desconectado | ragoney

By teamago

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Pronto estaremos juntos Lo prometo -Raoul se ha desconectado ---------------- original por rommplz en wattp... More

II
III

I

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By teamago

Hola! Primero que todo, decir que esta historia no es original mia, es una adaptación. Todos los créditos están en la descripción <3

Segundo, no soy de España, entonces, me disculpo por adelantado de cualquier mal uso de palabras o mal uso de dialecto.

Tercero, será una historia corta, son solo 3 capitulos.

Ahora si, a leer <3

~~

Jueves, 5 de julio del 2018. 5:08 am

Agoney sonrió torpemente frente al ordenador mientras la lámpara colgante desprendía su luz sobre él.

Sus dedos tecleaban rápidamente mientras su mirada se perdía entre letras. Era como si sus dedos conocieran exactamente el orden de las teclas sin necesidad de verlas.

Su sonrisa se amplió más y más con el pasar de los minutos. Miró la hora y sonrió.

¿Sabes de que ya son más de las cinco de la mañana, verdad?

Lo sé. Si tu compañera de piso se levanta para callarte, sabré que hice un buen trabajo haciéndote reír

Soltó una risa suave y descansó su rostro sobre su mano. Los tres puntos que indicaban que seguía escribiendo, aparecieron, y esperó paciente a que presionara enviar.

Tardó casi dos minutos, hasta que finalmente lo envió.

Sabes que te quiero, ¿verdad?

Las mejillas de Agoney se ruborizaron ligeramente. No era la primera vez que lo decía, pero siempre tenía ese efecto en él.

Sonrió y volvió a poner los dedos sobre el teclado.

¿En serio? No tenía idea.

Bromeó, sonriendo.

Los puntos volvieron a aparecer.

Pues, sí. Te quiero. Y no te imaginas cuánto.

Seguro no es nada comparado con cuánto te quiero yo.

Leyó su última frase por un momento, sintiendo ese cosquilleo que invadía su cuerpo cada vez que hablaba con él.

Creo que hoy nos hemos extendido mucho, amor. Hemos hablado desde casi diez horas.

No es nuestro mejor récord. Hace unos meses, llegamos a trece horas y media.

Es cierto!

Volvió a reír. El tiempo se iba tan rápido cuando hablaba con él.

Debo irme ya...

Su sonrisa se desvaneció lentamente. Realmente, la parte que más odiaba de hablar con él era cuando tenía que irse.

Pero te escribiré apenas vuelva, ¿vale?

Está bien.

Bajó la mirada y suspiró. Ya era hora de que se fuera a dormir, después de todo.

Oye, Micky.

Agoney volvió a clavar su mirada en los tres puntos. Arrugó los labios hacia un lado mientras esperaba que apareciera su mensaje.

Te quiero.

Yo a ti.

Necesito tanto verte...

Tenerte aquí, a mi lado.

Oye, oye... Calma, ¿vale?

No tienes idea de las ganas que tengo de abrazarte.

Deberías hacerlo...

Pronto estaremos juntos.

Lo prometo.

Sonrió desanimado y suspiró. Sintió sus ojos pesados. Después de todo, había estado más de diez horas frente a la pantalla.

Que te vaya bien hoy. Deslúmbralos.

Lo haré. Imaginaré que estás ahí, como siempre hago.

Algún día lo estaré.

Espero con ansias ese día.

Debo irme ya. Te quiero, Ago. Descansa.

Te quiero, Raoul.

-Raoul se ha desconectado.

Le molestaba tanto su mensaje de desconexión. Respiró hondo y se estiró. No solía sentir el cansancio hasta que llegaba el fin de la conversación. Apagó el ordenador y la lámpara colgante, y se recostó en la cama.

Miró al techo y suspiró, mientras sus dedos se enlazaban y las dudas aparecían.

Raoul era el único capaz de callar la voz de sus inseguridades.

¿Cómo podía estar tan enamorado de alguien a quien nunca había visto en persona? ¿A alguien a quien nunca había tocado?

Era extraño, y no solo para Agoney. Pero lo estaba. Era amor y estaba mil por ciento seguro de eso. Era algo que no podía explicar con palabras, pero lo podía sentir dentro de él.

Estaba enamorado de alguien que vivía en un país distinto.

