Llámalo infierno © |COMPLETA|

By EleSimo20

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En cuanto Eduardo ya no es capaz de distinguir los comportamientos normales de los dañinos, está en peligro d... More

ANTES DE LEER
SINOPSIS
¡IMPORTANTE!
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 34
NOTA AUTORA&CRÉDITOS

Capítulo 33

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By EleSimo20

Capítulo 33

Narra Eduardo

Cuando me casé con esta mujer, no se me cruzó por la cabeza que este día iba a llegar. Pero aquí estoy, a punto de firmar unos papeles que nos va a separar. A punto de ponerle fin a un matrimonio que en algún momento se convirtió en una pesadilla. Hasta podría llamarlo infierno. Porque ahora que miro atrás y puedo verlo todo con claridad, comprendo que fue peor de lo que pensaba cuando lo vivía.

Al mismo tiempo, me siento un fracaso. Esto no debía terminar así, en primer lugar no debía terminar. No puedo evitar reclamarme cosas. A lo mejor contribuí a este desastre. A lo mejor tuve algo que ver con su transformación en una pareja abusiva. ¿Por qué el comienzo fue tan distinto? ¿Dónde fallé?

—Eduardo... ¿Estás seguro?

Su voz hace que la culpa me carcoma. Estoy al borde de buscar justificaciones y recibirla con los brazos abiertos. Estoy tan cerca de creer que sí podemos intentarlo una vez más. Sólo una vez. No, no, no ¿qué estoy pensando? La culpa se está instalando, no puedo permitirlo, no puedo pensar estas cosas. No puedo pensar en buscarle justificaciones. No puedo caer en ese juego otra vez. Tengo que recordar todo lo que aprendí y todo lo que descubrí.

En cuanto a ella, es evidente que no quiere el divorcio. Aunque la última vez me dijo que iba a dármelo, presiento que al verse en este lugar, con los papeles en la mesa, está retrocediendo. Lo siento en su voz, en su pregunta, en su actitud. No tengo el valor de mirarla, eso sólo complicaría las cosas... Me haría débil ante su- No lo puedo permitir, tenemos que proceder cuanto antes. No quiero esperar ni un segundo más. Cada segundo puede ser peligroso.

En vez de contestarle, prefiero coger el bolígrafo y firmar de inmediato. Mostrar mi seguridad a través de mis gestos. Enseguida oigo sus sollozos y noto por el rabillo del ojo que se tapa la boca. Está tratando de contenerse, de tranquilizarse.

—Tu turno. —aviso, entregándole el objeto

—No...

Aprieto los labios. Es cierto que lo presentía debido a su actitud. Sin embargo, no me puede hacer esto, no puede echarse para atrás y menos ahora que estamos tan cerca de acabar con esta pesadilla. Si no firma, sólo consigue complicarnos la vida.

Dejo el bolígrafo en la mesa al ver que no lo toma y me quedo esperando. La situación es bastante incómoda, no sé cómo actuar.

—Por favor, dame una última oportunidad.

No puede ser... ¿Otra vez con lo mismo? Pero se supone que lo entendió todo, ella misma mencionó el divorcio la última vez que nos vimos. Me consta que sigue sin aceptar la idea de separarse pero al menos pareció entender que sería la mejor opción.

—No vuelvas a hacer esto. —pido en voz baja

—Espera, escúchame. Esta vez va a ser distinto, yo ya soy consciente de todo, yo no te culpo de nada, todo lo contrario. Y tal vez valga la pena intentarlo...

— ¿Sabes cuál es el precio?

Se queda callada, contemplando sus manos. Pero obvio que lo sabe; puede terminar de destruirme en el intento, si es que eso es posible, si es que puedo llegar a estar peor. Lo que no sabe es que ya no confío en su palabra o en sus habilidades de hacer las cosas bien. Le queda un largo camino por recorrer y me lo acaba de demostrar. También me acaba de mostrar que eso de buscarle justificaciones ya no va a funcionar...

Me voy a volver loco.

—Yo... Yo no puedo contenerme más, necesito que sepas que te necesito. ¡Necesito una oportunidad!

