Podría morir y esperarte otra...

By ensaladachan

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ǫᴜᴇʀɪᴅᴏ ᴅɪᴀʀɪᴏ [ʟ ɪ ʙ ʀ ᴏ 3] 𝓟𝓸𝓭𝓻𝓲́𝓪 𝓶𝓸𝓻𝓲𝓻 𝔂 𝓮𝓼𝓹𝓮𝓻𝓪𝓻𝓽𝓮 𝓸𝓽𝓻𝓪 𝓿𝓲𝓭𝓪 "Su madre le ha... More

ADVERTENCIA
↬próloɢo⋆
↬cαpíтυlo 1⋆
Casualidad
Familia Uzumaki
Familia Uchiha
Belleza Heredada
Una dama
Un caballero
Contigo
Secreto
Un chico raro
Desborde de la pasión
¿Fue un error?
¿Amor?
La niña de papá
Mi mujer
Traición
La chica de las gafas rojas, eres tú.
Decisión
Oportunidad
Destino
Traidor
Perdón
Desde Cero
Plan de dos
Avanzar o Retroceder
Leyendo la verdad
No soy una estúpida
La nieta del jefe general
El chico de cabellos dorados.
Ataque
Cásese conmigo, teniente.
Lo prometo
Tu recuerdo
La avioneta de papá
Te encontraré
Veinticinco Tulipanes
Señor Malo
Pequeño
Padre e Hijo
Tan cerca, pero tan lejos.
Uzumaki Boruto
La nota
Soy su mujer
Amarga verdad
El amor de una madre
Epílogo
Agradecimientos y Aclaraciones

Capítulo I EXTRA

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By ensaladachan

Aclaración: este capítulo está ubicado aproximadamente después de que Sarada salió del hospital por su herida (cap. Traición) también después de que llega Sumire y Boruto cree que Sarada no fue al puente.
En sí queda entre los capítulos  (Desde cero y plan de dos)

Por un error me salté esta parte, pero aquí está ¡Disfruten!

***


Cerró los ojos sintiendo como jugueteaban con su rostro, nunca le emocionó tanto el maquillaje, quizá por ser hija única e intentar llenar las perspectivas de una familia que esperaba un varón. Hizo una mueca de dolor ante los jalones en su cabello, hubiese reclamado, pero era su abuela que la peinaba, aun no se sentía de tan buen humor para entablar una conversación con ella como solían hacer.

La traición seguía siendo un recuerdo flagrante.

Notó que su abuela hizo leves pulsadas cuando maquillo la zona cercana a sus labios, ahí, donde su castigo estaba plasmado. 

— El vestido es precioso.

Escuchó la voz de su madre y, segundos después, la puerta abrirse.

— Adivina quien lo mandó, Sarada.

Hizo un movimiento con los hombros para dar a entender que era ignorante. Aun no podía creer que tuviese que ir a esa fiesta. Sabia que era importante para su familia. Ella como primogénita debía estar allí. De hecho, siempre le gustó ir y pavonearse frente a los demás al ser la legitima hija de Sasuke Uchiha, pero ahora... ahora solo quería encerrarse en una habitación sin salida y terminar de sufrir.

Aun le parecía increíble, ¿Cómo diablos consiguieron convencerla? Ahora estaría en su departamento sufriendo porque él estaba a unos metros de ella y no podían estar juntos. 

— Levántate, cariño. Es hora de poner el vestido.

Intentó sonreír ante su madre, ella no tenia porque merecer su negatividad en sus problemas amorosos.

La bata se deslizó en sus hombros hasta caer al suelo. Su abuela le acomodó el delgado camisón que ya traía. Miró como sacaban poco a poco, las telas y partes del vestido. Hacia bastante tiempo que no usaba uno así. Dejó que le pongan las medias como si fuese una muñeca a la que vistieran. Ella lo hubiese echo por si misma si tuviese el humor, al menos, tenia de excusa que se acaba de recuperar de las heridas.

Sintió las lagrimas acechar cuando su abuela le acomodó las zapatillas, por un momento, la imagen de Boruto con un pañuelo y de rodillas, le llegó. Recordó su suave tacto limpiando su herida, y como sus ojos azules se dilataron cuando en su habitación, se escuchó el rasgueo de sus medias.

— Se que no te gustan el corsé, pero te armará muy bien.

