Esa noche estaba más ajetreada que las demás, era obvio, todos se estaban preparando para el atraco de mañana. Por donde paso veo personas llevando armas de un lado a otro, otras cargan cajas para llevarlas a los autos. Doy la vuelta en una esquina y me encuentro a Alice hablando con Ashton, ambos me sonríen cuando notan mi presencia.
—A Yoongi no le va a gustar que estés fuera, pequeño —me dice Ashton sin borrar su sonrisa, entonces Alice se mueve para estar a su lado y tener una mejor visión de mí.
—Quería dar un último vistazo a la casa antes de irme —digo encogiéndome de hombros—Realmente me gusta la estética que tiene —Alice se echa a reír.
—No te preocupes, Yoongi pretende comprarte una mucho más grande y bonita que esta —sonrío y junto mis manos para jugar con mis dedos.
—Lo sé —me limito a decir, miro por ambos lados del pasillo—¿Saben dónde está Yoongi? —pregunto cuando los vuelvo a mirar. Ellos se miran entre sí para después contestarme.
—Creo que está en el almacén donde están cargando los autos —me responde Ashton señalando el camino, le agradezco con una sonrisa y comienzo a caminar por donde me indicó.
Hay una sola puerta así que la abro y es cuando me topo con el gran almacén, varios autos y camionetas estaban estacionados ahí, al igual que muchas personas que iban y venían cargando muchas cosas. Comienzo a caminar entre todas ellas, ignoro como algunas al verme, se hacen a un lado muy abruptamente y susurran.
"Es el chico de Yoongi, no vayas a siquiera rozarlo porque el jefe te mata"
Ese apodo me lo gané desde el primer día que pisé su casa de reuniones, Yoongi me había llevado porque le dije que estaba solo en mi casa, así que me fue a recoger para acompañarlo. Me ordenó que no saliera de la casa, asignó a Alice para cuidarme, pero tampoco me prohibió pasear por ella.
Ahí conocí a Alice, una chica proveniente de Canadá. Muy parlanchina, pero muy agradable. Ella me explicó mucho de la mafia de Yoongi, me dijo que no me sorprendiera de ver a personas de otras nacionalidades en ella, porque esta red de ladrones era mundial.
Se dividen en tan solo dos grupos, una parte cubre el continente americano, y la otra los demás continentes, concentrándose en el europeo y el asiático. Ellos no tienen un jefe porque Yoongi también les da órdenes. Así que mi hombre era su único superior.
Mientras daba mi paseo, pasé por una sala, donde varios hombres y unas cuantas mujeres estaban hablando. Todos me miraron como si fuera un bicho raro, probablemente porque estaba muy casual, solo tenía unos vaqueros negros y una camisa roja. Muy diferente a sus trajes caros, cadenas y relojes de oro, o los vestidos ajustados de las mujeres y sus joyas. Alice se paró a mi lado y me susurró algo.
—Ellos son los subordinados de Yoongi, son partes vitales para los planes —yo los miré sin decir nada, pero entonces, una puerta se abrió y mi hombre salió por esta, junto a dos otros chicos que sostenían unos papeles, planos, supongo, porque para saquear un lugar Yoongi me ha dicho que tienen que aprenderse la estructura de esta.
Su rostro se relaja al verme y camina hacia mí, me mira con una sonrisa y su mano se extiende para tocar mi rostro. Sus dedos rozan apenas mis mejillas, ladeé mi cabeza buscando más contacto, entonces toda su palma me recibe con cariño.
—¿Qué haces aquí, bonito? Creí que los jardines te parecerían más interesantes —yo le sonrío y asiento ante lo que me dijo. La yema de su dedo pulgar está justo en mi mejilla, así que la mueve en una caricia.
—A Jimin le dio miedo porque hay muchas abejas —él se rió y yo me giré a ver mal a Alice.
—Entonces, jardines, pero no abejas —me preguntó, yo confundido lo miré con una media sonrisa—Para nuestra casa, Jimin —me aclaró y yo me sonrojé.
—Jardín sin abejas —susurré bajando mi mirada. Sus dedos que aún seguían apenas rozando mi mejilla cambiaron de posición para ahora hacer que yo levantara la mirada.
