Princesa de las Tinieblas (He...

By EugeniaVillareal

491K 37.5K 2.2K

Cada persona tiene su oscuridad interior, pero... ¿Qué pasaría si fuera más literal? Cassie Valverde ha pasad... More

Princesa de las Tinieblas
Prefacio
Capítulo 1: Está aquí
Capítulo 2: Ayuda
Capítulo 4: Espejismos
Capítulo 5: Huida
Capítulo 6: Cambios
Capítulo 7: La cabaña
Capítulo 8: Bestias
Capítulo 9: Carter
Capítulo 10: La Guarida de los Cazadores
Capítulo 11: Reunión de Líderes
Capítulo 12: Confesiones y confrontaciones
Capítulo 13: La Cárcel de las Bestias
Capítulo 14: Kali
Capítulo 15: Revelans
Capítulo 16: Tortura
Capítulo 17: Desconfianza
Capítulo 18: Conjuro
Capítulo 19: Respuestas incorrectas
Capítulo 20: ¿Quién es él?
Capítulo 21: Escape
Capítulo 22: Nuevos lugares
Capítulo 23: La Casa del Infierno
Capítulo 24: Jan y Tara
Capítulo 25: Entrenamiento
Capítulo 26: El Libro de los Infiernos
Capítulo 27: El juicio
Capítulo 28: La Marca de Lucifer
Capítulo 29: La Llamarada de Lucifer
Capítulo 30: El Río de la Muerte
Capítulo 31: Las Lexies
Capítulo 32: Culpable
Capítulo 33: Revelaciones
Capítulo 34: Rituales de sangre
Capítulo 35: Princesa de las Tinieblas
Epílogo
Nota de la autora

Capítulo 3: Vin

16.5K 1.4K 145
By EugeniaVillareal

        Lo único que veo es una fuerte luz cegadora en mi rostro, me quejo e intento protegerme con la mano, pero luego recuerdo que estoy amarrada de manos y pies a la cama y solo puedo soltar un resoplido.

 —Papá, no soy el exorcista —le digo a papá, quién está comiéndose las uñas nervioso, con el trasero en el borde de la cama, mientras que mamá coloca alguna cruces en la cabecera de la cama. Hay un espejo largo a un lado de la cama, y papá mira alternamente entre el espejo y yo. No sabe si mirarse a sí mismo o a mí.

 —No sabemos lo que pueda pasar, cielo.

 Tiene miedo. Lo noto por su postura y su cuerpo tensado, ha fruncido el ceño y está pasándose las manos por el cabello continuamente. Pero no puedo reprocharle nada porque yo también tengo miedo. A pesar de que nunca sé con exactitud cuando ella toma mi cuerpo, puedo sentir cuando se aproxima.

 —Papá, si de alguna forma esto no llega a funcionar, siempre se puede encontrar otra forma. —Busco a los ojos de papá y le lanzo una mirada esperanzadora—. Lo sabes, ¿verdad?

 Por un momento noto una tristeza en los ojos de papá, pero inmediatamente lo reemplaza con una sonrisa confortante.

 —Por supuesto, cariño. Siempre estaré buscando.

 Hago una mueca. No me gusta la idea de mi papá pasando toda su vida buscando  un remedio para algo que no tiene solución.

 Suena el timbre, seguido de un irritante golpeteo en la puerta. Mamá inmediatamente deja caer las cruces que estaba por acomodar y abre la puerta de mi habitación algo escamada.

 —Ha llegado.

 No puedo evitar sentirme nerviosa. Ha pasado un tiempo desde la última vez que un sacerdote nos ha visitado que he olvidado la sensación de ser como un animal zoológico. Siempre maravillados pero alejados.

 Comienzo a mover los dedos de los pies y manos en un acto desesperado. Papá, al darse cuenta de mi reacción, me lanza una mirada tranquilizadora.

 —No desesperes, cielo. Si no fuera bueno en lo que hace, Lily no lo hubiera recomendado.

 —¿Lily?

 Intento esconder mi estupefacción por unos instantes sin éxito.

 —Es una buena chica—comenta papá con expresión cariñosa.

 No tengo razones para protestar.

 La puerta se abre repentinamente haciendo que pegue un salto (que hace que me duelan más las muñecas por las cuerdas) y mamá entra con expresión impredecible. Luego de que entrara mamá con el cuerpo en tensión, aparece en el marco de la puerta un muchacho de aproximadamente dieciocho años, con postura altanera. Observa la detenidamente la sosa habitación con ojos inquisidores. Se detiene un poco más en el espejo sucio y en la cama ladeada a la que estoy amarrada.

 Hace una mueca de desagrado.

 —No podré trabajar bien si el lugar no está en buen estado—advierte sin mirarme. Aunque me da la sensación de que se refiere a mí cuando dice que no está en buen estado. En realidad no me veo muy bien.

 Lleva unos jeans ceñidos combinados con una camiseta gris un tanto sucia y encima lleva puesta una chaqueta negra de cuero. Completamente diferente de lo que se espera de un tipo de la iglesia. ¿Acaso este es el hombre que me librará de mi maldición? No lo creo. Y al parecer papá tampoco ya que, al inspeccionar al chico con la mirada, levanta su trasero del borde de mi cama y se detiene a unos metros del muchacho.

 —¿Eres tú el sacerdote?

 A pesar de que intentó parecer intimidante, papá lo único que logra es una expresión aburrida del supuesto religioso. El chico ignora su pregunta.

 —Vin Villanueva—se presenta con voz gruesa y varonil.