Su madre fue la interrupción perfecta, bateó sus pestañas al igual que sus sentimientos y se levantó. Le colocaron una fina bata, y sobre ella, el corsé. Siempre odió esa prenda, pero al menos, tenía con que distraerse.

Hizo una respiración profunda y al instante, jadeó cuando apretaron mucho.

— Mamá. — se quejó y la miró con desaprobación.

— Lo siento, ¡olvide que estas herida! — se precipitó y ella suspiró.

— Estoy bien, solo no me asfixies.

Sakura asintió y terminó de atar la prenda. Después, Sarada sintió su animo caer en picada al ver el color de su vestido. Rojo vino; le encantaba, pero le recordaba a él.

Sintió la suavidad del vestido cuando lo tuvo encima. Estiró los brazos para que lo acomodaran y esperó que su cabello cayera sobre su espalda, pero nunca sucedió. Entonces, le dio curiosidad ¿qué le habían hecho? Escuchó a su madre suspirar y le echó un vistazo al espejo.

Se quedó un poco anonadada al verse con maquillaje, ahora que lo pensaba bien, era la primera vez que lo usaba, desde que salió del instituto, no había asistido a ninguna fiesta de su familia.

Había estado muy ocupada amándolo.

El carmín en sus labios le pareció muy llamativo, pero... tampoco estaba mal. Chou había dicho que no necesitaba maquillaje para verse bien, pero, por primera vez, se sintió femenina y bonita.

Debía admitir que le gustó la manera en que recogieron su cabello, era un moño bajo y no tan apretado. Uno que otro mechón caía libre y ondulado sobre sus mejillas. El vestido también era bonito, la cinta dorada se ceñía a su cintura con delicadeza y firmeza al mismo tiempo.

— ¡Te ves bellísima! — exclamó Sakura con una sonrisa.

— Muy descubierto — frunció el ceño al mirar su pecho.

Era lo único que no le gustaba, el escote era cuadrado. Ahora entendía porque el corsé, era para dar más volumen. Frunció el ceño y miró a su madre.

— No saldré así.

— Sarada... ya no eres una niña, además dejaras boquiabierto a los demás.

Es lo que menos quería hacer. Terminó aceptando al ver la hora, ya era tarde y la puntualidad era importante. Bajó las escaleras y sonrió cuando encontró a su hermanito.

— ¡Estás más bonita que mamá!

— Gracias — ella rió y caminó a su lado. — solo no se lo digas a ella.

Sarada volteó de inmediato al escuchar un silbido.

— ¡Que mujer!

Miró con desaprobación a Inojin. Él lucia un traje elegante gris, también notó que el listón de su pequeña coleta también era de ese color. Admitía que lucia bien, tampoco era feo. La tía Ino era muy hermosa.

— Tenía razón.

— ¿De qué? — preguntó. Sintió indignación cuando lo pilló mirando sus pechos con descaro.

— No eres una tabla, pero Himawari está mejor.

— Espera ¿Qué? — jadeó.

— ¿En verdad irás así? — él se puso serio — digo, te ves hermosa Sara, y ese es el problema.

— No tengo tiempo para cambiarme.

— Bueno, entonces actuaré como un prometido celoso y territorial.

Ella se quedó atónita. Había recordado que eran prometidos, pero ¿y Hima?

— Ya hablé con ella — dijo como si le leyera la mente — no te preocupes. Te puedo ser infiel...

— Inojin... — dijo sin humor y él rió.

— Tranquila Sara, de alguna manera lo resolveremos, mientras disfruta esta noche ¿sí?

Ella asintió y aceptó su antebrazo para caminar con él.

El viaje no fue largo, en seguida se encontró con varias luces y personas con el glamur hasta el cuello.

— Espero que... eso sea tul y no su trasero real — le susurró Inojin al ver a una mujer con un vestido muy pomposo. Ella no pudo evitar reír, odiaba esos vestidos.

— Yo también espero lo mismo.

— ¿Estás lista? — la miró y ella sintió.

Sarada sintió la vergüenza golpearle directo en el rostro al entrar. El salón era precioso, pero estaba lleno de invitados, la mayoría eran hombres. En seguida sintió las miradas clavarse en ella. Le causó repugnancia que hombres casados la mirasen, pero sintió un escalofrió cuando los chicos de su edad la miraron como si fuese el ultimo trozo de carne en el mundo.

