-¿......Que?-. pregunté.
Me sentía mareada, pensé que no había escuchado bien.
-Nina, la policía ya esta mas que segura de que se trata de un asesino en serie.- dijo Nikki mirandome a los ojos.- No te queriamos decir nada, no queriamos preocuparte, pero con esto que nos acabas de decir...
-¿Desde cuando lo sabian?.
-Lo vimos hace unas horas en las noticias.- contesto Sadja con la mirada hacia el suelo.
-Era cuestión de tiempo a que lo supiera saben? es Nueva York.- dije intentando controlar la rabia que crecia dentro de mi.
-Cuando pensabas decirnos Nina?.- pude ver dolor en la mirada que Sadja me dirigia.
-Cuando pensabas decirnos todo esto? Que te hizo esperar tanto? Nina esto tiene mas de una semana!!...Hasta que fueras la siguiente?.- grito ofendida.
-Callate Sadja!.- alzo la voz Nikki y pude ver que estaba aun mas lastimada que Sadja por guardarles el secreto. Las amaba por igual pero Nikki... Nikki fue mi primera amiga cuando llegue a Nueva York y siempre ha estado junto a mi, era mi hermana de otra madre.
-Pensaba que eran ideas mias si? pensaba que esto no me estaba pasando a mi, que era cansancio o que se yo.....- me mordí el labio inferior al recordar mis sueños donde estaba en medio de la oscura habitacion y sentia la presencia de algo a mi alrededor y de nuevo la maldita voz....
-Tenemos que ir con la policia.- dijo Sadja levantandose de la cama y sacudiendo su pijama.
- Y decirles que Sadja?.- pregunté.- Ou! mi amiga tiene la sensacion de que la siguen y que alguien con unos ojos extrañamente rojos como fuego vivo la visita mientras duerme?.- deje que el sarcasmo saliera de mi boca como vomito verbal.
-Espera....que?- preguntó Nikki.- Como que ojos rojos Nina? De que carajo estas hablando!.- grito.
Quise darme contra la pared en ese momento.
-Tiene ojos rojos Nikki. Carmesí cuando lo veo.- trague saliva nerviosa.- cuando se acerca a mi sus ojos brillan como si fuera un animal nocturno. Y cuando me tomaron la foto con mi celular, esa noche lo volví a ver a los pies de mi cama... me veian fijamente y les juro que me hablo.- dije casi llorando, no por tristeza sino porque sabia que sonaba como si estuviera perdiendo la cabeza.- Les juro que me hablaba sin mover la boca.
-Okey ya es suficiente.- dijo Sadja jalandome de la mano.
-A donde crees que la llevas?.- pregunto Nikki jalandome del otro brazo.
-Pensaba que la policia era la solucion pero no, el psicologo es mejor.
-No esta loca Sadja!- grito Nikki.
-No, tienes razón. Solo delira.- dijo en tono sarcastico.- Te amo Nina y eres mi mejor amiga pero...ojos rojos? un hombre que te habla de manera telepatica?-. se llevo las manos a la cabeza soltanto una ligera risa.- No tengo que decirte como suena eso.
-Se como se escucha Sadja.- dije levantándome de la cama, me deshice de su agarre y limpie mis lagrimas rápidamente.- No pedia su ayuda, solo se los queria comentar. No tienes que preocuparte Sadja si fuera necesario yo misma me iria a encerrar al loquero pero se lo que vi y escuché.
Sali del cuarto con rumbo a mi habitacion a ponerme unos leggins, sudadera y tenis, tome mis audifonos y mi cartera.
-A donde vas?.- me pregunto Nikki con preocupacion.
-A caminar.
-Te persigue un loco y crees que lo mejor es caminar?- me pregunta Sadja en forma de burla.
Ignore su pregunta, me despedí de Nikki y sali del departamento con rumbo a las calles frias de Nueva York.
(*)
Eran alrededor de las cinco de la tarde... ya llevaba varias horas en la calle caminando sin algún destino en particular cuando sentí mi estomago gruñir, así que seguí caminando hasta encontrar un lugar donde comer, cuando nuevamente choque contra alguien.
-Lo siento.- hable.- Debo fijarme por donde camino.....-un olor a lavanda invadió mi nariz.
-Hola....Erin... que gusto verte.- me dijo con una sonrisa en el rostro, como si le diera gusto verme.
-Velkan perdón... es la segunda vez, créeme que no es al propósito, yo... venia en otras cosas y choque contigo... lo siento en serio.- dije empezando a sonrojarme. Llevaba una camisa de manga corta que dejaba al descubierto la gran cantidad de tatuajes que llevaba marcados sobre su piel, llevaba unos lentes oscuros que le daban la apariencia de ser un actor de Hollywood. Se veía bien.
-Hey... tranquila, podría acostumbrarme a esto.- dijo con cierta felicidad en su voz.
Sonreí y mire hacia abajo y en ese momento mi estomago me recordó cual era mi prioridad.
-Tengo que ir a comer Velkan. Me dio gusto verte.- me despedí.
-Vamos a comer.- Parecia mas afirmacion que pregunta.
-No... yo....-intente negarme.
-Vamos...Erin....-me daba escalofríos como pronunciaba mi nombre.- Prometo que te gustara.- dijo con una sonrisa como si estuviera seguro de que aceptaría esta vez.
Lo dude unos segundos.
Y lo que salio de mi boca no estaba en frecuencia con lo que estaba pensando.
- Si, esta bien, vamos.- dije soltando un suspiro intentando calmar esa sensación como si hubiera tomado la peor decisión de mi vida.
Después de unos minutos caminando, se detuvo y me señalo una cafetería.
-Aqui es.- dijo quitandose los lentes y haciendo un gesto de caballero indicándome que me cedia el paso.- Primero las damas, bonita.- sonrió.
