Llámalo infierno © |COMPLETA|

By EleSimo20

63.7K 4.3K 913

En cuanto Eduardo ya no es capaz de distinguir los comportamientos normales de los dañinos, está en peligro d... More

ANTES DE LEER
SINOPSIS
¡IMPORTANTE!
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
NOTA AUTORA&CRÉDITOS

Capítulo 24

999 92 13
By EleSimo20

Creo que ya tengo todo listo para subir más de un capítulo al día.

Éste sería el segundo de hoy.

Capítulo 24

Narra Daniela

Los días pasan y él sigue sin mandarme los papeles del divorcio pero aun así no puedo estar tranquila. Temo que no cumpla con lo que prometió. Y temo que no vuelva a la casa. No aguanto que hayamos dejado de vivir bajo el mismo techo. No aguanto despertar y comprobar que no está a mi lado, que ni siquiera está en el otro dormitorio. Necesito hacer algo para que vuelva cuanto antes. Como también tengo que hacer algo para que no pueda echarme de la casa —por si eso decide. Por eso no voy a buscar trabajo y si me pregunta le diré que no encuentro nada... o ya veré que excusa encuentro. También le diré que me va muy bien con la terapia aunque estoy decidida a no volver más ahí.

Pero espero que hoy no sea necesario tocar esos temas. Hoy vine a verlo porque no pude resistirme, lo extraño demasiado. Vuelvo a tocar a la puerta del apartamento de Luis, ya que se tardan demasiado en venir a abrir. A cabo de unos segundos, por fin termina la espera.

— ¿¿¿Tú???

—Daniela... —constata ella; es evidente que no le agrada mi llegada

¿Qué hace Jacqueline aquí? ¿Habrá venido a ver a mi esposo? ¿Luis les habrá prestado el apartamento para que tengan un lugar donde hacer sus cosas? En algo estaban, la perra lleva un vestido tan corto y vulgar. Y parece que no lleva nada por debajo, pues su pecho- Qué asco. ¡No lo puedo creer! ¡Son todos unos desgraciados!

— ¿Interrumpo algo?

—No entiendo qué haces tú aquí.

—Lo mismo puedo decir de ti —replico mientras avanzo unos pasos para obligarla retroceder—. Déjame adivinarlo. Viniste a ver a mi esposo. ¡Te estás aprovechando de la situación!

Hace una mueca, como si no entendiera de qué hablo. Ay, por favor...

—Ya no tienes que fingir. Los acabo de atrapar.

—Estás loca.

— ¡Quítate!

No espero a que lo haga sino que la quito yo misma de mi camino, empujándola. Luego ingreso al apartamento y empiezo llamar a Eduardo. Estoy a punto de ir a revisar todos los cuartos existentes pero una mano —la de Jacqueline— se cierra sobre mi brazo. Me zafo de su agarre y casi al mismo tiempo veo a Luis apareciendo por una de las puertas. Está medio desnudo. Ya no entiendo nada...

— ¿Qué está pasando? —inquiere él

—Cree que vine a ver a su esposo —explica la mujer—. Y pretendía buscarlo por todos lados. Cree que Eduardo está aquí y que él y yo...

— ¿Dónde más podría estar? —intervengo— No iría a un hotel, menos por tantos días. Y tú eras su mejor amigo. O lo sigues siendo.

Luis rueda los ojos, luego empieza acercarse. Su semblante casi asusta.

—No tengo que darte explicaciones pero en este caso lo voy a hacer. Para que entiendas lo que equivocada que estás. En primer lugar, Eduardo no vive conmigo. En segundo lugar, Jacqueline y yo estamos saliendo. ¿Quieres detalles más explícitos acerca de su presencia y de cómo estamos vestidos?

¿Qué? ¿Están juntos? ¿Desde cuándo? ¿Pero Luis no tenía pareja? Bueno eso era hace meses, quizá esa mujer terminó dejándolo, tal como lo predije... Además todo parece tener sentido... Ella vestida así, el saliendo medio desnudo y con el pelo mojado. Supongo que acaban de...

Creo que metí la pata. Aprieto los labios.

— ¿Y Eduardo? —mi voz perdió fuerzas; esto es vergonzoso

—Si él no te dijo a dónde fue, nosotros tampoco lo haremos.

Pero yo quiero verlo. ¿Cómo le hago para saber dónde está?

—Mira la escena que acabas de hacer —añade él con cierta amargura—. Mejor déjalo en paz. En serio...

—No te metas.

—No lo mereces. —pronuncia con detenimiento

Yo siempre creí que a esta mujer le interesa mi esposo y resulta que sale con el amigo. Y cabe la posibilidad de que hayan estado juntos todo este tiempo... Y yo imaginando cosas... ¡No sé qué pensar!

Pero si esta es la realidad, con más razón tengo que ver a Eduardo.

—Por favor, dime dónde está. ¡Por favor!

—No.

— ¡Tengo que disculparme con él!

—Entonces llámalo, pregúntale dónde está y háblale de lo que quieras.

