Sarah había rodeado el cuello de Yunho e intentaba besarlo. Éste ya le había pedido que se marchara, pero seguía insistiendo, estaba muy segura del poder que ejercía en los hombres. Antes, otro abogado se había resistido a sus avances, sin éxito. Terminaron teniendo un romance fugaz hasta que él decidió irse de la firma para no hacer peligrar su matrimonio. Lo cual fue más cómodo para ella, quien tampoco quería algo a largo plazo.
─No te resistas ─susurró tomando la mano de él para llevarla hasta sus pechos─. Así como puedo ayudarte a escalar rápidamente, puedo hundirte.
─¿Cree que podría ejercer como abogado si me dejara intimidar tan fácilmente? ─exclamó Yunho librando su mano─. Esto no va a pasar así que por favor salga.
─¡Vamos! ─exclamó ella entornando los ojos con fastidio─, dejémonos de tanta palabrería y solo cojamos.
Dicho aquello se quitó la blusa, mostrándole que no llevaba sostén debajo de ella. Luego bajó el cierre de su falda y esta calló al suelo. Tampoco llevaba bragas.
─Mírame ─exigió, soltándose el cabello para terminar aquel cuadro─. Pocas veces tendrás una mujer como yo, que además está dispuesta a darlo todo.
La mujer se alejó en dirección a la cama y se sentó con las piernas entreabiertas, mostrándole una vista directa de su intimidad.
Yunho fue recogiendo sus cosas rápidamente, mientras ella lo observaba incrédula.
─¿A dónde vas? Si sales por esa puerta considérate despedido ─gritó Sarah furiosa─. No creas que eres imprescindible. Abogados como tú hay en todas las esquinas. ─la mujer se atravesó en la puerta─. ¡Hablo en serio! ¡Si te vas estás despedido! ¿Escuchaste?
─Escuché perfectamente.
Lejos de allí, BoA se despedía de Adam. Éste pasó su mano detrás de su nuca y la atrajo para besarla... al inicio la besó con delicadeza. BoA sintió cómo su pulso se le aceleraba, su cuerpo reaccionaba positivamente ante su cercanía. Algo que no dejaba de sorprenderle. La atrajo aún más cerca y la besó con mayor ardor... ella respondió del mismo modo, al tiempo que acariciaba su espalda. Era firme y fuerte al tacto. Adam reclinó su asiento y con la agilidad de un maestro se recostó sobre ella, envolviéndola... derribando sus barreras... haciendo que le desease. BoA podía sentir su lengua jugueteando con la suya, besaba bien, de eso no había duda, sus caricias tampoco eran torpes, todo lo contrario. Quizás era lo que necesitaba para olvidar a Yunho, estar con otro hombre, que alguien más poseyese su cuerpo para borrar sus huellas.
La respiración de ambos se escuchaba agitada.
─¿Por qué no vamos a mi apartamento? ─preguntó él, luego de un rato. No lo había planeado, pero la oportunidad se había dado y no debía desaprovecharla.
BoA dudó un poco, sabía perfectamente lo que significaba ir con él a su apartamento. Aún era demasiado pronto, pero... ¿por qué no hacerlo? Era una mujer adulta, soltera y con necesidades que bien podía suplir Adam.
─Déjame llamar a la niñera. ─Adam volvió a su asiento y esperó mientras ella estaba al teléfono─. Está bien ─dijo al cerrar─, vamos a tu apartamento.
Su apartamento se hallaba en el piso veinte de un exclusivo edificio. Incluso, algunas celebridades vivían en este. Cuando las puertas del ascensor se cerraron, BoA se vio aprisionada contra la pared del mismo. Las manos de Adam se deslizaron debajo de su vestido, levantándolo hasta la altura de sus glúteos. Ella cerró los ojos cuando sus bocas se encontraron; pero fue la imagen de Yunho la que vino a su mente. Se maldijo por ello, pero recordó aquella vez que lo hicieran en un ascensor. Aquello había pasado poco antes de haberse casado.
BoA llevaba un vestido rojo, a la altura de las rodillas. A simple vista recatado, pero lo había elegido por el escote en v, el cual permitía liberar sus pechos fácilmente. Debajo no llevaba ropa interior, no se había puesto sostén y las bragas las había guardado en su bolso. Sus zapatos eran bastante altos, los necesitaba para intentar estar un poco más a la altura de su novio. Ya que éste media poco más de un metro ochenta.