-Gracias.-dije pasando por delante de el.
El lugar era pequeño pero tenia un toque acogedor, como una combinación de las cafeterias de los ochentas, daba la impresion de que saldría John Travolta cantando el soundtrack de Vaselina. Tomamos asiento en una mesa que estaba ubicada junto a la ventana que daba a la calle por donde veníamos caminando, lo que nos daba la ventaja de ver quien pasaba por ahi.
-¿Que pedirás?
-Mande...?-estaba mirando el menu cuando alce la vista para verlo pero el ya lo hacia, no me miraba, me observaba como si fuera algo peculiar que se hubiera encontrado en su camino.- No lo se, quizás un poco de..- hice una pausa mirando todas las opciones cuando volvi a mirarlo.- Quizas una hamburguesa doble.- dije sonriendo de manera inocente.
-Vaya.- soltó una pequeña risa.- Esta mujercita si que sabe comer.- dijo mirandome encantado.
- Lo siento.- me senti apenada- Como mucho.- sonreí.
-Siempre te disculpas por todo?.- pregunto entrecerrando los ojos.
-Y tu? que pedirás?.- pregunté ignorando su cuestionar.
-Una pizza... con queso doble.- dijo alzándose de hombros.- Si se te antoja te puedo dar una rebanada, seré piadoso contigo.
-No gracias. Después de la cena que tuve ayer no podría comer mas pizza digamos que...en unos dos dias.
-Cena con la familia?- Me tense ante su pregunta.
-No...con un amigo que me visito en el departamento.- su semblante cambió, su mirada se volvio fria.
-Amigo?.- pregunto como si no estuviera seguro de mi respuesta.
-Si... yo, prefiero estar sola.- respondí con seguridad.- Soy muy celosa de mi espacio personal.
Me dedico una mirada, como si quisiera aprenderse mi cuerpo de memoria...-Una verdadera lastima Erin...que desees estar sola.- añadió.
Iba a decir algo cuando la camarera llego a pedirnos nuestra orden, mentalmente agradecí su interrumpcion.
- Y soy yo la que sabe comer.- dije mirándolo con ganas de reírme, una vez que la camarera se retiro con nuestro pedido,con la intención de olvidar el comentario que acababa de hacer.
-Le atribuyo mi gran apetito a la buena compañía del día de hoy. -Dijo mirándome serio para despues sonreir.
Falle en mi intento de desviar la atencion en ese tema. Intento numero dos, no me falles.
-Eres de aqui?.- pregunté
-No, Rumania.- dijo y no pude evitar abrir mis ojos como platos.- Vine por unos asuntos personales.
-En serio? Estudio?.- pregunté con una curiosidad sincera.
-No.- sonrió ampliamente.- Yo ya no estudio.- se inclino sobre la silla acercándose a mi.
-Como? que edad tienes?.- pregunté entrecerrando mis ojos, intentando calcular su edad.
-Te sorprendería si te lo dijera Erin.- dijo con seguridad.- Llegue hace poco, quizás unos cuatro meses y por como veo que te gusta caminar por la ciudad a tan altas horas de la noche, tendrás la tarea de enseñarme Nueva York.- una mueca se dibujo en sus labios.
Solo pude negar con la cabeza con una sonrisa en el rostro.
La mesera se acerco con nuestros platos y mi estomago no pudo quedarse callado. Gruño de tal forma que incluso Velkan lo pudo escuchar y no pudo evitar soltar una carcajada.
- Brindemos..- dijo Velkan pasándome un vaso lleno de naranjada.
-Brindar?.- dije con una pequeña risa.- Por que brindaremos?
-Por vivir en una enorme ciudad como Nueva York y aun así coincidir y ahora estar comiendo una pizza y una hamburguesa doble. Salud!- sonrio divertido.
Sonreí olvidando los comentarios anteriores y solo me enfoque en eso, ante su brindis improvisado.
- El mejor discurso que he escuchado en mi vida.- dije divertida.
-Y aunque no lo fuera, tu estomago no me dejaría mentir.- me dedico una sonrisa encantadora.
Terminamos de comer y seguimos platicando, aun cuando dieron las ocho de la noche seguíamos en la cafetería, me sentía extrañamente cómoda con el, tranquila como si el tiempo pudiera pasar sin importarme en lo mas mínimo. Mi celular sonó recordándome lo que tanto quería evitar en ese momento, era Nikki llamándome.
-Me tengo que ir.- dije suspirando.- Toque de queda en casa, lo siento.
-Mama osa te busca?.- dijo mientras se acababa el resto de la naranjada que había en su vaso.
-Si... mis amigas, prometí estar en casa temprano.- mentí.
-Vamos te acompaño.- dijo levantándose de la mesa caminando hacia mi.- Vamos.- extendió su mano para que la tomara, dude para hacerlo, y cuando mis dedos rozaron su mano sentí como si un escalofrió recorriera mi espalda, Velkan solo me dedico una sonrisa que podría haber hecho que cualquier mujer cayera a sus pies, como si pudiera ver la reacción que su toque provoco en mi.
Salimos del bar y le dije que tomaramos un taxi que seria mas rapido, a lo que el se mostro negativo.
-No.- me dijo tomándome de la mano.- Quiero caminar contigo Erin, tu compañía es... algo adictivo.
-Mientes.- no queria que notara como me sonrojaba.- Solo quieres caminar porque tienes cargo de conciencia por los dos kilos de masa que acabas de poner en tu estomago.- dije notando como una sonrisa se empezaba a formar en sus labios.
-Vale.- volvi a hablar.-Venga, vamos a caminar.- lo tomé del brazo, adentrándonos en las casi desiertas calles de Nueva York.