Sintió la mano de Inojin escabullirse en sus brazos, y sujetar con autoridad su cintura. Lo miró de reojo y notó que él se irguió de manera protectora. Con el no sintió desagrado, era como si fuese su hermano mayor que la protegía y ahuyentaba a los chicos morbosos.

— Que bastardos — chasqueó la lengua, pero su mal humor desapareció. — mira.

Sarada intentó ver lo que él. Se encontró con sus amigos, fue algo que le quitó un peso de encima, podría distraerse. Miró como Chou se pavoneaba con un bello vestido anaranjado y un tanto pomposo, a su lado, Mitsuki sonreía sobre alguna tontería que habrá dicho.

Chou la miró y jaló a Mitsuki para que se acercara.

— ¡Dios! No puedo creer que seas tú.

Chou sujeto su rostro y la miró maravillada. Mitsuki le dio un suave mirón y le sonrió.

— El rojo es tu color.

— Supongo. — habló un tanto avergonzada.

De un momento a otro estaba fingiendo que prestaba atención a una conversación. Miraba como las personas saludaban o bailaban, todo era como un bullicio y murmullos. Se levantó cuando su padre le hizo una señal. Caminó con la cabeza en alto y sonrió cuando se acercó. Era una familia importante que no conocía, pero tenía que fingir.

— Buenas noches, es un placer conocerle. — inclinó la cabeza y fingió una sonrisa cuando el hombre tomó su mano y le besó el dorso.

— El placer es mío, señorita. — regresó su mirada a su padre — sabía que tenías una hija, pero... ahora veo que los alabes quedaron cortos. Tan bella como su esposa. — él caballero la miró de nuevo, o algo cerca de ella y sonrió. Al instante se tensó al sentir una mano en su cintura, giró el rostro para encontrar a Inojin — veo que llegué tarde, me hubiese encantado tener una nuera tan bella.

— Es una lastima — le dijo Inojin con amabilidad.

¿Y este en qué momento llegó? Se preguntó ella, le causó algo de gracia, pero sabía que tenía que actuar como tal.

Después de varias presentaciones más, se dejó caer en su asiento. Inojin se soltó un poco la corbata lila y se llevó la copa de vino a los labios.

— Esto es muy...

— Fastidioso — le completó Sarada.

— Me recordaste a un amigo — Inojin se giró un poco y le señaló a un chico que tan bien tenía una coleta como él, su traje era similar al de él, pero su corbata tenía un bonito color verde oscuro. — él es Shikadai.

Ella lo conocía, pero tenía que fingir que no.

— ¿Van en la misma academia?

Él asintió.

Inojin iba a hablar de nuevo, pero se vio interrumpido por el sonido de una cuchara contra la copa, la señal de silencio entre todo el bullicio. A continuación, observó como todos tomaron asiento. Su padre coronó la mesa en donde estaban ubicados.

— No le conozco — dijo Sarada al ver a un hombre subir al escenario de un teatro.

— No es tan importante, su empresa cayó en quiebra hace unos meses — le dijo su padre — quería comprar una de nuestras acciones para poder producir un mercado.

— Suenas como si hubieses negado...

— Eso hice — Sasuke vaciló — no me da confianza.

— Entonces... ¿Qué hace aquí? Es una fiesta de aniversario de...

— Es porque consiguió aliarse con una empresa, espero que le vaya bien. — tomó su copa y le dio un sorbo.

Sarada lo miró expectante. En cuestión de segundos, se acomodó en el centro y sonrió mientras que se ajustaba la corbata.

— Buenas noches, queridos invitados. — habló a lo alto — esta noche tenemos el honor de festejar el cuarenta vigésimo aniversario de esta maravillosa empresa, creo que todos aquí conocen el buen trato que traen hacia nosotros día tras día — su sonrisa se cambió a un semblante serio — también se que conocen mi situación, fui desafortunado hace unos meses, pero esta empresa no me cerró las puertas como las demás.

Sarada escuchó la débil risa de su padre, esa era una directa.

— Pero hoy, también quiero dar a conocer, una maravillosa noticia. También tiene que ver con una empresa aliada a esta. — sonrió y miró hacia la entrada.

Sarada al igual que los demás, miraron hacia esa dirección, expectantes a lo que sucedería.

— Hoy, damas y caballeros — dio un paso al frente y señaló la entrada — quiero presentarles a esta bella pareja, mi preciosa hija y su prometido, Uzumaki Boruto.