—Jardín sin abejas —repitió antes de plantar un beso en mis labios, beso que correspondí sin dudar.
Cuando nos separamos, siento muchas miradas encima mío, y es que los subordinados me miraban curiosos, Yoongi al notar que mis ojos no miraban los suyos –ya que trataba de hacer conexión con la mirada– miró por encima de su hombro, y justo en ese momento, todos los demás hombres y mujeres apartaron la mirada.
Yo lo vuelvo a mirar, y él se lame los labios cuando ve a Alice.
—Lleva a Jimin a nuestra habitación, sé que le encantará la sorpresa que le tengo preparado —apuesto a que mis ojos brillaron en cuanto escuché eso.
Lo miré ahora sí con una digna sonrisa y entonces él me la devuelve, sincera y cálida. Mi hombre jamás me trataría de otra manera.
No digo nada y entonces él aprovecha para hacerlo.
—Ve, tardaré un poco así que puedes cenar sin mí, dile a Alice lo que quieras, ella te lo llevará —su mano dejó mi rostro para tomar la mía, entonces la alzó y plantó un beso en ella.
Yo me alejé, y siendo guiado por Alice, caminé hasta el segundo piso, donde estaban las habitaciones.
El regalo del que Yoongi habló terminó siendo un par de collares de plata, con dijes de una llave y un candado.
Tomo el dije entre mis dedos mientras voy caminando entre las personas, busco a Yoongi con la mirada, pero no parece estar cerca, hasta que me topo con Akira. Ella sonriente se dirige hacia mí, dando pequeños saltos, me detengo para esperarla.
—Aquí estás —dice cuando está lo suficientemente cerca—Yoongi estaba buscándote —hago una mueca con mis labios, los tuerzo de lado.
—¿Sabes por dónde se fue? —pregunto esperando por una respuesta rápida que llega al instante.
—Dijo que iría a ver a Dan y Hoya, me pidió que te buscara después de que terminara con mi trabajo —con un brazo me enseña el camino que ya recorrí para llegar hasta donde estoy—Así que sígueme y yo te guiaré con él —doy el primer paso y ella me sigue de cerca, con ambas manos detrás de su cuerpo y tarareando una canción. Sus coletas se mueven de lado al lado debido a los saltos que da. Una chica muy tierna y peculiar.
Me regresa justo por donde ya había ido, pero damos vuelta en una esquina que yo no hice, seguimos caminando hasta llegar a una puerta donde se escuchaban unas voces.
—Entonces tenemos un margen de cinco minutos antes de que se den cuenta de que el sistema ha caído —era la voz de Hoya, miro a Akira, cuestionando si debía entrar o no. Decido esperar al ver que ella me responde encogiéndose de hombros.
—Sí, dentro de esos cinco minutos todo el banco debería estar sometido, Lucas ya debería estar en la caja fuerte metiendo todo el dinero, después de eso, tenemos otros cinco para irnos —ahora la voz de Namjoon fue la que se hizo presente. Pego un poco la oreja a la puerta con la intención de escuchar mejor lo que decían.
—Necesitamos una distracción para afuera, el banco queda enfrente de un mercado, está muy transitado —la voz de mi hombre me hace sonreír, esta era mi oportunidad para ser útil. Estoy harto de quedarme en el hotel esperando a que mi novio termine de robar, quiero participar con él, estar a su lado.
Toco la puerta una sola vez antes de entrar, cuando lo hago todos los ojos se posan en mí. Todos estaban sentados alrededor de una mesa circular llena de papeles, una laptop de Namjoon y un arma, supongo de Dan. Él me saluda con un movimiento de cabeza, en cambio Namjoon se hace para atrás en su asiento, luciendo irritado. Yoongi me ve y se mueve en su silla giratoria para dejarme paso libre a sus piernas.
—Y ya vino el niño para interrumpir —escucho que susurra Namjoon, miro de reojo y veo que se lo dice a Hoya, justo cuando iba a sentarme en el regazo de Yoongi, me detengo y me vuelvo a mi postura normal. Mi novio gruñe y mira a Namjoon.
