Daño Colateral

By MariaJose019

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# Un secreto que desata emociones. More

1. Volver a la Realidad
2. El Reencuentro
3. Realidad y Ficción
4. Confesiones
5. El sentimiento
6. Consecuencia
7. Una reconciliación corta
8. Camino al abismo
9. La Busqueda
10. La Confesión
11. ¿Me vas a besar?
12. Revelación
13. Apoyo
14. ¿Así es el Amor?
15.- Dos días de cita (1)
16.- Dos días de cita (2)
17.- Propuesta
18.- Sólo las dos
19.- Cerrando un Ciclo
20.- Parte de mi vida
21.- No sé que hice para Merecerte
22.- el secreto y la decisión
23.- Te voy a Salvar
24.- Visita Inesperada
25.-Cita Doble
26.- ¿Lo que pasa en Suiza, queda en Suiza?
28.- Buena suerte en el amor
29.- Una familia
30.- Esperar no es Luchar
31.- Sin mirar atrás
32.- Plan B
33.- Shock
34.- Que comience la nueva vida
35.- La entrevista
36.- La reunión
37.- Un almuerzo inusual
38.- Mina Myoui
39.- Explicaciones
40.- La mujer más hermosa del mundo
41.- El día más triste
42.- Celos
43.- Una decisión
44.- Nos vamos a casar
45.- Es hora de dejarnos
46.- Una llamada reveladora
47.- Nos acaban de besar
48.- Las 9 o nada
49.- ¿Me harás rogar?
50.- Reconciliación part 1
51.- Reconciliación part 2
52.- El día D
53.- !Si quiero!
54.- Una despedida de soltera diferente
55.- Camino al Altar
56.- La habitación 16
57.- Sólo minutos
58.- FINAL

27.- La última noche

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By MariaJose019

Sana

La mezcla del baile, la música y el alcohol nos había llevado, a todas a un momento de excitación que fue difícil de entender. No entendí en que momento pasamos de la pista de baile al baño del pub. Sólo entendí lo que pasaba cuando tenía a Dahyun con su torso desnudo sentada sobre mi cuerpo. Podríamos haber hecho el amor en ese preciso momento pero, gracias a Dios mi cabeza tuvo un segundo de lucidez y nos detuvimos. No me sorprendió ver salir a Momo y a Nayeon del cubículo del baño que se encontraba algunos metros más allá. Lo único que deseaba era poder llegar a casa y estar con Dahyun.

Cuando llegamos a casa no hablamos entre nosotras, cada una entró a sus respectivos cuartos sin decir nada. Con Momo sabíamos que probablemente nos escucharíamos tener relaciones con otras personas por primera vez pero, poco y nada me importaba. Seguía envuelta por esa esa espesa aura erótica que nos envolvió a Dahyun y a mí en ese baño. Quería besarla, tocarla y no soltarla más.

-Por fin – cerré la puerta y al darme vuelta Dahyun estaba con el torso desnudo sentada sobre nuestra cama – Woow – no podía quitar mis ojos de encima.

-Vamos a continuar esto donde lo dejamos.

Dahyun corrió hacia dónde me encontraba de pies, saltó hacia mi cuerpo y abrazó mis caderas con sus piernas. Giré mi cuerpo y pegue la espalda desnuda de Dahyun en una pared. Sentí cómo dejo escapar un pequeño gemido al momento, en que su piel hizo contacto con la fría pared. Las manos de Dahyun comenzaron a arrancar prenda por prenda a una velocidad increíble. Había hecho el amor con ella tantas veces pero esta, esta era extrañaba. Mis ganas por ella superaban cualquier otra situación anterior que hayamos tenido juntas. Mientras la besaba y la tocaba no podía dejar de imaginarme lo que, se venía más adelante. Era algo inconsecuente imaginármelo cuando la tenía frente a mí, sobre mis caderas, besándome como si no existiera un mañana.

-Llévame a la cama – cuatro palabras que hicieron que bajaran todas mis defensas.

Sentir la piel de la persona que amas de esta manera tan privada, como lo era dos cuerpos en una cama, era increíble. Es una experiencia difícil de explicar, incluso. En ese mismo momento, se te es difícil entender lo que está sucediendo.

Tenía el cuerpo de Dahyun debajo de mí. Podía sentir como temblaba cada vez que succionaba la piel de su cuello, su clavícula, sus pechos. Y, cada vez que ella arañaba mi espalda o dejaba sus uñas marcaba en mi piel no podía evitar decirle que la amaba. Ella me miraba directamente a los ojos, podía entender, con solo mirarla lo que quería decirme pero, se le hacía imposible. No había necesidad de palabras cuando, sabía con solo mirarla que ella también me amaba. Habíamos pasado por tantas cosas las dos solas que nos entendíamos a la perfección.

