How we became lion hearts

By Amechan12

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Las tortugas pasan por una etapa dificil despues de una gran perdida que los obligara a dejar su hogar. TMNT... More

Capítulo 1. Flores efímeras
Capítulo 2. No hables

Capítulo 3. Estaré justo aquí esperándote

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By Amechan12


Apartados por los océanos, día tras día

Y lentamente me vuelvo loco

Escucho tu voz en la línea

Pero no detiene el dolor

Después de que el último de sus hermanos se fue Miguel Ángel cayó en una profunda desesperación. Había dicho que no los esperaría pero no sabía a donde más ir. Cuando le conto a sus amigos ya no era una gran sorpresa. Casey solo cerró los ojos y suspiro. Abril agacho la mirada pero nada más. Ya no podía recibir siquiera la lastima de sus amigos.

Tomo el peluche entre sus manos y lo miro un momento antes de tirarlo al suelo con ira. Iba a destrozarlo en pedazos pero era lo último que había recibido de alguno de sus hermanos así que por falta de voluntad o por apego a ellos no se deshizo de él pero tampoco lo acepto en sí. Caminaba de lado a lado sin cesar, no comía, no dormía ni podía quedarse un solo momento sentado para calmarse. Contemplaba el lugar con agobio, sus ojos se paseaban por cada rincón, de esquina a esquina con pánico. El lugar era un asco: estaba sucio, oscuro, mohoso, húmedo, maloliente, faltaba oxígeno y el miasma a muerto lo volvía vesánico. Ya no podía tragarlo más. Tenía que escapar de todo esto. No era justo que el fuera el único que tuviera que quedarse en donde nadie más quiso; si sus hermanos mayores no pudieron ¿Por qué él si?

Si te veo al lado de nunca

¿Cómo podemos decir para siempre?

Dio un último paseo por el lugar. Sus plantas ya iban a morir, no había porque quedarse. La cocina no había sido usada en un tiempo; había mucha comida que ya había caducado. El dojo ya no apestaba a sudor como normalmente lo hacía. Entro y miro a su alrededor, el árbol se veía bien y eso de alguna forma le fastidiaba muy atrás de su mente. Fue al cuarto de su sensei y no había siquiera rastro del incienso que le encantaba usar; claro que no le sorprendió, aunque ahora extrañaba el aroma.

Fue al laboratorio y pudo notar que faltaban muchas cosas pequeñas; pero la moto seguía ahí, la van, algunos prototipos sin terminar entre otras cosas. Luego fue al cuarto de Donatello; algo sin usar; casi no estaba ahí pero estaba lleno de sus cosas como libros y...oh, muchos libros ya no estaban. Paso sus dedos por las pastas de estos en su estante y tomo uno al azar mientras se sentaba en suelo: era un libro infantil; su padre solía leérselos pero para Donnie era lo que más le gustaba así que él se lo quedó. Le dio unas hojeadas; tenía muchas imágenes pero no tantas como le gustaría, el libro perfecto para su hermano a los 5 años:

"A veces te echo de menos. ¿Existe un cielo más allá de las nubes? ¿Y nubes en el paraíso? Por fin, he cumplido lo que acordamos. En esta tarde de primavera, sé que tú estás.

El tiempo que pasamos juntos fue como unos fuegos artificiales, que llenan todo el firmamento, pero, en un abrir y cerrar de ojos, se desvanecen. La añoranza, en cambio, es como una semilla enterrada en lo más hondo del corazón y que lentamente germina".

Donde sea que vayas lo que sea que hagas

Estaré justo aquí esperándote

Lo que sea tome o como mi corazón se rompa

Estaré justo aquí esperándote

Al fin lo cerró y lo puso de vuelta en el estante y se dirigió a la habitación de Leonardo. Siempre fue muy limpio y le gustaba el orden. También tenía muchos libros pero casi todos era haikus que Miguel Ángel no llegaba a entender, aun así lamió su dedo y abrió uno en una página al azar:

"Despertó, solo

Y se volvió a dormir;

Ruido de lluvia"... No lo entendía... tal vez otro...

"¡Esta mañana

Salí a ver las flores...!

Pero ya no estaban". Hmmm...eran algo complicados pero por alguna razón lo hacían sentir mal. Cerro el libro con un suspiro y tomo una vela blanca casi nueva; no sabía porque la había dejado; aun así bien y no se había llevado casi nada. Típico de Leo.

Siguió a la habitación de Rafael y era notoriamente más desordenada que las de Leonardo y Donatello; pero no más que la suya. Había muchas cosas rotas pero en general no estaba tan mal. Rafa no era mucho del tipo que leyera pero si tejía. Tomo entre sus manos una de las ultimas prendas que su hermano estaba haciendo pero era tan poco el avance que no sabía decir si era una bufanda o un suéter o cualquier otra cosa. Vio en el suelo restos de tela color café; como el osito que le había dado. Aunque no lo pensó mucho ya que el menor no tenía uno de estos desde que hace años se le había destrozado el suyo y le rogo a sus hermanos darle una despedida digna: con una caja, unas hojas y un discurso que él había escrito por su cuenta con crayones viejos y rotos. De pequeños no tenían más que lo que encontraban en la basura o flotando en el agua; podía recordar el asco que sentía al meter sus pequeñas manos entre la sucia y negra agua para encontrar cualquier cosa. Hubo ocasiones que no encontraban ni para comer y fue en ese entonces que se dio cuenta de lo bien que sabían los restos de comida y las cascaras de frutas mohosas en comparación con calcetines sudados y animales muertos desde hace semanas.

