—Eso de verdad no me lo espere de Falcao— Se acerco con una taza de café y me la ofreció.
—Si, yo tampoco. La verdad hasta yo sentí su miedo—Era una sensación que no podía explicar. —Solo sentí su incertidumbre. Carajo.
—Bueno, eso ya pasó, después veremos—su expresión de preocupación fingida se esfumó.
No pude evitar torcer los ojos. Neymar nunca iba a cambiar.
—Me siento mal por él. En serio se lo que se siente— sin temor alguno, Neymar me interrumpio:
—No puedes corregir nada. Él ya decidió. ¿Okay? Ahora, necesito toda tu atención en mí.
Se subió a horcajadas sobre mí y sus manos se pusieron en mi rostro.
—James Rodríguez. —Oh no. —Desde que tenemos un año te e preguntado un montón de veces si quieres que nos organicemos de una buena vez. Que nuestros padres sepan lo que somos. Que los niños sepan que sí, que sí pueden ser hermanos de verdad. Que ya no le tengamos miedo a lo que digan los demás.
—Tú y yo sabemos la razón por la cual no acepté, las razones. —complete.
No se por qué, pero no podía evitar estar recalcando lo que hizo, en verdad, no podía, a pesar de que se supone que ya lo perdone.
—Lo sé, lo sé, lo sé. —sus bellos ojos se llenaron de destellos de tristeza y furia. —Pero fue hace mucho tiempo. Ya no debemos recordarlo.
Bajo su cabeza y la apoyo en mi hombro.
—Pero, James, esto es enserio. Ya no puedo esperar más, ya no puedo. Te amo, te amo y te amo. Pero no puedo esperar más, hay cosas que van a cambiar, y quiero estar seguro de que tú a pesar de todo vas a estar ahí conmigo.
Esto, de alguna manera, a comenzado a asustarlo.