—¿Qué haces aquí?
Así como su mano aún sostenía la mía en este momento, mi mirada seguía puesta en un punto perdido del suelo. No podía verlo a la cara, algo me lo impedía y era mi maldito orgullo.
—Rose, ¿Quién te lastimó? —su tono de voz se elevó.
Sus palabras me toman desprevenida, ¿podía deducir todo eso con solo verme?
Me armo de valor, dejo atrás mi orgullo y vergüenza. Levanto la mirada mientras dejo escapar un suspiro, para luego secarme estas lagrimas tan débiles.
—Sólo... sólo daba un paseo —dijo con un hilo de voz. Siento la carga de su mirada en mí mientras tarda en procesar mi respuesta tan falsa.
Sus dedos rozan los míos lentamente al momento en que suelta mi mano para luego, frotarse el cabello y soltar un suspiro que interprete como cansancio.
—¿Así que no me negarás que alguien te lastimó?
En su mirada se reflejaba lo mucho que estaba preocupado por mi. Que hasta vacile un momento en contarle o no lo de mi madre.
Me quede observándole, sin saber que decirle. La imagen que presenciaron mis ojos hace unos minutos, no hace más que quiera soltar otras lagrimas guardadas.
—Hijo, ¿Dónde te habías metido?
Para mi sorpresa y del alguna manera puedo llamarla fortuna, el padre de Nathan se acerca tras él y al momento en que notó mi persona.
Me regaló una sonrisa.
—Buenas tardes, señorita Rose —me extiende su mano cortésmente.
Atinó rápidamente para estrecharle su mano y saludarlo con el tono más normal que de mi voz. Creí que tras ese nudo en mi garganta, mi voz se quebraría.
—Oye, te estaba buscando —se volvió hacia su hijo al momento en que lo fulminó con la mirada—. Creí haberte dicho que nos encontráramos en la ferretería.
—Iba para allá, te lo juro, pero tuve que...
El hombre levanta sus manos para interrumpir sus palabras, dandole entender que no escucharía más.
—Siempre tienes una excusa para desobedecerme, Nathan —se frotó la sien frustrado y luego, me dirigió la mirada mientras soltaba unas risitas pequeñas—. ¿Este chico lo tengo malcriado?
Me encojo de hombros sin saber que responderle y me limito a solo sonreírle.
El sólo hecho de ver como se comportaba el padre de Nathan ante mí, me recordó a mi abuelo. Tenia su lado estricto y de alguna manera un carisma bastante alegre.
—Me haces quedar mal ante Rose, padre —dice Nathan en un tono burlón a la vez en que se une a la carcajada, seguidamente para observar mi reacción.
No pasa mucho tiempo para que vuelva a realidad en la que estaba antes y mi sonrisa desaparezca.
—Yo debo irme, se me es tarde ya—les anuncio mientras me acomodo el sombrero negro que llevaba puesto y me quito las gafas—. Fue un gusto volver a verlo señor.
Asiente levemente con un semblante agradable.
—Y a ti, Nathan —añadí.
Sé que él habrá notado mi forzosa sonrisa que di antes de alejarme. Pues, su mirada inquietante me lo decía todo.
El silencio por más que lo odiaba en ciertas ocasiones, ahora mismo era el único acompañante que tenia en esta casa. El vacío del lugar se hacia notar, no estaba la música de Jake para hacerla retumbar y tampoco los gritos chillones de mi madre.
Aún no habían regresado.
Con las piernas apoyadas contra mi pecho y mis manos sosteniendo aquella fotografía que me había causado intriga desde el primer momento en que la vi.
Una pequeña yo sonriendo felizmente yacía en la imagen, por otra parte, la yo del presente que la observaba ahora mismo se preguntaba como podía haber estado sonriendo en ese momento y al mismo tiempo, odiarse al no poder hacer que esos recuerdos revivan en ella.
—¿Por qué todo tiene que ser tan complicado en la vida? —pregunté. Esperando que nadie me contestara.
—Porque de ese modo no seria divertida.