Con todo eso el muñeco que tenía era un gran tesoro. Casi no estaba usado ni roto. También el libro de Donnie se veía como nuevo junto con otros juguetes que habían recibido en ese tiempo; resulta que una juguetería había cerrado y estaban recién en el basurero así que casi no se habían maltratado.

El solía llevarlo consigo todo el tiempo y hasta lo sentaba junto a él a la hora de comer y dormían juntos a pesar de que a sus hermanos les molestaba la idea de que en la cama fueran seis en lugar de solo cinco. "Es de la familia y la familia duerme en la misma sabana". Les contestaba el antes de acurrucarse más cómodamente y empujar un poco a Rafael; quien usualmente dormía a su lado a pesar de que todas las mañanas se quejaba de lo mucho que Mikey se movía y lo golpeaba durante las noches.

Sonrió un poco al recordar su niñez; tal vez en el momento era difícil pero sus mentes no lo procesaban del todo y se volvió algo normal. Cuando al fin pudieron encontrar cosas mejores no pensaron en la gran diferencia que había hecho. Y cuando descubrieron el mundo exterior y todas las maravillas que allí había esos tiempos ya ni se les pasaba por la mente. Pero ahora eran dulces recuerdos que atesoraba; se preguntaba si sus hermanos lo apreciaban de igual forma que él. Si así fuera entonces no dejaría que sus memorias se amargaran por el pesar.

Lo daba por sentado, todas las veces

Que pensé que de alguna manera duraría

Escucho la risa, pruebo las lágrimas

Pero ahora no puedo acercarme a ti

Al fin llego a su propia habitación y era el mismo desastre de siempre. Recogió varias cosas que le precian importantes para viajar. No sabía si algún día regresaría pero todos dejaron algo atrás. Tal vez era por esperanza y eso es lo último que queda vivo solía decirles su padre así que ¿Por qué no? No tenía nada de malo seguir las enseñanzas de su maestro aun después de que ya no estuviera. Hizo su maleta y salió de su habitación. Respiro hondo y dio un último viaje al baño antes de partir, luego camino a la salida y observo el túnel por el que marcharon sus hermanos. Odiaba ese túnel ahora pero podía hacer las paces. Volteó completamente y avizoró el lugar una última vez; no sabía que buscaba. Una razón para quedarse tal vez; pero no había ninguna y debía aceptarlo. Solo esperaba encontrar una razón para volver algún día. Anhelaba que todos la encontraran. Cerró los ojos unos momentos y los abrió algo más determinados y comenzó a caminar.

Oh, ¿no puedes verlo, cariño?

Me estás volviendo loco

Claro que él le aviso a sus amigos antes de partir. Seria grosero no hacerlo considerando todo lo que habían hecho por ellos. Primero visito a Casey en su trabajo de medio tiempo y como siempre estaba debajo de una camioneta con varias herramientas cercas. Trato de alcanzar una en específico pero no lo lograba así que Miguel Ángel se la acerco en silencio.

"Gracias". Dijo como no percatándose del hecho que se suponía que estaba solo en el taller. "¿Oh?, ¡AY!". En algún momento entendió lo que pasaba y se golpeó la cabeza con el auto, luego salió y miró a Mikey, parpadeando varias veces, lento.

"¿Qué pasa? ¿No te gusta tener visitas de tus amigos?". Preguntó, algo divertido.

"Oh, no es eso...es que creí que eras Rafa; el venia seguido aquí pero después de lo que paso dejo de hacerlo y como...ya sabes; no lo esperaba". Dijo algo serio y se levantó para limpiarse las manos con un trapo. Estaba manchado de aceite hasta el cabello. Clásico de Casey Jones.

"Está bien...sé que estas ocupado pero-". No sabía cómo decirlo, desvió la mirada y se rascó la cabeza por detrás.

"¿Quieres charlar un rato?". Le pregunto, genuinamente gustoso de ayudarlo.

"La verdad; solo venía a despedirme". Confeso el de bandana naranja.

"Bueno, no diré que estoy sorprendido". Se sentó en la mesa y lo invito a acomodarse palmeando el espacio junto a él. "Pero sí que los voy a extrañar. Ojala todos hubieran venido a despedirse".

"Yo hubiera preferido que nadie se fuera". Murmullo bajando la mirada, viendo sus pies moverse al flotar desde su lugar en la mesa.

"Yo también, pero no puedo hacer nada ahora. Realmente lo lamento". Suspiró resignado el muchacho de cabellos oscuros.

"Está bien, no fue culpa de ustedes. Yo debí haber dicho algo para evitar que se fueran; pero me di cuenta cuando era tarde".

