Santiago.
El amor era sincero, de verdad nos amábamos y queríamos una vida compartida, por lo que no se podía ni dudar ni esconder lo que sentíamos, pero era inútil ir a favor de eso si seguíamos viviendo con una mentira, fingíamos que estaba bien, que nos habíamos arreglado y podíamos hacer como si nunca hubiese pasado, sin embargo para ella no era así y por más real que sintiera sus besos, sus abrazos, su mirada en la mía, detrás de todo eso, su ex la seguía marcando, y mucho. Por mi parte lo intenté y sin su consentimiento traté de verlo de la forma que ella necesitaba, así no me lastimaba a mí y podía salvarnos en el caso que algo más nos quisiera derribar, pero los días siguieron pasando y en casa era como si no existiera Emiliano para nosotros, y para concluir me tuve que adaptar y enfocarme en lo que realmente me importaba, Lupe y su cariño cada vez más intenso hacia Aitana, el cual me preocupaba un poco por cómo sentía la situación, mi hija estaba atravesando una etapa donde se adjudicaba todo lo que pasaba a su alrededor y lo absorbía en la memoria para tenerlo como archivo y sacarlo cuando yo menos lo esperaba. El tema actual era lo que empezaban a hablar en el jardín por el mes en el que se festejaba el día de la madre, y a mí me citaron para debatir qué hacer con ello entre adultos.
—Estuvimos prestando mucha más atención desde que las señoritas llevaron el tema a la sala y notamos la ansiedad de Lupe por elaborar el trabajo.
— ¿A qué se refiere?
—Las señoritas les contaron a los nenes que vamos a preparar regalos para las mamás por su día, pero también es para las abuelas por aquellos que no la tienen o simplemente no viven con una mamá, pensamos que por los casos que tenemos y que no son pocos, las abuelas reciban este trabajo, sin embargo Lupe asume que tiene una mamá y cuando lo hablamos con ella, mencionó el nombre de una chica.
—Aitu. —le dije yo y la directora asintió, contuve el aire y exhalé en todo el tiempo que ella tardó en buscar algo en su carpeta.
—La nombre muchísimo, todo el tiempo está contando cosas de ella y desde que propusimos el tema del regalo, hace mucha más mención.
—Sí es que... bueno es mi novia y pasamos mucho tiempo con ella, de hecho estamos por convivir y Lupe tiene adoración, pero nunca me dijo nada que creyera que es su mamá.
—Los chicos son inteligentes, saben cómo tratarlo, las señoritas dijeron que iba a ser una sorpresa y por eso lo está ocultando, mire esto es lo que dibujó cuando específicamente le dijimos que podía ser su abuela. —dijo y me pasó una hoja con un dibujo que había hecho mi hija, eran mamarrachos pero se notaban claros los monigotes que intentó unir, uno más grande que el otro. En la inferioridad de la hoja, la maestra había escrito Atu y Lupe. —Cuando se le preguntó para nombrarla como suya, ella negó que era su abuela y nos dio el nombre de la chica... quien evidentemente está adoptando como imagen materna.
—No sé qué pensar... es una relación estable pero nunca le dijimos que podía ser como una mamá y tampoco lo preguntó, se tienen mucho cariño pero no pensamos en esto.
—En lo único que puede perjudicar a Lupe es el caso que usted termine esta relación y a ella le cueste entenderlo, porque obviamente los problemas de los grandes los chicos no los entienden de la misma forma, pero como es una relación estable según dice... me parece que sería bueno que lo hablen en casa y aclaremos las dudas.
—El día que hagan los trabajos por el día de la madre, y cuando los entreguen, ¿debería mandarla o no?