Su relación con Raoul había comenzado tres años atrás, pero lo conocía hacia cuatro años. Y fue curioso, porque no fue la forma más normal de conocer a alguien.

El mejor amigo de Agoney había viajado a Sídney, Australia, por un intercambio estudiantil. Y, para ese entonces, se había puesto muy de moda el cumplir retos a través de Facebook, de acuerdo con cuantos likes Ilegara alguna publicación.

Resultaba que el amigo de un amigo suyo había publicado que, si su estado Ilegaba a cincuenta likes, se cambiaría el nombre a Soy Un Bebé Vázquez, y tendría que estar así por un mes. Su mejor amigo, Ricky, estaba tan desesperado que le pidió que lo agregara y le diera manito arriba a su publicación. Ese amigo era Raoul. Y Agoney fue su like número cincuenta.

No se quien eres, pero acabas de ganarte un enemigo.

Oh, perdona... Soy Un Bebé Vázquez.

Luego de eso, las cosas surgieron por si solas. Tenían tanto en común. Las mismas pasiones y los mismos complejos. Los mismos miedos y los mismos vicios. La pasión de Raoul por trabajar como músico en un bar nocturno. El amor de Agoney por ir todos los viernes al karaoke. Era como si, indirectamente, estuviesen conectados.

Estaba destinado a ser su pieza faltante del rompecabezas.

Y si, el factor distancia siempre ha sido lo único complicado. Era frustrante cumplir un año juntos y solo poder hablar por Skype o por Facebook. Había días en que, cuando Agoney trabajaba, no podían ni hablar porque sus horarios no coincidían. Era complicado...

Pero querer es difícil. Y, más aun, cuando la distancia se vuelve una barrera.

Miró hacia la ventana. El sol ya comenzaba a salir.

~=~

Un golpe seco lo hizo brincar de la cama. Abrió los ojos y se estiró antes de salir de la habitación. Su compañera de piso rebuscaba algo dentro del mueble de la sala.

- ¿Qué haces aquí? -frotó sus ojos.

La rubia volteó y Agoney suspiró. Volvió la vista al mueble.

- No encuentro mi blusa.

- Oh... -Agoney caminó hacia el baño y mojó su rostro.

Estiró la mano para coger la toalla y soltó una risa.

- Creo que tu blusa tiene complejo de toalla -bromeó.

Nerea llegó al baño y le arrojó la blusa. Sonrió y se la puso.

- ¿Vas a salir?

- Si. Aitana quiere que la acompañe a comprar algunas cosas. ¿Y tú?

- No creo. Voy a desayunar.

- ¿A las dos por la tarde? -soltó una risa y Agoney sonrió. Ella ya estaba acostumbrada a que se despertara a esa hora. Esta se apoyó en la puerta y le pasó una toalla.

- ¿Cómo esta Raoul?

- Bien -sonrió- ¿Y Aitana?

- Preciosa -bromeó.

Su móvil sonó. Agoney secó su cara y colgó la toalla nuevamente en su lugar.

- Hablando de la reina de Roma... -contestó-. ¿Sí? Hola, Aiti.

Suspiró. Para ellas era más sencillo. No gastaban tanto dinero en una Ilamada.

Colgó y le miró

- Debo salir ya -se acercó a él y le dió un beso en la mejilla-. Vengo a cenar, ¿vale? -salió del baño.

- Si. Ve con cuidado.

- ¡Si! -gritó desde la puerta antes de salir.

Agoney caminó hacia la cocina y sacó un paquete de galletas de la despensa. Se sirvió un vaso de jugo de naranja y volvió a la habitación.

Cogió su móvil y bebió un poco del jugo.

Buenos dias, Ago. ¿Como durmió el ser más guapo del planeta?

Sonrió y se fijó en la hora. Sus ciudades tenían una diferencia horaria de 9 horas. Allá ya era un día diferente.

Mordió una galleta y comenzó a escribir.

Sus dedos viajaban rápidamente por el teclado. Sonrió.

~=~

- ¡Ago!

Levantó la mirada. Nerea estaba sentada en la esquina de la cama de Agoney, sosteniendo su plato de comida. Lo miró y frunció el ceño antes de meter un poco más de pasta en su boca.

