inventes tantas fantasías. –Dijo ella reprendiéndolo.
-Deberas mamá... yo lo vi. –Respondió la tacita haciendo puchero.
-¡Basta! A ducharse. –La tetera lo hizo entrar a agua con burbujas.
-¡Un chico! ¡Vi a un chico en el castillo! –Exclamó un plumero con voz de mujer.
-¡Viste! Te dije... -Murmuró Jungkook sonriente.
-¡Irresponsable! ¡Indisciplinado! –Repetía Hoseok.
-¿Papá?... ¿Padre estás acá? –Pregunto Jimin caminado cerca.
-¡Viste eso! –Susurró Taehyung escondiéndose tras una pared con el reloj. -¡Es un doncel!
-¿Y qué? –Curioseó Hoseok sin interés.
-¡Es lo que estábamos esperando Idiot... ¡el que romperá el hechizo! –Explicó Taehyung siguiendo a el rubio.
-¡Espera! La hechicera dijo que tenía que ser una MUJER. –Dijo Hoseok siguiéndolo.
-Vale la pena intentarlo con un hombre, ¿no? –Opinó el candelabro.
-Que rarito eres... -Murmuró Hoseok.
Jimin seguía caminando por un pasillo repitiendo "Papá" hasta que escuchó un rechinido de una puerta tras él. Hoseok y Taehyung la habían abierto y se escondieron tras la puerta.
-¡Papá! Espera, ¿Estás acá? – Jimin entró rápido y comenzó a subir la escalera.
-¿Jimin?... –La voz de Namjoon sonó más adelante.
-¡PADRE! – Jimin corrió y se acercó a la puerta de madera con barrotes.
-¿Cómo me encontraste? –Preguntó Namjoon sacando su mano la cual Jimin sujetó.
-¡Tú mano está helada! –Chilló el rubio preocupado. – ¡Tengo que sacarte de aquí!
-No no, quiero que abandones el castillo... -Murmuró Namjoon mirando hacia los lados.
-¿Quién te hizo esto? –Interrogó Jimin molesto.
-No hay tiempo, no puedo explicarlo, ¡debes irte ahora! –Exclamó Namjoon intentando soltarse.
-¡No te dejaré! –Dijo Jimin justo en el instante que lo levantaban del hombro.
-¡Qué haces aquí! –Gruñó la bestia escondido en las sombras.
-¿Q-Quién es? –Balbuceó Jimin mirando alrededor.
-¡El amo de este castillo! –Exclamó la bestia escondido.
-V-vine a buscar a mi padre, por favor suéltalo... está muy delicado. –Pidió Jimin arrodillado en la rejilla de la puerta.
-¡Y por qué se refugio aquí! –Gruñó la bestia mirándolo.
-Podría morir... por favor, haré lo que sea... -Dijo Jimin intentando verlo.
-No puedes hacer nada... -Gruñó él apartando la mirada. –Es mi prisionero.
-Tiene que haber algún modo... -Dijo Jimin pero él no le hacia caso. -¡Espera!...
Jimin miró a su padre y mordió su labio.
-Yo me quedaré aquí... -Dijo Jimin.
-¡¿Tú?! –Exclamó él sorprendido. –Tú tomarías... ¿su lugar...?
-¡Jimin no! no lo hagas. –Decía Namjoon, pero el rubio no le hacia caso.
-Si me quedo... ¿Lo liberarás? –Interrogó Jimin esperanzado.
-Sí, pero deberás quedarte para siempre. –Soltó él seriamente.
Jimin mordió su uña y miró a Namjoon que aún intentaba convencerlo.
-Sal a la luz por favor. –Pidió Jimin.
La bestia se acercó a la luz y Jimin abrió mucho los ojos al verlo. Quedó completamente anonadado.
-No, Jimin, ¡no vas a quedarte aquí! –Reclamó Namjoon sujetándole la ropa. Jimin se soltó de él y se acercó a la bestia aún temeroso.
-Te doy mi palabra. –Soltó Jimin cerrando los ojos.
-Trato hecho. –Dijo la bestia dejando salir a Namjoon, el cuál corrió donde su hijo y lo abrazó fuertemente.