En ese mismo instante, apareció él y su corazón se estrujó.

Boruto se petrificó en su lugar, sintió como el agarre de Sumire en su antebrazo se tensó. Ella gimió con pena y se acercó más a él. El rubio no entendía que pasaba. Todas las miradas estaban sobre ellos ¿llegaron tan tarde? Abrió la boca para hablar, pero la cerró sin saber que decir.

Miró a lo lejos a Inojin. Él estaba muy serio para ser él, podía jurar que leyó en su boca una maldición.

Fue entonces cuando siguió la mirada de su amigo.

Sarada.

Su mirada se conectó de inmediato con la de ella. Le caló en el alma ver como desvió la mirada.

Luego escuchó un sonido al fondo y miró al señor Kakei en el escenario. Ahora entendía todo. Suspiró y guío a Sumire hasta la mesa que le correspondía, totalmente incomodo, saludó a quienes lo interceptaron. Buscó con la mirada a su familia ¡Genial! Estaban hasta el fondo.

— Con permiso, mi prometida está algo fatigada con el viaje. En un momento retomamos el asunto — le dijo con amabilidad a un hombre que ni conocía.

— Lo siento tanto — se disculpó Sumire cuando estuvieron unos pasos lejos — yo no sabía...

— No te preocupes — le sonrió — confió en ti.

Ella asintió. Boruto sintió como Sumire tiró con fuerza de su brazo hacia una dirección. Fue muy tarde cuando el reaccionó.

— ¡Sarada! — dijo Sumire abriendo sus brazos para abrazarla. Ella se levantó y con algo de duda, correspondió — ¿Cómo te sientes? Estaba tan preocupada, fui a verte en el hospital, pero tuve que irme antes.

— Me siento mejor, gracias.

Boruto se quedó en silencio. observó como sonrió con algo de pena, deseó ser él, el que la abrazara, pero de nuevo recordó su rechazo.

— Él es mi prometido — volvió en sí cuando Sumire lo tomó de la mano — Boruto, ella es Sarada.

Él se quedó un momento sin saber que hacer. ¿Por qué lo torturaban así? Le dolió ver como fingió una sonrisa e inclinó su cabeza, pero lo siguiente, le rompió.

— Es un placer conocerle, joven Uzumaki, espero que cuide bien de mi amiga. Estoy segura que será una buena esposa — miró a Sumire y soltó una leve carcajada.

¿Por qué haces esto, Sarada? Se preguntó en su interior. Es cierto que aún le dolía su ausencia en el puente, pero... ¿fingir no conocerse?

Él jamás hubiese hecho tal acto.

— El placer es mío, señorita — sintió la mano de Sumire apretar la suya. La miró, como ese color adornaba sus mejillas — y no se preocupe, lo tengo en cuenta siempre.

Hizo lo posible para sonreír, aunque sabía que quedó más como una mueca. Carraspeó la garganta y miró a Sumire.

— Vayamos a saludar a mis padres —le murmuró y ella asintió.

— En un momento regreso, Sarada — la abrazó de nuevo.

Boruto miró a la familia Uchiha que permanecía en silencio —con permiso. — dijo y caminó hacia su familia.

Sarada dejó salir el aire de sus pulmones, por un momento creyó que se ahogaría con sus emociones, no sabía ni que cara darle a su familia cuando se sentara, ellos sabina todo. Cerró los ojos sintiendo que en cualquier momento caería. Giró sobre sus talones y chocó contra algo. Abrió los ojos enojada y encontró el color lila de la corbata de Inojin, miró hacia arriba esperando una explicación de él.

— Pero qué bonita canción, vamos a bailar.

Ella terminó en medio de la pista antes de que pudiese protestar. Inojin le sacó una sonrisa, su intento de hacerla olvidar esa escena le daba puntos. Él también se estaba arriesgando, Himawari estaba a unas mesas, pero... ella tenía la seguridad de que jamás tocaría a Inojin, ellas eran amigas...

Esas palabras se tambalearon en su cabeza, echó un vistazo hacia donde estaba Sumire, ella saludaba a la familia de Boruto con una sonrisa.

La imagen de ella ahí, entre sus brazos, saludando a su familia, divagó por unos segundos, y los ojos se le llenaron de lágrimas.

Quería ser ella la que ocupara el lugar de Sumire. Boruto era suyo.

— No te dañes a ti misma, Sara.

— Creo que soy masoquista.