—Eso va a depender de lo que ustedes decidan, si fomentar lo que Lupe cree o... llevarla a la realidad, que no está muy alejada de lo cierto, es su pareja, es la imagen materna que tiene actualmente, ella sabe lo que es una mamá y por eso la adopta a su pareja como tal, y si eso está bien para ustedes... entonces nosotros actuamos en base a sus valores, de todas formas no sería la primera nena en el mundo que tenga una familia ensamblada, actualmente es mucho más normal de lo que se cree... más del cincuenta por ciento de su clase tiene padres separados o alguno no está presente... lo que yo sugiero es que lo hablen en casa y vuelva a venir para debatir sobre cómo proseguir de parte del establecimiento.
Salí del colegio perturbado, con las manos temblorosas y el corazón latiéndome a mil por segundo, me invadía la preocupación y la enorme tensión que sentía cargar en mis hombros cada vez era más pesada. Me asustaba que Lupe creyera que Aitana era su mamá, y no porque no quisiera que ella lo viera así, sabía que había una relación sincera entre las dos y se querían mucho, pero el futuro era incierto y por más amor que le tuviese a mi novia, no podía hacerla responsable de algo tan grande como significaba adoptarse mutuamente como madre e hija, y lo complicado y peor de todo, es que a una nena de tres años, con mentiras no se la podía enfrentar, dibujar la verdad tampoco era opción, porque a pesar de su corta edad, asumía y naturalizaba lo que yo le inculcaba.
Mi mejor consultora para tratar los temas, además de ser Aitana en la actualidad, era mi mamá, siempre lo había sido y como pedí el día libre en el trabajo para hacer otro tipo de trámites, fui a su casa al terminar para tomar mates con ella mientras mis chicas estaban en sus actividades diarias y mi papá ocupaba su tiempo esperando por su auto en el taller, por lo que tuvimos nuestro momento a solas.
—Estoy confundido ma, me siento tan descolocado... Lupe está... está asumiendo cosas que no sé si están bien.
— ¿Por qué no? A ver Santi yo también creo que están avanzando a pasos agigantados, pero no me parece mal, Aitu es una buena chica y se nota que tiene buen corazón, la quiere mucho a Lupe y eso es lo único que debería importar.
—No dudo de eso, sé lo mucho que se quieren y también sé que Aitana no va a pensar mal de esto, al contrario le gustaría, pero... ¿y si estoy metiendo a mi hija al lugar donde estoy yo con mi novia? Soy yo quien lo está dando todo, quien debería arriesgarse por esta relación, pero la estoy llevando a Lupe también y no quiero que ella salga lastimada.
—No tendría por qué hijo, ¿o vos crees que no es una relación para meterse a fondo?
—Sí lo creo.
— ¿Entonces? —preguntó pero no supe qué responder, mi cabeza era un mar de dudas y estaba comenzando a frustrarme, escuché a mamá suspirar y hacerme lo que mejor sabían hacer las madres, entender y suponer. — ¿Qué está pasando entre vos y Aitu, no lo pueden hacer funcionar?
—Sí podemos, pero...
— ¿Pero...?
—Desde que se enteró que el ex está enfermo y la dejó para que no pasara toda la situación que le toca vivir, lo está haciendo igual... y no quiero que me moleste, porque no deja de planificar conmigo y querer más con nosotros, sigue insistiendo para que nos mudemos juntos y todo el tiempo acciona como si fuésemos una familia... pero eso, no sé... está ahí.
—Está ahí, pero no interfiere entre ustedes y sus planes ¿qué es lo que te preocupa? Santi es humana, obviamente puede estar mal por la persona con la que compartió mucho tiempo de su vida, es normal...
—Ya sé, pero siento que está metiéndose más de lo debido, indirectamente me hace entender lo va a ver, que está angustiada y se mantiene en contacto con la madre por él, eso me hace ruido...
— ¿Y no le preguntaste por qué no quiere decírtelo?
—Tuvimos una pelea fuerte porque me lo dijo y yo no lo pude aceptar, así que decidió que para que no nos afectara, no me iba a contar más nada, pero es peor... bueno no sé qué es peor, que me lo cuente o no me diga nada, las dos cosas me molestan y no debería pero me jode.
