Veo como al fin, Alen deja de molestar y se va para su pupitre. Ángel baja el libro que estaba leyendo y me observa.
—Te dicen, aléjate de los idiotas, y tú vas hablando con esos mismos.
Frunzo el ceño.
—¿Eres mi amigo o qué?
—No, no lo soy —Vuelve a su libro y me frustra.
—No seas malo —Hago puchero —y... ¿Y qué hay de ti?
Baja la novela al banco y regresa a observarme.
—¿Yo qué?
—¿Tú no hablas con "los idiotas"? Como les dicen —aclaro el término que usan para con ellos.
—No —contesta cortante.
—Eso es mentira, tú... tú hablas con Mark.
Se sobresalta e intenta ignorarme.
—No es verdad, ¿De dónde sacas esas ideas?
—Le dijiste sobre mi cumpleaños y Alen los vió en los baños —Me remito a lo poco que sé.
Sus mejillas se ruborizan, pero continua viendo su libro.
—¿En los baños?
—S... sí.
—¿Y? Cualquiera va al baño —se defiende.
—¡Pero estabas con él! —Aumento la voz.
Frunce el ceño y me observa, así que me sobresalto por su actitud llena de enojo.
—¿Y a ti qué te importa?
—Porque lo llamaste idiota —Vuelvo a la conversación del principio, o sea al punto principal que nos llevó a esto —y que no hablas con esos, pero es mentira.
—¿Qué eres detective ahora?
—No sé qué es eso —aclaro confundida.
—Ah déjalo, no importa —Intenta volver a su libro, pero lo interrumpo otra vez.
—¿Por qué te enojas?
—No te metas en asuntos que no te competen.
Ahora yo frunzo el ceño.
—Todo el mundo se mete conmigo y yo no puedo saber sobre lo de los demás.
Bufa.
—Tienes razón, pero yo no tengo nada que ver con eso.
—No es así —Niego moviendo la cabeza —porque tú comenzaste esta conversación sobre ellos.
—¿Qué quieres Abril?
Sonrío.
—Que no puedes reprenderme, porque tú también hablas con uno de ellos.
Se ríe.
—La lógica de Abril.