Amor por Contrato[SAV #3] ©

Bởi andreawoon

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[Libro #3 de la serie amores verdaderos] Nota: Las cinco historias están relacionadas pero ninguna es secuela... Xem Thêm

Personajes
Prólogo (*)
Uno (*)
Dos (*)
Tres (*)
Cuatro (*)
Cinco (*)
Seis (*)
Siete (*)
Ocho (*)
Nueve (*)
Diez (*)
Once (*)
Doce (*)
Trece (*)
Catorce (*)
Quince (*)
Dieciséis (*)
Diecisiete (*)
Dieciocho. (*)
Diecinueve (*)
Veinte. (*)
Veintiuno. (*)
Veintidós (*)
Veintitrés (*)
Veinticuatro (*)
Veinticinco (*)
Veintiséis (*)
Veintisiete (*)
Veintiocho (*)
Veintinueve (*)
Treinta (*)
Treinta y uno (*)
Treinta y dos (*)
Treinta y tres (*)
Treinta y cuatro (*)
Treinta y cinco. (*)
Treinta y seis. (*)
Treinta y siete. (*)
Treinta y ocho. (*)
Treinta y nueve. (*)
Cuarenta. (*)
Cuarenta y uno (*)
Cuarenta y tres. (*)
Cuarenta y cuatro. (*)
Cuarenta y cinco. (*)
Cuarenta Y Seis. (*)
Cuarenta y Siete. (*)
Cuarenta Y Ocho (*)
Cuarenta y nueve (*)
Cincuenta (*)
Cincuenta y uno (*)
Cincuenta y dos (*)
Cincuenta y tres. (*)
Cincuenta y cuatro. (*)
EPÍLOGO
Agradecimientos & Aclaraciones
AVISO
Extra "Especial de San Valentín"
¡Aviso Super Importante!

Cuarenta y dos. (*)

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Bởi andreawoon

William

Mi cuerpo estaba tenso, la preocupación en mi sistema era más que inmensa, mantengo las manos firmes sobre el volante mientras acelero por la avenida. Anna se encuentra a mi costado, mirándome con preocupación, pero no puedo hacer nada más que conducir en completo silencio.

Ninguno habla, ninguno dice absolutamente nada y la ansiedad en mi cuerpo comienza a crecer.

En cuanto estaciono en el hospital, pese al nivel de preocupación que me cargo, no me atrevo a dejar atrás a Anna. Mi vista inmediatamente se posa en mis padres, quienes se incorporan apenas nos ven entrar.

—¿Cómo pasó? —inquiero —¿Qué fue lo que le ocasionó eso?

—Tuvo una discusión fuerte —informa mi madre —tu abuelo no estaba para tolerar discusiones.

—¿Discutió? ¿Con quién?

—Con Joan —masculla con molestia mi padre —Traté de decirle que era mala idea hacer eso, el chico está en prisión era imposible que pudiera ser considerado para el puesto en la empresa.

—No entiendo ¿de qué hablas?

—El corazón de tu abuelo estaba débil —pronuncia mi padre —cuando renunciaste la presión sobre el aumentó, intentó hablar con Joan, necesitaba a alguien al frente. Le ofreció el puesto de CEO, pero tu primo lo rechazó, dijo que no quería tus sobras.

Así que lo había hecho, había recurrido a la persona menos indicada para dirigir las empresas Blake todo con tal de no dar su brazo a torcer.

—Discutieron, no tengo los detalles de esa discusión, pero en cuanto llegó a casa, recibió una llamada del penal, no sé qué es lo que ese hombre le dijo, William, pero fue suficiente para hacer que tuviera un infarto.

Siento la mano de Anna entrelazarse con la mía, así que dejo de mirar al hombre frente a mí para centrar mi atención en ella.

No soy capaz de decir absolutamente nada, me aparto, dejándome caer en una de las sillas que hay en el lugar mientras intento no perder la cabeza.

