Seamos amigos (KawoShin)

By CharlotMAD

22.8K 2.3K 2.4K

Evangelion AU preescolar. Shinji Ikari de 5 años y Kaworu Nagisa de 6 años, son un par de niños con historias... More

La vida de Shinji Ikari
La vida de Kaworu Nagisa
Una nueva etapa
Encuentro indeseable
La travesura
Llamadas
Galletas, cuentos y desconfianza
Cambio de planes
Ganando terreno
¿Aprobación?
¡Todos al zoológico!
Hoy es tu turno
La reunión más especial
¿Qué es lo que siento? Parte I
Trabajo en equipo
El gran golpe
Cuestiones paternales
Sorpresas

¿Qué es lo que siento? Parte II

816 80 101
By CharlotMAD

N/A: Este capítulo se abordará desde la perspectiva de Kaworu

---

El viento soplaba muy fuerte. Tanto, que todas las hojas secas del árbol frente a la ventana de su habitación estaban cayendo violentamente. Dubitativo, rememoraba al otro niño que seguramente lo aguardaba en el preescolar.

Suspiró pesadamente y aunque por una parte le desagradaba la situación desafortunada en la que se encontraba, mayormente no podía evitar sentir que la suerte estaba de su lado. Kaworu se hallaba algo congestionado y sumamente decaído. Obviamente, sin ninguna posibilidad de ir al encuentro de su compañero.

Se levantó tan sólo unos instantes y se puso de puntillas para mirar por la ventana mientras se lamentaba un poco. Lo que sí era seguro es que se sentía realmente tonto por haber salido a la lluvia con sólo una camiseta de mangas cortas durante la tarde del día anterior, y ahora pagaba el precio quedándose en casa ese día lunes. Y por Dios que se aburriría sin nada que hacer. Él, tan activo como era, siempre quería estar haciendo algo, ya fuera jugar, dibujar o tocar música. Lo que sea menos estar en cama y sólo leer revistas.

---

Durante la primera mitad del día se levantó a penas para sacar unas galletas de la cocina, cuidando que su madre no lo sorprendiera, y luego seguió descansando en su cama, calentito. Hacía bastante frío, y a pesar de que siguió algo aburrido, a partir de cierta hora comenzó a disfrutar más de haber faltado.

Pero aunque un descanso no le venía mal, sí que se sentía un poco triste por su amigo.

Seguro el buen Shinji lo esperó cada vez más impacientemente conforme pasaron los minutos en las primeras horas de la mañana. Y seguramente ahora estaría algo abatido ya que Kaworu solía llamarlo si se presentaba un inconveniente que lo hiciera faltar al preescolar.

El desconcierto se hacía presente de nuevo en sus pensamientos, ya que si era honesto consigo mismo, no tenía muchas ganas de ver a Shinji esos días. Es más, desde hace varios días, tenía la extraña sensación de querer evitarlo. Cuidaba demasiado que no se diera cuenta, y para nada estaba enojado, pero se sentía muy raro estando con él. Antes las emociones agradables lo rodeaban el 100% del tiempo si se trataba de Shinji, pero ahora no estaba seguro de qué era lo que sentía.

Aquel tema se lo estuvo planteado desde hace varios días y cada vez tenía más peso tanto en su mente como en sus acciones involuntarias.

El niño suspiró y miró por la ventana. Luego con determinación, tomó una pequeña libreta de notas que estaba en su mesita de noche y un lápiz para escribir:

"Cómo saber si me gusta Shinji:

□ Me divierte mucho.
□ Quiero estar cerca de él todo el tiempo.
□ Me revuelve el estómago (de buena manera).
□ Pienso que es muy lindo".

Miró con detenimiento la hoja de papel. Nunca había sido un niño sociable, pero según él, basándose en lo que había escuchado, en cosas que había leído y en lo que solía ver en televisión, aquellos eran los parámetros básicos para gustar de otra persona. Y no podía seguir mintiéndose a sí mismo como para no hacerse ese cuestionamiento interno a esas alturas.

