—¡Corre, Miriam, por tu libertad de mujer guerrera!
—¡NOOO, MIRIAM!-Gritó RAE-sama.-¡YO NUNCA DIJE ESO!
—Uy, claro que sí.-Dijo una, con las axilas amarillas.
RAE obtuvo todo su Ki, y usó su máximo golpe, el que acabaría con su lenguaje inclusivo.
—Digan “Mi moto alpina derrapante”.
Todas, en coro, respondieron.
—Me mete elpene derrepente.
—¡Oh no! ¡Fuimos timades!-Gritó la líder.
—¡ADIÓS!-Se despidió la RAE, y voló buscando a su amada.
Poco después la encontró en un bosque escondido, sin wifi. No quería saber de nada ni de nadie. Estaba sentada en una roca, llorando, con el corazón partido en dos.
RAE descendió, colocándose trás de ella. La escuchaba murmurar.
—¿Es posible? Yo lo amaba, y él solo se burla de mí...-Sollozaba.
RAE enrojeció. Decidió ser un macho y habló.
—Miriam...
—¡Oh!-Se sobresaltó, y volteó a verlo.-¡RAE-sama...! ¿Qué haces aquí?
—Miriam, nunca dije nada malo de ti. Dije que eras alguien dulce, fue lo único.
—...¿Entonces por qué esas femilocas dijeron eso?
—Ejem, ejem.-RAE-sama sacó un pequeño panfleto que robó de una de las hembristas.-“No al acoso callejero.”
—AAAAH...-Miriam se sintió mucho más aliviada.
—Por cierto, ¿esas son tus compatriotas?
—Oh, claro que no.-Negó.-Son unas falsas que se hacen pasar por feministas, denigrando el verdadero movimiento.
—¿Entonces hablas bien?-Preguntó, con sus ojos brillando.
—¡En efecto, estimado!
Ambos se dieron un lindo abrazo, y se fueron a Mundolandia (ahr) a celebrar su reconciliación.
Y así, fue la primera experiencia que tuvo el husbando crusho máximo con el lenguaje inclusivx. ¿Le esperarán más historias? Eso sí a la Barbi no le da flojera escribir.
¡Nos vemos!