—Es normal que te moleste, vos sos su pareja actual y estamos hablando de su ex, no de un amigo, hubo sentimientos de por medio, pero hijo... mi vida vos tenés que confiar en ella. —me dijo agarrándome la mano para acariciármela. —si la querés y ella te quiere, tienen que confiar, ser fuertes, no dejar que esto se meta entre sus planes, si algo así los debilita no es bueno que Lupe esté metida en el medio.
—Y bueno eso es lo que me preocupa, que algo que debería estar en el pasado nos joda ahora que estamos intentando afianzarnos.
— Ahí sí me parecería que no deberías dejar que tu hija crea cosas que no son, pero porque vos estás inseguro... y antes de seguir estimulándolo, por el amor que se tienen, háblenlo, manifestale esto que te pasa, capaz lo mejor es dejar que ella también lo analice y vea si quiere aceptar a tu hija de esta forma con todo lo que le está viviendo.
—No va a dejar de tratar al ex, y mi cabeza ahora es un quilombo... porque sé que no va a dejar de hacerlo y tampoco va a permitir que lo nuestro se venga abajo por eso.
—Hijo pero vos en ese caso tenés que pensar también en Lupe, no por egoísmo de ustedes la nena va a sufrir, ¿qué pasa si ella la cree su mamá y ustedes consideran que va a ser mejor dejarlo un tiempo para que lo analicen cada uno por su cuenta?
—Pasó por tres días y Lupe casi se muere por no verla.
—Bueno eso es lo que hay que evitar Santi, mirá hijo yo no puedo meterme en tu vida y hacer las cosas por vos, yo te voy a apoyar y acompañar en cualquiera sea tu decisión así no esté de acuerdo, y por todo lo que la quiero Aitu también lo digo... háblenlo, no sigas estimulando a Lupe, piensen un poco más allá de su pareja y dense el tiempo para pensarlo... no significa que no se amen ni se apoyen, al contrario... les tiene que servir para amarse más y de ahí, empezar a pensar como la familia que quieren e intentan ser.
Busqué a Lupe en el colegio y aproveché que salió con mucho sueño para ir a mi casa, en el camino en el colectivo se durmió y caminé con su cuerpito pesado mientras pensaba en todo lo que mamá me había dicho, yo sentía que estaba mucho más vulnerable de lo normal y era extraño en mí, pero toda una confusión me estaba atacando y la crisis también, así que no le contesté los mensajes a Aitu y preferí apagar el teléfono, para llegar a conectarme con lo que éramos mi hija y yo antes de la entrada de una mujer a nuestras vidas. Llegué a casa haciendo el menor ruido posible y cerré la puerta con mucho cuidado, solamente se escuchaban unas voces provenientes del cuarto de Caro y al intentar identificar con quién hablaba me surgió una duda, así que me acerqué despacio por el pasillo y traté de recordar a quién pertenecía dicha voz.
—Vas a ver que es así como yo te digo, no le doy ni dos mangos eh.
— ¿Vos decís? No sé, por lo que me contas está bastante metido.
—Olvidate en serio, en un par de meses ya está, a ver es re difícil remontar una relación después de una pelea tan fuerte.
— ¿Pero tan fuerte fue?
—Re fuerte, no se vieron como por una semana, la cagada fue que Lupe estaba re molesta con verla. —dijo y mi cuerpo entero se tensionó, Carolina estaba hablando con alguien de mí y una extraña sensación me recorrió todo el interior al poder imaginar de quién se trataba la persona que se estaba enterando, de cómo era mi relación.
—Ay me muero, pobrecita... a veces me dan tantas ganas de poder abrazarla, mirarla en persona...
—Ya vas a poder, de verdad te digo que esperes un poquito más y ya está eh.
—Es que también me parece un poco bodrio tener que pelear con Santiago por eso, es un poco tarde...