El primer punto siempre lo había sabido. Desde que lo conoció y se sentó a su lado en el primer día de clases de toda su vida, notó una simpatía particular de su parte.

Era muy tímido e introvertido, pero de alguna forma muy abierto también. Le divertía escuchar como sin querer revelaba algunos detalles de su privacidad, como que tenía dinosaurios de plástico ordenados por tamaño y por color, o como que le gustaban las galletas con chispas de chocolate. Por lo mismo le parecía extraño que casi no tuviera amigos como tal, aunque se rodeara de otros chicos constantemente y contara con tanta gracia y encanto sus aventuras.

Tachó con una "X" el primer recuadro.

El segundo punto lo había descubierto a medida que pasaba más y más tiempo con él. Shinji reía con sus ocurrencias y lo hacía sentir especial. Jamás se hubiera imaginado que podía ser tan carismático y agradable a los ojos de alguien más. Eso, sin mencionar su gracia habitual, lo hacía querer buscar su compañía siempre. Aparentemente su amigo correspondía ese sentimiento de apego, por lo que era fácil pasar mucho tiempo con él.

Tachó el segundo recuadro.

El tercer punto lo descubrió cuando se sentó en la hamaca de su patio con Shinji. Fue lo más increíble que había sentido nunca. Sólo tuvo que cerrar los ojos y relajarse junto a su mejor amigo. Era lo más básico de lo básico.

Tachó el tercer recuadro.

El último punto era el que más lo confundía e intrigaba. ¿Por qué algunas personas simplemente eran más agradables de mirar que otras? No tenía idea desde cuando había comenzado a observar a Shinji de manera distinta al resto. O incluso de forma distinta a como lo hacía antes, cuando comenzaron a ser amigos. El color de su cabello, antes castaño oscuro, ahora le parecía igual al más rico chocolate. Sus ojos eran de un azul oscuro muy bonito y su mirada dulce. Lo que lo hacía tener un rostro muy adorable en general. A veces se detenía a observarlo unos momentos cuando hacían actividades y suspiraba totalmente embelesado. Su amigo no parecía notarlo en lo más mínimo.

—Qué lindo... —murmuró recordando aquellas ocasiones.

Tachó el último recuadro con total seguridad y añadió una frase más abajo con un asterisco: "Huele como a frutas, en especial su cabello".

Claro, no costaba demasiado sincerarse consigo mismo para no sentir que el contexto se le escapaba de todo control, pero aún seguía en una encrucijada.

Además, últimamente al pensar en ese tema en concreto, llegaba a deprimirse un poco imaginando que Shinji probablemente no contemplaba su cabello gris o sus ojos rojizos. No tenía razones de todos modos, sus facciones siempre habían sido muy extrañas... Pero por alguna razón no quería que lo que sentía fuese unilateral. O peor. Que él sintiera lo mismo hacia una niña.

—¡No, no, no! —sacudió la cabeza, queriendo olvidar esos pensamientos. Imaginar que Shinji se alejaba de él por algo así era insoportable. Además, hace no mucho habían hablado parcialmente del tema por teléfono y Shinji le dijo que no le interesaban las niñas aún.

Dejó la libreta en su velador y enseguida se removió en su cama abrazando a su conejito rosado. En cierto momento, unas lágrimas traicioneras comenzaron a fluir de sus ojos. Ya sabía que Shinji le gustaba, pero, ¿Era eso algo bueno o un problema? Si bien no podía negar que se sentía de maravilla junto a él, al mismo tiempo eso era lo que estaba causando todo un caos en su mente y emociones conflictivas dentro de él.

Tenía tanto miedo de no querer soltar jamás su mano... O peor, de que Shinji se la quisiera soltar.

Y por otra parte... Era horriblemente evidente que no era normal lo que ocurría con él.  Mientras más lo pensaba, más sentía que estaba mal.