Recorrí cada rincón de su cuerpo, besé todo lo que se podía besar y me volví loca con la suavidad y humedad de su centro. Los gemidos de Dahyun pronto se transformaron en gritos desesperados. Sus manos se aferraban a las sábanas, de las paredes, de mi cabello. Sentía como sus dientes mordían mis hombros, como el sudor de nuestros cuerpos seguía aumentando. No sabía que me pasaba, no podía dejar de hacerla mía. Perdí la cuenta de cuantos orgasmos tuvo, simplemente seguía. Dahyun se entregaba por completo a mis movimientos, a mis deseos, a mis sueños eróticos más retorcidos. Tenía esa habilidad de, que cuando yo le hacia el amor a ella, se transformaba en la chica sumisa que decía que si a todo pero, cuando ella quería tomar el control se transformaba en una mujer llena de fuerza, que tomaba decisiones sin preguntarme. Podía jurar que hasta el tono de voz le cambiaba y eso, eso me excitaba el doble.

Dahyun había alcanzado otro orgasmo. La tenía de pies contra una pared. Después del orgasmo todo su cuerpo cayó sobre el mío. La cargue y la llevé a la cama. Me acomodé entre sus piernas y comencé a besar la parte interna de sus muslos hasta llevar a su centro. Sabía que ella estaba cansada pero, si no me pedía parar era por algo. Así que, me adueñe de su centro. Mi boca y mi lengua limpiaron el desastre que yo había formado. Una parte de mí se sentía completamente orgullosa de esto, no sé si era normal sentirse así de orgullosa pero a mí me encantaba sentirlo. Levanté la vista para encontrarme con Dahyun tocando sus pechos mientras se mordía los labios y su cabello sudado tapaba sus ojos. Llevé mis manos a los costados de la cadera de Dahyun. Sabía que estaba cansada así que seguramente, después de este orgasmo todo su cuerpo temblaría y no me equivoqué.

Dahyun dejó escapar un gritó que estoy segura que Momo y Nayeon escucharon. Sus manos se aferraron a mi cabello. Dahyun no dejó que sacara mi cabeza de su entre pierna por ende, mi boca y mi lengua seguían succionando cada rincón de ella. Todo su cuerpo temblaba. Era una sensación increíble.

Cuando el orgasmo terminó, volví a acomodarme entre sus piernas pero, esta vez, dejé caer todo mi peso sobre su cuerpo. Mis pechos aplastaron los de ella. Mire su rostro, el cual, era una obra de arte. Mi mano derecha bajó hasta su centro pero ella me detuvo.

-Sana... - su voz era suave, casi un murmullo – no... yo... - su respiración aún no volvía a la normalidad – no puedo más – sus ojos se abrieron para mirarme – no tengo fuerzas – sonreí y me acerqué a sus labios – perdón – junte nuestras frentes.

-No pidas perdón – besé su mejilla derecha y comencé a bajarme lentamente de su cuerpo hasta quedar acostada a su lado. Escondí mi rostro entre su cuello y su hombro derecho – fue increíble – hasta ese momento no me había dado cuenta de lo cansada que estaba. Miré hacía abajo y noté que me temblaban las piernas, que mis brazos estaban acalambrados y que Dahyun no era la única a la que le costaba hablar.

-Son las 7 de la mañana – en la comodidad de su cuerpo sentí como el sueño comenzaba a hacerse presente.

-Te amo Dahyun – abracé su pequeño cuerpo, ella entrelazó sus dedos con los míos.

-Yo igual te amo Sana – su te amo fue lo último que escuché antes de quedar completamente dormida.

Nayeon

Apenas entramos a la habitación Momo pasó de ser, la chica callada y sumisa del taxi a hablar con un tono de voz, que debo admitir que, hacia que todo mi cuerpo respondiera a lo que ella quería. Comenzó a dar órdenes, sus facciones estaban serias.

-¿Momo? – ella estaba de espalda y me acerqué a ella. Acaricié sus hombros y, en el segundo en que mis manos hicieron contacto con su ropa Momo volteo y agarró mi muñeca con su mano derecha. Su mirada era rara, estaba llena de lujuria, de deseo.

-Espera – fueron las únicas palabras que salieron de su boca antes de soltar mi muñeca. Comenzó a sacar prenda por prenda hasta que quedó completamente desnuda frente a mis ojos. No podía evitar recorrer cada detalle del cuerpo que tenía frente a mí.

