Llámalo infierno © |COMPLETA|

By EleSimo20

63.2K 4.3K 913

En cuanto Eduardo ya no es capaz de distinguir los comportamientos normales de los dañinos, está en peligro d... More

ANTES DE LEER
SINOPSIS
¡IMPORTANTE!
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
NOTA AUTORA&CRÉDITOS

Capítulo 29

1.1K 112 15
By EleSimo20

El primer capítulo de hoy

Capítulo 29

Narra Eduardo

No puedo irme. No puedo dejarla en este estado. Me aparto por un momento pero sólo para poder cerrar la puerta detrás de mí. Luego regreso mi atención en ella y me topo con su rostro confundido. No le doy la oportunidad de expresar sus dudas, vuelvo a abrazarla aún más fuerte que antes. Espero que sirva. No sé de qué otra manera podría consolarla. Lo que sé es que no soporto verla así, que su dolor es mío.

—Es una persona difícil... —opina— A veces ni yo la entiendo. Más de una vez quise abandonarla y largarme pero no pude. La quiero.

— ¿Te trató mal durante estos meses?

—Tiene sus momentos, sus recaídas... Y empieza echarme la culpa por tu partida, me dice que me vaya yo también, que no necesita a nadie, que no necesita mi lástima. Me dice que no la estoy ayudando sino todo lo contrario.

—Lamento oír eso —suspiro frustrado—. Me encantaría poder decir algo más útil.

—Está mejorando pero yo... —se toma un momento para poner en orden sus ideas—no sé si quiero seguir siendo su amiga. No es porque piense que nunca sanará, sino porque... no sé, ya es mucho lo que me tocó oír y vivir. Pero al mismo tiempo la quiero mucho y además ¿cómo dejarla? No hay nadie que pueda ayudarla. Se quedaría completamente sola. Y entonces sí, no sé qué vaya a pasar con ella...

Bueno, tal vez Daniela no fue buena amiga, tal vez hizo un montón de errores. Pero igual no se merece esto que le está pasando ahora. No es justo que esa amistad acabe de esta manera... No sé si Viviana debió decirle la verdad.

Viviana... ¿Ella, enamorada de mí? ¿Desde cuándo? ¿Será que hice algo para contribuir? Espero que no. También espero que las suposiciones de mi esposa no sean ciertas; no puede ser que su amiga se haya quedado sólo para estar cerca de mí. No puede ser que detrás de toda esa ayuda hayan existido intenciones ocultas... Hasta la prueba contraria, me niego pensar lo peor. Me niego juzgarla.

—Quisiera quedarme aquí esta noche. Claro, si estás de acuerdo.

Se aparta al instante, revelándome su semblante lleno de sorpresa.

— ¿De- de verdad quieres quedarte?

—No podría dejarte sola.

Un destello de alegría ilumina sus ojos pero no le dura. Se pone seria y empieza ladear la cabeza.

—No, no es necesario que te quedes... No tienes que hacer esto por mí —se apura en borrarse las lágrimas—. Voy a estar bien, te lo prometo.

—Quiero hacerlo. —insisto

Y puedo ver que le gustaría la idea. Me extraña que tenga la fortaleza de decirme que no. Al mismo tiempo me sorprende y de una linda manera. Yo creí que al llegar me iba a armar un escándalo y me iba a acusar de haberla traicionado con su mejor amiga. En cambio, no dudó de mí. Pudo ver la realidad. Y ahora que me ofrezco a guardarle compañía, se niega aun cuando su expresión traiciona las ganas que tiene de aceptarlo.

— ¿Por qué eres así?

—Ven, mejor te acuestas y tratas de descansar. Te voy a preparar un té.

La llevo de la mano y la animo a que me siga rumbo al dormitorio. Sus dedos temblorosos tardan en reaccionar pero poco a poco va cobrando valor y termina apretándome como si no quisiera soltarme más.

Unos minutos más tarde, consigue dejar de llorar. Hago amago de dejar la cama para ir a la cocina, sin embargo agarra mi muñeca.

—Vuelvo pronto, sólo quiero preparar el té.

—No te preocupes y deja eso. Estoy un poco más tranquila —me suelta—. ¿Sí?

Asiento con lentitud mientras la observo. Empiezo recordar un montón de sucesos, empiezo verla de nuevo como lo que es: la mujer que me destrozó. Es la primera vez que la tengo en frente desde que comprendí la magnitud de lo que nos tocó vivir. Es extraño. Es duro. Me siento dividido. Me acaba de hacer una linda sorpresa, es verdad. Pero no es suficiente. Y quisiera saber qué tendríamos que hacer para que... para que todo lo malo quedara en el pasado. Ni siquiera sé si eso es posible.

—Gracias.

Vuelvo a la realidad y busco comprender rápido a qué se refiere.