Evidentemente no habíamos tenido la mejor relación, nunca habíamos sido un nieto y abuelo unidos, pero dolía el hecho de que ahora él estuviese en ese estado, era mi familia después de todo.

Anna se coloca a mi costado, pasando con suavidad una de sus manos por mi espalda y solamente ese gesto, me reconforta lo suficiente.

—William —elevo la mirada cuando mi padre habla. —Nuestra última conversación...

—No quiero hacer esto aquí, papá —pido —no ahora. No necesito tener esta conversación.

—Intenté convencerlo de que tú eras la mejor opción, intenté que entendiera tu postura, pero sabes lo obstinado que tu abuelo es —masculla.

—No quiero mantener esta conversación ahora —insisto.

Mi padre suspira, nos dedica una mirada antes de asentir y apartarse por completo. Cuando se aleja, cierro los ojos, apoyo los codos sobre mis piernas mientras sostengo la cabeza con mis manos.

—Cariño...

—Pudo ser un mal hombre, un mal abuelo, un mal padre —pronuncio —pero no quiero que muera, Ann.

—Y no va a hacerlo —pronuncia con suavidad —se pondrá bien, muchas personas se sobreponen de los infartos, él va a estar...

Sus palabras se detienen por el hombre que aparece en la sala, diciendo el nombre de mi abuelo. Nos incorporamos con rapidez, mi padre es el primero en acercarse y basta con notar el semblante del doctor, para darnos cuenta de que todo estaba mal.

—Lo siento, señor Blake —pronuncia el médico —fue demasiado tarde, no hubo nada que hacer por él. Lamentablemente, ha fallecido.

Y ahí entendí el poder del arrepentimiento, cuando termina de hablar, nuestro último encuentro viene a mi memoria. Mi visión se vuelve borrosa, me aparto, incapaz de hacer otra cosa que no sea sentir una opresión en el pecho.

—William —la voz de Anna se cuela por mis oídos —William.

Siento sus manos colocarse a los costados de mi rostro, nuestras miradas se conectan, soy capaz de distinguir la preocupación en sus ojos, la ansiedad en su mirada.

Todo lo que le grité, la manera en la que me marché aquel día, su llamada fría para decirme lo decepcionado que estaba y que esperaba no verme más en la empresa, todo cae sobre mí.

No hubo oportunidad de ofrecer disculpas, el tiempo se agotó y para nuestra desgracia, no había segundas oportunidades.

(...)

Me marché del hospital tan pronto como el doctor desapareció de la sala. No quería estar ahí, no quería ver a mi padre afectado y sobre todo, no quería averiguar si el sería capaz de culparme.

Anna había insistido hasta el cansancio de que eso no era posible, que yo no tenía la culpa de lo que había pasado, pero en mi mente, yo era el responsable. Yo renuncié, yo originé todo este problema.

—William, el funeral es en un par de horas —pronuncia Anna con dulzura —¿Iremos?

Dann y John me habían llamado al enterarse, sus condolencias solo hicieron aumentar mi estado de culpabilidad, y no sabía el porqué.

—No lo sé —confieso —¿Qué tal si me echan?

—Nadie va a echarte —asegura —eres familia. Tienes derecho de estar ahí y no...—ella me detiene cuando hago el ademán de hablar —no es tu culpa, nada de lo que sucedió fue tu culpa. No fuiste tú quien le dijo a Joan que lo llamara ¿entiendes? Tú solo buscaste tu bienestar, nuestro bienestar y eso no te hace responsable.

Un suspiro tembloroso brota de mis labios, odiaba sentirme de este modo, tan vulnerable por algo.

—Liam, todo va a estar bien —asegura —Y tu madre llamó, dice que es importante para todos que estés ahí.

Arrugo la frente, mostrándome confundido ante lo que dice.

—¿Mi madre te llamó? —inquiero.

—Sí, justo antes de que venga a hablar contigo —confiesa. —ellos te quieren ahí, Will.

—Bien, entonces iremos —afirmo después de unos minutos. Ella sonríe con suavidad, respondiendo con un leve asentimiento.