¿De verdad esperaba que estos dos me dijeran algo? No... Tengo que averiguarlo por mi cuenta. Primero tengo que largarme de aquí. Me doy la vuelta y me apuro en llegar a la salida de este lugar. En el camino me topo con la cara de Jacqueline pero no me tomo la molestia de detenerme y decirle un par de cosas más.

Llegada al pasillo, saco mi celular y me quedo viendo la pantalla. Es fácil llamarlo pero el problema es que no va a contestar. Durante estas semanas, nunca atendió mis llamadas. Pero Viviana me contó que la está llamando a ella para averiguar cómo va todo...

Decido dejar también el edificio y mientras tanto pensar si vale la pena tratar de llamarlo o no. Por desgracia es la única opción. No, ya, lo voy a hacer. ¿Qué pierdo?

— ¡Hola! —exclamo exaltada al comprobar que contesta— ¿Podemos hablar?

—Hola. Sí, dime.

—Eh... ¿Podríamos vernos? Me gustaría decírtelo de frente.

Esta vez, su respuesta se deja esperar. Espero que no se niegue.

—Bueno. Pero tiene que ser más tarde, ¿te parece bien a las siete?

—Sí. También podríamos cenar.

—De acuerdo.

. . .

Le echo un vistazo al restaurante para averiguar en qué mesa está mi esposo. Porque es un hecho que ya llegó, su coche estaba aparcado fuera. Sonrío apenas lo veo y no tardo en dirigirme hacia esa mesa hallada al lado de la pared. Mientras más cerca estoy, más clara es su tristeza. Su mirada parece perdida, su cabeza debe estar en otro lado. Intento no desanimarme y al llegar a su lado, lo saludo.

—Hola. —responde, alzando la vista en mi dirección

Tomo asiento delante de él y por unos instantes no sé cómo actuar. Lo cierto es que lo había extrañado demasiado y que me cuesta suprimir el afán de abrazarlo. Creo que su aspecto es lo único que me detiene, pues me garantiza el rechazo.

— ¿Ya pediste?

—No, te estaba esperando.

— ¿Llevas mucho tiempo esperándome?

—No.

Y el silencio vuelve a entrometerse. Hasta la corta conversación que tuvimos fue extraña. Duele que las cosas tengan que ser así... Duele que no nos hayamos besado y abrazado. Duele que sea tan distante. ¿Qué hago? ¿Cómo lo recupero?

Posponemos lo que se supone que tenemos que hablar para primero revisar el menú y elegir lo que vamos a pedir para la cena. Lo hacemos en completo silencio. El mismo desagradable silencio.

— ¿Qué querías decirme? —pregunta minutos después

—Quiero que lo sepas por mí. Hoy fui a buscarte al apartamento de Luis, podía jurar que iba a encontrarte ahí. Pero terminé topándome con tu amiga. Creí que... Cosas malas y me arrepiento. Ahora sé que ella no anda tras de ti y que tiene pareja...

Se limita a contemplarme entristecido.

—Lo siento. No sabía nada. Ya no me mires así...

—Acabas de contarme lo que hiciste por culpa de tus celos... ¿Debería estar feliz? Mejor me lo hubieras dicho por teléfono. No teníamos que vernos para esto.

—No digas eso... ¿Piensas restregarme en la cara que no quieres verme?

—Daniela... Por algo me fui. Y acepté venir porque creí que se trataba de algo muy importante y grave, que no podía ser contado por teléfono. Y no es así.

—Lo es —objeto—. Quería pedirte disculpas mirándote en los ojos.

No me resisto más y tomo sus manos entre las mías. Hace amago de alejarlas pero termina cambiando de opinión. Se queda quieto pero es evidente que lo incomoda que lo toque.

—No hace falta que lo hagas. —contesta

—Te extraño.

Jadea; como si esto es lo último que desea escuchar. Cada gesto, cada mirada y cada palabra suya me torturan. Mi corazón no soporta tanta frialdad. Si lo convenzo de que vuelva a la casa, no puedo aceptar que siga actuando así. El problema no se solucionaría. Pero por desgracia no sé cómo convencer a alguien que me perdone y que olvide todo lo malo... Eso de suplicarle no parece funcionar. Me vale que sea manipulación, pero si tan solo sirviera de algo...

De pronto retira las manos de la mesa, rompiendo el contacto con las mías. Se apoya en los codos y entierra la cara en sus palmas. Ganas no me faltan de tocarlo...

—Eduardo...

Se me hace que me ilusioné demasiado cuando aceptó que nos viéramos. No tiene ni el mínimo interés de que arreglemos algo. Ni siquiera soporta verme. Es demasiado duro conmigo, él también hizo errores y yo los superé. ¿Acaso no puede hacer lo mismo? ¿Nunca más lo hará?

¿Y si aceptó venir sólo para pedirme el divorcio?

—Mejor me voy. —es lo único que se le ocurre decir cuando por fin me vuelve a mirar

— ¿Qué? Pero... No. Además ni comimos. No te vayas.

—No tengo hambre.

—No hemos terminado de hablar.

Hace una mueca. Al menos no deja su asiento.