-Eres hermosa – me acerqué nuevamente para acariciarla y ella caminó hacia atrás. La quedé mirando, no entendía nada - ¿Por qué no me dejas tocarte? – ella no respondió. Simplemente caminó hasta dónde se encontraba la única silla del cuarto y la acercó a donde estaba.

-Quiero jugar – su voz había cambiado. Ahora era la dulce Momo – te voy a bailar – la quede mirando. Estaba completamente desnuda. ¿Me iba a bailar así?, de sólo imaginármelo ya estaba teniendo problemas para contenerme.

-Ok – fue lo único que dije.

Antes de sentarme en la silla Momo me pidió que quedara con el torso desnudo, igual a cómo estábamos en el baño del pub. Le hice caso y me senté. Noté como la mirada de Momo vagaba por mis pechos, mis abdominales. Me encantaba saber que tenía ojos sólo para mí. Momo caminó hasta su celular y colocó música a un nivel bajo. Para mi sorpresa ella no tenía la intensión de bailar de pie. Se tiró a la cama y comenzó a rodar por ella, movía sus piernas, sus manos, elevaba sus caderas, llevaba sus dedos a su boca, acariciaba sus pezones, mordía sus labios y de vez en cuando gemía. Me costaba creer que la imagen que tenía frente a mí era real. Momo parecía completamente ida y yo, no sabía que hacer.

La música terminó y Momo se acostó en la cama mirando hacía el techo, me pregunté que tenía que hacer porque, realmente no lo sabía - ¿te vas a quedar ahí sentada toda la noche? – Momo se sentó en la cama, aún con sus piernas estiradas. Con el dedo índice de su mano derecha me hizo un gesto para que caminara hacia la cama - ¿me harás ir a buscarte? – no dije nada, quería que caminara hacia donde estaba para poder observar todo su cuerpo. Ella me leyó la mente. Momo salió de la cama y caminó hacía la silla, se inclinó para quedar frente a mí, inclinó su cabeza hacía el lado izquierdo y me sonrió.

-¿Qué te pasa?

-Nada.

-¿Por qué estas, tan... tan...?

-¿Caliente? – sentí como el calor se apoderó de mi vientre.

-Has estado caliente antes y – Momo no me dejo terminar la frase. Tenía tanta fuerza que de un solo movimiento me cargó en sus caderas, mis piernas abrazaron su cintura y caminó conmigo hasta la cama sin dejar de mirarme. Caímos a la cama, podía sentir todo el peso del cuerpo de Momo encima de mí. Nuestros pechos se rozaban y cada vez que pasaba abrazaba el cuello de Momo y mordía su hombro.

-Quiero que hagamos algo diferente – solté su cuello para mirarla a los ojos. Momo besó mi cuello y dejó un camino de pequeños besos hasta llegar a mi oído. Succionó el lóbulo izquierdo haciéndome temblar debajo de ella. Sus manos rozaban mis costados de arriba hacia abajo dejándome sin aliento. Acariciaba su espalda y besaba sus hombros. Cada vez que hacia el amor con Momo era diferente a la anterior. Siempre había algo nuevo que me cautiva y hacia que me perdiera en sus caricias.

Momo comenzó a bajar por mi cuello. Cuando llego a mi clavícula pasó su lengua de hombro a hombro mientras su mano izquierda acariciaba mis abdominales. Me estremecí ante su tacto y elevé mis caderas. Ella continuó bajando hasta llegar a mis pechos; se tomó el tiempo para saborear, morder, lamer cada uno. Cuando su boca se concentraba en darle placer a uno de mis pechos, sus manos hacían magia con mi otro pecho. Estaba completamente excitada. Estaba segura que apenas sintiera a Momo dentro de mí no iba poder aguantar y me correría.

Cuando llegó a mi ombligo trazó un recorrido con su lengua hasta el dobladillo de mis pantalones. Sentí como desabrochó el botón y también, pude escuchar, el sonido del cierre al bajar. Elevé mis caderas para que Momo pudiera sacar las últimas prendas que quedaban sobre mi cuerpo. De un movimiento me despojó de mis pantalones y mi ropa interior. Ahora estábamos en la misma sintonía.

Sentí cómo besaba mis tobillos, mis pantorrillas, mis rodillas, mis mulos por la parte interna, posterior y lateral. Casi grité cuando sentí su aire caliente, que provenía de su boca chocar con mi centro – Estas muy húmeda – su voz nuevamente se había vuelto ronca.

