How we became lion hearts

By Amechan12

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Las tortugas pasan por una etapa dificil despues de una gran perdida que los obligara a dejar su hogar. TMNT... More

Capítulo 1. Flores efímeras
Capítulo 3. Estaré justo aquí esperándote

Capítulo 2. No hables

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By Amechan12


Tú y yo, solíamos estar juntos

Todos los días juntos, siempre

Realmente siento que estoy perdiendo a mi mejor amigo

No puedo creer que este podría ser el final

Parece como si lo estuvieras dejando ir

Y si es real, bueno, no quiero saber

Donatello se encontraba de pie frente a sus hermanos, quienes estaban sentados en el sofá viendo las noticias para asegurarse de que el enemigo que enfrentaron en su última batalla no había causado más problemas; aun no estaban del todo bien pero con el paso del tiempo se forzaron a seguir con su rutina para poder cuidar la ciudad, ya que es lo que su padre habría querido. Sin embargo, el silencio aún era lo único presente entre ellos y el vacío no cesaba, seguía allí como una sombra acosándolos.

Los determinados ojos del portador de la bandana purpura al anunciar su partida causaron la primera conversación real con sus hermanos en los últimos días; y la cual sería la última en mucho tiempo.

"¡¿Como que te vas?!". Pregunto Rafael, algo molesto. "No es gracioso".

"Sé que no lo es, pero es lo mejor para todos". Añadió el de ojos azul celeste; el siena alrededor de sus pupilas más vivo que nunca, si es que a eso se le podía llamar vivo.

"Espera, Donnie. ¿A qué te refieres?". Cuestiono el líder ante esto último.

"Sabes perfectamente de lo que estoy hablando, Leonardo. Ya ni siquiera hablamos, nuestros amigos ya no nos visitan porque todos sus intentos de hacernos sentir mejor no dieron resultados. No tiene caso; no es lo mismo sin el Sensei y yo...siento que...". Mientras explicaba se colocaba sus manos alrededor de la cabeza con desesperación. "Ya no puedo-"

"Basta, no digas nada más. Si quieres irte, vete". Lo interrumpió el mayor de los cuatro, su rostro no mostraba ninguna emoción pero mantuvo sus ojos fijos en los de Donatello con autoridad.

"Perfecto, eso es justo lo que quería hacer, gracias". Exclamo con algo de descaro mientras se dirigía a su laboratorio; el cual seguramente estaría lleno de polvo pues llevaba un tiempo sin siquiera entrar en él; contrario a como solía ser antes pues recordaban bien como era casi imposible sacarlo de ahí.

"¿Qué?, ¿Enserio nos vas a abandonar?". Insistió Rafael, interponiéndose en el camino de su hermano.

"Oh, vamos Rafael; esto tenía que pasar y lo sabes. Estarán perfectamente bien sin mí, ya no somos una familia". Su forma de decirlo era casi cínica; no parecía ser algo difícil para él.

Esto último realmente ofendió a Rafael y la ira venia acompañada de esa tan conocida avidez de brutalidad. Pero dicho sentimiento fue oprimido por gresca ante un dolor brotando en su rostro. Reacciono algo tarde; se giró para ver al genio algo escéptico pero este ya se encontraba cerrando la puerta. Llevo sus dedos a acariciar la zona en la que había recibido el golpe; no dolía tanto pero si sentía algo de sangre correr por su nariz, pero era solo una gota, no era nada. Sabia lidiar con el dolor físico; pero jamás aprendió a soportar el que yacía creciente en su pecho ni a reprimir las impotentes lagrimas que salían de sus ojos.

Ahora Leonardo, estaba furioso. Toco la puerta del laboratorio con fuerza mientras le gritaba al más esbelto del grupo. Bien y se lo esperaba de Rafael; pero no de Donatello. Usualmente él era más paciente que esto y su reacción estuvo totalmente fuera de lugar.

"Rafa, ¿estás bien?". Le pregunto el menor, acercándose a él para ver la herida. Su mejilla izquierda estaba enrojecida y mientras Miguel Ángel tocaba suavemente sobre ésta Rafael cerro su ojo cárabe ante la sensación.

"Si, estoy bien". Suspiro algo irritado mientras el de bandana naranja lo observaba con pena y limpiaba la sangre que ahora había manchado sus labios y su mentón; era un delgado hilo de color carmesí y al probarlo el extraño sabor a metal inundaba la punta de su lengua. Los tres dirigieron su atención a la puerta que permanecía cerrada; una desagradable sensación invadiendo sus cuerpos.

