-Blanca, tienes una llamada en el pasillo. –Dice el bedel del colegio.
Blanca, que está realizando nuevos estudios sobre OTTOX, no se espera para nada, la noticia que está a punto de conocer.
Corre hacia el teléfono y atiende la llamada.
-¿Sí? –Dice ella preocupada.
-¿Es usted Blanca Berkel?
-Sí, soy yo. ¿Ha pasado algo?
-Hemos encontrado a sus padres asesinados en su vivienda. –Dice el policía.
-Voy para allá, en nada.
Va hacia su despacho a quitarse la bata y se encuentra con Rebeca.
-Hola, Blanca. ¿Pasa algo? Tienes la cara blanca.
-Me acaban de decir que mis padres han muerto, ¿Cómo quieres que esté?
-Oh, no sabes cuánto lo siento...¿Y los dos? ¿Así de repente?
-Se los han encontrado muertos en su casa, creen que ha sido un robo. Ahora, si me permites, tengo que ir a casa.
-¿Quieres que hable con Elsa o algo?
-No, mejor se lo digo yo. Muchísimas gracias, Rebeca. Tú si eres una buena amiga.
Blanca se marcha y aparece Fermín.
-¿Te ha dado tiempo? –Dice Rebeca.
-Sí, he cogido esto. Mira el nombre. –Dice Fermín.
Rebeca, se queda boquiabierta. No se esperaba encontrar ese nombre en ese sitio.
-Rebeca, Rebeca, ¿Qué te pasa? Tienes cara de loca. –Dice Paula, que justo pasa por ahí.
-Nada, cielo. Que hace mucha calor... -Dice Rebeca intentando salir del paso.
-Venga, Paula. Será mejor que vayas al comedor a desayunar o te quitarán los bollos de chocolate. –Dice Fermín.
Paula corre hacia el comedor y los deja allí a los dos.
-¿Para qué querrán esa sangre? –Dice Rebeca.
-Habrá que descubrirlo.
Muchos de los chicos están saliendo de las duchas para prepararse para ir a desayunar. Marcos y Carolina, están como en una nube, enamorados.
-Tienes que dejar de entrar a media noche a mi habitación, Jacinta puede pillarnos y no sé yo la que se puede liar. –Dice Carol.
-Pues le decimos que se una, ¿No? –Dice Marcos.
Los dos se echan a reír y de pronto, aparece Roque. Se quedan callados y empiezan a cambiar de tema.
-¿Qué? No os cortéis, que ya lo sé. No hay que ser tonto, para saber que estáis juntos. –Dice Roque.
-¿Y te jode? –Dice Carolina.
-No, claro que no. Me jode que no me lo digáis.
-Venga, Roque...no es para ponerse así. –Dice Marcos.
-Ya, claro. ¿O es que a lo mejor pensáis que yo soy el topo? –Dice mientras se marcha.
-¿Y a este que le pasa? –Dice Carol.
-Déjalo. Todo esto del topo nos está sacando de quicio. –Dice Marcos. –Será mejor que nos vistamos, o llegaremos tarde a clase. En nada te veo.
-Te quiero, Marcos. –Dice Carol.
-Y yo, más. –Dice Marcos.
-Jacinta, esto no es normal. –Dice el señor del guardabosque.
-No, la verdad que no. Algo está pasando. –Dice Jacinta.
-Lo que no tenemos que hacer es decírselo a los demás. –Dice Elsa. –Este colegio no necesita este tipo de publicidad.
-No, lo que nos faltaba, tener a todo el consejo escolar en el colegio por tener a un hombre suelto por el internado.
-¿Estáis seguros de que es un hombre? ¿No puede ser un animal? –Dice Elsa.
-¿Qué animal abre cerraduras, Elsa? –Dice Jacinta.
-No tiene sentido, la verdad. Tengamos esto en secreto y lo importante, cerrar todo con ocho mil llaves y candados. –Dice Elsa.
Mientras las chicas...
-Eh, ¿Te pasa algo conmigo? –Dice Carol a Vicky, en las duchas.
-¿A mí? ¿Por qué?
-No sé, desde anoche no me hablas. –Dice Carol.
-Quizá, la que no me habla eres tú. ¿Cuándo pensabas decirme que has vuelto con Marcos? ¿O que estabas con Iván y con él en el bosque?
-¿Cómo sabes eso?
-Me lo contó Julia.
-Joder con Julia. No ha tardado nada en decírtelo.
-Por lo menos ella, estuvo ayer a mi lado cuando apareció la luz. ¿O hace falta que te recuerde lo que pasa después de ver la luz? ¿O también te recuerdo que estamos infectados?