El resto del tiempo que tengo antes de prepararnos para el funeral la pasé en la cama, sin ánimos de hacer nada, dándole vueltas a lo mismo una y otra vez. Una parte de mí no dejaba de repetir que fue mi culpa, que lo era, y otro porcentaje en mi interior, decía que nada era mi responsabilidad.

La lucha interna iba a terminar por volverme loco.

—Odio que nada me quede —masculla Anna con fastidio cuando lanza un vestido color negro al interior del armario —necesito más ropa —pronuncia con pesar.

Sonrío.

—Ese vestido negro, con bordado, te quedará espectacular —pronuncio —te lo regalé hace un par de meses ¿recuerdas?

Ella asiente levemente.

—Mi primer vestido de maternidad que, ahora que lo pienso, ¿por qué fue negro?

—No tengo idea —confieso —lucía muy bonito en ese escaparate —añado.

—¿No vas a cambiarte? —inquiere —tenemos menos de treinta minutos —me recuerda.

—No tardaré nada —aseguro. Ella me lanza una mirada de advertencia antes de meterse al baño, suelto un suspiro mientras me incorporo, un par de pantalones negros, junto con una camisa blanca y un saco es el conjunto elegido, no me equivoco, para cuando Anna sale del baño, enfundada en ese bonito vestido negro, yo estoy listo.

—¿Vamos? —inquiero extendiendo una de mis manos en su dirección.

—Vamos —entrelaza nuestros dedos, y pronto ambos nos encontramos bajando las escaleras para ir hacia nuestro destino.

Aun cuando no quiero hacerlo, aun cuando mi mente entera grita que me quede aquí.

(...)

El funeral fue tan deprimente como lo había esperado, me mantuve alejado, tanto como me fue posible aun cuando Anna dijo que debía estar al lado de mi padre, no se sentía bien, no quería mostrar una cara cuando en las últimas semanas de vida de mi abuelo, no mantuvimos ni una sola comunicación.

John y Dann asisten, ambos permanecen a mi lado, no era necesario que dijeran algo para saber que contaba con ellos, no hicieron preguntas aun cuando estaban al tanto de todo lo que había pasado con mi familia en el último par de meses.

Sabían mantenerse al margen, y era algo que agradecía.

—William —mi padre pronuncia mi nombre con lentitud, justo cuando estamos por subir al auto. —Anna ¿podrías darnos unos minutos?

—Claro, señor Harris —cuando está por marcharse, tomo su mano.

—Mi esposa puede escuchar cualquier cosa que tengas por decir, papá —mascullo.

—Quiero dejar atrás todo esto, hijo. Estar en discusiones constantes contigo es lo único que quiero evitar. Tu abuelo ha fallecido, Will, no quiero que esto continúe asó entre nosotros —pronuncia con seriedad —no quiero que el momento de mi muerte llegue, y nuestra relación se haya extinguido.

Paso la mano que tengo libre por mi cabello.

—Fui claro, dije lo que deseaba, y no supieron comprenderlo —murmuro —quisieron imponerse sobre mí una vez más y no lo permití, y no lo permitiré nunca más.

—Lo sé —afirma —me he dado cuenta de eso. Ven a casa ¿quieres? Tenemos tenas que tratar —me recuerda.

—No tenemos...

—William, tu abuelo no cambio nada, ni una sola cláusula —sus palabras me golpean, se sienten de una forma que no creí que pudieran sentirse —Will, eres el heredero de todo.

No sé qué responder, se siente incorrecto hablar de esto justo ahora así que solo me doy la vuelta.

—William...

—Hablaremos luego, papá —es todo lo que digo antes de subir al auto, y esperar que Anna lo haga igual.

No dice nada, no presiona, no pregunta. Y eso es algo que agradezco, no necesito dar explicaciones, no necesito hablar lo único que quiero, es recuperar el bienestar que había tenido en todos estos meses, y que ahora, parecía completamente perdido.

(...)

Anna suelta un quejido en cuanto entramos a la casa, se quita los zapatos en un movimiento brusco y los pobres acaban en algún lugar de la sala.