—Es muy tarde Evelyn así que desde ya olvidate que vas a poder. —dije abriendo la puerta entreabierta del cuarto de Carolina con toda la fuerza que me proporcionó el cuerpo.
Ni en mis sueños más locos había pensando que iba a volver a ver esos ojos, después de tantos años y la carga emocional que hubo al comienzo, me bastó para no querer saber nada de la persona que estaba sentada en la cama, de quien creía que era mi amiga, me debilitó el alma pero me fortaleció mucho más por mero instinto paternal, la mezcla de bronca y asco que me produjo la situación me enfermó a tal punto de querer gritar y cuestionar lo que estaba viendo, pero tenía a Lupe dormida en mi hombro y lo único que pude hacer es mirar con asco a Carolina.
—Santi...
—Santi nada, ¿qué clase de hija de puta sos Carolina? Traes a esta enferma a mi casa, a la casa de la bebé que abandonó... vos no tenés cara. —le dije con apretando con fuerza los puños para controlarme, el calor que me subía y expresaba mi cuerpo con el enojo, podía desenvolverse en algo malo porque me sentía aturdido por lo que veía.
—San te puedo explicar.
— ¡No quiero que me expliques nada! ¡Quiero que esta persona se vaya ya mismo de mi casa! —grité sin pensar en mi hija dormida a pesar de no inmutarse. Con la mandíbula tensa, las manos temblorosas y las rodillas flaqueando, volví a repetir lo que de la garganta me salía con fuerza. — ¡Quiero que te vayas!
—Santiago pará, Caro solamente me está ayudando, yo me equivoqué y pensé que podía ayudarme a saber de mi hija...
— ¡¿Tu hija?! —grité indignado sin poder creer lo que escuchaba, me reí sin gracia y me refregué los ojos para comprobar que no estaba dormido, el mismo rechazo a su mirada me hizo entender que no. — ¡Ella no es tu hija! ¡Vos no te quisiste hacer cargo, no pudiste, no la quisiste! ¡¿Y ahora pretendes venir a llamarla tu hija?!
—Éramos chicos, yo...
—No, no, no te puedo creer lo que fuiste capaz de hacer Carolina, con razón, ahora entiendo todo, vos no querías hacer feliz a la nena, vos querías arruinarla... qué pelotudo fui en hacerte la madrina... ¡Y encima lloras hija de puta!
— ¡Santiago yo amo a Lupe, jamás le haría algo para perjudicarla!
— ¡¿Y qué te pensas que estás haciendo?! ¡Esto la hace mierda Carolina, tiene tres años, tres años para entender que la persona que la gestó ahora quiere hacerse la madre!
—Yo no quiero nada Santiago, no quiero...
— ¡¿No querés qué Evelyn?! ¡¿No te das cuenta lo que le podés llegar a causar a la nena, de verdad te importa acercarte a ella o solamente querés romper las pelotas?!
—Está bien si vos no querés yo no trato nada... solamente quise...
—Vos te llegas a acercar a mi hija y te juro por ella que te llevo a la justicia Evelyn, vos hiciste abandono de persona y firmaste confidencialidad, no la quisiste y no te pertenece, dejó de ser tuya desde que la pariste... lo único que hiciste por ella fue parirla... ¡Así que te llegas acercar a mi hija y te denuncio! —grité enfurecido y con los nervios de punta me apresuré a salir del cuarto para llevar a Lupe al nuestro que comenzaba a moverse para despertarse, entré cerrando la puerta y sin poder aguantar rompí en llanto silencioso, acosté a mi hija en la cama y la abracé con fuerza palmeando su cuerpito para hacerla dormir mientras mis lágrimas caían y lloraba sin consuelo alguno, me había explotado hasta el corazón y con el alma destrozada, lo único que pude hacer fue abrazarme a mi razón más fuerte para no caerme en el abismo que tenía por delante.