No hables, sé exactamente lo que estás diciendo

Así que por favor deja de explicarme

No me lo digas porque duele

No hables, sé lo que estás pensando

No necesito tus razones

No me las digas porque duele

Después de varios minutos la puerta volvió a abrirse y los tres hermanos miraron a su genio en el marco. Por un momento pareció que sus pupilas temblaron al verlos en la puerta. Miguel Ángel abrió la boca para decir algo pero Donatello solo levanto la mano, pidiendo silencio y continúo su camino por la sala hasta la salida. Paró unos segundos para ver la oscura alcantarilla frente a él, las aguas sucias que allí había. Usualmente no le molestaba pero ahora le causaba repugna y lo único que deseaba era alejarse lo más pronto posible. Continuó su camino pero soltó un bufido de exasperación al escuchar unos apresurados pasos siguiéndole entre las aguas.

"Mikey, basta". Dijo con la mirada al suelo.

"Solo quiero que lo reconsideres. Piénsalo bien, Donnie: ¿es esto lo que en verdad quieres?". En su voz podía sentirse la esperanza de que cambiara de opinión y regresara. Pero no. Esta vez no.

"Si". Siempre prefirió ser concreto y directo con sus respuestas; incluso cuando a veces recibía comentarios de sus hermanos llamándole "frio". Tal vez tenían razón, podía llegar a ser muy calculador a veces pero no era su culpa ver todo con lógica.

"Pero Donnie-". Aquí iba de nuevo, en ocasiones consideraba seriamente que Miguel Ángel no hacía más que manipularlos con tal de que hagan lo que él quisiera; por supuesto que nunca lo había dicho en voz alta; eso le hubiera traído problemas con su familia.

"Cállate". Los ojos de Miguel Ángel se llenaron de confusión y dio un paso para tocar el hombro de su hermano pero este se volvió a él con un aire intimidante. "¿Sé lo que haces, crees que con esa dulce sonrisa y brillantes ojos me convencerás? ¿Qué con esa amable voz y ese arrebatador aroma a flores o esa sugestiva aura de luz de Sol me tendrás comiendo de la palma de tu primorosa mano?". A cada paso que daba hacia adelante, Mikey daba uno en retroceso.

"¿Qué? No, yo-". Algo confundido y desesperado intentaba excusarse de tan hirientes acusaciones pero se le era difícil actuar bajo presión.

"Pues no, no, no, no...esta vez no". La sonrisa que desplegaba era algo sarcástica, amenazante. "¿Y sabes qué? Con esa carita embriagadora que tienes no lograras nada; el mundo no es así, ¡Ya madura!"

"Lo sé, Donnie yo-".

"No, no lo sabes. No sabes nada porque tu cabeza está totalmente vacía y tu mente está perdida en las nubes. Y como sé que tienes problemas para comprender hasta la más mínima cosa déjame decírtelo bien claro: No quiero nada que ver contigo ni con ellos. Se acabó, ya no somos hermanos, es más; nunca lo fuimos. Así que piérdete ahora". Se da media vuelta para marcharse.

"¡No! ¡Me niego a dejarte ir!". Le toma del brazo con fuerza, aferrándose a su hermano mayor.

"¡Vete al diablo, Mikey!". Lo empujo con fuerza para liberarse del agarre, tirándolo al suelo. Los ojos de Miguel Ángel se llenaron de tristeza y shock ante el acto de su hermano; el cual este aprovecho para alejarse, tirándole una última mirada de desprecio.

Paso la curva más cercana y aprovecho para mirar atrás un momento con los ojos húmedos y lleno de arrepentimiento. "Lo siento, Mikey".

Nuestros recuerdos, pueden ser tentadores

Pero otros son terriblemente aterradores

Mientras morimos ambos, tu y yo

Con mi cabeza entre mis manos me siento y lloro

Pasaron los días y perdieron totalmente la esperanza de volver a ver a su hermano. Abril tampoco se lo tomo nada bien cuando se enteró pero pidió que lo esperaran. Estaba convencida de que volvería cuando estuviera listo. Lástima que ya no había nada a lo que volver.

"¡¿Qué, tú también?!". El grito de Rafael hizo que Mikey abriera sus ojos exaltado y saliera de su cama para ver que ocurría.

"Lo siento, Rafael; pero si no soy lo suficientemente fuerte como para mantenernos unidos entonces soy un fracaso como líder y como hermano mayor. Tengo que irme para ser más fuerte por ustedes".

"Eso es estúpido, Leo, ¿Cómo vas a mantenernos unidos si no estás?".

"Volveré cuando sea un líder merecedor de este equipo". Afirmo con determinación.

"¿Cuál equipo?". Exaspero Rafael, como rogando.

