Llámalo infierno © |COMPLETA|

By EleSimo20

63.2K 4.3K 913

En cuanto Eduardo ya no es capaz de distinguir los comportamientos normales de los dañinos, está en peligro d... More

ANTES DE LEER
SINOPSIS
¡IMPORTANTE!
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
NOTA AUTORA&CRÉDITOS

Capítulo 19

1.1K 99 6
By EleSimo20

Quiero mencionar que aunque voy a actualizar cada día, no lo voy a hacer siempre a la misma hora. No hay necesidad de empezar a pedir el capítulo. En cuanto puedo, actualizo.

 Capítulo 19

Narra Eduardo

Nos metemos en su coche pero creo que Luis no tiene intención alguna de ponerlo en marcha. A decir verdad, no me molesta para nada. Ya tenemos un lugar suficientemente discreto y tranquilo para conversar. Sólo me falta saber por dónde empezar. Me consta que espera unas explicaciones pero no las tengo.

—No estoy enojado contigo —confiesa, rompiendo el silencio—. Debería. Y quisiera. Pero no puedo, menos después de lo que acaba de suceder. Estoy convencido de que me sacaste de tu vida porque ella te lo pidió.

—En realidad no me lo pidió directamente. Pero lo admito, lo hice por ella.

— ¿Te parece sano y lógico? Nadie tiene derecho de decidir tus amistades.

—Ni creí que lo haría. Siempre decía cosas, me dejaba ver que no estaba de acuerdo que tuviera ciertos amigos. Pero yo pensaba que la decisión estaba en mis manos. Y hoy descubro que...

Suspiro al recordar. Y no me sale de la cabeza que la actitud de Daniela cuadra con algo que leí acerca de las relaciones abusivas: intentos de aislamiento. Bueno, no puedo decir que ella no me deja ver a nadie porque no es cierto. Pero sí intentó alejarme de una persona... ¿Tendrá algo que ver?

— ¿Qué está pasando en tu matrimonio?

Yo también quisiera saber.

— ¿Te ha vuelto a golpear?

— ¿A qué viene la pregunta? —reacciono, girando al instante la cabeza en su dirección

Conozco esa expresión. Está cabreado y está a punto de perder la paciencia. Ni se toma la molestia de preguntármelo dos veces. Sólo me mira fijamente, esperando.

Sin embargo mi respuesta tarda demasiado en llegar. ¿Es que qué le voy a decir? Sería patético admitir que me ha vuelto a golpear, que hasta perdí la cuenta de las veces en las que lo hizo. Quizá fue mala idea hablar con él, no va a descansar hasta saberlo todo.

—Lo hizo —concluye antes de que yo alcance soltar una mentira—. ¿Cuántas veces?

—No sé. —contesto mientras desvío la mirada y mudo mi atención hacia el exterior

— ¿¿¿Qué??? ¿¡Cómo que no sabes!? Eso significa... —calla un momento— Dime algo, Eduardo. ¿Eres tarado? ¿Cómo puedes seguir con una mujer así?

Prefiero guardar silencio y seguir mirando a través del parabrisas. Era consciente de que no iba a caerle bien saberlo porque recuerdo muy bien cómo se puso ese día cuando vio los rasguños en mi cuello.

En cuanto a su opinión... Ni idea, estoy muy confundido. Habrá sido un error permitirle a mi esposa que me agrediera o tal vez no; porque éste es su carácter. Qué le voy a hacer, cada persona tiene su manera de reaccionar. Y sí, la suya me lastimaba pero... No sé, ya no sé nada.

—De haber sabido, habría insistido más, habría encontrado la manera de hablar contigo. Porque mira lo que descubro. Y supongo que no te quieres divorciar ¿verdad?

—Todo es muy complicado.

Sí quiero divorciarme pero no por los golpes sino por la traición. Eso es algo que aún no logro asimilar y aceptar. Creo que nunca lo voy a hacer. Por desgracia no puedo dejarla, no puedo arriesgarme a que ella ponga en peligro su vida. No tengo ninguna salida. Entonces si al menos pudiera superar...

—Habla —exige Luis—. Mira cómo estás. Hay algo más ¿verdad?

Me respaldo en mi asiento y tardo en pronunciar palabra. Estoy considerando la idea de contarle algunas cosas, pero por el simple hecho de que necesito sacarlo fuera; necesito hablarlo con alguien. Rememoro parte de los acontecimientos que trajeron peleas e infelicidad y finalmente empiezo hablar. Lo hago sin omitir cuantas veces me he sentido culpable. Empiezo contarle lo que pasó en París, lo que pasó cuando salieron esas fotos de ella con otro hombre, las cosas que me dijo aquel día, lo que pasaba cada vez que llegaba tarde, incluso aquel día cuando íbamos a celebrar dos años como casados... Incluso le confieso como se ponía cuando me negaba hacerle el amor.

Me niego confesar que me fue infiel.

—Y después de todo... ahí sigues, a su lado, soportándola. Te admiro, no podría hacer lo mismo. Pero también quiero partirte la cara por seguir aceptando que te trate así.

