Suena el despertador, alargo la mano y lo apago como puedo.
Me pesas hasta el alma, necesito vacaciones ya! Este último mes ha sido agotador, mucho trabajo y pocas horas de sueño.
Me animo pensando que hoy por fin es el último día antes de vacaciones.
Me levanto perezosamente y me dirijo a la ducha.
Bajo el agua que cae rítmicamente sobre mis hombros, y con música de fondo mi cabeza se pone a divagar.
Solo hay un pensamiento que da vueltas y vueltas.
Marta.
Como siempre.
No la veré durante un par semanas, todo lo que duren las vacaciones y ni tan siquiera tengo clase hoy con ella. Verla siempre me anima la mañana pero hoy no va a ser posible.
Desde la cena estamos bastante cercanas, cosa que me encanta. Esa confianza entre ambas.
Toda ella me envuelve, con su voz, con su sonrisa, con sus ojos.
Marta es de esas personas con las que por muy malo que esté siendo tu día, ella conseguirá arrancarte una sonrisa.
Cuando me doy cuenta se me ha hecho tarde asique salgo corriendo de la ducha y me visto rápidamente para ir a clase.
El día ha pasado sin pena ni gloria. Con esto quiero decir que no ha sido uno de los días más aburridos pero no haber visto a Marta, ni siquiera habermela cruzado por los pasillos, definitivamente no ha mejorado mi día.