Cuando llegamos había muchas personas afuera y dentro de la residencia de Todd, muchas personas que nunca había visto en mi vida, pero estaban ahí para felicitarlo.
— ¿Puedes bajar sola? — me pregunta Dotie.
— Creo que sí — el momento en que toco la acera veo como Garrett pasa escoltando a una chica rubia con grandes atributos.
— ¿Ese es..? — ven lo mismo que yo Casey y Dotie.
— Eso parece — hago una mueca de malestar.
— Para mañana ya no vas a recordar eso — Casey se consolidaba conmigo.
No respondo porque no sabía que decir al respecto, no era que sintiera algo por él, ni nada por el estilo, simplemente creí que Garrett siempre estaría ahí para mí, como cuando éramos niños.
— Entremos hermosas mujeres — Casey decía mientras se pasaba una mano por el cabello.
Al entrar todo estaba sofocante, estaba haciendo un calor tremendo que apenas se podía respirar, camino de a poco, por el mismo motivo mis amigas no se percatan que ya no estaba detrás de ellas, decido ir a la planta de arriba de la gran casa, para despejar un poco mente. Todo estaba relativamente más silencioso y con menos, mucho menos personas que en la parte de abajo, camino hasta llegar al cuarto de Todd, ya conocía la casa antes era mi "amigo" del alma. Por suerte en la habitación no había nadie.
— Por fin, voy a dormir un poco — me recuesto en su cama.
No entiendo para que voy a una fiesta si de todas maneras ni me divierto, llegué aquí para dormir.
— Alex — no, por favor, porque siempre me interrumpen.
La puerta estaba abierta de par en par en medio de ella se encontraba Wesly con un whisky entre sus manos.
— ¿Qué te pasó? — sigo sin responder — vamos sé que estás despierta.
— Me caí — una sonora carcajada emana de su boca.
— En serio eres debilucha — sigue con la risa.
— A ti que te importa — blanqueo los ojos.
— Lo lamento, pero no me puedes negar que eres muy torpe — si supiera como me lo hice.
— ¿Qué es lo quieres Tucker? — digo sin ánimos.
— Estoy aquí porque vine a revisar si la habitación estaba vacía para traer más rato una chica — ruedo los ojos.
— Eres un asco, lo sabías — me levanto de la cama.
— Es broma te seguí, hace tiempo que no hablamos — antes eso me hubiera echo poner nerviosa y no sabría que responder, pero me di cuenta que es simplemente Wesly.
— Ah.
— Gracias por la grandiosa fiesta que nos está dando Todd, es momento de felicitarlo — se escuchaba como alguien decía eso a través de un micrófono.
— ¿Bajamos? — me tiende una mano.
— Claro — expreso aburrida.
— ¿Te puedo preguntar algo? — asiento lentamente, no se que podría preguntar algo como él.
— ¿Qué hay entre tú y Garrett? — no sé si lo sepa, pero en este momento ese engendro está con una rubia de piernas largas y grandes atributos.
— Nada — trato de seguir su paso, iba demasiado rápido.
— Pareciera que se conocieran de toda la vida o que fueran una especie de ex pareja — que ridiculez, que lo haya conocido desde hace tiempo, no significa que hubiéramos sido algo.
Aún recuerdo como y cuando fue, hasta ese entonces él no parecía ser el galán de toda novela, era un simple chico que me gustaba. Un amor de niños.
— ¿Estás bien? — me pregunta un chico parado frente a mí.
Me había "raspado" la rodilla cuando me empujaron unas chicas de mi escuadrón, las detestaba, estaba volviendo a ocurrir igual que en la escuela, papá me dijo que todo cambiaría, papá es un mentiroso.
— Sí — respondía con la voz quebrada.
— Déjame ayudarte — veo por primera vez con ojos llorosos al chico que me hablaba.
Me ayuda a levantarme el chico castaño claro, no entiendo porque me está hablando, nadie lo hace, mi hermano dice soy muy rara, yo creo que es verdad, nunca nadie se me acerca, los chicos de mi clase dicen que soy fea y que soy muy delgada, las chicas me tratan mal por no ser como ellas, mi hermano tiene razón yo nunca voy a ser igual que el resto.
— Estoy bien — seco con la manga de mi sudadera una lágrima que resbalaba por mi mejilla.
— Descuida aquí ya no están esas chicas — me respondía como si fuera un secreto.
Asiento, me ayuda a pararme. Todo el trayecto hasta la enfermería veo su perfil y su manera de caminar.
— Se cayó en la práctica de hoy — le decía a la enfermera que estaba presente.