— ¿Condenas su actitud aun cuando muchas veces fui quién la provocó?

— ¿¡Qué!? —suelta estupefacto— ¿Piensas que la culpa es tuya? Ah, pues con razón te quedas... Déjame decirte que tu mujer es una perra y que otro en tu lugar se habría largado hace mucho tiempo.

«Su relación es tóxica. Es abusiva, Eduardo.»

«No sé qué le habrás hecho tú, ni me importa porque esto es abuso físico y no tiene justificación alguna.»

Apenas abro un artículo, las palabras en negrita me llaman la atención: manipulación, maltrato verbal, generación de culpas, burlas, amenazas, control sobre las acciones de otro, intentos de aislamiento.

Un momento... ¿Generación de culpas? ¿Será que... No, pero ¿cómo saber si es algo que ocurre o no en mi relación?

—Dame una razón por la cual no la puedes dejar. Sin tomar en cuenta el amor.

Tengo dos. En primer lugar, no quiero que le pase nada. En segundo lugar, cuesta aceptar que no llevo al menos parte de la culpa. Incluso ella me decía que la estaba provocando.

—Yo tampoco soy perfecto. —termino diciéndole

—Pero sí eres mejor que ella —replica enseguida— Créeme, no te merece.

Me cuesta aceptar eso.

—Yo venía a preguntarte por qué estás descuidando tu carrera. Pero creo que haber conseguido la respuesta. Lo haces por ella. Todo lo haces por ella. Mil sacrificios. ¿Y a cambio qué obtienes?

En realidad perdí el interés y no puedo meterme en ningún proyecto nuevo si no soy capaz de dedicarme el cien por ciento.

—Piensa muy bien si quieres que se eche todo a perder, todo tu esfuerzo de avanzar, mejorar y sobresalir en un mundo donde muchos fracasan. Piensa en todo lo que conseguiste, recuerda que fue tu sueño de toda una vida. Y si sigues así, te quedas sin nada. Piensa si una vieja merece semejante sacrificio. Sobre todo una que no te valora.

. . .

De vuelta a la casa, encuentro a Daniela en el pasillo y esto me hace suponer que me estaba esperando. Pues qué bueno, yo también quiero hablar con ella y espero que siga dispuesta a tocar cierto tema que me interesa en este momento.

—Quiero que hablemos de esa noche. —le informo

— ¿Cuál noche?

—De lo que me contaste fue una sola ¿no?

— ¡Ah! —exclama como si acaba de entender a qué me refiero— Esa noche... Sí.

Señalo con una mano la sala de estar y dejo que ella ingrese primero. En cuanto lo hace, no tardo en seguirla para luego encaminarme hacía el sillón. No me siento preparado para esta conversación pero al mismo tiempo necesito saber los detalles. Necesito saber si me harán culparla más o me harán justificarla. Me gustaría que pase lo segundo pero lo dudo mucho.

Daniela toma asiento en el sofá, con las piernas dobladas debajo de su cuerpo y las manos entrelazadas en su regazo. Por su rostro, me atrevo creer que el tema la incomoda, la agobia.

— ¿Qué quieres saber? —pregunta contemplando sus manos

—Todo.

—Bueno... Entonces... Supongo que empezaré contar... Pues...

Se detiene y no pienso presionarla para que se apure y lo suelte todo cuanto antes. No debe ser fácil, menos si afirma estar muy arrepentida de lo que pasó.

—Lo primero que debo aclarar es que esa noche, antes de irme, te mentí. No iba a salir con Viviana sino con Santiago, el hijo del director del hotel... El mismo hombre con el que tiempo atrás me habías visto en esas fotos...

— ¿Y por qué me mentiste? ¿En ese momento ya sabías que ibas a engañarme? ¿O ya me estabas engañando?

—No. No. Lo hice porque no sabía cómo ibas a reaccionar. ¡Te juro que para mí iba a ser una salida de amigos! Nada más.

No tengo nada que decir. No sé si creerle o no. Mejor sólo sigo escuchando. No es momento de sacar conclusiones, de darle vueltas al asunto. O de fijarme en que me duele que me haya mentido.

—Todo cambió después de que me emborraché. Estábamos bailando y... —suspira con pesadez—... nos besamos. No me preguntes quién dio el primer paso. No sé. El punto es que una cosa nos llevó a la otra... Recuerdo que fuimos al baño de ese local, que estábamos muy ansiosos... Me condujo a uno de los cubículos y me... —se pasa ambas manos por el rostro— Sabes lo que intento decir.

— ¿¡En un baño público!?

Asiente avergonzada. ¿Pero con qué clase de hombre se metió? Trato de no convertir en imagines lo que estoy oyendo. Sin embargo es casi imposible evitarlo.

—Fue... él fue bastante agresivo y... me hizo sentir como una cualquiera. Tras satisfacer sus necesidades, se fue, dejándome abandonada en ese cubículo... Quizá no sirva de consuelo pero quiero que sepas que el acto acabó antes de que yo... O sea no fue placentero. Y no hubo...