Kaworu siempre fue extraño, y a su vez siempre supo que la gente tenía esa impresión de él. No era un niño extrovertido, ni demasiado comunicativo... Pero él no buscó ser así. Simplemente lo era y ya... y dentro de todo, siempre había podido lidiar con esas diferencias. Pero esta diferencia era demasiado grande y notoria como para ignorarla. A Kaworu le gustaba un niño. Un varón. Un chico, como él.

Su mejor amigo Shinji.

Abrazó más a su conejito mientras se hundía en la almohada, que ya estaba algo húmeda por sus lágrimas.

Tal vez ya no podrían seguir siendo amigos si quiera.

---

Rato después su madre entró a su habitación para llevarle su almuerzo: un caldo de pollo.

—¿Cómo estás, peque? —dejó la bandeja en el velador mientras el chico parecía que recién había despertado.

Kaworu asintió con la cabeza y ella comenzó a preparar todo, poniendo la bandeja en su regazo.

—Mamá... Ya no quiero ir al preescolar —dijo de la nada con voz tenue, y luego se giró rápidamente, escondiéndose entre las sábanas.

—¿Pero qué dices? ¿Es una broma? —se acercó para oírlo mejor.

—Mmm... —gruñó levemente, muy frustrado— No quiero...

—¿Te sientes mal, cariño? ¿La fiebre te subió?

—No —siguió con la cabeza hundida en la almohada, haciendo pucheros.

—¿No quieres comer?

—No.

Su madre empezó a preocuparse. No era nada normal que su hijo hiciera esa clase de berrinches y menos sin un motivo aparente. Le revisó rápidamente la temperatura para ver si se encontraba mal, y nada.

—¿Por qué no querrías seguir yendo al preescolar? —preguntó, logrando que sacara su cabeza de la almohada— ¿No decías últimamente que lo pasabas tan bien?

—No quiero... —restregó sus ojos y volvió a agarrar con fuerza su conejito.

—¿Qué hay de Shinji?

Al oír su nombre Kaworu permaneció en completo silencio, mientras miraba un punto fijo de la habitación. Luego, unas finas lágrimas empezaron a caer por sus mejillas.

—Ay, cariño... No me digas que se pelearon...

A falta de una respuesta, simplemente lo cobijó entre sus brazos y le acarició la espalda, mientras este seguía llorando y suspirando pesadamente.

—¿Así que es eso? ¿Te peleaste con Shinji...?

El chico negó con la cabeza.

—¿Entonces qué ocurrió? ¿Ahora él se junta con otros niños?

Kaworu se soltó poco a poco de los brazos de su madre y tomó aire, mientras ella lo observaba atentamente.

—No puedo decirte lo que me pasa... Te molestarás conmigo... —Kaworu a sabiendas de que su madre no se enojaría con él, quería demostrarle de todas formas posibles que se sentía frágil, que necesitaba su ayuda. Solo necesitaba oír que todo estaría bien.

Ella guardó largo silencio mientras lo miraba a los ojos.

—Escúchame... No hay nada, absolutamente nada que sea tan grave como para que no me lo puedas contar. Sabes que yo siempre voy a escucharte y apoyarte si lo necesitas.

Kaworu sin titubear mucho más se abrió con ella.

—Él me gusta.

En un principio sólo hubo un silencio total como respuesta. No quería interpretar por cuenta propia la afirmación de su hijo.

—¿Te gusta en qué sentido, hijo? —le sonrió dulcemente, aunque sonando algo impaciente.

Una madre siempre sabe, y claro que ella sabía a que se refería, pero debía oírlo de él.

—Me gusta Shinji... —de pronto estalló en llanto— ¡S-Sé que debería gustarme una niña pero me gusta él...! ¡Esta es otra maldita cosa en la que soy raro...!  —se talló los ojos mientras sollozaba. No pudo seguir reprimiendo sus emociones de ningún tipo. Desde siempre había sido tachado como bicho raro en todas partes, y claramente esto no se añadía, sino que coronaba la lista de razones para justificar dicha afirmación— Creía que por fin comenzaba a adaptarme bien en un lugar... a encajar, y pasa esto...