Yunho iba de traje, era uno azul marino que le daba un toque varonil y sofisticado. Cuando la puerta se cerró, intercambiaron miradas de complicidad. Eran casi las doce de la madrugada, así que el tráfico era menor que a horas más tempranas lo que hacía menos probable ser descubiertos. Aunque no imposible. Él presionó el botón que daba hacia la azotea. Cuando la puerta se cerró atrajo a BoA cerca de su cuerpo e inclinándose, la besó hundiendo su lengua en lo profundo de su boca. Ambos sabían que debían ir al grano si no querían ser descubiertos. Ella bajó el cierre del pantalón de Yunho, liberando toda la extensión de su erección. Las paredes del ascensor estaban revestidas con espejos, así que pudo ver desde varios ángulos como Yunho bajaba a su altura para penetrarla. Se quedó quieto por un instante, pero solo por un instante, porque pronto comenzó a empujarse contra ella desenfrenadamente. El rostro de ambos se transfiguró por las oleadas de placer, entremezcladas con el temor a ser descubiertos. Aquello hacia todo más excitante. La puerta llegó a abrirse en el piso quince, asustándolos por un segundo pero afortunadamente no había nadie. La puerta volvió a cerrarse, y ellos retomaron lo suyo. BoA podía sentir su glande tocando fondo.
─Oh... Yunho... Yunho... Ah... ─sus gemidos eran un afrodisíaco para él, quien podía sentir como ella se acercaba al clímax─. Sigue, sigue así... Oh... sigue... ah... ah... Yunho...
Él sonrió.
BoA disfrutaba con cada embestida, sentirlo dentro, sentir la firmeza de su erección, su glande chocar dentro de ella, sentir como llenaba cada espacio de su ser, le envolvió lentamente en una vorágine de placer, que le hizo estallar plenamente satisfecha. Abrió los ojos, entonces pudo verlo, Yunho estaba por correrse también.
─BoA... ─susurró su nombre, acelerando las embestidas a su vez─. ¡Me enloqueces tanto!
Ella miró el reflejo en el espejo, Yunho se movía dentro suyo como todo un semental. Levantó su vestido para ver como sus cuerpos se fundían en uno solo. El pene de Yunho entraba y salía con una rapidez casi sobrenatural. De repente lo sintió... él se estaba derramando en su interior, podía sentir como su pene palpitaba dentro al tiempo que expulsaba su semen con fuerza. En ese momento el ascensor empezó a descender. Su cabello despeinado cubría parte de sus ojos y su boca se hallaba entreabierta. Se veía arrebatadoramente sexy.
─¡Esto fue increíble! ─dijo él apartándose, para acomodar su miembro dentro del pantalón.
─Demasiado ─dijo BoA arreglándose el vestido.
El elevador seguía descendiendo.
─Bajemos en el siguiente piso ─sugirió él, presionando el botón─. Y tomemos las escaleras.
─Antes debo hacer algo ─dijo ella sacando unas bragas de su bolso.
Yunho observó sin parpadear como ella se las ponía.
─Debemos continuar esto cuando estemos en nuestro apartamento ─le dijo con voz ronca─, aun te tengo muchas ganas.
En ese momento BoA abrió los ojos, al sentir que las manos de Adam se deslizaban peligrosamente por la parte interna de sus muslos.
Había vuelto a la realidad.
─¡Alguien puede vernos! ─dijo apartándolo con brusquedad.
─Eso lo hace más excitante ─respondió Adam con una sonrisa pícara─. ¿No crees?
─La verdad prefiero no arriesgarme.
Adam se quedó un instante en silencio.
─Está bien ─aceptó resignado─. Pensé que quizás serías más atrevida.
BoA agradeció que la puerta del elevador se abriera en ese momento.
─Llegamos a mi piso ─anunció Adam saliendo del ascensor─. ¿No vienes?
BoA permaneció inmóvil por algunos segundos, mientras Adam evitaba que la puerta se cerrase. Entonces, él, al ver que no reaccionaba la tomó de una mano y sutilmente, le obligó a seguirle. Su apartamento era bastante impresionante, él la guió por el lujoso vestíbulo con pisos de mármol, hasta una moderna sala decorada con un gusto exquisito. En la pared de fondo BoA admiro un bar hecho a medida, bastante completo. Miró a su alrededor, imaginando cuantas mujeres habrían desfilado por las escaleras que daban al segundo alto, donde se hallaba su habitación.
─Sé que me dijiste que no estas bebiendo ─dijo Adam descorchando una botella de vino─. Pero, ¿podrías hacer una excepción esta noche?
Ella dudó un poco, pero al final asintió, realmente necesitaba un poco de alcohol.