-No te pongas así conmigo, Vicky. No es justo.
-Lo que no es justo, es que vayas criticando a Julia, cuando tú no has estado ahí. Ahora, si me permites, voy a vestirme.
Empieza la clase con Hugo y Carol va corriendo hacia Iván.
-¿A ti que te pasa? –Dice Carol.
-¿Qué me pasa de qué? –Dice Iván.
-De que has tardado cero coma en contarle a Julia que ayer estuvimos en el bosque buscando a la madre de Marcos.
-¿Y? –Dice Iván.
-Iván, dijimos que no íbamos a contarle a nadie lo que pasó.
-¿Y por qué yo no puedo contarle a Julia lo que pasa y tú sí?
-Ella es mi novia.
-Y Julia la mía. ¿Por qué si no recuerdo mal, la que apareció sin ser llamada fue Carol? ¿Qué pintaba allí?
-Yo no soy la topo. –Dice Carol.
-Ni Julia tampoco. –Dice Iván. –Ya me estás tocando un poco las pelotas con que Julia es el topo.
Deja a su amigo y a Carol y se marcha para dentro de clase, donde está Julia esperándole.
-¿Pasa algo? –Dice Julia.
-Que son gilipollas, eso pasa. –Dice Iván.
Digamos que Hugo tiene una especie de fijación con él estos días, así que lo saca al centro para hacer esgrima. Con la mala o buena suerte de que le da en toda la ceja a Hugo. Noiret, que pasaba por allí, se siente orgulloso de lo que acaba de hacer su hijo.
Cuando la clase acaba, Iván decide quedarse un rato y obliga a los demás a que también se queden.
-¿También nos vas a catear como a Hugo? –Dice Roque.
-Pues a lo mejor es lo que os hace falta. ¡Por que sois unos gilipollas, TODOS! ¡Y yo también! ¿De verdad, os creéis que entre nosotros hay un topo? ¿Después de lo que hemos pasado? –Dice Iván.
-Nacho lo dijo perfectamente.
-A lo mejor se lo dijeron a Nacho para que nos lo contara a nosotros y así crear incertidumbre. –Dice Iván.
Todos lo miran con cara impasible, no los convence.
-Está bien. Carol, si ella fuese el topo, la habrían dejado ir a ver de morir a su madre, ¿No? No lo hicieron. Vicky, mataron a Nacho. Julia, mataron a su padre. Roque, mataron a Cayetano, tu mejor amigo, yo a mi padre no le ayudo ni a limpiarse el culo y nadie será tan gilipollas de pensar que Marcos está con ellos cuando han secuestrado a su madre. Pero si estamos infectados, ¿Qué más pruebas queréis? –Dice Iván.
-Yo lo que quiero, es vivir. Eso quiero. –Dice Vicky, mientras va a su cuarto a por la medicación.
Julia, entra en su habitación para tomarse la medicina, cuando ve que no está donde la suelen poner. Su corazón empieza a ir a mil por hora, piensa que se va a morir si no tiene la medicina, cuando de pronto...
-¿Buscas esto? –Dice Iván.
-Eres imbécil, creía que no me la habían dado.
-Toma. –Hace el ademán de dársela, pero no lo hace.
-Iván, no me hace gracia y me estoy empezando a encontrar mal. –Dice Julia.
-Ven, dame un beso.
-No te pienso dar un beso, dame la medicina.
-Dame un beso.
-¡No!
-Entonces, lo siento mucho. Pero no te voy a poder dar la medicina. –Dice mientras se marcha.
Cuando está en el pasillo, oye un golpe. Entra en la habitación corriendo y ve a Julia tirada en el suelo. Corre a toda prisa, abre la medicina y se la introduce en la boca. Segundos después, el cazador ha sido cazado.
-Tenía que hacerlo. –Dice Julia.
-¡Me has asustado, imbécil!
-Y tú a mí también, estamos en paz. Pero te perdono, ven aquí. –Dice Julia, mientras le va a dar un beso.
-No quiero besos, ni mierdas. –Dice Iván mientras se marcha.
Pero para sorpresa de Julia, la agarra por detrás y le regala unos cuantos besos en el cuello.
Tras unos segundos en silencio, Julia le pregunta.
-¿Y si acabamos con todos los de OTTOX, quien nos dará la medicina? –Dice Julia.
-Ahora mismo, no estoy preguntándome eso. ¿Por qué no me dejas ver esas piernas que tanto me gustan? –Dice Iván.
-Porque nos vamos a los pasadizos. –Dice Julia, levantándose de la cama y colocándose la ropa.