—Fui tan ciega ante esto —susurra mientras retira el brazo—. Más bien... no fui capaz de entender el sentido de tus lágrimas. No supe o no quise saber que por mi culpa las derramabas... que eran producto del daño que causaba. Nunca debí burlarme al verte así —chasquea la lengua—. Hay una lista enorme de cosas que nunca debí hacer. Ni siquiera me atrevo pedir perdón... Es poco. Muy poco.

Agacha la cabeza y empieza jugar con sus dedos. El silencio se adueña del lugar, ya que yo estoy bajo el efecto de la sorpresa y no puedo decir gran cosa.

Minutos más tarde, es ella quien vuelve a hablar.

—Cuando te pedí que esperaras seis meses, mi objetivo fue recibir una última oportunidad. No supe que durante este periodo iba a descubrir y entender tantas cosas. Yo tenía una idea acerca de mi problema pero... apenas durante estos meses empecé entender hasta donde pude llegar... Una cosas es leer sobre el tema y otra muy distinta analizar mis propios comportamientos bajo la guía de una psicóloga, una persona especializada...

— ¿Y todo lo que me dijiste la última vez? ¿Ya no cuenta?

— ¡Claro que cuenta! ¡Eso sigue en pie! Yo sí admito que fui la única responsable y con eso en mente, quiero-

—Yo no puedo dejar atrás todo lo que pasó —interrumpo—. Por más que lo intento, no puedo perdonarte.

Además yo ya no tengo nada que ofrecer... Ni a ella, ni a otra. Descarto la posibilidad de volver a tener una relación. No sé qué vaya a ocurrir dentro de unos años pero por ahora no me imagino ni con ella ni con nadie. Por ahora necesito enfocarme en sanar mi corazón y mi mente, en dar todo lo que puedo en la terapia y dar pasos pequeños pero seguros hacia mi recuperación. Tengo que ser el de antes. No, más fuerte.

Me voy a dividir entre la carrera, los amigos y la terapia. Nada más.

—Te entiendo, te juro que te entiendo —balbucea—. Pero no puedo con esto... Lo intenté por ti pero no puedo, ¡no puedo perderte! ¡Te lo suplico!

—Así como no puedes darme el divorcio, quizá tampoco vayas a poder seguir con la terapia, seguir haciendo ese esfuerzo para no tener una recaída... para no volver a actuar como lo hacías, para no volver a manipularme y a pegarme... y a engañarme. ¿Verdad?

No parece tener una respuesta. Incluso me da la sensación de que éste es ese tipo de silencio que aprueba mis palabras. Ojalá no me esté equivocando.

—Está bien...

Dicho eso, decide firmar los papeles. Para mi sorpresa, el alivio que siento durante los primeros segundos, termina perdiendo intensidad. Porque esa maldita sensación de que quizá no di todo para salvar este matrimonio no me deja en paz. Porque el peso de la culpa es más fuerte que yo, es ya imposible de controlar. Me va costar mucho trabajo lograr eso. Encima siento un gran vacío... Siento... Siento tantas cosas mezcladas que no sé cómo voy a salir adelante. No sé de dónde voy a sacar fuerzas y motivación para recuperarme de esto y seguir con mi vida.

De pronto, Daniela se levanta y sale corriendo de la sala. La persigo con la mirada hasta que desaparece por la puerta, luego me veo considerando la idea de ir tras de ella. No me gusta que acabemos así... Al menos hablemos... Bueno, supongo que no queda mucho por decir pero igual. Su reacción me deja un sabor amargo.

. . .

Llegado al pasillo, me la encuentro en una silla, llorando desconsoladamente. Dejo de caminar y la observo impotente. La observo mientras permito que su llanto me revuelva y me haga sentir responsable. No ayuda recordar todas las lágrimas que yo solté por su culpa, todo el sufrimiento con el que tuve que lidiar por su culpa.

—Amigo...

Me doy la vuelta en cuanto escucho la voz de Luis. Habíamos quedado en que iba a esperarme en el coche pero parece que cambió de opinión. Al igual que yo, temió que mi ahora ex esposa terminaría haciendo una escena y continuaría negándose a darme el divorcio. Sí hubo una escena, sin embargo ella no llegó muy lejos. Consiguió ceder.