—Cierra la puta boca, a menos que quieras que te la llene con plomo —le advierte con seriedad, la cual se rompe con la risa burlesca de Dan hacia Namjoon, Hoya se aguanta la suya.
—De hecho, no vengo a interrumpirlos —digo con una sonrisa traviesa ante mi plan—De hecho, les tengo una propuesta —alzo la cabeza orgulloso ante mi idea, veo cómo Yoongi eleva una ceja ante eso. Cuando todos me miran expectantes, es cuando lo suelto—Yo podría ser la distracción que necesitan para afuera.
Entonces veo todas las reacciones que mi comentario desata, Namjoon se ríe burlándose, Hoya mira a Dan con una sonrisa y el último se muerde un labio mientras lo piensa. Yoongi apenas termino de hablar, niega erráticamente. Y si iba a decir algo, fue interrumpido por Namjoon.
—¿Te estás escuchando, niño? —su mirada es de mera burla—Lo que quieres hacer es una misión suicida, no servirías para eso, eres un i... —pero entonces justo cuando iba a insultarme, Dan lo interrumpe.
—Podría funcionar —dice y Yoongi se gira a verlo, sonrío al ver que al menos una persona está de acuerdo.
—Sí, puede ser. Es el que menos criminal luce, si logra despistar a la gente, podremos escapar —le sigue Hoya, entonces la voz de Yoongi se hace presente.
—De ninguna manera —me giro a verlo y veo que levanta la espalda del respaldo, mira a sus compañeros y niega—No dejaré que Jimin se involucre en esto, no lo permitiré —entonces me mira, yo lo miro suplicante, pero vuelve a negar—No, Jimin —me dice y yo bufo.
—Yoongi, por favor, sabes que puedo hacerlo —refuto mientras sigo mirándolo, me desespero al ver que no da su brazo a doblar, una vez más, niega—N-no... ¡No lo haré solo!
Entonces escucho a alguien carraspear, todos nos giramos a mirar hacia la puerta, donde Akira está parada mientras se juega una de sus coletas.
—De hecho, jefe, si me permite opinar, yo creo que es una buena idea —se adentra a la habitación con un pequeño salto, se para a mi lado, levanta un brazo para alcanzar una de mis mejillas, la jala un poco y luego me mueve de lado a lado—Mírelo, parece un ángel inofensivo, nadie sospecharía de él —la miro de reojo y ella me sonríe mientras suelta unas risitas.
Pero cuando devuelvo mi atención a Yoongi, este está mirando con seriedad a Akira, su codo apoyado en un descansa brazos de su silla, ojos fijos en la pequeña figura de Akira. Entonces ella me suelta lentamente mientras se aclara la garganta. Ahí entiendo todo.
Yoongi la señala con un dedo.
—No es una buena idea, no lo animes —le advierte a lo que yo suspiro, qué terco—, y no lo vuelvas a tocar —su voz se hace más grave al decir lo último. Ruedo los ojos.
—Yoongi —lo llamo ganándome al instante su atención—Por favor —le suplico mirándolo directamente a los ojos—Déjame hacerlo, yo quiero ayudarte, no quiero quedarme aquí esperando a que regreses.
—Jefe —habla Dan—No es una mala idea, como dijo Akira, él tiene la ventaja de que nadie sospecharía debido a su aspecto, piénselo —pero Yoongi azota una mano en la mesa, callándolo.
—Ya dije que no y es mi última palabra —todos agachan la mirada ante su notable irritación, pero yo no, entonces me mira—No lo voy a permitir, es más, te prohíbo que te involucres en esto —¡Eso era lo que buscaba! Festejo internamente. Abro la boca fingiendo estar ofendido.
—¿Me vas a prohibir algo? ¿A mí? —susurro, entonces su ceño fruncido se borra lentamente, sabe lo que ha dicho. Una noche mientras me abrazaba y nos acurrucábamos en las sábanas de ese hotel en Tailandia, él me prometió algo.
Que jamás me prohibiría nada. Me dijo que yo era libre, de irme, de dejarlo, si eso es lo que quería. Aseguró que no quería limitarme, porque me amaba.
Doy un paso hacia atrás cuando él da uno hacia adelante, eso lo desespera aún más de lo que ya estaba al ver que había roto su promesa, bueno, algo así.