— ¿Cómo te llamas linda? — me preguntaba ella con voz dulce.
— Alexis, pero me gusta que me digan Alex — exhibo una sonrisa con vergüenza.
— Bueno Alex, no hay nada de qué preocuparse sólo es un raspón — me aplica unas cosas en mi rodilla.
— ¿Él es tu hermano? — me dice cuando ve al chico parado en la puerta mirando a la nada.
Niego con la cabeza, ella se ríe y me da un caramelo. Podría pasar con facilidad aparentar ser mi hermano, tenía muchos más años que yo.
— ¿Ya está? — levanta una ceja el castaño.
— Sí y me dieron este dulce — se lo enseño.
Caminábamos hasta la zona de disparo, aún no me tocaba a mí ir a esa zona, pero quería ver como practicaban.
— ¿Cuál es tu nombre? — le pregunto chupando mi caramelo que la bella enfermera me dio.
— Garrett ¿El tuyo es Alex? — frunce el ceño. Asiento dubitativa.
— ¿Cuántos años tienes? — si iba a ser mi primer amigo, quería saber todo de él.
— 15 — se ríe, no me gusta que la gente se ría en mi cara, todo el tiempo lo hacen en la escuela.
Salgo corriendo para ver a mi hermano, él estaba presente porque daba algunas clases, él era el único que me protegía cuando las chicas malas me querían hacer algo.
— ¡Alex! — sus gritos son insistentes.
Me logra atrapar, chillo y lloro, él también es malo, me quiere pegar, todos lo hacen, mamá me pegaba cuando me portaba mal, las niñas de mi escuela lo hacían porque parezco un niño y no era normal.
— No me hagas nada por favor — le insistía con lágrimas en los ojos — te voy a lavar tu ropa a ti también, te van a ascender de puesto mi hermano trabaja aquí, sólo no me pegues.
— No te voy hacer nada — me suelta.
Me siento y cubro mi rostro con las manos, no me gustaba cuando me pegaban en la cabeza.
— ¿Qué chicas te hacen eso Alex? — manifestaba molesto.
— Ellas me van a hacer algo si te lo digo, dijeron que me iría peor — levanto mi cabeza y él estaba sentado frente a mi con los ojos cerrados.
— No deberías dejar que te hagan eso, enséñales quien manda, nunca, pero nunca te rebajes de esa manera, tu vales Alex ¿Entendiste? — asiento aún con los ojos llorosos.
— Ven vamos — me toma de la mano y me lleva a la zona de tiro.
— ¿Cuántos años tienes Alex? — me dice después de un rato de ver como practicaban.
— Tengo ocho años — respondo seria.
Veía como mi hermano Robert se acercaba, las chicas más grandes de mi escuadra decían que él era lindo, yo no le veía nada lindo, siempre había sido muy torpe.
— Ahí está mi princesa — me levanta y me hace girar, para después cargarme entre sus fuertes brazos.
— Hice un nuevo amigo — murmuro en su oreja.
— ¿Es real? — me mira confundido.
Apunto a Garrett que estaba sentado más allá, muy nervioso, a veces Robert daba sensación de miedo, por lo grande que era.
— Hola muchacho — saludaba a mi primer amigo en esta Academia que me había metido mi papá.
— Hola — tartamudea.
— ¿Así que eres el primer amigo que hace mi hermanita?
— Sí — suena más seguro.
Robert me baja de sus brazos y me informa que ya debía irse, sólo había estado por un rato pasando por este lugar, se despide de los dos y nos deja solos.
— ¿Quieres entrenar para poder defenderte? — enuncia cuando mi hermano esta lo suficientemente lejos.
Asiento entusiasmada, todos los días él me ayudaba con mis técnicas de combate, a disparar, paraba todo el tiempo conmigo, me hacía sentir especial, las demás niñas no se metían tanto conmigo.
— Llego el gran día — me dice entusiasta.
Hoy todos tendríamos la batalla cuerpo a cuerpo en el ring, tenía tanto miedo, él único que me había visto pelear era Garrett.
— Tú puedes Alex — declara antes de que suba al cuadrilátero.
Toda la adrenalina que llevaba dentro de mi, explotaría en cualquier momento, por fin después de cinco largos años en este lugar podría defenderme de la chica que más me molestó.
— Alex ¿Estás ahí? — me sacudía Wesly.
— Sí, estaba pensando en otra cosa — me río.
— Eso creí — mira al frente donde se encontraba Todd besando a la rubia de piernas largas que Garrett trajo a la fiesta.