Llámalo infierno © |COMPLETA|

By EleSimo20

63.2K 4.3K 913

En cuanto Eduardo ya no es capaz de distinguir los comportamientos normales de los dañinos, está en peligro d... More

ANTES DE LEER
SINOPSIS
¡IMPORTANTE!
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
NOTA AUTORA&CRÉDITOS

Capítulo 14

1.2K 96 51
By EleSimo20

El capítulo puede contener escenas que no son aptas para los menores de edad.

Capítulo 14

Narra Daniela

—Oye... Ya se cumple el mes desde que no me has tocado.

No contesta. Tras cambiarse en pijamas, ocupa su lado de la cama ¡encima de espaldas a mí! Yo sigo sentada en el mío, obligándome a aguantar su silencio y la idea de que hoy tampoco me va a hacer el amor. Pero ya transcurrieron unos días desde nuestra última discusión, debería pasarle el enojo. Se lo expliqué y pareció entenderlo. Se me hace que en realidad sigue molesto por esos rasguños y por la pequeña herida hallada en su labio superior. Pero si me provocó... ¡Ay! Además, últimamente casi no sale, quizá no debería preocuparse por si alguien lo ve así...

Giro la cabeza en su dirección, considerando la idea de abrazarlo y acariciarlo, de seducirlo de alguna forma. No hago nada. Primero necesito unas explicaciones.

—Eduardo, te estoy hablando.

— ¿Qué quieres que te diga? Tienes razón.

— ¡Dime por qué! ¿Ya no te parezco atractiva? ¿Hay alguien más?

Lo oigo chasquear la lengua. Debe ser por la última pregunta pero ni pienso insistir con eso, ni yo misma me lo creo. Actúa cada vez más extraño y siempre luce deprimido. Y en su celular no encontré nada comprometedor, ni llamadas, ni mensajes, ni correos ni nada.

—No entiendo qué tienes. Andas muy deprimido, ausente... Dejaste de hacer un montón de cosas... Desde que se acabaron las grabaciones para esa película, no te oí mencionar ningún otro proyecto.

—Eso porque me tomé una pausa.

— ¿Y a ti quién te entiende? Te encantaba tu trabajo. No comprendo el cambio.

—Mira el lado bueno. Tengo más tiempo para nosotros.

— ¿Y de qué me sirve si actúas así? Eduardo, tal vez debería verte un médico.

Silencio.

—Mira, si sigues así, tendré que buscar en otros lados lo que tú no me das.

De pronto voltea hasta quedar boca arriba y me mira fijamente. Está en shock. En el fondo me consta que estaría mal cumplir con la amenaza pero... si no me deja ninguna otra alternativa... Yo no puedo seguir así, tengo mis necesidades.

—No te creo capaz. —afirma a cabo de unos momentos

Lo siguiente que siento son sus labios pegados en los míos, luego su lengua tratando de deslizarse... Mi boca se abre en búsqueda de aire, dado que mi respiración se detuvo y él consigue iniciar un beso al que correspondo. Creo que por unos milisegundos. En algún momento logro comprender lo que está ocurriendo y logro rechazar el deseo físico y guiarme por la razón. Así que me aparto.

Técnicamente, lo fui. Unos milisegundos o unos minutos... da igual. Correspondí. Pero lo importante es que yo no quería, que no tuve control. En cambio ahora que tengo motivos, corro el riesgo de caer en los brazos de otro. Y de no apartarme como ese día.

Ese otro podría ser Santiago. Sólo somos amigos, por suerte él no volvió a faltarme al respecto pero si así lo decido, las cosas pueden cambiar. Dudo que a él le afecte.

—Igual no podemos seguir así —advierto, volviendo a la realidad—. Quiero que hagamos el amor, como cualquier pareja...

—Así será.

Su respuesta no me convence. Pero por el momento me basta. Dejo el tema y me acuesto a su lado, lo suficientemente cerca como para poder poner la cabeza en su hombro y la mano en su pecho. Cierro los párpados y trato de olvidarme de las ganas de hacer algo más.

. . .

— ¿Vas a salir? —cuestiona Eduardo, asomándose por la puerta de la sala

Suelto la manilla de la puerta principal y volteo con lentitud, hasta que nuestras miradas cruzan. Parece que sí será necesario decir lo que establecí, lo que me inventé para evitar la verdad. Por nada del mundo le digo la verdad.

—Sí. Con Viviana.

— ¿Quieres que te lleve?

— ¡No! No, gracias. Voy a tomar un taxi. Y... puede que llegue tarde. No me esperes.

—Como tú quieras. Pues luego nos vemos. O mañana.