—A ver... ¿Qué te falta por decirme?

— ¿Cuándo vas a regresar a vivir conmigo? No podemos seguir así... Y si me ignoras, dudo que podamos arreglar esto.

—Mira... La verdad es que la distancia me hace bien. Así que no podría decirte un día, una fecha. Y no te ignoré para castigarte sino porque, como ya te dije, me hace bien guardar distancia.

—Pues yo no puedo quedarme esperando. ¡Hagamos algo! Dime qué necesitas que haga para que me perdones.

—No es eso.

— ¿Entonces tengo que esperar? No puedo. —me quejo alzando la voz

—Daniela, no hagas esto aún más difícil. ¿Ya me puedo ir?

¿En serio sigue con eso? ¿Cómo se va a ir si apenas llegamos?

Creo que toma mi silencio como una respuesta afirmativa porque decide levantarse. Luego saca dinero y lo pone en la mesa, aun cuando él no consumió nada. Debe ser para mí. Cómo odio que me mantenga. Un día tendré que devolverle todo lo que gastó en mí. Y a Viviana también.

—Otro día nos vemos.

No digo nada. Empiezo perseguirlo con la mirada hasta que termina de recorrer el restaurante. Y en cuanto sale, se me ocurre una idea. ¡Tengo que ir tras de él! ¡Sólo así lograré descubrir dónde vive!

Agarro mis cosas y el dinero que dejó —que podría servirme para el taxi—, luego me dirijo lo más rápido que puedo hacia la salida.

. . .

No lo puedo creer. La casa que tengo delante de mis ojos es de esa tipa. Eduardo habrá venido a visitarla, no es posible que se haya mudado aquí. No es posible que haya elegido vivir con una mujer, encima con una que me cae mal y por culpa de la cual tuvimos tantos malentendidos. ¿Y Luis qué opina de eso? ¿Cómo puede aceptar que su novia y su mejor amigo estén bajo el mismo techo?

Empiezo avanzar con pasos lentos e indecisos mientras mi cerebro aun intenta atar cabos. Reviso mi alrededor, en búsqueda del coche de Jacqueline y no tardo en comprobar que falta. Aunque podría estar en el garaje... Sigo caminando y subo las pocas escaleras que dan a la puerta principal. Estoy dispuesta a tocar y a pedir explicaciones. Es una lástima que no alcancé ver cómo entró; si esa lo recibió o tuvo la llave. Eso hubiera aclarado mis dudas... porque ¿qué tal si me mienten a la cara? ¿Qué tal si me dice que vino a visitarla y en realidad se mudó aquí?

A cabo de unos segundos, decido tocar insistentemente. No dura mucho hasta que alguien viene a abrirme. Él.

— ¿¡Daniela!?

—Eduardo...

— ¿Me seguiste?

— ¿Cómo puedes pensar algo así? ¡Claro que no! Vine a hablar con tu amiga. Y voy a ser honesta. Iba a preguntarle por ti, necesitaba saber dónde te mudaste.

No luce muy convencido, hasta arquea las cejas. A decir verdad, ni yo misma me creería mi mentira. Sabemos que esa rubia y yo no nos llevamos bien. Y que ella ande con Luis no cambia las cosas. Sigo sin soportarla. ¿Cómo puedo estar segura de que no engañaría a su novio? ¿O que lo de ellos sí es serio? Quizá solo se acostaron...

— ¿La puedes llamar?

—No.

—Ay, no seas así... Entonces dímelo tú. ¿Dónde te mudaste?

—No puedo llamarla porque no está. Yo estaba adentro porque tengo las llaves, porque es aquí donde me mudé.

Maldita sea. Entonces mis sospechas... ¿Cómo se le ocurrió algo así? Me cruzo de brazos mientras que lo único que puedo hacer es ladear la cabeza.

— ¿Y Luis qué opina de esto? —termino preguntando— ¿No está celoso?

—Veo que tú sí.

—No cambies el tema. ¿Cómo pudiste creer que sería buena idea vivir con la novia de tu mejor amigo?

— ¡Cuando eso sucedió ellos aún no estaban juntos!

Ah... Entonces esa relación es muy reciente. Tal vez ni sobreviva, menos si ella comparte su casa con otro hombre.

— ¡Con más razón debes regresar! No puedes arriesgarte a que tu presencia aquí dañe la relación de Jacqueline y Luis.

Continue Reading

You'll Also Like

31M 2.4M 43
Emily Malhore es hija de los perfumistas más famosos del reino de Mishnock. Su vida era relativamente sencilla, pero el destino le tenia otros planes...
69.8K 4.4K 28
La vida de Nico transcurre con normalidad hasta que los problemas laborales de su padre, y de comportamiento, arrastran a la familia hasta un trágico...
28.3K 637 39
Emiliano, Emi, para sus amigas, descubre un lado desconocido de sí mismo.
3.3K 419 50
La vida de Laura Lozano no es perfecta. Su vida no es un cuento de hadas. Y esta muy lejos de que lo fuera. Laura lozano puede con todo. Nada es imp...