En la mesa que está junto a la ventana en una esquina de aquella cafetería, hay una chica de cabellos castaños, su forma es ondulada y a Park Jimin le llama la atención porque la mayoría de las chicas en Seúl tienen el cabello liso. Sonríe de lado al escucharla reír con otra persona, debe ser su amiga, él enserio no puede apartar sus ojos de ella. Desde que tomó asiento sintió curiosidad por ella, al menos tenía una bonita risa.
—¡Listo! ¡Traje el almuerzo! —anunció un TaeHyung contento dejando la bandeja en la mesa, otro chico más joven que ambos se sentó dándole otra bandeja a Jimin y una para él. JungKook dejó su bolso a los pies de la silla—Jimin-sshi, ¿No tienes hambre? Creí que...
—¿La conoces? —pregunta JungKook al encontrar lo que su amigo veía. Jimin respiró profundo parpadeando varias veces, Tae giró su rostro para ver a dos muchachas conversar animadamente junto a la ventana, ninguna de las dos se percataba de los tres jóvenes.
—Algo me dice que no es de aquí.
—¿Cómo lo sabes? —Tae volvió a mirarlo tomando sus palillos para comenzar a comer.
—Tiene un cabello distinto a lo normal.
—¿Sabes cuántas chicas deciden ondularse el cabello hoy en día, hyung? —bromeó JungKookie llenando sus mejillas de comida—Mejor come o te quitaré lo que traje.
Intentó hacerlo, intentó comer como sus dos amigos hacían, pero de vez en cuando sus ojos caían en aquella chica de cabello ondulado, la escuchó reír un par de veces, quería saber de qué tanto hablaban. Cuando la primera se levantó recogiendo su chaqueta, la otra también se incorporó y el corazón de Jimin se detuvo al notar unas mejillas redondas que dejaban aparecer un hoyuelo cuando sonreía. Sus ojos oscuros miraron por unos escasos segundos a los chicos, pero en esos segundos, Jimin notó una pequeña sonrisa en sus labios.
El muchacho sintió un vacío en el pecho cuando la vio salir del lugar en compañía de su amiga.
(...)
Era sábado, la lluvia caía con fuerza en la ciudad y parecía no tener intenciones de parar, en la academia de baile donde Jimin estaba desde hace muchos años algunos bailarines sólo querían irse a casa a dormir con ese clima, el chico de cabello rubio se encontraba sentado en el suelo intentando tomarse una foto frente al gran espejo que era parte de toda la pared.
Aquella foto no pudo ser tomada porque en el salón entró una joven de cabellos ondulados, ojos oscuros, mejillas redondas, piel algo morena y de estatura baja, los ojos de Jimin no se apartaron de ella, el profesor se acercó al notarlo, susurraron algo entre sí, aquella chica vestía con unos pantalones deportivos que llegaban hasta sus rodillas, unas Vans grises, camisa de tirantes morada, chaqueta negra con rayas blancas en los hombros y un bolso cruzado que colgaba de su hombro.
Claro, era la misma chica que vio en la cafetería hace una semana con los muchachos.
Jimin siguió creyendo que esa muchacha no era de Corea. Era más que obvio, todo en ella lo decía.
—De acuerdo, chicos, necesito de su atención un momento—llamó el profesor a cargo de la clase de baile, en aquella academia había diferentes tipos de bailes, pero en el que Jimin destacaba más era en danza contemporánea y siendo honesto, él encajaba más allí o era lo que creía—Tenemos una nueva integrante, su nombre es Elizabeth Lee, estará con nosotros dos semanas y luego pasará a clase de Pop. La directora quiere darle la oportunidad de destacar aquí, he visto su audición y es realmente increíble, por favor, háganla sentir en casa.
"Elizabeth Lee, ese es su nombre, vamos, Jimin, dile algo"
El rubio hizo lo contrario de sus pensamientos, él simplemente se quedó inmóvil sin mover sus ojos de ella. Elizabeth sonrió con algo de timidez a un grupo de chicas que se había acercado para darle la bienvenida, la notó dirigirse a una esquina para dejar su bolso allí, se agachó guardando su celular, se miró al espejo recogiendo su cabello en una coleta alta.
A Jimin le encantó como algunos mechones ondulados se escapaban dándole un aspecto divertido y dulce.