-No, Jimin, yo ya soy viejo he vivido mi vida... - Namjoon no pudo continuar porque la bestia lo arrastró hacia afuera del castillo y lo metió dentro de un viejo carruaje.
-¡Piedad, por favor! –Exclamó Namjoon dentro del carruaje.
-Ya no eres mi responsabilidad, llévenlo al pueblo. –Ordenó él entrando de vuelta al castillo.
El carruaje se llevaba a Namjoon, que seguía gritando y Jimin observaba todo desde una ventana donde comenzó a llorar silenciosamente.
Mientras la bestia subía, Taehyung lo detuvo.
-Amo... -Murmuró él.
-¿Qué? –Gruñó la bestia mirándolo.
-Ya que el doncel estará con nosotros un buen tiempo... estaba pensando que... habría que ofrecerle una mejor habitación. – Taehyung sonrió pero la cara de él lo hizo retroceder. –Claro... si le parece...
La bestia siguió subiendo y encontró al rubio llorando cerca de la ventana.
-Ni siquiera dejo que me despidiera... -Murmuró Jimin limpiando sus ojos. –Jamás volveré a verlo...
Él se tocó el rostro algo triste y avergonzado por ver al chico así.
-Te llevaré a tu habitación. –Soltó fríamente dándose vuelta.
-¿Ha-habitación? –Preguntó Jimin mirándolo. –Pe-pero creí que...
-¡¿Acaso quieres quedarte aquí?! –Gritó él asustando a Jimin.
-No... -Respondió rápidamente el rubio.
-Sígueme. –Ordenó él caminado fuera.
Los dos caminaban por el castillo, Jimin miraba el extraño pasillo, las raras estatuas y tétricos cuadros. La bestia llevaba en su mano a Taehyung.
-Dile algo amable... -Aconsejó Taehyung a él.
-Espero que estés cómodo... el castillo será tu hogar... podrás ir a donde quieras excepto al ala oeste. –Explicó la bestia mirándolo de reojo.
-¿Qué hay en el ala oe... – Jimin no alcanzó a terminar cuando él volvió a gritar.
-¡ESTÁ PROHIBIDA! –Gritó mirándolo.
Jimin asintió y lo siguió de nuevo.
Una vez que llegaron a la habitación, él abrió la puerta y lo dejó entrar.
-Si necesitas algo... mis sirvientes te atenderán... -Dijo él mirando a Taehyung que le hacía señales.
-Invítalo a cenar... -Aconsejó Taehyung en voz baja.
-Vas a acompañarme a cenar, es una orden. –Gruñó fuertemente él asustando a Jimin justo en el momento que cerró la puerta. Jimin sintió temblar su labio y se lanzó a llorar sobre la cama.
En otra parte, en una taberna en el pueblo la gente se refugiaba de una fuerte tormenta de nieve. Jong In estaba sentado frente a la chimenea bastante enojado.
-¡Quién se ha creído! Nadie le dice que no a Jong In. –Exclamó este mismo golpeando la silla.
-Tienes razón. –Dijo Il Hoon con dos cervezas en la mano.
-Me humilló públicamente. –Dijo Jong In tomando las dos cervezas para lanzarlas al fuego.
-¿M-más cerveza? –Preguntó Il Hoon asustado.
-¿Para qué? No sirve de nada... me ha deshonrado. –Murmuró Jong In volteando la silla.
- Jong In, tienes que tratar de conservarte tranquilo. –Recomendó el pequeñín. –Todos quieren ser como tú, eres el campeón. Todos te tienen envidia, eres el más guapo y fuerte del pueblo.
-Se que soy el mas fuerte de aquí. –Dijo él con una pequeña sonrisa.
-No hay parte de ti que sea débil, ganas en cualquier competencia. –Repitió Il Hoon dándole una cerveza.
-Tengo mi pared llena de trofeos. –Agregó Jong In orgulloso.
Justo en ese momento cuando todos brindaban por el fortachón, Namjoon entró a la taberna pidiendo ayuda.
-¡Ayuda por favor! –Gritó éste.