-No mires – cerré las piernas pero Momo las volvió a abrir – basta, es muy... muy... ¡OH DIOS! – sentí como la lengua de Momo se apoderó de todo mi ser. Se me olvidó que estábamos en un departamento con otras dos personas y dejé escapar el grito más fuerte de mi vida. Juro que nunca, nadie antes, me hizo gritar así. No sabía de donde Momo, había sacado esa habilidad con su lengua pero la agradecía – sigue, no pares – estaba completamente vulnerable a sus caricias y besos. ¿Cómo podía sentir tanto por ella?, ¿Cómo se le hacía tan fácil provocarme?.

-Te amo – sentí como Momo salió de mi entrepierna y se acostó a mi lado derecho. Voltee para mirarla directamente a los ojos. Acaricie desde su hombro hasta su trasero. Cuando llegué a su trasero ella sonrió. Dios mío, Momo tenía la sonrisa mas hermosa del mundo.

-Yo igual te amo – respondí sin dejar de mirarla.

-¿Sabes qué es lo que quiero hacer? – me estaba probando. Pero si, había entendido que era lo que quería.

-Si – acomodé mi mano en su centro y pude sentir lo húmeda que estaba. Me di cuenta que ella también había comenzado a mover sus mano hasta mi centro y cuando por fin llego nos quedamos mirando – quieres que nos corramos juntas – ella sólo me sonrió y se apodero de mi boca. Nos besamos desesperadamente mientras nuestras manos y dedos lograban acomodarse. Sentí como Momo introdujo dos dedos dentro de mi así que, hice lo mismo con ella. Su cara de placer cuando me sintió dentro de ella no la cambiaría por nada en el mundo. Nos comenzamos a movernos al mismo tiempo que nuestros dedos comenzaron a moverse dentro de nosotras. No era sólo el placer que ella me hacía sentir si no, también, el placer de mirarla. Podía ver cómo, con cada envestida Momo se mordía los labios o los abría para gemir, cómo tiraba su cabeza para atrás y me dejaba observar lo hermoso que era su cuello. Me acerqué a su rostro y junte nuestras frentes – mírame – ella no podía mantener sus ojos abiertos – mírame Momo, quiero verte cuando... Dios – era una maldita, comenzó a jugar con mi clítoris al mismo tiempo que le hablaba. Todo mi cuerpo se estremecía pero, dos podían jugar este juego.,

Cuando comencé a rozar su clítoris Momo abrió los ojos y nos miramos directamente. El sudor no tardó en hacerse presente y sólo lograba que este momento fuera aún mas erótico de lo que ya era de por sí. Pude darme cuenta como las paredes de Momo comenzaron a tensarse y, al mismo tiempo que me di cuenta Momo aumentó su velocidad. Claramente quería que las dos llegáramos al mismo tiempo, no iba a dejar que yo llegara antes o que ella lo hiciera. Comencé a moverme de la misma forma que lo hacía ella. Me di cuenta cómo se movían sus pechos de abajo hacia arriba y rozaban con los míos. Cómo sus labios estaban hinchados por mis besos y mordiscos. Supuse, que los míos estarían igual.

-Nayeon – la voz de Momo ya no era ronca. Estaba completamente entregada.

-Momo – las dos comenzamos a gemir sin parar, de a poco los gemidos se transformaron en gritos. La cama comenzó a sonar pero no nos importaba. Éramos ella y yo.

-Yo... mmm... me voy...

-Te amo – dije rápidamente. Momo me miró fijamente y fue en ese momento en que las dos nos rendimos en un orgasmo único y especial. Nuestros cuerpos no dejaban de temblar. Aun podía sentir como las paredes de Momo se habían cerrado en torno a mis dedos y sabía que ella estaba sintiendo lo mismo.

Durante la noche continuamos haciendo el amor hasta que nuestros cuerpos se fatigaron. Ya no podíamos más. Toda nuestra sesión de sexo se trataba de tener orgasmos al mismo tiempo. Fue algo increíble. Momo cayó rendida sobre mi cuerpo a eso de las 7 de la mañana. Noté como los primeros rayos de sol entraban por la cortina e iluminaban el lugar.

-Estoy enamorada de ti – Después de que Momo dijera esas palabras dejó un beso en al medio de mi pecho y se quedó dormida como un bebe.

-Y yo de ti amor – susurré en su oído. Nos quedamos dormidas completamente desnudas. Las frazadas de la cama estaban por todo el cuarto al igual que nuestras ropas. Todo sobraba. Sólo necesitábamos estar ella y yo.