Su madre limpió delicadamente su rostro, secó sus lágrimas y lo abrazó, esperando calmarlo un poco antes de decirle nada más.

---

—Kaworu... ¿Cuál es el problema exactamente, hijo? Shinji es un chico muy leal y no va a rechazar tu amistad por esto...

—Mmm... quien sabe... Pero esto es raro, digo... yo soy raro.

—No lo tomes así, cariño... Bueno, estadísticamente no es lo común, yo no te mentiré. Pero ¿Y qué? Eres un chico poco usual en muchos ámbitos. Aprendiste a leer a los 4 años, siempre fuiste maduro para tu edad, tienes modales impecables y--

—Y nunca antes había tenido amigos porque nunca le agradé a nadie de mi edad...

—Bueno, no la has tenido muy fácil, pequeño... —acarició su cabello cuidadosamente— Pero tampoco tan difícil... Tu padre y yo siempre te hemos apoyado.

—¿Incluso ahora?

—Incluso ahora.

—Mmm... ¿Crees que papá piense como tú?

—Kaworu... —suspiró— Quiero que entiendas algo... Nosotros siempre pensamos en la posibilidad de que esto pudiera ocurrir. Claro que no sabíamos que pasaría pero tampoco nos sorprende demasiado.

—¿Y por qué...?

—Por ejemplo... ¿Por qué te gusta Shinji?

—Bueno... pues porque es amable, dulce y tierno como nunca lo había sido nadie conmigo —Se tapó con las mantas para ocultar su sonrojo repentino.

—¿Ves?... Analizando tu forma de ser, siempre imaginamos que tu primer enamoramiento sería basándote en el completo interior de una persona. En sus sentimientos, y no en si era un chico o una chica.

Kaworu se calmó un poco con eso y comenzó a respirar más tranquilo. Por un lado no se sentía demasiado bien ser sometido a tales interrogantes que exponían sus pensamientos más íntimos, pero sentía también que necesitaba liberarse, y además las palabras de su madre lo hicieron sentir mucho mejor. Creía que tenía en razón en todo lo que decía.

—Mamá... ¿Siempre seré así?

—¿Así cómo?

—Pues así... raro.

—Si te refieres a que te guste un niño, no lo sé... Tal vez cuando crezcas te guste una niña. Puede ser también.

—¡Pero no quiero eso! ¡Quiero que siempre me guste Shinji! ¡Yo-- —se calló de pronto al sentirse avergonzado de sus palabras. Su madre sólo rio apaciblemente.

—Bueno, voy a calentar el caldo en el microondas porque seguro que se ha enfriado mientras hablábamos —se levantó de la cama mientras le acariciaba la mejilla— Espérame.

Kaworu observó cómo su madre iba nuevamente a la cocina.

Le daba algo de vergüenza, pero en el fondo sabía que su padre lo apoyaría también. Aunque el problema seguía estando en que no sabía qué hacer con Shinji exactamente. ¿Por qué tenía que ser tan difícil enamorarse de alguien?

—Dile lo que sientes —dijo su madre sacándolo de sus pensamientos.

—¿¡Qué!? —se exaltó Kaworu.

—Eso... Dile lo que sientes. Díselo. Es la única forma de que tu mente no se torture más con planteamientos hipotéticos. No intentes adivinar qué dirá él. Averígualo tú mismo. Además, tú eres muy valiente y audaz para decir las cosas, confío en que no te será demasiado difícil.

—No lo sé... No creo que Shinji lo acepte así como así... Mucho menos de otro niño... Tal vez si le digo se asustará y ya no querrá ser mi amigo...

—Yo creo que sí. Y no sólo eso.... Mira, cuando él vino aquí y estuvieron en la hamaca del patio, parecía muy feliz contigo, y francamente yo noté algo... La manera en que te miraba y como te abrazaba, no era precisamente la de sólo un amigo, déjame decirte.

