Una vez que llegaron al hospital con el aliento casi desbocado y en el borde del desmayo es cuando Soonyoung perdió realmente la fuerza que parecía completamente sobrehumana, al menos lo que Joshua había visto en su resistencia.
Soonyoung había comenzado a temblar una vez que fue consciente del edificio que se alzaba justo frente a él, un enorme y elegante hospital con varios ventanales; un sitio donde había llevado a cabo el milagro de la vida, como la pena de la perdida de otras.
El chico peliplateado quien, inconscientemente parado a su amigo que corrió, al parecer, a verlo, ambos tenían la misma expresión de miedo, y se veían incapaces de moverse.
Pero Seokmin, con todos los pedazos rotos de la fuerza que había tirado al suelo por accidente, trago saliva con fuerza y se forzó a sí mismo a continuar caminando. Se dirigió a la recepción, completamente inconsciente de que a quien buscaba estaba detrás suyo; siendo incapaz de verlo.
—Dis...disculpe —habló débilmente Seokmin —me dijeron que mi amigo Soonyoung estaba aquí y...—
Fue interrumpido por un pequeño grito de una señora a su lado, sobresaltando a los presentes, los cuales se giraron a la fuente de tal estruendo.
—Mamá... —murmuró Soonyoung al ver a su madre con los ojos completamente hinchados con varias lagrimas aún saliendo de ellos. Cubriéndose parcialmente el rostro a la altura de la nariz con un pañuelo y quien sollozaba lentamente.
Joshua había visto de donde habían venido las mejillas regordetas y los ojos pequeños de Soonyoung.
—Señora Kwon yo... —habló el chico de largo rostro mientras se acercaba temblando a la mujer, no sabía que decir, ni sabía que esperar, solo tenía los brazos ligeramente extendidos en el aire; sin saber el porqué de esto tampoco.
La mujer le facilito las cosas y abrazó al muchacho sollozando nuevamente con inmenso dolor en las gruesas lagrimas que derramaba.
—Qué bueno... que estés aquí Seokmin —hacia un enorme esfuerzo al hablar de forma entendible —Soonyoung está... está...—
La señora era incapaz de articular más, por lo que Seokmin, aunque el mismo tuviese su propia tormenta interna no se veía en el sitio de sentirse más importante que la madre del que se encontraba posiblemente enchufado a una maquina en ese instante, y eso intentando imaginarse lo mejor al ver el cómo estaba la madre de su mejor amigo. Con una fuerza que desconocía puso sus sentimientos a un lado y le correspondía el abrazo a la señora intentando consolarla pasando la mano por la espalda de esta.
—Soonyoung está vivo —dijo otra voz a sus espaldas, mucho más tranquila que la madre, pero un poco nasal; tal vez también había estado llorando hace poco.
Todos giraron a verla.
—Noona... —dijeron al unísono Soonyoung y Seokmin, aunque uno no fue consciente que fue como tal, y el otro ni siquiera podía escuchar el eco que hizo el primero.
—Seokmin-ah, perdón si mi madre te hizo pensar lo peor... Mamá por favor no vayas de esa manera hacia la gente sin dar las explicaciones necesarias—
La chica que tenía los mismos pequeños ojos que Soonyoung y las mismas mejillas regordetas, pero estas decorando un rostro más redondo que el del peliplateado sonreía un poco apenada hacia Seokmin mientras se acercaba.
—Minkyung-ah... estás siendo un poco ruda con tu pobre madre ¿No lo crees? —hablo la mujer mayor con un sutil tono de estar ofendida
—Perdón mamá, pero si te acercas así al mejor amigo de Soonyoung puede creer que tal vez está muerto —habló con seriedad que Seokmin nunca había presenciado y Soonyoung temía —Está en coma, pero no está muerto—
La madre estaba en un punto de volver a ponerse a llorar y el de replicar contra su hija, pero decidió guardárselo para ella misma. Intentando dejar el conflicto detrás Seokmin se atrevió a preguntar.
—Puedo... ¿Puedo pasar a verlo? —dijo después de un largo e incómodo momento de silencio
—Claro que puedes... —respondió la hermana mayor de Soonyoung —pero quiero advertirte que tal vez te rompa el corazón...—
Seokmin asintió, apartándose cuidadosamente de la señora que no había dejado de sostenerlo por todo ese tiempo, y después de escuchar el número de habitación en el que su mejor amigo se encontraba, con pasos inseguros comenzó a andar.
Soonyoung estaba debatiéndose internamente, sólo quería abrazar a su mamá y decirle que su hámster bebé estaba bien, y que pronto volvería a estar con ellos. Pero no era más que un fantasma defectuoso.
Joshua, quien no había tenido realmente una interacción debida con Soonyoung le puso la mano el hombro, haciéndolo tensarse un poco, que relajo un momento después.