La muchacha se percató de la mirada del rubio, inclinó su cabeza de lado entrecerrando sus ojos, le parecía haber visto a ese muchacho antes. ¿Dónde habrá sido? Sonrió dejando ver sus hoyuelos nuevamente y movió su mano saludándolo, Jimin sonrojado por completo apartó la mirada creyendo que había hecho mal.
Elizabeth también creyó que había hecho mal al saludarlo.
(...)
El bailar era algo que a Jimin le gustaba hacer además de cantar, para el chico era una forma de relajarse, soltar sus frustraciones, dejar ir sus problemas y olvidarse de lo que le rodeaba. Para él significaba mucho hacer lo que le gustaba, por eso sus padres amaban ir a sus presentaciones, ellos estaban orgullosos de que su hijo fuera tan talentoso e hiciera lo que amaba, para Jimin era más que importante tener su apoyo.
Sus ojos fueron a la estudiante nueva quien giraba como el profesor lo había indicado, sus pies lucían realmente delicados cuando se movía y los alzaba de vez en cuando, sus brazos lucían como alas que se abrían o cerraban, sus manos...sus pequeñas manos parecían formar dos aves en pleno vuelo, Jimin realmente estaba fascinado con ella.
Elizabeth estaba en el segundo grupo de chicas, lamentablemente no bailó al mismo tiempo que el rubio, por eso pudo apreciar mejor su forma de bailar. Cuando fue su momento de descansar la miró ir por su bolso buscando algo de agua, bebió de la botella respirando algo agitada, si no fuera tan cobarde se acercaría y le hablaría.
Pero no era cobardía.
Sólo no sabía que decirle.
(...)
La clase había acabado a las seis en punto de la tarde, todos recogieron sus cosas saliendo del salón para cambiarse en los vestidores, cuando salió de la academia notó que la lluvia había bajado de intensidad, lloviznaba apenas pero el pavimento seguía mojado. Respiró profundo perdiéndose unos minutos en el olor de la humedad, había ciertas cosas que le gustaba y no de la lluvia, así como le gustaba y al mismo tiempo no la noche, Jimin algunas veces se consideraba extraño por encontrarle tantos detalles a las pequeñas cosas del día a día, pero eso nunca se lo juzgaron sus amigos.
Escuchó unos pasos detrás de él, abrió sus ojos cuando a su lado pasó Elizabeth, la chica subió la cremallera de su chaqueta, escondió sus manos en los bolsillos de ésta con el bolso colgando del hombro y comenzó a caminar alejándose de la academia. La miró incluso cuando cruzó la calle en la esquina perdiéndola de vista, mordió su labio negando con la cabeza.
Para mañana le hablaría.
(...)
La primera semana se había ido en un abrir y cerrar de ojos, él seguía pasando su promesa de hablarle Lee día tras día, comenzaba a sentirse avergonzado de sí mismo. ¿Tan nervioso le colocaba esa chica? ¿O es que él no estaba acostumbrado a que alguien le gustara de esa forma? Sí, Jimin pensaba que debía de ser algo más que una atracción, la forma en que lo colocaba cuando bailaba, sonreía o decía algo era...simplemente inexplicable. Jimin podía ser muy inocente en esas cosas.
Cuando salió de la universidad caminó un rato por el parque, había salido un poco más temprano de lo normal debido a la falta de uno de sus profesores. El cielo estaba completamente nublado, desde hace una semana habían comenzado las lluvias constantes, para su desgracia había olvidado llevar su paraguas creyendo que ese día sería diferente.
Tomó asiento en un banco colocando su bolso sobre sus piernas, lo abrazó mirando distraídamente a los niños que jugaban o corrían por allí, distinguió algunas parejas que compartían caricias y besos, sonrió de lado sintiendo algo de envidia por ellos. Nunca había sentido la prisa de enamorarse o tener novia, él simplemente no era de esa clase de personas que se dejaba llevar por lo que decían los demás.
A Jimin le gustaba esperar porque sólo el tiempo dice si era para ti o no.
Pero Jimin debía tener en cuenta que algunas veces la espera no es buena.
—Hola.
Sus ojos fueron a la chica que le había hablado. Sonreía dejando ver a la vista sus hoyuelos, sus ojos eran marrones, pudo corregirse porque la tenía más cerca de lo que alguna vez estuvo en toda esa semana. Sintió un calor en sus mejillas, su corazón incluso saltó de emoción.
—Hola—intentó mostrar su mejor sonrisa, pero la chica sabía que estaba nervioso. En una semana aprendió lo predecible que puede ser Park Jimin.
—¿Puedo sentarme?