Debo dejarte un rato... Estoy cenando con Nerea

Descuida. Estaré aquí cuando acabes.

Buen provecho.

Dejó el ordenador a un costado y comió un poco.

- Perdona... ¿Qué me has dicho?

Nerea suspiró.

- El domingo estaré todo el día fuera.

- ¿Y eso?

- Aitana. Tiene preparado todo un día romántico.

- Oh... Suena genial.

- ¿Harás algo con Raoul?

- No lo sé -comió-. Posiblemente, una videollamada.

- Ago... ¿Estás seg...?

Nerea suspiró y volvió a comer.

- ¿Qué?

- Nada, déjalo así.

- No. Dímelo.

Soltó el tenedor y lo miró fijamente.

- ¿Estás seguro de que está bien que tengas una relación a distancia?

- Lo estoy. Lo quiero, Nerea.

- No lo dudo, Agoney. Pero... Estás todo el día encerrado aquí. Duermes muy tarde y no comes a tus horas. Más allá de que sea una situación incómoda para ustedes, tengo miedo de que afecte a tu salud.

- Yo me siento bien, chiquitina.

Volvió a suspirar.

- Van tres años juntos y nunca han podido verse. A mí me parece injusto. Y, ¿qué pasa si se llegan a conocer y simplemente no funciona? Porque se ha dado casos así, ¿sabes? Puede que no sea lo mismo en persona...

- Estoy seguro de que funcionará -dijo Agoney entre dientes, bajando la mirada.

Nerea volvió a suspirar.

- Ago. Son de diferentes lugares, tienen caminos diferentes. No quiero ser mala, pero puede resultar un desastre. Hay muchos peces en el mar. No es necesario que lo busques en otro continente.

Volvió a comer un poco.

- Me frustra mucho que no puedas salir con él, besarlo, pasar San Valentín juntos, o sus aniversarios...

- Créeme que lo he pensado muchas veces, pero realmente lo quiero y por eso aguanto todo.

- ¿Cómo sabes que es amor?

- Simplemente lo sé.

Nerea se mantuvo en silencio tras un pesado suspiro. Agoney sabía que se preocupaba por él, pero no pensaba renunciar a su relación.

- ¿Has pensado en ir a verlo para estas fechas?

- Lo pienso a diario... -suspiró-. He ahorrado algo de dinero, pero no es suficiente.

- ¿Te falta mucho? -bebió un poco de agua.

- Unos... ochocientos euros...

Nerea escupió su bebida sobre la cama del canario, sorprendida. Sus cejas se arquearon hacia abajo.

- No es fácil. No se trata solo de decir "sí, quiero ir". El boleto de avión es un poco más de mil euros.

Nerea dio el último bocado de pasta y se puso de pie para llevar sus platos a la cocina. Agoney fue tras ella.

Suspiró y puso las manos detrás de su cabeza. Siempre había intentado no hablar de ese tema, porque sabía que se sentiría así de mal, de impotente. Tenía tantas ganas de llorar, pero debía contenerse.

- ¿Tú lo quieres?

- Muchísimo -Agoney suspiró, mirándola a los ojos-. Pero el amor no paga un boleto de avión ni la estadía -soltó una risa-, es una locura.

Nerea lo miró fijamente, se apoyó en la pared y cruzó los brazos.

- Sé que no he sido el mayor apoyo en tu relación, por el hecho de que se me hace muy raro que alguien pueda enamorarse a través de internet, pero nadie puede controlar al corazón. Sé que la distancia es un gran obstáculo a tu felicidad porque enamorarte en Canarias de alguien que está en Australia es algo muy fuerte. Pero a veces depende de uno mismo romper la barrera.

- ¿A qué te refieres?

Nerea se acercó a mí y puso su mano en el pecho de Agoney, esbozando una sonrisa nerviosa.

- Compremos un boleto. Yo pongo lo que te falta.

- ¿Qué? iNo! Es una locura -frunció el ceño.

- A veces es bueno hacer alguna locura por amor, Ago.

- Estoy flipando...

- Y nunca sabrás si no lo intentas.

- Nerea...

La rubia sonrió, y Agoney comenzó a temblar. No creyó en ningún momento que alguien le ofrecería algo así... Nunca imaginó que la posibilidad de ver a Raoul se volvería real.