—Juzgando por su reacción, sí se divorciaron. —añade, observando a Daniela

—Y me siento una basura por ello.

—Ven, tienes que salir de aquí.

—No te preocupes, ya pasó el peligro de cambiar mi decisión a último momento.

Antes de irme, volteo para mirarla una vez más y me percato de que sus ojos ya están en mí. Mi conversación con Luis le habrá llamado la atención, a pesar de que tratábamos de hablar en voz baja. Al fin y al cabo este pasillo no es tan grande.

Siento las lágrimas tratando de salir mientras los recuerdos se empeñan en hacerme pedazos...

—Qué romántico resultaste. —dice ella

— ¿Te parece? ¿Y eso sólo porque estamos paseando por la playa?

—Llevados de la mano, como dos enamorados... esperando ver la puesta del sol.

Es que sí somos dos enamorados. Y a partir de hoy, quisiera que sea algo oficial. Y sí, puede que sea un romántico por haber elegido este lugar pero... eso sólo puede ser algo bueno ¿no? Eso espero. Quiero gustarle, no quiero defraudarla. Quiero... No, ya me estoy poniendo nervioso. No puedo arruinar el momento. ¡Ya! Se supone que puedo controlar mis emociones.

Pero es que si ella no siente lo mismo por mí... ¿Qué tal si sólo es una aventura? No lo parece, su actitud dice otra cosa pero... Ni modo, voy a intentarlo y si me rechaza... Me detengo, obligándola a detenerse también. Quedamos frente a frente y noto que me observa divertida y que se niega soltar mi mano.

—Yo... No pienso darle vueltas, quiero que sepas que estoy muy enamorado de ti.

Me callo antes de pedirle que sea mi novia. Busco descifrar su semblante para averiguar si se está riendo de mí, si me está creyendo. No quiero hacer el ridículo pero al mismo tiempo no me importa. Me gusta demasiado.

— ¿Tú? ¿Enamorado de mí? ¿De verdad?

Le está temblando la voz, está emocionada. Contenta. Sorprendida.

— ¿Quieres ser mi novia?

—Claro que quiero —responde, aplastándome con un abrazo—. ¡No sabes cuánto!

Nuestro primer encuentro, nuestras citas en la playa, el día que le pedí matrimonio, el día de nuestra boda... Todo eso sucedió pero parece tan irreal. Tan lejano. Es horrible comprobar que fue como un bonito sueño que acabó y encima acabó tan rápido y de esta manera. ¿Por qué nos tocó vivir todas esas miserias? ¿De verdad puedo juzgarla por todo lo que terminó haciendo? ¿No sería más fácil recordar su amor, enterrar lo malo y perdonarla de una vez por todas? De alguna manera, fue su propia víctima... Y ya suficiente castigo tiene con haber perdido todo, haberse quedado sola. Sobra mencionar que la culpa debe estar consumiéndola, que los recuerdos deben estar atormentándola... Sé que nos hizo y me hizo mucho daño pero no quiero que eso termine arruinándole la vida.

—Perdóname... —creo oírla susurrar

Asiento a través de un movimiento de cabeza. Más que un sí, es una promesa de que lo haré. Por mí, por ella, por los viejos tiempos. Porque en el fondo nunca tuvo la intención de lastimar. Ni siquiera supo que lo estaba haciendo todo mal. Si no fuera por nuestros amigos y por la terapia, ella y yo estaríamos atrapados en esa relación abusiva, quizá para siempre. Quizá hasta que su rabia habría tenido consecuencias trágicas. No quiero ni imaginarlo. El punto es que las personas del exterior nos advirtieron y trataron de guiarnos. Lástima que Viviana no haya podido quedarse en la vida de mi ex, tal como Jacqueline y Luis se quedaron en la mía.

Daniela cierra los párpados mientras sonríe con amargura; pero no tarda en volver a abrirlos y mostrar agradecimiento, sin necesidad de soltar ni una palabra. Es un poquito más fácil partir ahora... Con los ojos en lágrimas y el corazón pedazos, le devuelvo la sonrisa y me encamino hacia la salida.

Hacia la salida de este lugar, hacia la salida de un infierno que tenía que acabar.

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