Mi chica fría {Historia corta...

By SwagBlue

148K 5.2K 133

Él sabía que ella lo amaba: a pesar de su distanciamiento y frialdad, lo sabía. Nadie entendía el porqué ella... More

Prólogo
Parte II
Parte III
Parte IV
Parte V
Parte final
Epílogo
Especial Navidad
Mi chica fría 2.0

Parte I

17.7K 659 4
By SwagBlue

Narra Justin

—Buenos días nena—sonreí besando su mejilla antes de sentarme frente a ella donde me esperaba mi desayuno ya servido. Amaba cuando Abby cocinaba; eran raras las veces, pero cuando lo hacía era el mismísimo paraíso. No mentía al decir que amaba que me cocinara y me mimara. Normalmente yo llegaba más temprano y siempre era yo quien terminaba cocinando y mimándola, pero hoy había sido mi turno y lo agradecía. Últimamente llegaba muy agotado a casa.

—Buenos días—respondió devuelta sin apartar la mirada de su teléfono y la mire de arriba abajo admirando su traje negro de vestir. Estaba seguro que ella no tenia idea de lo sexy que se veía con traje de vestir; este se ceñía a su cuerpo y hacia que su piel resaltara aún más. Además de que radiaba seguridad y poder; algo muy bueno para una abogada. Ella nunca lo admitiría, pero era la mejor abogada de su firma. En tan poco tiempo había logrado ganar más de cincuenta casos sin contar con experiencia previa. Estaba seguro que su imagen de chica fría ayudaba bastante; pues su semblante serio radiaba poder, seguridad e intimidaba. sentía que ella podía leerte solo con un vistazo y no lo dudaba; ella se había dado cuenta de cuanto me gustaba en nuestra primera cita.

—¿Cómo amaneciste? —pregunté acariciando su mano, pero esta rápidamente la apartó. Sabia que no le gustaba las muestras de cariño, al menos no fuera de la cama y aunque me dolía, me había costumbrado. Desgraciadamente me había acostumbrado a su actitud fría desde que vivíamos juntos; había sido así desde que la conocí aquella tarde en la cafetería y tres años después seguía siendo así. Muchas veces había intentado hablar con ella sobre cómo me sentía sobre su distanciamiento y su frialdad, pero siempre evadía mis preguntas diciendo que así era ella. Quería creer que había sido lastimada en el pasado y por eso era así, pero no lo sabía. Abby nunca hablaba de su pasado, ni siquiera de su niñez. Decía que no era importante y aunque moría por saber más sobre ella, me había conformado con lo que decidía compartir. No era mucho, pero era suficiente para mí. Nada de lo que dijera cambiaria cuanto la amaba, cuan seguro estaba de pasar el resto de mi vida con ella.

—Bien—respondió colocando los platos en el fregadero y suspiré dándole un sorbo a mi café. Me encantaría tener una conversación donde se interese también en cómo me sentía o como estaba, pero con Abby era así. Ella jamás preguntaba cómo estaba, jamás se interesaba en mí; al menos no fuera de nuestra habitación. Se que le costaba abrirse a las personas, se que le costaba comunicarse y mostrar sus emociones, pero cada vez más resultaba doloroso. Quería que fuera amorosa, que me contara como se sentía, que me demostrara cuanto me amaba, pero eso no iba a pasar. Eso era pedir mucho y Abby no estaba dispuesta arriesgarse. Me lo había dicho muchas veces y eso me dolía porque podía ver el miedo en sus ojos, pero ella no tenía nada que temer. Yo jamás le haría daño.

—¿Estas lista para el caso de Brown? —pregunté y esta asintió mordiéndose el labio; señal de inseguridad. Sabía que era un caso importante para su firma y para ella; llevaba meses trabajando duramente para demostrar la inocencia del señor Brown; un taxista acusado de complicidad en un asesinato de una joven. Hoy seria la primera vista y estaba seguro que todo iba a salir bien; mi chica era muy buena en su trabajo y estaba muy orgullosa de ella. —Todo saldrá bien nena, sé que lo harás bien—sonreí poniéndome de pie y me acerqué a besar su frente haciendo que se tensara. De seguro la había cogido desprevenida.