"¿Y a dónde iras?". Lo miro su amigo humano, algo curioso.

"No lo sé...". Suspiró hondo. "Supongo que ellos tampoco lo sabían".

"A donde te lleve el viento". Asintió Casey.

"Jaja. Sí, eso creo". Había pasado tanto desde la última vez que soltó una risa que ahora le parecía extraño hacerlo. Aunque era algo vacía, falsa.

"Vaya, estuve pensando mucho en ustedes pero ahora que tengo la oportunidad de decir algo no se me ocurre nada". Expreso mientras miraba el techo. O tal vez veía al cielo por la ventana; quien sabe.

"Si, yo tampoco sé que decir salvo...adiós, Casey". Le ofreció la mano y este la estrecho con fuerza, palmeando su caparazón.

"Más te vale venir a visitarnos, ¿eh?". Lo sacudió un poco.

"Si, lo haré. Te lo prometo".

"Sabes que no creo en palabras; sino en acciones". Le sonrió algo nostálgico.

"Pues tendrás que creerme esta vez. Sé que volveré porque una parte de mi quiere hacerlo; no creo poder olvidarme de todo esto por completo". Abrió los brazos, señalado todo el lugar, la ciudad y a los que conoció allí  junto a todos los recuerdos que había forjado".

"¿Y si lo haces?". Le cuestiono su amigo, arqueando una ceja.

"Entonces no lo sé". Admitió, preocupado.

"Bueno, no lo hagas". Poso su mano sobre su hombro. "Adiós, Mikey".

Levanto su brazo y le señalo un último adiós antes de subir al tejado y marcharse.

Donde sea que vayas lo que sea que hagas

Estaré justo aquí esperándote

Lo que sea tome o como mi corazón se rompa

Estaré justo aquí esperándote

"¿Abril?". La llamaba mientras tocaba su ventana y juntaba sus manos alrededor de su cara para ver el interior de su hogar. "¿Estás ahí?".

Justo cuando se dio la vuelta para irse se escucharon varios pasos apresurados y la ventana abriéndose. "Mikey". Su voz siempre fue tan dulce, tan comprensiva.

"Hola, Abril". Se le acercó para darle un fuerte abrazo que le fue igualmente correspondido con mucho afecto; hace tanto que no sentía este tipo de calidez. Le gustaba imaginar que si tuvieran madre sus abrazos serían como los de su querida amiga.

"Vamos, pasa. ¿Qué te trae por aquí?". Se veía contenta, agradecida. Lo que hizo que su pecho se sintiera aún más pesado por la culpa; si había alguien a la que no podían herir de ninguna forma era Abril. "Pensaba que podías quedarte un tiempo si quieres, te acomodare el sofá o podrías dormir en mi habitación. Puedo buscar un apartamento más grande, incluso o enviar a mi padre a la sala; aunque no le gustara del todo la idea, jaja. Pero estoy segura de que-"

"Abril". No podía seguir escuchando esto. Hacía que fuera aún más difícil.

"¿Si?". No estaba seguro si era lastima, emoción o solo quería ayudar pero sus ojos tenían ese intenso brillo de siempre y su sonrisa tan radiante que podían enamorar. "Vine a despedirme".

En ese momento su expresión cambio por completo y su sonrisa ahora era melancólica, sus ojos brillaban pero con tristeza. "Oh, ya veo... ¿estás-?". Se interrumpió un instante a sí misma, uno muy pequeño para limpiar su lagrimal con sus delicados dedos. "¿Estás seguro?". Se abrazaba a sí misma y lo miraba de manera intensa, pero no asfixiante.

"Sí. Eso creo".

"Lo entiendo, debe ser difícil y-". Siempre intentaba ser la más madura pero nadie nunca le dijo que no tenía que reprimir sus emociones todo el tiempo. Era igual de fuerte sonriendo que llorando. Miguel Ángel se acercó a ella y le dio otro abrazo, ahora ella lo apretaba con más fuerza y sus uñas se enterraban en sus hombros; pero no le dio importancia. Esta iba a ser la última vez que se verían en mucho tiempo y quería aprovecharlo.

"No nos olvides, ¿quieres?".

"No, jamás lo haré".

Me pregunto cómo podemos sobrevivir

Este romance

Pero al final si estoy contigo

Me arriesgaré

Sintió las gotas del lamento caer sobre su piel y las propias comenzando a escaparse por las chispas de sus mejillas. Se quedaron así un rato pero no se arriesgaría a dejar demasiado tiempo pasar o podría arrepentirse de su decisión porque muy en el fondo no quería irse y hacerlo le estaba costando todas sus fuerzas.

Oh, ¿no puedes verlo, cariño?

Me estás volviendo loco

Al fin reunió la fortaleza para dejarla ir, sus manos se resbalaban por las de ella lentamente mientras se miraban uno al otro.

Donde sea que vayas lo que sea que hagas

Estaré justo aquí esperándote

Lo que sea tome o como mi corazón se rompa

Estaré justo aquí esperándote

Esperándote

"Hasta pronto, Abril".

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