-Como te pille... -Dice Iván, mientras se marcha con Marcos, que le está esperando en la puerta del baño.
-Seguro que puedes aguantar. –Le dice Julia, cariñosa.
Fermín, aprovecha que Elsa está en una reunión con varios padres, para entrar en su habitación y hacerle una serie de fotografías a unos documentos de adopción, ¿Serán los suyos?
Los chicos están preparados para entrar en los pasadizos y ver qué es lo nuevo que están escondiendo ahora los de OTTOX.
-Marcos, yo te sigo hasta el fin del mundo, pero no creo que a tu madre, la tengan escondida en el mismo sitio. –Dice Iván.
-Yo tampoco lo creo, pero tengo que mirar aquí. –Dice Marcos.
-¡Chicos! Corred, viene alguien. –Dice Vicky.
Todos se meten en el antiguo zulo donde tuvieron a la madre de Marcos y esperan que quien quiera que sea el que esté viniendo hacia ellos, pase de largo.
-Ya viene, callaros. –Dice Marcos.
Todos se agolpan en la puerta para verlo. Alguien está empujando un carrito pequeño y lo que más llama la atención es su ropaje. Va vestido como si fuese un trabajador de una central nuclear.
-¿Qué es esto ahora una central nuclear o que mierda? –Dice Iván.
-No tengo ni idea, pero esto cada vez me parece más increíble. –Dice Marcos.
-Mirad, está entrando con una tarjeta. –Dice Carol.
-Yo ya he visto esa tarjeta. –Dice Marcos.
-¿Dónde?
-Amelia tenía una de ellas. –Dice Marcos.
-Pues ya sabes lo que te toca, amigo. –Dice Roque.
Iván, que ve los objetos que hay en el carrito, no piensa marcharse de allí sin coger alguno. Por lo que sale pitando hacia el carro y coge un objeto amarillo.
¡Vámonos! Creo que me han visto. –Dice Iván.
-¡Genial, Iván! –Dice Vicky, una vez que han conseguido entrar en sus habitaciones. –Nos hemos jugado la vida por un cacharro que no entendemos.
-Está claro, que si estaba ahí, es porque es importante. –Dice Marcos.
-Importantísimo. –Dice Vicky. –Nos van a terminar dejando sin medicina como no paremos de meter las narices donde no nos llaman.
-¿Crees que nos metemos donde no nos llaman? Porque yo creo que no. Estamos infectados por su culpa, no por la nuestra. –Dice Julia.
-Si no hubiésemos querido a jugar a detectives, nada de esto habría pasado. –Dice Vicky.
-Si tú prefieres vivir en la ignorancia allá tú. –Dice Iván. –Pero esto ya no es un juego. Están jugando con nuestras vidas. Y si yo tengo que dar la mía, para que esos hijos de puta acaben en la cárcel o bajo tierra lo voy a hacer.
-¿Os queréis callar y ayudarme a saber qué es esto? –Dice Marcos.
-Prueba a poner la marca. –Dice Julia. –Esperberg.
-Aquí. –Dice Marcos. –Según esto, sirve para medir la radioactividad de un lugar. La usan para las centrales nucleares.
-Lo que me faltaba por oír. Encima de tratar con personas, ahora tienen una central nuclear en los pasadizos. –Dice Vicky.
Blanca, ha llegado a casa de sus padres, donde están llenos de policía.
-¿Blanca Berkel? –Dice Saúl, haciéndose pasar por un policía.
-Sí, soy yo.
-La acompaño en el sentimiento.
-¿Sabe qué es lo que puede haber sido?
-Todavía estamos investigándolo, pero a su padre le quitaron el oxígeno y a su madre la ahorcaron con una cuerda. ¿Sabe quién ha podido hacerlo?
-No, no lo sé. Hace muchos años que no me hablaba con ellos. Ya sabe, pensamientos diferentes...-Dice Banca.
-Entiendo. Hemos podido averiguar, que sus padres estaban en un programa de protección de testigos.
-¿Qué?
-La semana próxima tendrían un juicio con este señor. Un genocida nazi, llamado Wulf. ¿Lo conoce? –Dice Saúl.
-No, no lo conozco. –Miente.
-Seguiremos investigando más sobre sus padres y no dude que nos pondremos en contacto con usted. –Dice Saúl.
-Gracias. Si pasa algo, tenéis mi número. –Dice mientras se marcha.
Blanca se mete a su coche, y estaba de felicidad. Parece que está mal decirlo, pero cuando se enteró de quien era verdaderamente sus padres, no tenía nada más que odio hacia ellos.
Empieza a recordar...