¡Menos mal que no tengo que dar más explicaciones! Últimamente está tan raro que todo lo que yo haga o diga le parece bien. Lo malo es que la plática que tuvimos hace unos días no sirvió de nada. Sigue sin tocarme.

Diez minutos más tarde, en camino rumbo al antro, decido prevenir a mi amiga a través de un mensaje. No creo que Eduardo la llame pero para qué arriesgar.

Daniela: Si te busca Eduardo, yo estoy contigo.

La respuesta llega más pronto de lo que esperaba.

Viviana: ¿¡Qué!? Estás loca, no voy a cubrirte. ¿A dónde vas, Daniela?

Daniela: No te preocupes. ¿Cuento contigo?

Viviana: Ahh, te odio. Sí. Pero mañana me explicas.

Daniela: Gracias.

. . .

—Recuérdame por qué acepté venir. —me quejo, aunque dudo que Santiago me oiga; el volumen de la música nos dejará sordos

Él se limita a reír. Ya le había contado que no me gustan las fiestas, que no me gusta venir a este tipo de lugares y su objetivo fue convencerme. No le costó mucho trabajo porque atravieso un periodo bastante extraño y necesito distraerme. También necesito divertirme pero dudo que lo consiga aquí. La música cansa, la multitud de gente asfixia.

—Relájate.

Ah pues en eso estoy. Tomo otro trago, luego me dejo caer contra el respaldo de la silla y me quedo observando a un par de personas que bailan. Incluso hay parejas. Parece que la pasan de maravilla.

— ¿Quieres estar ahí? —cuestiona mi amigo casi gritando en mi oído; frunzo los labios, algo pensativa

—La canción es horrible. —me justifico

Casi enseguida siento su mano sobre mi rodilla y oigo palabras que pretenden animarme. Una especie de invitación. Lo peor es que estoy considerando la idea.

—Honestamente, el restaurante hallado en el techo era mejor idea.

—No te invitaría en el mismo lugar. Qué aburrido. Ya deja de quejarte, mejor vamos a bailar. ¿O es que no sabes bailar?

Vacío mi copa para tener mi boca ocupada en algo. Ahora debería optar por algo sin alcohol porque si prefiero beber cada vez que no quiero hablar, termino borracha.

Borracha... ¿Será mala idea? Quizá nada me relajaría como el alcohol. Nada me haría olvidar que mi matrimonio es una porquería y que mi esposo está cada vez peor. No entiendo por qué resultó tan débil. No sé en qué momento se convirtió en lo que es hoy.

—Quiero otra copa.

Una sonrisa ladeada aprueba mis deseos.

Más tarde, estoy moviéndome sobre la pista de baile, guiada por la música enérgica. No me fijo mucho en cómo lo hago porque no me importa y porque estoy concentrada en otra cosa. Mi mirada está clavada en Santiago y mi mente está volando. La realidad se está mezclando con mis pensamientos, no sé si lo estoy tocando o estoy imaginando que sucede. No sé si sus manos sujetan mi cintura o la curiosidad de sentirlo me hace fantasear.

Es guapo. Siempre lo supe pero nunca le di tanta importancia. Pero mientras más lo contemplo, más consciente estoy. Esa sonrisa ladeada... esas facciones... esos ojos que parecen comerme... Debo estar delirando, me mira normal ¿o no? La distancia entre nuestros cuerpos va decreciendo y una sensación de electricidad que de la nada está en mí, va creciendo. Me muerdo el labio y respiro con dificultad. Mi corazón se acelera. De pronto compruebo que sí me está tocando. Su mano se desliza por mi espalda y es como si una corriente eléctrica me atravesara.

— ¿Lo ves? No está nada mal. —dice; no presto atención, estoy ocupada e igual hace mucho ruido

Una de mis manos viaja a su nuca mientras que nuestras caras casi rozan. Casi. Y ese casi pone mi piel en alerta. Necesito que esté más cerca. Que me toque. Que me... Esos labios deber hacer un buen trabajo, me encantaría averiguarlo.

Necesito que me toque.

Sucede. Uno de los dos da el primer paso, o quizá es decisión unánime. Pero nuestras bocas se encuentran y mi cuerpo se estremece en la gloria. Dejamos de bailar y nos enfocamos en el baile excitante de nuestros labios y nuestras lenguas. Y es cada vez más excitante. Los movimientos se tornan desesperados y el calor me invade, mi interior pulsa por la necesidad. Las pausas reclamadas por la falta de oxígeno son cortas y seguidas. Y cada vez que sus labios vuelven a rozar los míos, los devora con más ganas; los lame y los atrapa entre los suyos, mandando olas de excitación hacia mis partes más necesitadas. Se apodera de todo y me enloquece. Tan intenso, brutal, insaciable. Tan diferente. Nuevo.