Adam la sentía demasiado fría y tensa, esperaba que el alcohol hiciera su parte. Y efectivamente, después de beber varias copas, volvió a ser la mujer cálida que le atrajo en un principio.
─Tienes un apartamento increíble, ¿tú lo decoraste?
─No, lo hizo una decoradora profesional.
─Hizo un buen trabajo.
─Excelente trabajo ─dijo Adam, pensando en el buen sexo oral que aquella linda decoradora le había dado─. En verdad excelente.
─Sí ─respondió BoA, mirando a su alrededor─. Yo soy buena, pero no tanto.
─¿En serio? ─preguntó él, soltando una risita.
─Decoré mi casa pero ni cerca está tan bien decorada como tu apartamento.
─Gracias, pero ya no hablemos de decoración. ─Dejó las copas de ambos en la mesita junto al sofá y regresó a su lado. BoA tenía las mejillas encendidas de un encantador tono rosa, realmente se veía bonita─. Hay cosas más interesantes en las que me quiero concentrar.
Se acercó a ella deleitándose primero con el delicioso aroma de su piel, luego introdujo las manos entre su pelo castaño y la besó. La besó apasionada y desesperadamente.
La mente de BoA se trasladó nuevamente a aquel día del elevador. Las cosas no terminaron allí. Lo que pasó en el elevador solo fue un aperitivo. Cuando llegaron a su apartamento, porque en ese tiempo arrendaban uno, Yunho la desvistió apenas cerrar la puerta. El vestido rojo quedó en algún lugar de la sala y las bragas que recién se había puesto y que se hallaban empapadas, la deslizó por sus muslos dejándolas en el suelo. La imagen de ambos era tan contrastante, ella completamente desnuda y él, de traje, con la corbata bien anudada. Se acercó para ayudarle a quitarse el saco, lo demás se lo quitó él mismo en pocos minutos, dejando las prendas dispersas por la alfombra.
─Quiero verte excitada otra vez ─susurró en su oreja─. No voy a parar hasta que me supliques que pare, hasta que desfallezcas.
Terminaron justamente en un sofá, ese viejo sofá en el que hicieran el amor centenar de veces. Eran parte de un juego de sala que Lyn les había obsequiado.
─Entonces hazlo ─respondió BoA abriendo las piernas para él─, fóllame hasta que ya no pueda más. Quiero sentirte, quiero tenerte dentro otra vez.
Los ojos de Yunho se hicieron más pequeños por la excitación. Se colocó arriba de ella, la miró a la cara, sus facciones eran bastante aniñadas en aquel tiempo. Se irguió sobre ella guiando su erección con su mano y se introdujo en su vagina por segunda vez aquella noche.
─Estas deliciosa ─dijo besándola─. Demasiado... tanto que me enloqueces.
BoA dejó escapar un gemido al sentir como iba hundiéndose en ella. Su miembro era más grande y grueso que el promedio, casi sentía que se atragantaba. Pero era esa precisamente la razón de tanto placer. Yunho apretujó sus nalgas para acercarla hacia su cuerpo y empezó a moverse vertiginosamente, entrando, saliendo, chocando dentro de ella... BoA abrió las piernas un poco más, también su cuerpo se movía en búsqueda del de Yunho. Sus pechos aunque firmes y pequeños eran un deleite para la vista. Él los observaba moverse de una manera exquisita con cada estocada.
─Yunho... ─le gustaba decir su nombre, mientras más gozaba más repetía su nombre─. Yunho... mi amor... sigue, así... hasta el fondo, por favor, dale... no te detengas.
─Lo último que quiero es detenerme, cielo ─dijo él con voz ronca.
Siguió arremetiendo contra su mujer, hasta que los quejidos de esta se hicieron más y más fuertes. BoA buscó sus labios, agitando su pelvis contra la de Yunho, quien mantuvo el mismo ritmo hasta que la sintió desfallecer bajo su cuerpo.
Era su segundo orgasmo.