Levanto la mirada al instante en que escucho y reconozco su voz.
Jake.
—Traidor... —murmuro molesta por su presencia. Escondo la fotografía en mis piernas al momento en que se acerca a protestarme.
—¿Traidor? No me digas que fuiste a seguirla... —dijo, para luego dejar escapar una risa. Le muestro enseguida mi ceño fruncido. Rápidamente capta mi mensaje y se calla— ¿En serio, lo hiciste?
—¿Tú que crees? —suspiro.
No tenia el derecho de estar enojada con Jake, es más, él mismo me dijo que no lo hiciera. Pero aun así, me siento molesta con él.
Dios, parezco una niña enojada por una rabieta.
—Me dices traidor pero mira quién habla —replicó. Me da un pequeño codazo— tú eres la traidora, te dije que no hicieras estupideces sin mí, ¿y qué es lo primero que haces? Vas a una misión sin avisarme.
Lo miro petrificada, no esperaba esta respuesta.
—¿No vas retarme por haberlo hecho?
Se sacude el cabello mientras cierra los ojos para restarle importancia a sus palabras.
—¿Por qué debería? No soy tu padre como para hacerlo. Soy tu amigo, quién te puede dar consejos pero es tu elección si decides tomarlos o no.
¿Desde cuando Jake me pareció tan sabio?
—Pero, me hubiera gustado estar a tu lado para poder haberte apoyado—apoya su mano en mi cabeza para sacudir mi cabello—. Dime, ¿qué viste?
Sentí como mis labios comenzaban temblar con el solo hecho de recordar en como me sentí al presenciar aquello.
...
De repente, mi teléfono que estaba ubicado en mesita de luz, emitió un sonido dándome entender que me había llegado un mensaje. Pero a los segundos después, se volvió una llamada.
Jake y yo no tardamos intercambiar miradas. Supo al instante en que quería hablar a solas y se retiro de mi habitación, no sin antes recordarme que esta charla no terminaba aquí.
Observo mi teléfono y es una llamada de mi abuelo.
—¿Aló?
—¡Rose!,Tanto tiempo.
—¿Eh? ¿Tío Marco? —me sorprendo al volver a escuchar su voz— ¿Por qué usa el teléfono de mi abuelo?
—¡¿A quién le dices abuelo?! No estoy tan viejo.
Del otro lado de la linea se podía escuchar en como sus palabras me lo dejaban bien claro. Estaba en el alta voz y se encontraba ahí.
—¡Me has pillado! —le sigo la corriente.
Tanto mi abuelo como mi tio se ríen.
Su llamada se debía al fin y al cabo a saber como estaba y que había hecho estos días. Por su parte, mi abuelo me informaba que últimamente se ha sentido muy bien y que se siente más animado que de costumbre. El resto de la familia; mi tía Rosa, y la tía Helen; ambas estaban trabajando.
—Pequeña, el tio Marco ya se fue a dormir. Así que desactivare el alta voz —mientras esperaba a que lo hiciera, recién me percate de que el sol ya se había puesto y la luz de luna entraba por mi ventana.
—Ahora, si —afirmó.
—Pa-papá ya es tarde. Deberías descansar, ¿no lo crees?
...
Se tarda en responderme y me pregunto si me habrá escuchado bien. Quizás la señal se ha interferido. No quiero pensar en lo peor de los casos.
—¿Me escuchas? ¿Aló?
...
—Te escucho, Rose. Escucho como pides ayuda y un abrazo de este viejo ahora mismo a travez de tus palabras.
Fue la gota que rebalsó el vaso de mis lagrimas.
De seguro iba amanecer al día siguiente con los ojos hinchados.
Nota de la Autora: ¡Espero que les haya gustado! No sé ustedes pero siento que hubo mucho feeling en este cap. o eso quise transmitir xD quizás ni se notó.
Pero en fin, comenten y denme sus opiniones ✨💕que son bienvenidas siempre.
¡Gracias a todas las personas por mantenerse seguido en la lectura y no irse! Eso lo valoro mucho.
¡Nos vemos!