"A eso me refiero".

No hables, sé exactamente lo que estás diciendo

Así que por favor deja de explicarme

No me lo digas porque duele (no, no, no)

No hables, sé lo que estás pensando

No necesito tus razones

No me las digas porque duele

Guardaron silencio por unos momentos, los ojos del más fiero ahogándose en súplica. Sí que había decaído.

"No volverás, ¿verdad?".

Leonardo lo ignoro, se dirigió hacia Mikey y con una sonrisa le acaricio la cabeza. "Cuídense mucho, ¿sí?"

Rafael sostuvo su brazo izquierdo con fuerza mientras se encogía sobre sí mismo. "Contéstame".

El de bandana azul lo miro entre resignado y harto. Se le acerco y tomo su brazo, quitando sus largos vendajes y dejándolos caer al suelo. Miro detenidamente las cortadas frescas y olfateo el aroma a sangre en ellas. "Ya no lo hagas".

"Lo hare si te vas". Maldición, sonaba tan patético.

"¿Me vas a chantajear?". Inquirió el mayor.

"Tómalo como quieras. Hare lo que sea para que te quedes". Contesto mientras miraba sus vendas en el suelo, estaban ya muy sucias.

"¿Incluso matarme?". La pregunta le golpeo como un balde de agua fría, se le helo la sangre y tembló con espanto.

"¡NO! ¡CLARO QUE NO!". Se defendió; se veía totalmente afectado. "¡¿Qué demonios te pasa, Leo?! Yo jamás haría tal cosa".

"¿Sabes? Me cuesta trabajo creerlo". No sabía que era lo que más odiaba: si lo que decía o su actitud al decirlo.

"¡¿Q-que?! ¡¿De verdad me crees capaz de-?!"

"Si, después de todo no sería la primera vez que-"

"¡Así no fueron las cosas, lo sabes!". El auto control de Rafael siempre había sido muy limitado, y ahora parecía que Leonardo no quería dejarle más opción que estallar.

"¿Por qué no dejas de engañarte a ti mismo, hermano?". No cambio su rostro ni un poco al sentir el fuerte golpe que lo tiro al suelo, después de ese vinieron muchos más. La mirada fría y muerta del mayor enfurecía aún más al peleador del equipo. Los gritos desesperados de Miguel Ángel y las palabras de odio de Rafael eran callados por el sonido del choque piel contra piel ante los oídos de Leonardo.

Mikey corrió para detener a su hermano hasta que por fin logro separarlo, sosteniéndolo desde atrás con todas sus fuerzas, ambos cayendo al suelo. Leonardo se levantó con total normalidad.

"¡Púdrete, Leonardo! ¡MUERETE! ¡Si tanto te quieres ir entonces hazlo, mira lo mucho que me importa! ¡No quiero volver a ver tu asquerosa cara nunca! ¡¿Entendiste?! ¡TE ODIO! ¡¿ME ESCUCHAS?! ¡¡TE ODIO!!"

Todo está terminando

Tengo que dejar de fingir quienes somos

"Si, lo sé". Volteo a verlos una última vez. Ambos observaron cómo su líder se alejaba hasta que lo perdieron de vista totalmente. Rafael soltó un grito desgarrador y comenzó a llorar desconsoladamente. Leo y el siempre habían sido muy cercanos. Le recordó a lo mucho que el menor había llorado cuando sus hermanos mayores fueron por el a las alcantarillas después de que Donatello se había ido.

Tú y yo,

Puedo vernos muriendo, ¿lo estamos?

Mikey quiso hablar, ¿Pero con qué sentido? Su hermano le lanzo una mirada agresiva que lo hizo retroceder mientras este tomaba su sai y se lo enterraba cerca del hombro izquierdo. Por más enfermizo que fuese es era su forma de lidiar con sus problemas. Lo único que rompía el silencio era el quejido de Rafael ante la gran cortada que se había hecho. Miguel Ángel lo ayudo a desinfectar sus heridas y le puso vendas nuevas y esterilizadas. Pero el mayor ni siquiera lo compadeció con una mirada.

Al terminar el menor se hincó frente su hermano y lo tomo del rostro, forzándolo a mirarlo a los ojos. Este parecía ser más alto por las posiciones y junto sus frentes para consolar al mayor; miro su ojo verde esmeralda y su ojo color ámbar, estaban húmedos y le correspondían la mirada hasta que tuvieron que cerrarse por las amargas gotas que caían sobre estas como lluvia de tormenta; eran las propias lágrimas de quien intentaba reconfortarlo. Los brazos del mayor rodearon a Miguel Ángel y permanecieron ahí quietos por horas.