—Estoy muerta —pronuncia —Mi espalda duele, y mis pies también. —confiesa con pesar.

Ella comienza a subir los escalones para poder llegar a nuestra habitación, antes de que pueda dar el siguiente paso la tomo en brazos haciendo que ella suelte un grito de sorpresa.

—Oh Dios Will, vamos a caer —se aferra a mi cuerpo, pero la sonrisa no abandona su rostro en ningún segundo.

—No vamos a caer preciosa, tengo unos brazos muy fuertes. —el sonido de su risa me llena mientras termino de subir los escalones, cuando nos encontramos dentro de la habitación, la dejo con suavidad sobre la cama.

—¿Todo en orden? —inquiere —¿estás bien?

Suspiro.

—Estoy bien —respondo —fue todo tan rápido y repentino —confieso —un momento estaba aquí, y al siguiente solo se fue.

Anna acaricia mi brazo, con un movimiento suave que me hace sonreír. Me inclino hacia su cuerpo, una sonrisa traviesa se adueña de su semblante mientras toma la corbata que traigo puesta y la sujeta con firmeza.

—¿Hace cuánto no estamos juntos? —Cuestiona. La miro sin entender a qué se refiere. Ella rueda los ojos antes de aclarar lo que quiere decir — ¿Hace cuánto no tenemos sexo, Will?

Suelto una carcajada, me apoyo sobre mis codos quedando más cerca de ella.

—Umm... no lo sé ¿Tres meses quizá? —Cuestiono. —No es demasiado.

—Para mí lo es —Contesta. Ella eleva ligeramente sus caderas haciendo que mi cuerpo choque contra su abdomen. Cierro los ojos mientras suelto un gruñido cuando vuelve a hacerlo.

—Anna...Anna no hagas eso —pronuncio con voz ronca. Ella rodea mi cuello con sus brazos mientras une nuestros labios.

Tengo que hacer algo de fuerza para sostenerme y no aplastarla. No quería hacer algo que pudiese dañar a nuestro bebé.

Ella comienza a desatar mi corbata, en pocos segundos la lanza a algún punto de la habitación y pasa sus manos por mis hombros para deshacerse del saco que tengo puesto y pronto el también le hace compañía a la corbata.

Tomo a Anna de la cintura y me giro. Ella queda sobre mí, deslizo mis manos por sus hombros descubiertos hasta dar con el cierre del vestido el cual deslizo con facilidad.

De un momento a otro las prendas han acabado en el suelo, el ambiente se ha tornado más pesado y tengo que hacer uso de todo mi auto control para no hacer todo lo que quiero hacerle a Anna, todo por el miedo de poder dañar al bebé.

Maldición, tal vez debí de leer más sobre ese detalle.

Beso nuevamente a mi esposa, ella suelta un jadeo mis labios recorren su cuello, a su cuello, dejo un camino de besos desde su mandíbula hasta llegar a la parte sensible de su piel.

—Santo cielo, Will —Jadea mi nombre mientras cierra los ojos, sonrío con satisfacción, recorriendo cada espacio de su piel y tocando las zonas que sé que la vuelven loca.

—Will...

—Me encantas —Susurro dejando un leve mordisco en el lóbulo de su oreja.

Anna comienza a mover sus caderas haciendo que su parte intima choque contra mi miembro. Suelto un gruñido mientras regreso a su boca. Anna sonríe mientras sigue con su labor.

—Anna...no —Susurro. Intento quitarme de sobre de ella, pero enrolla sus manos en mi cuello. —Anna puede hacerle daño al bebé, no quiero lastimarlo.

—No va a pasarle nada cariño, me he informado lo suficiente para saber que no le ocurrirá nada —Informa dulcemente—Así que puedes hacerme disfrutar todo lo que quieras. —Responde con una sonrisa pícara empleando un tono que logra volverme loco.

Y esa frase es suficiente para que me decida, hoy, definitivamente, el sueño no formaría parte de la noche.

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