—Ven.

No protesto. Él toma mi mano y me anima a seguirlo mientras se abre paso en la multitud. Tiene prisa y me alegra.

No tardamos mucho hasta salir al pasillo, dejando atrás el ruido y la gente a favor de un lugar más tranquilo pero igual de oscuro. Pero él no se detiene hasta dar con una puerta. Me suelta e ingresa, luego vuelve por mí. Eso ocurre bastante rápido.

Al entrar, me percato de que se trata del baño. Parece limpio y no apesta. Mi necesidad de tener sexo sigue intacta.

—Tendrá que ser aquí. No puedo esperar más. —declara y me besa, luego se aparta y me jala rumbo a uno de los cubículos

Siento sus manos por todos lados, siento sus labios besando desfrenadamente mi cuello, como si tuviera prisa, como si no le alcanzara lo que obtiene. Trato de aferrarme a él, gozando las sensaciones y muriendo por más.

—Por fin. Por fin. —no deja de gruñir

Algo se acaba de desatar dentro de él. No puedo hacer más que dejar que me controle, que haga lo que se le pegue la gana. No tengo fuerzas o voluntad. Sólo sé que necesito que me tome de una vez por todas. Y por el ritmo, se me hace que la espera no será larga.

Manosea mis senos por debajo de la tela y echo la cabeza hacia atrás. Eso es algo que... es mi debilidad. Quiero más. Quiero sus labios ahí. Hago amago de pedírselo pero se me escapa un jadeo porque siento su mano subiendo por mi pierna. Luego donde debe estar; en ese punto que acumuló tanta tensión que no hará falta mucha estimulación para...

—Más. —consigo pedir mientras sus dedos hacen maravillas

Se aparta. Bajo la vista confundida pero compruebo que sólo necesitaba sus manos libres para prepararse. Es muy hábil, pues antes de que yo logre poner en práctica la idea de ayudarlo, ya está pegando su cuerpo contra el mío y tanteando la entrada. Y de pronto entra. De un solo movimiento.

Mis piernas terminan rodeando su cintura y mis brazos su cuello. La posición resulta muy incómoda para mí pero él se las arregla sin problemas; simplemente clava sus manos en mi trasero y me mueve a su antojo.

Entre jadeos entrecortados consigo escuchar mi propia mente, que me manda una señal de alarma. Es cierto que me gusta duro pero no tan duro. ¿Acaso recuerda que tiene una mujer en sus brazos?

De repente se tensa. ¿¡Qué!? ¿Ya? Pero... ¿y yo?

—Valió la pena esperar tanto. —comenta después de apartarse

Se quita el condón, lo bota a la basura, se acomoda la ropa y se va. Se va. ¿Qué?

Por varios minutos soy incapaz de reaccionar. Sigo sin asimilar lo que acaba de ocurrir, además mi cuerpo no está satisfecho. Pero no me queda de otra más que acomodar mi falda y salir del cubículo. Avanzo con pasos lentos hacia uno de los lavabos y abro el grifo. Meto mis manos bajo el chorro de agua fría, luego me mojo la cara. Repito el acto un par de veces, sin tener muy claro qué pretendo conseguir. Tal vez apaciguar las sensaciones...

— ¿Se encuentra bien?

El espejo me permite ver a la mujer que me acaba de hacer la pregunta. No hablo, no volteo, no hago nada. Y ella no se mueve. Sigue observándome. Me percato de que mi vista está nublada y que no distingo muy bien sus rasgos. Estoy llorando.

— ¿La puedo ayudar?

Me pongo a llorar más fuerte. Al instante, una mano está en mi brazo. La desconocida me pide que me calme y repite la última pregunta. Pero ¿cómo podría ayudarme? La única que podría es mi amiga.

—Viviana...

De repente estoy buscando mi celular.

—Mi bolsa...

—Venga, le ayudaré a encontrarla. Cálmese.    

Continue Reading

You'll Also Like

10.2K 438 15
Cuándo menos te lo esperas alguien pude llegar a tu vida derrepente y ahi tu dices que cuando te vi supe que eras para mi, esta es la historia de Sam...
4K 512 11
•Anteriormente este libro se llamaba "The first world" podéis encontrar su segunda parte en mi perfil. Si te dijera que existe un mundo diferente al...
9K 134 12
un ser todo poderoso (osea yo) reune a varios personajes para que reaccionen a otros universos para la diversión del ser divino. ya sin más vamos a e...
7.4K 1.1K 55
"SnowFlower" es una escritora de romance juvenil que compite constantemente contra "Heartless", un escritor de romance un tanto despiadado con sus pe...