 —Vin Villanueva—repite papá algo irritado y en seguida le ofrece su mano—. Robert Valverde.

 El muchacho mira vacilante la mano de papá, pero luego de unos instantes la estrecha. Mamá en seguida se acerca a papá y lo toma por los hombros, a la vez que mira al chico.

 —Debo suponer que ya eres experto en estas cosas...

 —¿Exorcismos?—interrumpe el chico. Mamá hace una mueca—. Por supuesto.

 Me mira y puedo verle bien el rostro. Sus facciones son algo toscas, pero sus ojos almendrados y su cabello castaño corto lo aligeran un poco. Excepto por esa cicatriz que recorre alrededor de su ojo izquierdo. Aunque no es muy grande, le da un aspecto más amenazador.

 —Supongo que habrás traído tu equipo —dice papá al tiempo que se acerca más a la cama de forma protectora.

 —¿Para qué un equipo?—expresa el castaño—. Sólo necesito fe divina y el espíritu de Dios.

 —Me refiero a alguna biblia o algo por el estilo.

 —No será necesario. Me sé la Biblia al derecho y al revés.

 Mamá solo rueda los ojos. Papá guarda silencio y se sienta un la cama. Busca mi mano, pero al recordar que ésta está amarrada a la cama, sujeta el borde mi blusa.

 —¿Estás seguro de que éste es quién Lily recomendó? —susurro para que Vin no escuche. Y estoy segura de que no lo hace ya que mamá se ha puesto a hablar con él.

 —No sé qué pensar —musita papá. Y de hecho, yo tampoco. Su aspecto es absolutamente diferente al de un sacerdote, pero aun así, algo en su mirada me hace pensar que sabe más de lo que aparenta.

 Vin para de charlar con mamá y se encamina la cama. Lanza una mirada a papá y éste inmediatamente se levanta de donde estaba sentado, pero no se aleja. El castaño me examina  el rostro con el ceño fruncido y yo, en acto de rebeldía, saco la lengua. Vin ni se inmuta.

 —Si en verdad quiere que ayude a su hija, lo mejor sería que salga de la habitación —dice a mamá. La señora de la casa se queda inmóvil unos segundos, pero después camina hacia la puerta. Antes de que mamá salga, intercambia una miradas con el chico. Después, Vin mira a papá indiferente—. Usted también, señor Valverde.

 —No me parece correcto dejar a mi hija sola con un desconocido mientras ésta está amarrada a la cama.

 Vin forma una sonrisa ladeada.

 —Ha dejado a su hija a merced de desconocidos por años, y muchos de ellos muy mayores. No creo que esta sea la excepción.

 —No eran desconocidos y jamás la dejamos a solas con los demás sacerdotes—protesta papá.

 —Creo que ha quedado claro que yo no soy como los demás sacerdotes.

 Papá refunfuña, y está a punto de protestar pero yo lo detengo.

 —Lo mejor es que salgas, papá. —Me mira dolido, pero después me obedece y sale de la habitación con un portazo. Vin permanece mirando la puerta. Esperando. Luego clava sus ojos en mí y en mis manos atadas. Frunce los labios y se acerca a la cama. Mete su mano dentro de la chaqueta y saca un cuchillo reluciente de treinta centímetros.

 Corta las cuerdas que sujetan mis manos fácilmente con el cuchillo y al terminar se desliza hasta mis pies y los desata. Yo solo lo miro anonada mientras sobo mis muñecas.

 —Puedo hacerte daño—le digo. Vin suelta una risa irónica.

 —¿Tú?

 —Bueno, no exactamente yo—titubeo—. Pero sí.

 Vin me observa. No es como la otras veces, que pareciera que me mirara pero no lo hace, sino que ésta vez realmente me ve. Casi como si descubriera todos mis secretos. Y yo también le observo.

 No.

 Me sobresalto. Por un instante me había olvidado de que podía escucharla. Me doy cuenta de la magnitud del problema. Puedo escucharla. Eso es demasiado malo.

 —No puedo ayudarte—dice calmado, sin dejar de mirarme—. Pero conozco gente que si puede hacerlo.

 —¿Cómo puedo estar segura de que es verdad lo que dices?

 Vin se encoge de hombros.

 —No lo sabes, pero supongo que ya has de sospechar de que no soy un sacerdote.

 Observo de nuevo su aspecto, desgarbado y en cierta forma sucio.

 —No sé quién seas, pero definitivamente no un sacerdote.

 El chico sonríe, al tiempo que coge una bolsa desgastada del suelo y la lanza a mis brazos, sin esperar que la tome.

 —Bueno quizá no sea tu salvación, pero sí un pasaje a la libertad. Anda, coge tus cosas importantes, comida y todo eso.

 —¿Por qué? ¿Piensas raptarme?

 —No será así a menos que lo pienses de esa forma. 

Continue Reading

You'll Also Like

15.2M 1.3M 37
TRILOGÍA DEMON #1 ¡A LA VENTA EN LIBRERÍAS! "El infierno está vacío. Todos los demonios están aquí." -William Shakespeare.
148K 2.3K 7
¿Volvió la guerra contra los Damphir? ¿Las dos razas enemigas volverán a unirse? Definitivamente, no lo creo. Cinco hermanos vampiros en contra de la...
194K 16.4K 27
Harry Barlow es un chico que se ha criado en un hogar donde no predomina el amor, sino las cosas materiales. Según sus padres, el valor de las person...
125K 5K 7
Sonny McDowell es una chica de 18 años que puede parecer muy normal, pero trabaja como agente de nivel internacional para el Programa de Protección I...