—Eso espero—dijo alejándose disimuladamente de mí y suspiré. Odiaba que se tensara cuando la tocaba o la besaba desprevenidamente. Sabía que en el pasado había tenido muchos problemas con los chicos que intentaron sobrepasarse con ella, pero yo no era cualquiera. Era su prometido, pero eso ya no importaba.  —¿Puedes chequear la camioneta? —preguntó y fruncí el ceño al ver su mueca de desagrado.

—¿Por qué? ¿Pasó algo? —pregunté confundido y esta asintió con una mueca. Eso si que era raro; su Ran Rover era del año y estaba en perfectas condiciones.

—Los frenos llevan días sonando, además de que la luz de check está marcando—contestó y asentí cogiendo sus llaves. Por ningún motivo iba a dejarla ir en su camioneta sin antes chequearlo.

—Iré a revisarla nena—dije poniéndome de pie yendo al garaje donde estaba su camioneta. Aun se me hacía incomodo el estilo de vida de mi chica. Pues ella ganaba muy bien y le permitía darse una vida llena de lujos; todo lo contrario a mí. Como mecánico no ganaba mucho y apenas me alcanzaba para ayudar a mamá. Al principio había sido un problema para mí, pero jamás lo fue para Abby. Ella jamás le importó que no haya ido a la universidad o tenga una carrera como ella, tampoco le importó cuanto ganaba y lo poco que podía ofrecerle cuando me propuso mudarnos juntos. Ella jamás le importó y lo agradecía tanto. Si por mi fuera le daba el mundo porque se lo merecía; era la chica mas guapa, inteligente, honesta y segura que había conocido. Aun después de tres años me costaba creer que ella me había elegido a mí; a pesar de todos los chicos con dinero que se rodeaba, siempre me elegia a mí. Y eso para mi era suficiente para amarla; era la chica ideal para mí. Encendí la camioneta y abrí la parte de al frente. Chequee rápidamente que todo estuviera funcionando bien y efectivamente necesitaba cambio de aceite y filtro. Puse la camioneta en drive y salí del garaje frenando de golpe haciendo chillar los frenos. Apagué la camioneta y entre a la cocina encontrándome a mi chica terminando de lavar nuestros platos. —Efectivamente hay que cambiarlos nena—dije detrás de ella y esta suspiró mirándome.

—¿Es grave manejar así? —preguntó y asentí. Por ningún motivo iba a dejarla manejar sin frenos; por el sonido agudo que hicieron estaban ya gastados lo que indicaba que pronto se quedaría sin frenos. Así que prefería yo llevarla al trabajo antes de que le pasara algo. —Mierda—se quejó y sonreí de ternura al ver su ceño fruncida. Hasta enojada lucia tan sexy.

—Yo te llevo nena—dije abrazándola y sentí como parte de su cuerpo se relajó. Algo que agradecía; odiaba sentirle tensa y preocupada. Sabia que en parte se debía por el caso, pero no debía preocuparse porque lo haría genial. —Aprovechare en el taller a cambiarlos y cambiarle el aceite y filtro, no te preocupes—dije y esta asintió dándome un leve beso en el cuello antes de alejarse a coger su maletín.

—Gracias, con el caso no tengo tiempo—dijo y asentí siguiéndola. Le abrí la puerta de la camioneta y manejé al bufete. Agradecía que no hubiera tráfico; donde vivíamos era una zona escolar y a veces resultaba difícil llegar a tiempo al trabajo. —Hoy tengo una vista en el tribunal nada más, ¿Crees poder buscarme a las 5? —preguntó viendo su teléfono tecleando rápidamente y rodeé los ojos al ver el nombre de uno de sus compañeros. Anteriormente había tenido problemas con él; no me gustaba el tono amistoso y lo cariñoso que era al tocar a mi nena. Varias veces había tenido discusiones con Abby por él, pero siempre me decía que estaba imaginándome cosas, que dejara los celos. De verdad lo intentaba, pero a veces no podía evitar compararme con él. ¿Acaso no es obvio? Es un buen partido; le puede dar la vida que tanto Abby se merece rodeada de lujos y yo no podía. Por eso había vuelto a estudiar; Abby no lo sabía, pero estaba cogiendo clases en línea de ingeniería mecánica. Quería ser alguien mejor para ella y demostrar que era mejor que todos, incluyendo mejor que ese imbécil de Troy.