—¿Tú crees que yo le gusto a Shinji? —esa idea lo hacía estremecerse por completo. Era tan extraño y fuera de cualquier posibilidad contemplada, pero a la vez sería lo mejor que podía pasarle en la vida. Era como un poder difícil de controlar. Y que seguramente conllevaba una gran responsabilidad.

—Hazme caso, cariño. Una madre sabe cuando alguien gusta de su retoño. Y por eso creo que con mayor razón debes decirle.

Kaworu suspiró, no muy convencido, pero a la vez extrañamente motivado. Comenzaba a estar ansioso nuevamente.

—Sé que tienes miedo, y de cierta forma está bien que lo tengas. Está bien que seas consciente de que muchas veces hay consecuencias cuando se actúa sólo con el corazón. Y lamentablemente el mundo en general no acepta de entrada algo tan simple como que dos chicos se gusten —Kaworu miraba atentamente a su madre— Te recomiendo algo. Dile cuando estén solos, y en general trata de no actuar muy diferente cuando estén en el preescolar...

—Bien... Creo que puedo intentarlo... —suspiró algo más calmado. A fin de cuentas lo que más quería hacer era sacarse eso del pecho, y no había nadie mejor para ello que el mismo Shinji.

—Dime, hijo, ¿Has sentido alguna vez que te han mirado raro por cómo se comportan con Shinji?

—No, nadie... Sólo hay una amiga de él que a veces es muy poco amable pero yo creo que está celosa desde que llegué.

—¿Le gusta Shinji?

—No, es que él es su amigo desde hace tiempo. Y además yo no le caigo bien. Y es mutuo —se cruzó de brazos e hizo pucheros.

—Ah, sí, me habías hablado de ella hace tiempo, cuando recién llegaste... ¿Y qué me dices de la maestra? ¿Alguna vez les ha comentado algo a uno de ustedes?

—¿La maestra Misato? Bueno, ella suele decir que le parece adorable cómo nos cuidamos mutuamente y que espera que siempre seamos muy buenos amigos.

—Ah... —pareció aliviada al oír las declaraciones de su hijo— Entonces con mayor razón no hay mucho de lo que debas preocuparte. La gente no parece notar nada más que una simple y fuerte amistad entre ustedes.

—Sí, es cierto...

—Bueno, tómate la sopa ahora... ¿Ya te dio algo de hambre?

—Sí, un poco... —Kaworu se dejó mimar y almorzó de una vez el rico caldo de pollo que le habían preparado.

Su madre lo miró con algo de lástima. Ojalá fuera tan fácil como dar rienda suelta a lo que seguramente querían hacer todo el tiempo, ya fuera abrazarse o tomarse de las manos, pero no. Tímidamente debían corresponder sus sentimientos sin que los demás supieran exactamente qué pasaba entre ellos. Era muy triste si lo veía por ese lado. Y sólo el tiempo diría qué pasaría después.

Por la mente de Kaworu pasaban ideas similares, sólo que él tenía la mente mucho más revuelta. Lo único que tenía claro eran sus sentimientos y... un poco los de Shinji. No podía mentir. Aunque era imposible no sentirse inseguro, una parte de él tenía la total seguridad de que esa cálida sonrisa, esa dulce y bonita mirada de su amigo, significaba sólo una cosa: que él también le gustaba a Shinji.

Sólo quedaba averiguarlo por cuenta propia.

Continue Reading

You'll Also Like

684K 34.9K 35
Diferentes escenarios junto a los personajes de haikyuu en donde eres protagonista. -Read!F
151K 18.1K 51
Elladora Black es la hija menor de Orion y Walburga criada para ser una sangre pura perfecta, sin embargo no es lo que planearon. Narcisista, egoíst...
1.7M 85.4K 110
Como el título indica, veremos como reaccionan los héroes y heroínas de Marvel a este entretenido fic y las desventuras tanto de Peter como Logan La...
836K 88.4K 136
1era y 2da temporada ♥️ Sinopsis: En donde Jimin es un Omega mimado y Jungkook un Alfa amargado, los dos se casan por sus propias conveniencias. ⚠️...