—No sé por qué todavía me extraña que se enamoren de ti... Eres increíble. Eres... Eres perfecto, Eduardo. Todo lo malo que llegué a decirte y a hacerte creer de ti mismo... No era nada cierto. ¡Lo peor es que yo no sabía! Durante la terapia hice unos ejercicios que tenían como objetivo detectar los posibles pensamientos irrealistas y enfermos. Y fue así como —se detiene un momento— Tardé mucho en darme cuenta pero al final lo hice... Entendí cuántas veces pensé cosas que no eran lógicas o ciertas... Era algo que hacía de manera automática, créeme. Y aún estoy trabajando en tratar de controlarlo, de sustituir esas ideas malignas con... Es muy complicado explicarlo.

Sé a qué se refiere. Por mi parte descubrí que muchas veces me consideré culpable, que al final mi manera de pensar terminó deteriorándose. Llegué a creer que todo había sido mi culpa y no es así. Y esa psicóloga me ayudó abrir los ojos con esas técnicas, con ese tipo de terapia cuyo nombre ni podía memorar al principio.

—Te hice vivir un infierno.

—No pienses en nada —le pido—. Trata de dormir. Has tenido un día difícil.

No se acuesta. Sus ojos se clavan en mí, me miran con adoración y una especie de arrepentimiento que nunca antes había visto mientras las lágrimas los inundan de nuevo.

— ¿De verdad vas a estar aquí en la mañana? —por su tono parece que eso sería algo demasiado bonito como para ser real

—Sí.

Se tapa la cara con ambas palmas y compruebo que es para silenciar el llanto. Creo que las palabras sobran, por lo tanto intento acercarme para abrazarla.

—No... Sólo voy a llorar más. Me siento terrible al ver como me tratas. Mejor... mejor intento dormir. Y tú deberías irte al cuarto de huéspedes.

—Mientras sigas despierta, no me voy a ningún lado.

Por fin cede y cambia de posición. Por fin su cabeza descansa en la almohada y sólo espero que pueda pegar ojo. Permanezco en la orilla, ya que tal como dije, aún no pienso moverme de aquí. Aunque sí trato de mirar hacia otro lado, no quiero que se sienta vigilada, tampoco me sirve en mi intento de despejar mi mente, de seguir mi propio consejo: el de no pensar en nada.

—Mañana cuando despiertes puedes venir al que era nuestro baño. No importa la hora, no importa si me encuentres dormida. Por ahí tengo un cepillo de dientes nuevo, también toallas limpias. Y en el armario debe haber algo de ropa que no te hayas llevado contigo.

—Bueno.

Mañana veremos, por el momento da igual.

. . .

Al salir del baño, encuentro a Daniela sentada en la orilla de la cama. Me llevo una sorpresa, pues cuando vine parecía que seguía dormida. Me detengo un momento, preguntándome qué más habrá pasado. Está muy seria. Hasta abro la boca con intenciones de averiguar pero se me adelanta.

—Lo estuve pensando y... quiero que hagamos pública mi infidelidad, quiero que todo el mundo sepa que si este matrimonio está por llegar a su fin, la única culpable fui yo. Si te preguntan en alguna entrevista o donde sea, diles la verdad.

— ¿¡Qué!? ¡No!

Gira la cabeza en mi dirección.

— ¿Por qué no?

—Porque mi vida privada no es de su incumbencia. Porque a mí no me importa que escriban mil mentiras, porque de todas maneras esas mentiras van a desaparecer. Pero sí me va a importar cuando van a hablar mal de la gente que quiero.

—Sólo van a decir la verdad ¿no? Mira... —se pone de pie—. No importa lo que otros piensen de mí, ni siquiera soy famosa. No me puede afectar. Pero tú tienes una imagen y una carrera por cuidar. Además... es lo correcto. ¿Por qué deberían culparte de algo?

—Vamos a dejarlo así. Esos rumores van a desaparecer.

—Tal vez. Pero van a inventar otros. Y van a seguir así y- Mejor que quede claro para todos cómo y por qué nos distanciamos... No quiero que te juzguen y te culpen de esas miserias cuando en realidad no has hecho más que amarme.

Lo último le abre paso al silencio. Estamos tocando temas sensibles. De hecho ni esperaba que nos pusiéramos a hablar a primera hora. No debí hacerle caso y usar este baño, creo que la he despertado.

Ay pero qué más da si lo hablamos ahora, dentro de unas horas o unos días.

—Estoy dispuesta a reconocer públicamente la clase de esposa que fui.

—Daniela...

—Te repito que tienes una imagen y una carrera por cuidar.

—Si tú me dices que semejante medida te haría bien, entonces acepto. Si no, quiero que renuncies a la idea.

—Sí. Me haría bien —afirma; parece tan segura de lo que dice—. Es más, estaría dispuesta a admitir que ese engaño fue sólo parte del problema.

—Por favor ten mucho cuidado. En cuanto a mí... no puedo prometer que seré capaz de declarar algo negativo sobre la mujer amo.

Más bien estoy seguro de que no voy a ser capaz. Así que no sé cómo le voy a hacer para ayudarla con eso de revelar nuestra realidad. ¿Por qué quiere eso? ¿En qué le ayuda?

—Daniela ¿estás segura?