Hizo que se girase de espaldas hacia él. Se mordió el labio inferior al ver su intimidad desde ese ángulo, sonrosada e inflamada por el roce de sus cuerpos. Era realmente excitante tenerla en cuatro, en espera de ser penetrada. La tomó por la cintura y se hundió en ella con lentitud, observando como su miembro iba perdiéndose en su interior. Luego volvió a salir y esta vez, ayudándose con su mano la penetró por detrás. Se hundió muy lentamente, aunque con su miembro humedecido por el sexo de ella, no resultó muy difícil. Pudo sentir la placentera resistencia del cuerpo de BoA, lo que le provocó mayor placer por su estrechez. Ella cerró los ojos frunciendo el ceño, mientras se acoplaba a su enorme miembro. Yunho lo sacó hasta la mitad, luego volvió a entrar. Lo hizo con lentitud al inicio, después con rapidez. Sus cuerpos chocaban, y cada vez que sucedía, BoA dejaba escapar un leve suspiro. Los testículos de Yunho rozaban su intimidad de una manera deliciosa. Ya había tenido dos orgasmos pero quería ir por el tercero, así que llevó una de sus manos a su clítoris y empezó a tocarse. Pero pronto su mano fue relevada por la de Yunho, que incluso metió dos de sus dedos en su vagina, para simular una doble penetración. BoA se corrió casi enseguida, su cuerpo estaba en extremo sensible. Él lo hizo poco después, su boca se entreabrió dejando escapar un ronco suspiro, a medida que iba vertiéndose en su interior. Cuando terminó se dejó caer de espaldas sobre la alfombra.
BoA abrió los ojos, regresando a la realidad cuando sintió las manos de Adam en uno de sus pechos. Estuvo a punto de apartarla, pero en ese momento él enredó su lengua con la suya en un beso apasionado. Cerró los ojos nuevamente, intentando disfrutar, pero en lugar de ello, sus caricias le hacían sentirse ultrajada, sucia. Él era muy bueno, debía reconocerlo, besaba muy bien y en cada caricia se le notaba la experiencia; pero en lugar de placer sentía repulsión ante la idea de ir más lejos. Había pensado que estaba lista, que lo deseaba pero en realidad lo que le había llevado hasta ese punto era su deseo de olvidar a Yunho.
Sin embargo, en lugar de olvidarle, le pensaba más que nunca.
Adam sintió una leve resistencia de su parte, abrió los ojos y vio su rostro bañado en lágrimas. Aquello fue una decepción, se apartó de inmediato, sentándose en el sillón. Ella se puso de pie y empezó a arreglar su vestido.
─Pensé que éramos adultos ─dijo Adam con expresión de reproche─. Haces que me sienta como un violador. ¿Qué sucede? Pensé que también me deseabas.
─Fue un error ─respondió ella secando su rostro─. No estoy lista para esto, de verdad lo siento. Jamás debí dejar que llegáramos a este punto. Apenas nos conocemos.
Adam esbozó una sonrisa extraña.
─Tú sí que resultaste una mojigata ─dijo con fastidio.
─¿Qué dijiste? ─BoA le miró sorprendida.
─¿Crees que tu ex marido se está guardando para ti? ─preguntó en tono irritado─. Las mujeres son tan tontas. Aunque, en parte es culpa mía por precipitarme, sabía que era muy pronto. Vamos, te llevaré a tu casa.
─Puedo irme sola, gracias.
─¿Estás molesta por lo que dije de tu ex marido? Es solo la verdad. Para los hombres no hay tal cosa, como no estoy listo aun. En este momento quizás tu ex esté follándose a alguna chica linda y tú aquí llorando. Es bastante patético.
─Estás siendo grosero.
─¿Qué? ¿Esperabas consuelo de mi parte? No te equivoques, no soy el tipo de hombre que sirve de paño de lágrimas.
─En ningún momento te he pedido que lo seas; pero tus palabras están de más. Y de verdad no te molestes en llevarme, prefiero irme en taxi.
─Si así lo quieres ─dijo Adam recostándose en el sillón─, está bien, vete. Y por favor no nos veamos más, que no me gusta perder mi tiempo.
─No te preocupes, no tengo ninguna intención de volver a verte.
─Perfecto ─soltó Adam sin abrir los ojos.
BoA estaba a punto de irse cuando vio una copa de vino a medio terminar. No lo pensó mucho, tomó la copa y le arrojó el contenido en la cara.
─¡Mierda! ─exclamó Adam, levantándose del sillón, tenía la cara empapada y la camisa salpicada con vino tinto─. ¿Estás loca? ¿Sabes cuánto cuesta esta camisa?
─No lo sé, pero seguro vale más que tú ─dijo marchándose, mientras él se quitaba la camisa para limpiarla.
Cuando iba en el taxi de regreso a casa, sonó su móvil. BoA miró fijamente la pantalla durante unos segundos antes de contestar.
─Hola, ¿te desperté? ─escuchó la voz de su ex marido al otro lado de la línea.
─En realidad no ─dijo un tanto nerviosa.
─Pensé que estarías dormida. ─La voz de Yunho sonó aliviada─. Sé que es domingo, y aun no amanece; pero... tenía demasiadas ganas de verte. ¿Crees que podemos hablar?
CONTINUARÁ