No hables, sé exactamente lo que estás diciendo

Así que por favor deja de explicarme

No me lo digas porque duele

No hables, sé lo que estás pensando

No necesito tus razones

No me las digas porque duele

Los días pasaron y Casey y Abril habían podido visitarlos un par de veces pero ellos tenían unas vidas muy ocupadas en la superficie así que los hermanos restantes trataban de no acapararlos tanto. Casey dijo estar sorprendido de que Leonardo se fuera; Rafael no le creyó. Aunque era un caso totalmente distinto con Abril, ella estaba genuinamente estupefacta; o al menos eso pensaba Miguel Ángel.

Cierta tarde el de bandana anaranjada se encontraba en el jardín que el mismo había construido. Su sombrero y sus guantes estaban algo sucios por la tierra y el fango, una que otra ramita con hojas se le quedaba atorada mientras trabajaba; las plantas habían estado marchitándose últimamente. Se limpió el sudor de la frente y se lanzó aire con su sombrero mientras soltaba un suspiro. Parecía que no iban a salvarse sin importar lo que hiciera.

Después de un rato decidió ir a descansar y se sentó en el sofá, no encendió la televisión ni se puso a leer; tan solo abrazo sus piernas mientras observaba los dedos de sus pies. Escucho los pasos de Rafael acercarse y sintió su peso sobre el sofá, junto a él.

"Hola". Dijo bajo, algo rasposo.

"Hola". Contesto con melancolía en su voz. Ya sabía lo que le iba a decir.

"Tengo este osito de peluche y creí que te gustaría". Le sonrió de lado mientras le mostraba el muñeco. Sus piernas estaban algo abiertas y sus codos sobre sus rodillas. Nada bueno venia.

"Mh-hm". Fue su única respuesta, y volteo su mirada hacia el otro lado, no quería verlo; quería que notara lo desinteresado que estaba.

"Bueno, yo...quiero que lo tengas. Te hará compañía". Lo puso junto a él, en una posición entre acostado y sentado. Mikey lo miro un segundo y luego subió la mirada hacia su hermano, fastidiado.

"Está bien, ya. Tengo que decirte que...iré a buscarlos". Admitió, ahora él era quien estaba desviando la mirada.

Había solo una cosa que podía decir en un momento así. "¿Qué?". No grito, pero en su voz se notaba que quería ahorcar al mayor.

No me lo digas porque duele

Sé exactamente lo que estás diciendo

Así que por favor deja de explicarme

No hables, no hables, no hables, no

Sé lo que estás pensando

Y no necesito tus razones

Sé que eres bueno, sé que eres bueno

Sé que eres muy bueno, oh

"Si, emm...". Chasqueo la lengua y entrelazo sus manos. Se acomodó un poco para no estar tan encorvado pero aún no lo miraba. "Voy a recuperar nuestra familia". Esta vez sí lo miró.

"Entonces así son las cosas...así es como termina todo, ¿eh?".

"No, Mikey. Mike, mírame". Trato de tomar su barbilla para que lo mirara pero este lo aparto con su codo, abrazándose aún más y escondiendo su rostro entre sus rodillas y sus brazos. "Yo voy a volver, lo prometo".

"Eso dices". Se escuchó su voz quebradiza. "Pero yo sé que mientes".

"No, Mikey. Volveré, yo...lo siento". Le apiadó una caricia en el caparazón y se levantó del sofá. "Espérame, ¿sí? Prométeme que vas a esperarme, a esperarnos. Mikey, promételo. Por favor".

"No, lo siento...". Fue lo último que dijo, ya no hablo más, ya no hizo ruido alguno.

No lo hagas, no lo hagas

Silencio, silencio, cariño

Silencio, silencio, cariño

Silencio, silencio

No me lo digas porque duele

Se escuchó un suspiro resignado y unos pasos alejándose. "Cuídate, Mikey".

A la lejanía se escuchaban movimientos sobre el agua hasta que se volvieron inaudibles y un asfixiante silencio invadió ese lugar al que alguna vez llamaron hogar.

Silencio, silencio, cariño

Levanto la mirada y busco a su hermano. Se puso de pie y corrió a la salida. No había nadie. Atisbó el vacío del oscuro túnel durante una eternidad hasta que lagrimas comenzaron a correr por su rostro.

Silencio, silencio, cariño

Rogo por una oportunidad, y si ya la había tenido suplicaba que volviera. Pero no.

Silencio, silencio

Ahora estaba solo. Todo se había desvanecido. No había nada.

No me lo digas porque duele

Todo estaba perdido.

Oh, silencio, silencio, cariño

Ya era tarde.

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