-¡Mamá! ¿Hasta cuándo nos pensáis tener en estas condiciones? –Le dice Blanca a su madre en el laboratorio.
-¿Qué te crees? ¿Qué estás en el laboratorio del pueblo?
-No, claro que no. Allí curan. ¿Aquí? ¿Aquí que hacemos? ¿Dónde está Bravo y Murillo?
-No han podido seguir con el proyecto.
-¿Habéis acabado con ellos?
-Eso no te importa, Blanca.
-¿Y mi hijo? ¿También os vais a deshacer de él?
-¿Qué?
-No contaba con ello, pero estoy embarazada. De tres meses.
-Creo que ya sabes lo que tienes que hacer. –Dice impasible.
Ahora...
-Ahora tienes lo que te mereces, "mamá". –Dice para ella mientras arranca el coche.
Fermín, intenta llegar hasta el final con su plan de sacar del psiquiátrico a María. Allí, no la tratan como es debido. Consigue cogerla, pero justo cuando está a punto de sacarla, el director los pilla y entre varios enfermeros, consiguen disuadirle y quitarle a María.
-Oye, oye. Ten, llama a este número y te ayudará a sacar a María. –Dice una enfermera.
-Gracias. –Dice agradecido.
Cuando Blanca llega al internado, Noiret, la está esperando.
-Ven. Tenemos reunión. –Dice Noiret, enfadado.
-No tengo el cuerpo para tonterías. –Dice Blanca.
-Ya, tus padres han muerto, ¿Es eso?
-¿Cómo lo sabes?
-Será mejor que hablemos con Hugo.
-No tengo que hablar nada con ese crío.
-Mira, Blanca. A mí me hace la misma gracia que a ti, pero te tengo que recordar que de él depende que tú y yo estemos vivos.
-¿Querías hablar conmigo? –Dice Blanca cuando entra en el despacho de Hugo.
-¿No será este hombre el que te ha atendido? –Le enseña una foto de Saúl.
-Sí, ese es el policía Araujo.
-El policía Araujo. ¡Qué original! Te han tomado el pelo. Este hombre es nuestro mayor enemigo. Se llama Saúl. -¿Qué le has dicho?
-Les he dado su nombre, su dirección y su número de teléfono, ¿Tú qué crees? –Dice Blanca. –No les he dicho nada, no soy tonta.
-Así me gusta. Tenemos que investigar porqué él se ha hecho cargo del caso de tus padres, tiene que haber alguien más metido en todo esto. –Dice Hugo. –Podéis iros.
Los chicos, están en clase de estudio con Elsa. Carol y Marcos, no paran de darse arrumacos bajo la atenta mirada de Amelia.
-Marcos y Carol, parad ya si no queréis que os separe. –Dice Elsa.
-Perdón. –Dice Marcos.
Amelia, no les quita ojo. A pesar de todo lo malo que ha hecho, le gustaría que Marcos la creyese, que no pensase así de ella.
Elsa, también se da cuenta de cómo lo mira.
-Elsa, ¿Puedo subir a mi habitación a por los apuntes? Me los he olvidado. –Dice Marcos.
-Corre, ve. Llevamos media hora de clase y te das cuenta ahora. Madre mía, como tenéis las hormonas. –Dice Elsa.
-No tardes. –Le dice Carol.
Marcos se levanta de la mesa y va hacia su habitación. Coge el cuaderno, pero el objeto que cogieron en los pasadizos, se cae y hace un sonido extraño. Se dirige hacia un lugar determinado y ve que el aparato, no para de sonar, por lo que no puede desaprovechar la ocasión y se marcha sin decirle nada a sus amigos.
La clase acaba y los chicos suben a la habitación para encontrar a Marcos.
-¿Dónde está? ¿Le habrán hecho algo? –Dice Carol.
-A lo mejor cuando entró a por los cuadernos, estaban buscando el aparato y se los han llevado. –Dice Roque.
Otra vez el silencio.
-No empecéis a tocarme los cojones con el tema del topo. ¡Estamos hablando de Marcos, joder! –Dice Iván.
Mientras que Marcos, piensa que puede encontrar a su madre gracias a ese objeto, su madre está encerrada en una especie de celda, ¿Dónde estará? Y lo más importante, cuando Irene, está intentando llamar a los guardianes para que la saquen de ahí, ve a Andrés. Pero este, no la reconoce del todo.
Marcos, por su parte, encuentra un lugar donde el objeto amarillo, se dispara. Entonces, cuando intenta dar un paso más, tropieza con algo blindado. Quita las hojas del bosque que tiene encima y se da cuenta de que debajo de él hay un túnel.
Tiene que decírselo a los chicos.