— ¿Disfrutas tu dolor?

— No.

— Entonces no lo eres.

— Pero entonces, ¿por qué lo sigo haciendo?

— Porque eres una idiota.

Sara ahogó un sollozo y hundió su cabeza en el pecho de Inojin, él era cálido y olía bien, pero no sentía lo mismo que con Boruto.

— Vamos, no seas amargada. — la tomó en brazos y le dio una vuelta — todos me envidian.

— Ya cállate — le dijo con un tono de gracia — no entiendo como es que Himawari te soporta.

— Me ama — le guiñó un ojo y ella rió.

Boruto apretó la mandíbula viendo como Sarada era un imán de miradas. No se había percatado de su atuendo, lo primero que le llamó la atención eran sus ojos, pero ahora que, estaba en medio de la pista de aquí para allá, veía como algunas personas se quedaban embobados mirándola.

Si fuese su prometida, la llevaría lejos, solo él quería mirarla.

— ¿Boruto?

— ¿Qué sucede? — la miró.

— ¿Estás bien? Te noto distinto...

— Si, solo... me siento algo... creo que necesito aire fresco.

Ella se preocupó y le tocó la frente — no tienes temperatura elevada.

— Solo me siento algo estresado.

— Boruto.

El aludido sintió un apretón en el hombro y volteó para ver al señor Kakei.

— ¿Cómo la estás pasando?

— Bien, gracias.

Boruto notó como Sarada se escabullía entre la gente para salir. Intentó seguirla con la mirada, pero el señor intervenía en su campo de vista.

— Disculpe, necesito... — fingió jadear — necesito salir un momento...no me siento bien.

Hizo ademanes con la mano y se precipitó hacia la salida trasera, en donde había perdido de vista a Sarada. Miró al alrededor y no había rastro de ella, soltó una maldición. Por el rabillo del ojo, el color rojo centelló. Estaba en la esquina de la mansión ¿cómo llegó hasta ahí? Bajó de prisa los escalones y la siguió. No sabía porque, pero lo hacía. Sintió las gotas caer una por una, miró hacia arriba el cielo empapado. Luego la observó de nuevo, el vestido de Sarada se movía con el viento y, paso tras paso.

Su curiosidad aumentó cuando se desvió, el camino era de grava y tierra. Sintió como sus botas se hundieron en el ahora lodo, no le importó, solo quería seguirla. Incluso a lo lejos, veía como las gotas salpicaban la seda roja, pero a ella también parecía importarle poco. Miró a lo lejos una cabaña y en seguida la reconoció. Recordó haber ido una vez por allí, era de la familia de Inojin, de hecho, era como el patio de la casa Yamanaka, Inojin tenía un establo, estaba seguro que era lo que estaba al costado de esa cabaña, siempre lo escuchaba parlotear sobre ello.

Observó como Sarada forcejeó la puerta, después la pateó y se abrió. No sabia si entrar o no, la hubiese dejado, pero le preocupo su actitud, lucía extraña.

Cuando llegó al techo del cobertizo se alivió, hizo a un lado sus cabellos empapados y se quitó el chaleco. Caminó con cautela por donde ella se había perdido. Estuvo a punto de pegar un grito cuando escuchó al caballo relinchar, seguidamente escuchó sus cascos estrellarse con fuerza en el suelo. Agudizó su oído y escuchó un sollozo.

Hizo a un lado la puerta, cuidando de que no crujiera. Buscó con la mirada a Sarada y la encontró apoyada en un taburete. Ella estaba respirando de manera agitada y sujetaba su cintura como si doliese.

Sarada sintió como el aire se le escapaba. Estúpido corsé, gritó en su interior. Todo el tiempo se había aguantado la molestia, pero ahora era inevitable, llevaba horas con él y sentía como se cortaba su circulación, y el aire, entraba y salía con dificultad. Deshizo la cinta dorada, y llevó su mano al cierre de su vestido, le era imposible buscarlo cuando sentía que se estrangulaba. Cayó de rodillas al suelo y jadeó con fuerza. Se quitó el palillo que sostenía su peinado y se precipitó a intentar rasgar el vestido.

Si sobrevivía, sabía que jamás en su vida usaría un corsé de nuevo.

— Sarada...

Ella lo miró boquiabierta. Sabía que, en ese instante, el poco aire que tenía, se fue.