Momo

-MOMO – me desperté con un gritó horrible. Recordé que la noche anterior dormí completamente desnuda así que me preocupé pero, cuando me iba a parar para buscar algo para taparme me di cuenta que estaba tapada. Miré hacía todo lados buscando a Nayeon pero no estaba así que, supuse que ella fue la que me tapó - ¡MOMO! – nuevamente la voz de Sana.

-¿Qué ocurre? – me senté en la cama y tapé mi cuerpo. Sana entró al cuarto envuelta en una sábana.

-Nada, solo quería despertarte.

-Eres una idiota – volví a recostarme sobre la cama y las imágenes de la noche anterior comenzaron a aparecer en mi cabeza.

-¿Cómo dormiste? – Sana se acostó a mi lado an envuelta en su sábana.

-Excelente – el sonreí.

-Somos dos – se recostó a mi lado – ayer fue increíble.

-Si – nos quedamos mirando – ojalá pudiéramos salir de esta forma mas seguido.

-Vamos a poder – respondió Sana.

-Al llegar a Corea hay que esperar un tiempo antes de hacer y decir todo lo que hemos planeado.

-Lo sé – Sana comenzó a acomodarse a mi lado.

-No, vete. No me toques.

-Momo no seas así, soy tu mejor amiga.

-Pero tuviste sexo anoche.

-Y tú también – las dos nos quedamos mirando – Escuché como Nayeon te hacía gritar – mis mejillas se ruborizaron – nunca creí que serías la pasiva – agarré una almohada y se la lancé en la cabeza.

-¿Dónde están Dahyun con Nayeon?.

-Había una nota en la cocina, decía que irían a comprar para que almorzáramos antes de irnos – miré la hora y eran las 4 de la tarde – me iré a vestir, nos vemos Momo.

Lo primero que hice fue ordenar el cuarto. Doble las sábanas y frazadas y las deje a un costado para que después las lavaran. Me fui a la ducha y deje que el agua caliente hiciera lo suyo. Nuevamente las imágenes de la noche anterior se vinieron a mi cabeza. No podía creer que estuvimos a punto de hacer el amor en un baño de un pub y que después le bailara completamente desnuda. ¿Qué me estaba haciendo Nayeon?. En lo único que podía pensar era en ella y en lo bien que se siente estar a su lado. En lo mucho que disfruto cada segundo a su lado por muy corto que fuera.

Nunca creí que podía enamorarme de la forma en la que estaba enamorada, ni muchos menos de ella. Comencé a recordar nuestros momentos en JYP como estudiantes, después todo lo que vivimos en sixteen y como Twice. Pensé en todo lo que ella tuvo que luchar y fingir. Todo el daño que se hizo. Aunque era muy feliz a su lado una parte de mí nunca se perdonaría el hecho de que, por no darme cuenta antes de las cosas Nayeon haya tenido problemas con drogas y alcohol. Sabía que no era mi culpa pero, no podía evitar sentirla.

-Hey – sentí una voz dentro de la ducha. Voltee y era ella. Con esa sonrisa única que lograba hacer que mi corazón latiera con tanta fuerza. Su cabello negro y sus paletas de conejo.

-Hey – me acerqué lo más rápido que pude y pegué su cuerpo junto al mío.

-No me había duchado así que escuche la ducha y pensé en meterme.

-Muy buena decisión – nos quedamos abrazadas sin decir absolutamente nada más. No era un momento erótico aunque, cada vez que tenía su cuerpo cerca del mío me pasaban cosas este momento era de tranquilidad. Cerré los ojos y disfruté tenerla a mi lado.

-Se siente como si fuera la última vez en que haremos esto – no lo quería decir pero, así me sentía, desde que pisamos suiza. Que después de esto no habría otra vez.

-No digas tonteras – no me gustaba mentirle, pero no quería que se estresara. Probablemente llegando a Corea tengamos mucho estrés.

-Te amo.

-Te amo Nayeon – dejé un beso en la parte posterior de su cuello.

-No quiero llegar a Corea.

-No pensemos en eso – Nayeon volteo para mirarme.

-¿Por qué no?

-Estoy segura que tendremos muchos malos ratos de estrés en Corea, no quiero comenzar a estresarme ahora.

-Nadie nos va a separar nunca ¿me oíste? – la quedé mirando. Una parte de mí quería creerle. Quería creer que seríamos felices y que no pasaría nada pero, sabía que eso era imposible.

-No dejare que te arranquen de mi lado. Lucharé por ti Nayeon – lo que había dicho era la única verdad de todas. No dejare que nos separen sin antes haber luchado.

Sólo quedaban 3 horas para el vuelo y nadie sabía que era lo que nos esperaba al llegar a Corea. 

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