—Vamos a verte, no sé cómo funcionen las cosas y objetos en este "plano" o lo que sea, pero hay que aprovechar que nos abrirán la puerta... —le dijo con la voz serena que creía ya perdida.
El peliplateado asintió y dio una última mirada a su hermana y madre antes de correr detrás de Seokmin quien no había avanzado mucho realmente.
En el quinto piso, hacia el pasillo de la izquierda en la cuarta habitación del lado derecho estaba con una gran placa metálica que se leía el número 1331 y debajo de este una placa más pequeña donde habían insertado un cartón impreso el cual decía "Kwon Soonyoung".
Seokmin miro por largo momento la placa, con la mano en el frio picaporte redondo de metal. Porque no, simplemente no podía ser su amigo el que tuviera una habitación en un hospital, no su torpe y animado mejor amigo. Y Soonyoung un par de pasos atrás no tenía ideas distintas a estas.
Tragando saliva sonoramente, porque al parecer esa era la manera de intentar tragarse sus problemas, Seokmin abrió la puerta lo suficiente como para que entrara de lado. Temía mucho a lo que venía, pero debía saber. Sentía que era un tipo obligación como su mejor amigo.
Y con las manos en puño se adentró en la habitación con precaución.
Soonyoung lo seguía, hasta que se detuvo cuando vio que Joshua no estaba detrás suyo.
—¿No quieres pasar? —dijo asomando la cabeza ya que la mitad de su cuerpo ya estaba dentro de la habitación.
—No, por favor, parece algo más bien personal, y no quiero parecer un entrometido y chismoso —Joshua dijo agitando las manos frente a él con una pequeña sonrisa —esperaré aquí—
Soonyoung no cuestionó mucho, sólo asintió comprendiendo y metió el resto de su cuerpo lentamente. Tenía razón Joshua, pero, aunque fuesen desconocidos hasta este punto no podía evitar pensar que tal vez necesitaría un apoyo, y uno que si le respondiera lo viera.
~ o ~
Joshua suspiró, una vez que estuviese solo y se apoyó contra una pared. No había tenido en absoluto ni un solo momento para pensar para sí mismo ¿Por qué había seguido a este chico? ¿Por qué no tuvo una reacción similar y corrió a ver si su mejor amigo ya estaba al tanto de él?
Tal vez... tal vez temía que, al saber que nadie podía verlo, se quedara completamente solo en un lugar lleno de gente.
Estaba confundido. Y de eso era lo único que tenía certeza.
Se llevó las manos al rostro con claro gesto de desesperación y se frotó el mismo con tanta rudeza como si quisiera de esa manera borrarlo, y por primera vez en el día decidió rendirse de intentar comprender todo y alzo la mirada para analizar el lugar. Veía a las personas pasar frente a él, siendo completamente ignorado. Y era cuando había empezado a ver las luces que rodeaban de las cuales había escuchado hablar. Había personas que cruzaban con los azules más intensos, y otros con los más oscuros que había visto; también vio unos tonos morados, de esto tal vez infería de que las personas estaban transaccionando del azul al rojo. Y aunque le causaba escalofríos en su columna vertebral ver estos tonos realmente no sentía deseo de descubrir el por qué.
Así pasaron los minutos que se volvieron cada vez más lentos. Joshua no podía quedarse ahí parado por un segundo más, por lo que caminó hacia la pequeña sala que había visto justo al momento de salir del elevador. Tal vez era como un área común entre pacientes y visitas. Estando ahí vería el momento en que Soonyoung saliera de vuelta y no lo perdería.
Ahí parado comenzaba a sentir más la sensación de no estar ahí. Había más gente, y, por lo tanto, más gente que no sabía en absoluto de su presencia ahí.
Vio varios niños en ese espacio reducido, y era cierto que la mayoría tenían un resplandor amarillo rodeándolos, uno que otro tenía tenues manchas azules en el aura que los rodeaba, pero eran realmente diminutas.
Tal vez a esto se refería con otros colores; a las combinaciones que se creaban con las acciones realizadas. Al menos eso había inferido después de ver a toda esta gente. Y en eso un estruendo resonó a lo largo del pasillo y la pequeña área común, asustando a casi todos.
Joshua se estaba cansando esto de ser como un gato asustadizo.
Una enfermera accidentalmente había dejado caer una charola metálica en donde se encontraban varios platos sucios, tal vez de un paciente que acababa de atender. Y al momento de agacharse se vio una figura tras de ella. Un muchacho.
Era un muchacho delgado con facciones finas, unos pómulos altos y remarcados, una nariz perfilada, y unos ojos castaños que parecían estar ligeramente adormecidos. Su cabello castaño ligeramente ondulado parecía largo, pues desde donde Joshua lo veía, al momento de acomodarse el cabello con una mano este le llegaba un poco por debajo de la barbilla, pero cuando giró el rostro veía que su cabello en la parte trasera apenas y llegaba un poco por encima de la nuca.