Boruto se acercó de prisa antes de que cayera. — ¿qué...? — ella hizo señas con sus manos antes de que siguiera hablando.

— Corsé... — deliró.

El lo entendió, buscó el cierre en su espalda y lo bajo, al mismo tiempo bajo la parte delantera del vestido y las mangas. Ella seguía jadeando y el no sabía que hacer. Miró la siguiente tela sin saber como quitarla. Metió sus manos en la parte de abajo y jaló la tela con fuerza. En ese momento se escuchó el crujido de la tela .

Sarada respiró profundo, la sensación de sus pulmones llenarse de aire fresco fue la mejor. Se dejó caer en el suelo sintiendo como su cuerpo volvía a recuperar fuerzas.

Boruto por su parte la contempló en silencio. Disfrutó como su cabello se esparció en el suelo, como su pecho se levantó con cada respiración, y sobre todo, como sus mejillas se coloraron de nuevo.

Sarada sabía que tenía que abrir los ojos, tenía que enfrentar  su nuevo problema. Se levantó, poco a poco, y sintió un agarre en el brazo.

— Estoy bien... — murmuró — gracias.

Los labios de Boruto se volvieron una línea tensa, la preocupación se le había ido, y ahora, había notado el fino camisón de tela sobre su cuerpo. Desvió la mirada y llevó la mano a su corbata.

Sarada negó — Tengo... Tengo ropa aquí. ¿Podrías pasarmela, por favor?.

Señaló un estante y Boruto se levantó dubitativo. Se hubiese vuelto loco de celos si Inojin no le hubiese dejado en claro que no sentía nada por ella. Tomó la muda de ropa y se la dio.

Se dio la vuelta antes de que ella dijera algo, sabía que se iba a cambiar. Echó un vistazo al lugar para distraerse. ¿Y ahora qué? No sabía que decir o hacer, se sentía un idiota, Ahora no podría regresar a la fiesta, todos le preguntarían ¿Qué te pasó? Y no estaba de humor para responder, además no podía dejar sola a Sarada.

— ¿Por qué estás aquí? — preguntó Sarada, decidida a terminar con el silencio.

— creí que... te ocurría algo y necesitabas ayuda.

— Gracias, ya estoy bien. — ella se ajustó el cinturón — ya puede regresar con su prometida, debe estar preocupada.

— Para ya. — vociferó con rudeza.

Sarada apretó los puños y se plantó frente a él.

— ¿Parar qué? ¿Lo inminente? — entrecerró los ojos.

— Lo absurdo. — retrocedió unos pasos, alejándose de su cercanía — Deja de actuar como la víctima. Todo esto no hubiese sucedido si hubieses ido... Si tú...

— ¿Si yo qué? Él matrimonio ya estaba planeado desde un inicio y sabes que incluso si yo... — ella titubeó — nuestras familias.

Boruto se sorprendió. Entonces ¿le estaba asegurando que no fue al puente por sus familias?

— Yo estaba dispuesto a dejar todo por ti.

Ella se quedó muda. Sus palabras le parecían confusas, como si algo faltara o como si no entendiera a que se refería con exactitud.

— Sumire...  es mi amiga, no puedo hacerle esto. — susurró.

— Entonces ¿sólo te arrepentirás el resto de la vida?

Ella levantó la mirada para verle a los ojos. No lo había echo porque sentía que se derrumbaria, y así fuese, por lo menos en su interior. La impotencia de no poderle gritar que lo amaba y huir. Desvió el rostro sin poder soportarlo.

Boruto sujetó con delicadeza su mandíbula, la hizo mirarle. Una vez que encontró sus ojos, sabía que no podía dejarla ir.

Era ella, su Chica de las gafas rojas a la cual le prometió mover mar y tierra para estar con ella. Y ahora que, la tenía tan cerca... ¿no podía?

Deslizó su pulgar sobre los labios carnosos, sintiendo como el carmín se iba en el roce, admitía que le encanta, pero prefería el tono coral que deseó por primera vez en ese balcón.

Sintió como sus graciles dedos rodearon su muñeca, pero no con el intento de apartarla.

— Por favor, detente. — murmuró en el inútil intento de impedir que sus emociones se derramaran.

No. No llores, cariño.

Recordó a esa niña que una vez lloró en la ventana. Juró que haría pagar al causante, y ahora, era él.

— Quisiera poder olvidar todo. Despertar, y que nada de esto estuviese sucediendo. — sollozó.