—No hace falta que sigas, lo entiendo.

No fue el mejor sexo de su vida. De hecho parece que el tipo es un desgraciado, pues no tuvo intención alguna de complacerla y hacerla sentirse especial sino que la trató como un objeto. Si lo tuviera en frente...

Qué situación lamentable. La empujé en los brazos de otro y el otro resultó ser un... Ella no ganó nada de esto. Lo peor es que en su intento de recibir lo que yo no le daba, terminó destruyendo lo nuestro. Porque eso sí, nada volverá a ser igual. Aunque se empeñe en mantenerme a su lado, no podrá hacer nada para cambiar que me traicionó, que estuvo con él.

—Y después de lo que sucedió esa noche, Santiago me despidió. Por eso me quedé sin trabajo. El tipo al que consideraba mi amigo estaba esperando el momento adecuado para seducirme y acostarse conmigo. Luego iba a despedirme...

—Eran amigos... Me lo hubieras dicho, sabías que no era celoso.

Sólo se encoje de hombros. Recuerdo el incidente de las fotos y la reacción que tuvo cuando las vi. De pronto se me hace extraña...

— ¿Estás segura que es la primera vez que me engañas? Recordemos lo de esas fotos. Ese día te pusiste muy nerviosa...

—Hay algo más que no te dije. —admite a cabo de unos momentos; apenas consigue sostener mi mirada y no sé si es porque algo peor está por venir o está así sólo por lo que ya salió a luz

— ¿Qué más pasó?

—Un día antes de que vieras esas fotos, Santiago me llevó a un restaurante y... por primera vez me mostró sus verdaderas intenciones. Me besó —agacha la cabeza—. Correspondí. Fue algo de unos segundos pero igual... Lo hice. ¡Lo siento!

Si me pongo a calcular, me doy cuenta de inmediato que transcurrieron unos meses desde el incidente. Y ella calló todo este tiempo. Lo único que puedo hacer es mirarla. Mirarla y tratar de entender quién es. Qué diablos significa todo esto. Cómo es posible que ella me haga pedazos cuando se supone que deberíamos...

— ¿Qué más me queda por saber? —me oigo preguntar; mi voz suena patética

—Fueron las únicas veces cuando otro hombre me tocó. Lo del beso debió abrirme los ojos. Pero aunque al principio me molesté con él, al final creí que estaba dispuesto... No sé, que no iba a mirarme con otros ojos y que iba a bastarle mi amistad. La verdad es que fingió y esperó el momento indicado para cumplir su objetivo.

—Debiste considerar el beso una señal de alarma.

— ¡Lo sé! ¡Lo mismo dije yo!

— ¿Qué está pasando contigo? Me haces todo lo que temías recibir de mí. ¡Tienes un amigo del sexo opuesto, ves sus intenciones y lo guardas en tu vida! ¡Y finalmente caes en su juego! ¡Y me engañas!

No me contesta, tal vez porque no hay explicación que valga. Pero admito que prefiero el silencio a que vuelva a pedir perdón.

Juro que no puedo más. Quiero pedirle el divorcio y si no fuera por lo que me dijo la otra vez que lo intenté, lo haría. Se lo pediría y me largaría de aquí. No me importa la casa, no me importa nada. Es más, éste es un lugar lleno de recuerdos y me haría bien escapar. Tratar de sanar. Olvidar.

—Siento que lo del sábado no hubiera ocurrido si no habría tomado.

— ¿Para qué atormentarnos pensando en lo que pudo haber pasado?

—No, yo... Quiero decir que no tenía intención de serte infiel. Y que me dejé llevar.

— ¿Cuándo se besaron también estabas borracha?

Silencio. Lo voy a tomar como un no.

—Entonces no estés tan segura... —suspiro— Ya hablamos suficiente.

— ¡Espera! Quiero avisarte que decidí ir al psicólogo.

¿Psicólogo? Me parece una decisión importante pero me pregunto cuál será el motivo. Quizá piensa proponerme que vayamos a terapia de pareja para superar su infidelidad... Y a decir verdad, no sé qué tan bueno sería eso.

—Estoy... No me gusta lo que está pasando conmigo. Y encima lo que me dijo Viviana... que soy abusiva... Si es cierto, lo quiero arreglar.

Entonces no me incluye. Mejor.

—Está bien. De verdad espero que ayude.    

Continue Reading

You'll Also Like

232K 10.6K 38
¿Te imaginas ser una espia el FBI sin conocer a tu nuevo Agente y que en un operativo tengas que ir a hacer un privado sin saber a quien se lo haces...
58.5K 5.2K 24
FANFIC FREENBECKY - QUEDATE CONMIGO
1.4K 242 21
Un mafioso es comprometido con una adorable chica, sin saber que detrás de esa inocente, se esconde una monstruosa criatura. Por Viviana Valeria V.
29.6M 2.3M 43
Emily Malhore es hija de los perfumistas más famosos del reino de Mishnock. Su vida era relativamente sencilla, pero el destino le tenia otros planes...