—No, no... eso no fue lo que quise decir, no me refería a eso —se para de la silla e intenta acercarse a mí, pero yo lo impido alzando una mano. Su rostro me dice que le duele que yo le niegue tocarme—Jimin... —susurra aún sin poder creérselo.
—Yo ya estoy involucrado en esto —me interrumpe.
—Quiero protegerte, no quiero hacerte cómplice —entonces yo lo interrumpo con una risa.
—Soy cómplice desde el momento en que decidí callarme, todo lo que sé, Yoongi, todo lo que sé sobre todo esto, es información invaluable para la policía, que yo estoy ocultando a voluntad propia —escucho como Dan se aguanta la risa. Estoy acorralando a Yoongi—¿Recuerdas cuando fueron a mi casa unos oficiales y me preguntaron por ti? Te escondí en mi casa, negué conocerte o tener algún tipo de contacto contigo. A eso se le llama obstrucción a la investigación, son ricamente unos cuantos años en prisión —Akira silba sorprendida en cuanto termino y eso hace que Yoongi la mire mal.
Yoongi se ve desesperado por una solución porque sabe que tengo razón. Apuesto que no había pensado en esto, porque siempre me ha impedido tocar las armas, participar en los robos por miedo a que las cámaras me vean. Pero jamás pensó en que me acusarían de ser su cómplice simplemente por saber, por conocerlo.
—Diré que te teníamos amenazado para no decir nada, que si abrías la boca te mataríamos, así que callaste por miedo —gruño ante su respuesta, arrugo la nariz enojado. Claro, no esperaba menos. Si yo me consideraba inteligente, mi hombre lo era aún más.
No me quedan más opciones, me está ganando. Pero entonces una idea se viene a mi mente, mi último recurso. Le dolería, pero debía intentarlo.
—Wooyoung es mi hermano, te es fiel, pero me es más fiel a mí y estoy seguro de que si se lo pido, el dirá que no es cierto, que no me tenían amenazado —esta vez Dan no se aguanta la risa. El ambiente es un poco tenso, Yoongi trata de impedirme participar, y yo impido que él me lo impida. Cuando él abre la boca para volver a hablar, yo lo hago primero—Si me prohíbes ayudarte, me voy —sentencio estando seguro de mí mismo.
Su rostro pierde color ante la idea, esta vez es él quien abre la boca sorprendido. Me mira esperando a que yo le diga que no lo voy a dejar, pero me mantengo firme.
—No hablaras en serio —masculla, aún más desesperado, alza un brazo y trata de tocar mi rostro, se lo niego una vez más, ladeando mi cabeza. Se congela ante eso.
—Hablo muy en serio, Yoongi. Si me dices que no puedo ayudar, te dejo —traga saliva mientras sus ojos se mueven desesperados por la habitación. Le sigo la mirada y me doy cuenta de que mi discusión les parece muy interesante a todos, ya que nos miran expectantes, esperando a ver con qué contraatacará el otro. Su mirada vuelve a mí, y yo alzó las cejas esperando por su respuesta. Pelea contra sí mismo unos segundos antes de soltar un gruñido y cerrar los ojos.
Serena su rostro antes de volver a abrir los ojos.
—De acuerdo —se rinde. Sonrío lentamente cuando él mira a los demás—Ideen un plan para la distracción —les ordena—Consideren que Akira lo va a acompañar —escucho la risita de ella.
Estoy emocionado, espero impaciente a que me vuelva a mirar, y cuando lo hace, me lanzo a sus brazos, le beso la mejilla repetidas veces antes de prolongar el último beso en esa zona y pasar a besar sus labios. Él sonríe y me toma de la cintura.
—¿Feliz de desafiarme? —yo me río risueñamente, paso mis brazos por su cuello y junto mi nariz con la suya. Él me da un beso delicado en mi frente antes de jalarme a su silla y sentarme en sus piernas. La junta continúa conmigo en ella, siendo parte del plan.
Akira me guiña un ojo, felicitándome por lo que había logrado.
Una noche, a las diez y cuarenta, fue que pasé por encima de mi hombre. Y se sintió tan bien.