—Claro nena, estaré aquí—dije aparcando frente al bufete y esta cogió su maletín antes de girarse a verme. —Todo va a salir bien nena, eres la mejor—sonreí besando sus labios y esta aprovechó a rodear mi cuello con sus brazos profundizando el beso. Amaba cuando se ponía así; me hacía querer manejar de vuelta a casa y hacerle el amor. —Te amo—susurré y esta asintió bajándose del auto sin contestarme. Suspiré negando y manejé al taller. No debía sentirme mal porque no me respondiera, era ya normal que no lo hiciera, al igual que no gimiera mi nombre cuando estábamos haciendo el amor. Tristemente ya me había costumbrado y sabía que con Abby siempre será así.

+++++++

Miré la hora en el teléfono y fruncí el ceño viendo la entrada del bufete. ¿Dónde estaba Abby? Hace media hora debía haber salido, incluso me había dicho que me estaba esperando. Suspiré pasándome una toallita húmeda en el rostro donde tenia manchas negras de sucio del auto y bufé al escuchar mi teléfono sonar. Sabia muy bien quien era por el tono; Ivana.

—Hola boba—saludé colocándolo en altavoz y escuché su bufido. Ella odiaba que le dijera así, pero la llamaba así desde que éramos pequeños.

—Hola Just...—saludó devuelta. —¿Cómo estás? ¿Mucho trabajo? —preguntó y bufé mirando mi traje sucio. Había sido un día caótico y apenas había tenido tiempo a almorzar. Se acercaba la temporada de carreras de Formula I y mi taller era uno de los tantos que brindaban servicio a los autos. Además de que en mi tiempo libre había aprovechado a arreglar la camioneta de Abby.

—Mucho, estoy agotado—contesté mirando a Abby acercarse a la camioneta. —Escucha Iva, Abby está aquí—dije al verla acercarse e Ivana bufó molesta. Ninguna de las dos se soportaba; tal vez se debía a que Abby sabia lo que Ivana sentía por mí. Desde pequeños, siempre le gusté y ahora de adultos intentamos algo, pero no funcionó. Jamás la vería como algo mas que una amiga. Además, Ivana y mis amigos sabían muy bien como me lastimaba la actitud fría de Abby. Por eso ambas no se soportaban y hacia todo lo posible por evitar problemas; entre Abby e Ivana, mi chica iba primero.

—Bien, hablamos luego—bufó antes de colgar justo cuando Abby abría la puerta entrando a la camioneta. Sonreí al ver su ceño fruncido al ver el nombre de Ivana en la pantalla de la camioneta. Al estar conectado con el bluetooth, salía mis llamadas recientes.

—Hola nena—sonreí inclinándome a besar sus labios, pero esta corrió la cara dejando que mis labios besaran su mejilla. No me molestaba su actitud porque sabia que estaba celosa; no soportaba nada que tuviera que ver con Ivana y en parte la entendía porque Ivana aprovechaba cualquier ocasión para molestarla. A veces pensaba que ellas se conocían de antes porque el odio era demasiado, ni siquiera el nombre de la otra podían soportar escuchar, pero eso era una tontería.

—Hola—dijo fríamente sin dejar de mirar el nombre de Ivana en la pantalla. Sabia que tenia curiosidad por saber que estaba hablando con Ivana, pero no iba a preguntar. Era demasiado orgullosa.