—Fui injusta contigo durante tanto tiempo. Ahora que lo veo todo claro ¿cómo aguantar que alguien te haga lo mismo? Haría lo que fuera para evitarlo. No creo que me explico pero... ¡No mereces que digan esas porquerías! ¡Necesito que entiendan cómo eres de verdad! ¡No quiero que sean injustos! Tuviste suficiente injusticia en tu vida.

—Tranquila. Está bien.

Mi acuerdo dibuja una pequeña sonrisa en su rostro. En el fondo estoy muy sorprendido por su actitud. Viviana me había dicho que está mejorando pero no esperaba esto. Espero no equivocarme o precipitarme pero mi esposa parece estar mejor de lo que pensaba. Como me trata, como me habla... lo que planea hacer...

—Gracias por pasar la noche aquí. —dice a cabo de unos momentos

Me acaba de recordar que pronto tendré que irme y que se quedará sola. No me gusta que viva sola, a menos que esté mucho más estable que antes... Sin embargo su amiga me dijo que tiene sus recaídas y yo me pregunto si sería mejor que la atrapen sola o acompañada. Tengo miedo de que si la atrapan cuando está sola, puede cometer una locura. Y que si la atrapan cuando estoy cerca, reviviré ese infierno. No quiero ni imaginar... Pero es que no me puedo arriesgar a que le pase algo. ¿Entonces qué hago? ¿Me sacrifico? ¿Estoy dispuesto a correr el riesgo de que vuelva a manipularme y a atraparme en sus garras?

—Eduardo... —me llama, agitando una mano por delante de mi vista

— ¿Qué te parece si me mudo aquí?

Durante unos instantes no ocurre nada. Luego se escucha un quejido.

—No me hagas esto... —pide— Yo... No quiero hacerte más daño. No te quedes.

Esto sí que no me lo esperaba. Antes me pedía de mil maneras que no me fuera y ahora me pide que me vaya. No cabe duda, actúa distinto. Y al verla así me cuesta trabajo pensar que puede volver a ser como antes. Me seduce la idea de que esta mujer puede ser esa de la que me enamoré y con la que deseé compartir el resto de mi vida. Me veo pensando en la posibilidad de empezar desde cero...

¿Pero qué hacemos con el pasado? ¿Cómo lo olvido, cómo lo supero? ¿Cómo la perdono? ¿¿¿Cómo???

—Si esto hubiera pasado más temprano... —me oigo decir— Mucho más temprano... Tal vez todo sería tan distinto. Tal vez...

No acabo la frase. No sólo porque mi voz sale extraña sino porque es doloroso imaginar lo que pudo haber sucedido. El maldito pudo haber. Y de la nada me vuelvo consciente de ese peso que me aplasta el alma. Mis ojos arden debido a las lágrimas que de pronto pretenden salir.

Ella avanza lo suficiente para que una de sus manos roce mi mejilla. Constato que lo hace para borrarme una lágrima cuya existencia me toma por sorpresa.

—Fui tan ciega ante esto —susurra mientras retira el brazo—. Más bien... no fui capaz de entender el sentido de tus lágrimas. No supe o no quise saber que por mi culpa las derramabas... que eran producto del daño que causaba. Nunca debí burlarme al verte así —chasquea la lengua—. Hay una lista enorme de cosas que nunca debí hacer. Ni siquiera me atrevo pedir perdón... Es poco. Muy poco.

Agacha la cabeza y empieza jugar con sus dedos. El silencio se adueña del lugar, ya que yo estoy bajo el efecto de la sorpresa y no puedo decir gran cosa.

Minutos más tarde, es ella quien vuelve a hablar.

—Cuando te pedí que esperaras seis meses, mi objetivo fue recibir una última oportunidad. No supe que durante este periodo iba a descubrir y entender tantas cosas. Yo tenía una idea acerca de mi problema pero... apenas durante estos meses empecé entender hasta donde pude llegar... Una cosas es leer sobre el tema y otra muy distinta analizar mis propios comportamientos bajo la guía de una psicóloga, una persona especializada...

En medio de la frase, las palabras empezaron salir con dificultad. Ya que sigue contemplando el suelo, no logro confirmar mi sospecha. Pero podría jurar que está llorando...

—Aunque sienta que me estoy muriendo, debo- Te voy a dar el divorcio.    

Continue Reading

You'll Also Like

949 157 17
Ella es todo lo dulce que podrás encontrar. A él muchos lo definen como amargado Ella ve el vaso medio lleno.Él medio vacío. Aunque el lado pacífico...
38.6K 1.4K 30
Rf wally x. y/n esto podría contener: -contenido +18 -gore +imágenes en si contenido +18 son varias cosas delicadas así que no es necesario seguir...
10.2K 438 15
Cuándo menos te lo esperas alguien pude llegar a tu vida derrepente y ahi tu dices que cuando te vi supe que eras para mi, esta es la historia de Sam...
7.4K 1.1K 55
"SnowFlower" es una escritora de romance juvenil que compite constantemente contra "Heartless", un escritor de romance un tanto despiadado con sus pe...