Miró el puesto vacío junto a él, ¿Por qué le pedía permiso para sentarse? El banco no era suyo ni nada por el estilo.
—Claro.
—Gracias—prosiguió a acomodarse a su lado, tenía un bolso más pequeño de lo normal, su cabello estaba despeinado por el viento que había estado haciendo, aun así, Jimin no encontraba nada desagradable en ella—¿Estás solo?
—Ahhh...—tardó unos minutos en responder. Debía mantener la calma y dejar de ser tan exagerado—Sí, sólo...caminaba un rato—la miró asentir levantando sus cejas—¿Estás sola?
—Sí, había salido a respirar algo de aire—se encogió de hombros—Me encanta este clima, suelo ser muy creativa con la lluvia, el frío, el cielo nublado...
Jimin la miró detenidamente, Elizabeth tenía un acento extraño pero dulce.
—¿De dónde eres? —preguntó de pronto tomándola por sorpresa—Lo siento, no quería interrumpirte.
La chica sonrió de lado por su disculpa.
—Soy de México, ¿Se nota mucho?
—Tu acento coreano es...gracioso—sus ojos se posaron sobre el chico—No es que me burle de ti, sería malo de mi parte, es bonito, bueno, tu voz es bonita...digo, yo...
Elizabeth se echó a reír interrumpiendo así al joven, negó con la cabeza y Jimin se enamoró aún más escuchándola. No pudo evitar sonreír de lado, claramente sonrojado. Eliza también lo encontró dulce.
—Gracias por eso.
—Lo siento.
—Tranquilo, no has dicho nada malo—aseguró—Soy mexicana, pero vine a Corea por algunos tíos que vinieron aquí hace años, creo que tenía un año de nacida cuando ellos salieron del país.
—Entiendo—asintió escuchándola con atención—¿Cuánto tiempo tienes en Seúl?
—Dos años.
—¿Ya te acostumbraste?
—Quisiera decir que sí, pero mentiría—su sonrisa disminuyó un poco—Quisiera estar en casa y llegar para encontrar a mamá cocinando mi plato favorito, ver a papá llegar cansado del trabajo, pero conversar sobre sus planes cuando joven...—Jimin notó algo de nostalgia en su forma de hablar. La mirada de Eliza veía hacia un punto ciego—Molestar a mis hermanos por diversión y porque los quiero...
—Tal vez...vuelvas a verlos pronto.
—Tal vez.
—¿Estás estudiando?
—Sí, conocí a otra chica que vino aquí hace unos tres años, ella vivía en Perú—notó el asombro en el rostro de Jimin. ¿Cómo las personas viajaban desde tan lejos para seguir adelante? Él no podría alejarse tanto tiempo de sus seres queridos, aunque claro, ni siquiera lo ha intentado—Es buena, juntas alquilamos un departamento, es pequeño pero cómodo para ambas.
—Juntas se apoyan de esa manera—Jimin añadió—¿Estabas con ella ese día en la cafetería?
—¿Cómo...? —Eliza cayó en cuenta y el chico se lamentó por delatarse—Si eras él, sabía que te había visto en una parte, pero no recordaba—sonrió mirándole—Mi amiga había dicho que le parecía haberte visto mirándome.
—Oh—las mejillas del rubio se encendieron en rojo. Eliza estaba muriendo de ternura con ese chico, él enserio debía ser un ángel por lo hermoso y tierno que era.
—He intentado hablarte, pero creo que no...te gusta la gente en tu...espacio...
—¡No! —se apresuró a decir y ella dio un respingo—Lo siento, no, yo...he pensado hablarte también, pero...bueno...
—También soy tímida, Jimin—comentó—Pero bueno, más vale tarde que nunca, ¿Comenzamos de nuevo? Soy Elizabeth Lee—extendió su mano sonriendo ampliamente.
Jimin aceptó tomarla y la sintió tan pequeña, delgada, delicada en sus manos. Tuvo el impulso de acariciar el dorso de ésta, el gustaba como su piel era pálida y la de ella era un poco más oscura. Sonrió sintiendo un agradable calor en el pecho, su corazón seguía latiendo, pero con más fuerza que antes.
Era inexplicable lo que sentía.
—Soy Park Jimin—dijo con voz algo firme por primera vez. Ambos se miraron fijamente y en las miradas del otro apareció un brillo nuevo que no pasaron desapercibidos.
***************************************************************
Estuve unas horas sin Internet y esto salió, dedicado especialmente a una personita especial :3