—¿Cómo te fue? —pregunté manejando devuelta a casa y esta gimió echando el asiento para atrás luego de haberse quitado sus tacones.

—Agotador, pero efectivo—contestó cerrando los ojos y asentí con una sonrisa. Se notaba que estaba cansada; éramos dos. Solo quería darme una ducha, comer e irme a dormir.

—¿Quieres pedir pizza o cocinar? —pregunté y esta negó rápidamente abriendo los ojos mirándome. Podía ver lo cansada que estaba, al igual que yo.

—Pizza —contestó y asentí abriendo el garaje con el control remoto antes de aparcar. Dejé a un lado mi mochila y me giré a verla. —Ve a ducharte, yo la ordeno—dijo y asentí agradecido. No aguantaba un segundo mas estar lleno de aceite de auto. Rápidamente me quité mi uniforme lleno de aceite y encendí la ducha. Sentí mis musculosos relajarse al sentir el agua caliente y me recosté de la pared. Era justo lo que necesitaba. —¿Lograste arreglar la camioneta? —preguntó desde la habitación y me asomé justo cuando se desnudaba. Tragué saliva al ver sus intenciones de unirse conmigo a la ducha y rápidamente me jaboné. Necesitaba salir de la ducha lo antes posible; si seguía viéndola desnuda, olvidaría lo cansada que estaba y le haría el amor.

—Si—contesté agitadamente al sentirla detrás de mi y le di espacio para que se enjuagara. —¿Cómo te fue en el caso? —pregunté recostándome de la pared sin dejar de mirarla. Amaba lo hermosa y sensual que era; estaba seguro que no se daba cuenta lo bella que era. 

—Bien, logré un acuerdo que discutiremos bien estos días—contestó jabonándose y asentí saliendo de la ducha. Le daría espacio para que terminara de ducharse y yo podría calmarme. Me había excitado al verla desnuda y eso no era bueno. Ambos estábamos muy cansados. Sacudí mi cabello secándolo y apreté la mandíbula al sentir sus labios en mi hombro.

—Nena...—susurré volteándome a verla y esta me empujó a la cama. Reí entre dientes al verla aun mojada por la ducha y la ayudé a sacarme la toalla de la cintura. —Te extrañé...—gemí al sentir sus besos en mi cuello. Joder, amaba cuando se ponía amorosa; solo lo hacía cuando teníamos intimidad, pero lo disfrutaba tanto.

—Lo sé...—susurró mirándome y sonreí dándole la vuelta colocándome sobre ella. Besé sus labios rápidamente antes de bajar a su cuello aprovechando a marcarla haciéndola gemir. Quería marcarla y que todos supieran que era mía; sobre todo ese imbécil de Troy. —Mmm, hazlo ya...—gimio y negué bajando mis labios a sus pechos en donde aproveché a succionarlos haciéndola gemir. Sabia que estaba desesperada, yo también lo estaba; llevábamos días muy ocupados y distantes en donde no nos habíamos tocado y la había extrañado. Tracé un camino con mis besos por todos sus pechos bajando hacia sus caderas. Aproveché a besar su tatuaje en la cadera y subí a sus labios. Nunca me he atrevido a preguntar que decía su tatuaje porque sabia que no iba a obtener respuesta. Abby odiaba hablar de su pasado y prefería mil veces callarse antes que decirme. —Deja de jugar y hazlo ya...—gimió jalando mi cabello y gemí entrando en ella. Joder, como la había extrañado.

—Mmm nena...—gemí moviéndome lentamente haciendo que se volviera hasta doloroso, pero amaba llevar el ritmo lento. Me hacia apreciar más el momento y me permitía ver como Abby se sacudía de placer rogándome que continuara haciéndole el amor. Además, cuando estaba cerca solía ponerse muy cariñosa.

—Mmm si, asi...—gimió aferrándose a mi cuello y bajé mis labios a su cuello repartiendo besos por todo su rostro. Amaba sentir como su pulso se aceleraba y su respiración se entrecortaba con cada estocada dentro de ella. —Más rápido... por favor...—gimió enredando sus piernas en mi cintura intensificando mis embestidas.