Este chico, quien había visto claramente lo que sucedía con la pobre enfermera, dio un paso a un costado y rodeó a la mujer sin volver la vista. Este muchacho llevaba una camisa blanca impecable y pantalones negros, en los cuales en uno de los bolsillos metió su mano de forma despreocupada.
Joshua resopló con una ligera risa de ironía.
—wow que gran imbécil—dijo el castaño, aun apoyado en una pared mientras veía al de cabello largo caminar hacia los elevadores
Y en un segundo, el de cabello largo se giró por un instante y por un segundo conectó su mirada con Joshua sin decir palabra alguna antes de seguir con su camino.
Joshua había sentido como se le helaba la sangre por ese miserable segundo.
~ o ~
La habitación era terriblemente fría y monótona. El blanco resplandor de las paredes, el suelo, el techo y todo lo que formara parte del entorno de la habitación le dañaba un poco los ojos. Este blanco, perturbado por los colores que representaba Seokmin en ese sitio. Aunque su expresión demostraba derrota y dolor aún su presencia era fuerte.
—Soonyoung... —musitó en el tono de voz más bajo que alguna vez pudo haber hecho. Podría ser inclusive como si su imaginación hubiese soltado esa palabra.
Un paso... otro paso... se acercó a la cama donde su mejor amigo estaba acostado, atrapado en lo que parecía de los más placenteros sueños. Lleno de quemaduras y vendas, tenía un estado terrible realmente, pero parecía estar calmado. Y era eso lo que no cuadraba.
Y algo que Seokmin era completamente inconsciente es que su mejor amigo estaba también detrás suyo, con una completa angustia rondando en todo su rostro. Porque al parecer la calma se había quedado en su cuerpo.
—¿Cómo...? —Seokmin estaba parado completamente derecho a un lado del cuerpo tranquilo de su mejor amigo, con los ojos cristalizados.
Apretaba con fuerza los puños, sus uñas clavándose en las palmas de sus manos con tanta fuerza que sangre había comenzado a fluir, pero el no lo sentía. Porque tenia que controlar su impulso de agarrar a su mejor amigo por el cuello de su camisón de paciente, agitarlo y gritarle hasta que despertara. Era algo que quería hacer con todo su corazón, en realidad, sólo quería intentar algo, lo que fuera. No solo observar.
Pero es que la impotencia no se quedaba nada más en el corazón del chico castaño.
—Seokmin-ah... —hablaba el peli plateado, pero su voz no era capaz de llegar a su amigo —Seokmin... —repetía en vano.
Y con los ojos llenos de lagrimas estiró las manos hasta su mejor amigo, como si tuviera la intención de golpearlo. Y es que sus puños chocaban, pero no era capaz de moverlo, justo como si fuera una estatua del mármol más firme existente.
Golpe tras golpe, uno más fuerte y lleno de rabia dentro de cada uno. Le dolía, pero no tanto como su corazón.
Gritaba hasta el punto de que su garganta ardía, pero la voz no llegaba a los oídos de quien quería.
—Hyung... —después de un largo silencio de su parte finalmente habló el, al parecer, menor —Soonyoung hyung, si me escuchas, por favor, se fuerte—
—...no... no puedo...— respondía, aunque sabía que no era escuchado
—Se fuerte, y cuando despiertes iremos juntos por sushi...—el menor hablaba torpemente debido al nudo que se le había creado por las lagrimas que el negaba en dejar salir
Soonyoung sentía dentro de él mismo una pequeña fuerza, como un resplandor. ¿Esto se debía a que Seokmin tenia realmente fe en que pronto se verían de nuevo?
—Hyung... tu realmente no puedes dejarme por mucho tiempo ocuparme de Seungkwan solo ¿Verdad? —
Entonces sucedió, algo que parecía desconocido para el rostro de ambos, una sonrisa apareció en ambos. Claro que debían pensar en su otro mejor amigo en todo momento.
—Te prometo Seokmin, sólo aguanta un poco más el drama de Boo, sólo un poco más por mí— su mano inconscientemente fue a parar sobre el hombro del menor.
Y Seokmin creyó sentir un ligero peso cálido posarse en su hombro por un segundo.
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¡Tercer capítulo! ¡Estoy feliz de poder continuar con esta historia! Tengo tantas pequeñas historias dentro de la principal, espero que las disfruten en serio.
¿qué les está pareciendo? Aprecio mucho los comentarios que me dejan en serio, espero poder leerlos como ustedes hacen conmigo jaja.
Dejen muchos favoritos, comentarios y compartan~ muchas gracias de nuevo.