— Si eso implicara olvidarte, me niego.

— Ese es el problema— deslizó su mano por su pecho — prefiero vivir con este dolor antes que olvidarte.

— ¿Es resto de tu vida?

Sarada lo miró fijamente, hundiéndose en su mirada. Tocó su rostro y deseó, que ese pequeño momento, jamás acabara.

— En esta, y en otra vida.

Boruto deslizó sus manos por su cintura hasta que llegó a su espalda. La acercó a él y Sarada sintió su aliento abanicar sus sentidos.

— Sólo por un momento Sarada, olvida todo lo malo, ¿Por favor?

Ella entreabrió los ojos. No podía hacerlo ¿o sí? Sumire lo tendría el resto de su vida ¿No podía tenerlo un sólo momento?

¿Realmente importaba?

Apretó los hombros de Boruto con algo de temor, y después, deslizó sus manos por sus hombros hasta acercarlo so suficiente.

Una simple acción que gritaba mil palabras.

Cerró los ojos sintiendo como su corazón volvía a latir. Sintiendo como su felicidad volvía a aparecer, aunque sea sólo un instante.

Sollozó contra sus labios, pero se negó a apartarse. Sujetó su rostro con temor a que desapareciera. Abrió los ojos al sentir la humedad en sus mejillas.

Él también la miró, el mismo dolor, pero diferente solución.

Boruto le hizo una seña hacia su oído. Ella no entendió hasta que sintió la tonada del violín a lo lejos, adentrarse entre ellos. Temió cuando él se apartó ¿se iba a ir? No quería dejarlo, no ese momento.

Boruto se alejó unos pasos, se llevó el brazo izquierdo detrás de la espalda, y le extendió la mano con una leve inclinación.

— Me consede está pieza ¿señorita?

Ella apretó los labios para no estallar su vulnerabilidad.

— No tengo vestido...— murmuró con algo de gracia.

Él sonrió — Y yo no tengo traje.

Sarada aceptó su invitación tamando su mano, y él la acercó. Sujetó su cintura mientras que sus dedos se fundían con los de ella.

Lentamente se movió con ella en total sincronía. Un paso adelante y uno atrás. Cuando la sinfonía se intensificó, levantó su mano para darle una vuelta. Sarada soltó una débil risa y él la envolvió en sus brazos de nuevo.

Esta vez, ella escondió su rostro en su cuello, Y los brazos de Boruto la rodearon. Continuaron moviéndose lentamente al ritmo de la canción. Ella cerró sus ojos y disfrutó ese momento.

Acarició su cuello, Y decidida, estampó sus labios en su camisa blanca, dejando los restos de su labial.

Observó divertida como una sonrisa apareció en su rostro. Miró la marca en el cuello y deseó poder hacerlo siempre. En ese momento se imaginó una vida con él.

Sería un total desastre, pero uno maravilloso del que no se arrepentiria jamás.

Despegó el rostro a duras penas de su pecho. Lo miró con total adoración. No hacía falta decir nada, sólo acarició de nuevo sus labios, con calma y cariño. Los abrazó como si fuese la última vez, porque así era ¿no?

"Te amo" dijeron ambos en su interior.

Querían disfrutar ese pequeño instante, porque sabían que mañana, tendrían que actuar como si nada hubiese ocurrido.





NOTA:

Hola~ cuánto tiempo 😁😂 me emocionó mucho escribir esto ya que me trajo recuerdos...

Si se preguntan porqué lo hice... pues muy pronto (este mes) publicaré siempre tú  (la historia original) en mi otra cuenta. Que por cierto es JoselinLC16... pero ahí no hay fanfics, de hecho nada xD, sólo serán las novelas.

Bueno, y como estoy por subirla, pondré algo en esta historia que será 《Editando》 Corregiré los capítulos y agregaré algunas cosas que me faltaron 😉

Este no será el único extra. Son tres, el siguiente es de nuestro Borutin fijándose en Sora.

Y el siguiente será un extra de alguna situación que sucedió con la pareja en el final 《Ya que sentí que no mostré el suficiente BoruSara al final》
Ya lo tengo planeado, pero pueden darme ideas y quizá las agregue😁

Lo más probable es que elimine estos capítulos extra en unos días, para que luego los acomode en su lugar.

¡Muchas Gracias! Se que hay personas que han leído y releído esta historia. En verdad se los agradezco 🤗😙⚘

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