—Joder nena, te sientes tan bien...—gemí sobre su oído acelerando mis movimientos haciendo que nuestros cuerpos se movieran en unión. Sentí sus uñas en mi espalda y gemí al sentir como se clavaban en mi piel. Sabía que mañana amanecería con arañazos en la espalda, pero no me importaba. Amaba estar marcado por mi chica. —¿Me sientes? —susurré saliéndome de ella antes de volver entrar bruscamente haciéndola gritar. Me gustaba sentir su frustración por no tener su liberación, pero esta vez no iba aguantar mucho. —Di mi nombre, vamos dilo...—gemí en su oído acelerando mis movimientos haciendo que sus pechos se movieran rápidamente y joder se sentía tan bien sentir sus pezones rozarme. —Vamos, di mi nombre...—rogué entrecortadamente sintiéndome cerca, muy cerca.

—¡Oh, Dios...! —gritó corriéndose y di una última estocada dentro de ella antes de dejarme caer. Respiré entrecortadamente tratando de recuperarme y besé su hombro. Odiaba rogar que gimiera mi nombre; tal vez era una tontería, pero nunca lo había hecho. Desde que nos conocimos, nunca lo había hecho y ni hablar de un te amo. Podía contar con mis dedos las veces en que me había dicho que me amaba; dos veces en los tres años que llevamos juntos. Aun así, no podía evitar sentirme insuficiente para ella, sentirme que no era suficiente hombre para darle placer. Se que era una tontería que gimiera mi nombre, pero he llegado a torturarme tanto que necesitaba escucharlo decir o decirme que me amaba, pero sabía que Abby jamás lo haría. Nuestra relación siempre fue así, yo se lo permití desde el principio. ¿Por qué cambiaría ahora? —Iré por la pizza—dijo empujándome a un lado y se puso de pie yendo al baño. Segundos después había salido vestida con su pijama. —¿Quieres una cerveza? —preguntó y asentí poniéndome de pie. A veces me preguntaba que pasaba por su mente y porque se cerraba conmigo luego de hacer el amor. Es como si fuera un robot; volvía a su frialdad y a su distanciamiento. Joder, estaba harto de todo esto, pero no podía decirle. Decirle significaba que Abby me recordara que era un tonto por pensar y sentirme así, decirle significaba que tal vez ella se aburriera de mi por ser romántico e intenso. Yo no podía perderla, la amaba demasiado. Me di una rápida ducha y me coloqué unos boxers. Recogí la habitación por encima y encendí el televisor en formula I. —Toma—dijo entrando a la habitación ofreciéndome un plato y lo cogí junto a la cerveza. Ambos comimos en silencio mientras mirábamos la televisión, aunque mi mente estaba muy lejos como para prestarle atención a la carrera. —¿Estas bien? —preguntó y asentí sin mirarla. —Estas muy callado—dijo mirándome y negué restándole importancia. Era lo mejor.

—Estoy bien—dije poniéndome de pie con mi plato en mano y esta frunció el ceño viéndome. Ahora mismo quería tener un tiempo a solas para mí, lejos de ella.

—No parece—bufó mirándome y me encogí de hombros. —¿Es por lo mismo de siempre? —preguntó y apreté la mandíbula. Si ella sabia muy bien como me hacía sentir, ¿Por qué no cambiaba? ¿Por qué no se esforzaba a tratarme mejor, a hacerme sentir apreciado y querido? ¿Acaso era mucho pedir que me dijera que me amaba? ¿Qué nos quedáramos en la cama mimándonos luego de hacer el amor? —Ya te he dicho que es una estupidez Justin—dijo y negué. Para mi no era una estupidez; hería mis sentimientos y me creaba mucha inseguridad. Jamás había sido inseguro con una chica, tampoco nunca había dudado de mis dotes en el sexo, pero últimamente eso era todo en lo que podía pensar. Últimamente me cuestionaba mucho si esto era lo que quería para el resto de mi vida.