Bajó sus brazos y la abrazó con fuerza, soltando mil lágrimas y millones de gracias.

--

Llegó la hora.

Lo sé. Que te vaya muy bien.

¿Estás bien... ?

Sí ¿Por?

Nada. Es solo que te he sentido un poco extraño.

Estoy bien, Raoul. No te preocupes .

Está bien... Te escribo en unas horas. Sueña bonito.

Te quiero mucho, amor.

Yo a ti.

-Raoul se ha desconectado.

Agoney deseaba tanto que no se desconectara. Pero faltaba poco para que lo tuviera en frente. Dejaría de estar desconectado para Agoney, porque estarían más que conectados a través de verdaderas miradas.

No había podido pegar un ojo desde que se fue, el miedo no le dejaba.

Llegaron a su cabeza miles de ideas, todas negativas. ¿Valía la pena gastar tanto por algo que no sabía si funcionaría?

Raoul callaba todas las voces en su cabeza, pero esta vez no funcionaba.

Las voces eran más fuertes que él.

~=~

Viernes 6.

Agoney había esperado a que Raoul fuera al trabajo para poder hablar detalladamente con Nerea sobre los gastos que implicaba viajar hasta Sídney.

- ¿Ese es el precio? -gritó-. ¿Acaso es un avión de oro o qué?

- Te he dicho que no eran tan baratos...

Tachó algunas cosas en su libreta y suspiró.

- Vale... Casi dos mil euros en pasajes... No creo que necesites para la estadía. Te quedas con él y ya. Aunque sería bueno que igual tengas unos trescientos por si acaso. ¿Cuánto piensas quedarte?

- No lo sé... Por mí, me quedaría para siempre -Agoney soltó una risa. Esbozó una leve sonrisa.

- ¿Te parece bien dos semanas?

- Está bien... Respecto a lo de la estadía, creo que podría hablar con su compañero de piso para que me lleve sin que Raoul se entere.

- iPerfecto! Espera... ¿Será una sorpresa?

- Eso espero.

- iQué monos! -sonrió-. ¿Sabes? Tus ojos brillan mucho cuando hablas de esto.

- Nunca había querido hablar de este tema. Supongo que no he querido ilusionarme con la idea...

- Pues esa idea ahora es real, Ago. Estás a nada de conocer a Raoul, después de tantos años.

El canario apretó su mano con fuerza.

- Tengo miedo.

- Lo sé. Pero agradece que tu caso no es como los que pasan en esos programas raros. Tú sabes que él es real.

- Tienes razón. Pero... Anoche me dejaste pensando. ¿Qué pasaría si no funciona?

- Al menos lo sabrás. Lo habrás intentado.

Asintió, desganado.

- Enciende tu ordenador. Vamos a comprar los boletos ahora.

Obedeció. Nerea se sentó en su silla y buscó la página.

- ¿Cuándo quieres ir?

- Creo que en una semana estaría bien.

- Entonces... Sales el doce y regresas el veintiséis. ¿Te parece?

- Perfecto -sonrió y miró al techo.

La adrenalina corría por las venas del canario. Sentía tanto miedo, pero se sentía emocionado. Su cabeza estaba hecha un caos.

- Oh, mierda.

- ¿Qué pasó? -Agoney se levantó de golpe y se acercó a ella.

- Solo hay un vuelo disponible y es para hoy a las tres por la tarde... De aquí, todos están ocupados hasta septiembre.

- ¿A las tres? iEso es en cinco horas!

- Y tienes que estar cuatro horas antes en el aeropuerto, para asegurarte de que no se te quede la cartera ni nada.

Suspiró. ¿Debía esperar dos meses más?

"A veces es bueno hacer alguna locura por amor, Ago". Esa frase retumbó nuevamente en su cabeza. Era el momento. Por algo había solo un vuelo...

- No quiero dejar pasar esta oportunidad. Puede llegar a ser algo especial, ¿sabes?

- Espera... ¿Estás pensando en ir hoy?

Respiró hondo e intentó controlar su temblor. Era tan pronto, no estaba preparado para algo tan rápido...

Pero era en ese momento o no sería nunca.

- Me voy hoy.

Sonrió y corrió a buscar algunas maletas.

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