—Déjalo, tú nunca entenderás—dije saliendo de la habitación y bajé a la cocina a terminar de comer, pero ni ánimos tenia ya. Escuché nuevamente mi teléfono sonar y suspiré al ver el nombre de Ivana.

—Hey...—dije guardando las pizzas en la caja antes de guardarla en la nevera. Me las llevaría de almuerzo mañana.

—Just, ¿estas bien? —preguntó y suspiré. Odiaba que me conociera tan bien, pero era mi mejor amiga.

—No es nada—dije y esta bufó. Sabia que no me creía, pero no tenia ganas de discutir nuevamente sobre las actitudes de Abby y como estas me lastimaban. Ya estaba harto que Ivana, mis amigos y mi familia dijeran que Abby no era para mí, que merecía algo mejor y tristemente estaba comenzando a creerlo.

—¿Otra vez te lastimó Just? —preguntó molesta. —Te he dicho miles de veces que la dejes, ella no es para ti Justin, mereces algo mejor—bufó y negué con los ojos aguados. Yo sabía que merecía algo mejor, pero amaba a Abby. ¿Cómo podía dejarla si me había dado todo? —Mereces alguien que te respete y te ame, yo puedo tratarte mejor que ella—dijo y apreté la mandíbula.

—No quiero hablar de ello Ivana—dije seriamente haciéndola suspirar. Sabía que le dolía que no correspondiera sus sentimientos, pero el corazón no se manda. —¿Qué tenías que decirme? ¿Pasó algo? —pregunté cambiando de tema; era lo mejor. Me ponía incomodo cuando hablaba de sus sentimientos por mí.

—Es que mañana quedamos en que los chicos vendrán a mi casa y quería saber si venias—contestó y sonreí. Eso me vendría bien; un rato con mis amigos me ayudaría a distraerme.

—Claro, ahí estaré—dije animadamente. Me vendría bien una salida de chicos y alejar mis pensamientos un rato de mi chica.

—Sin Abby—comentó y apreté la mandíbula. Abby no iría conmigo porque no le caía bien mis amigos, pero odiaba que la excluyeran. Ella era mi novia, merecía respeto. —Sabes bien que los chicos no la soportan, yo mucho menos al saber como te trata y te hace sentir— bufó.

—Ella es mi novia Ivana—dije molesto. Odiaba que no respetaran a mi chica.

—Lamentablemente bebé, muy lamentable—dijo y negué molesto. Odiaba cuando se ponía así; Abby no le había hecho nada para que la tratara así y hablara como si Abby fuera la peor. Ella no lo era.

—Si ella no va, yo tampoco—dije molesto haciéndola quejarse, pero hablaba enserio.

—No puedes hacerme esto Just, no es justo—se quejó y negué. Tampoco era justo para mi chica o para mí. Me sentía que estaba contra la espada y la pared.

—Tampoco lo es para Abby, ella es mi novia y a pesar de que les caiga mal, deben apoyarme porque eso es lo que hacen los amigos—dije molesto. —Además, no permitiré que le falten el respeto, ninguno de ustedes la conocen—dije.

—Tu tampoco la conoces Just—bufó. —Apenas sabes de la vida de ella; ni siquiera sabes porque usa su segundo apellido y no el de su padre—dijo. Ella tenia razón; no sabia mucho del pasado de Abby, pero no me importaba.

—No me importa, la amo y es todo lo que debería importarme Ivana, te guste o no te guste—dije molesto. Ya estaba harto de los celos de esta. —Luego hablamos—dije antes de colgar y me giré encontrándome a Abby en las escaleras. Por su mueca, sabía que había escuchado mi conversación con Ivana.

—Puedes ir a ver a tus amigos si quieres, yo trabajaré hasta tarde—dijo fríamente antes de subir las escaleras y la seguí.

—No creo que vaya—dije y esta frunció el ceño sentándose a mi lado en la cama. —Odio que te excluyan de las salidas y odio como te tratan—dije dándole la espalda y sentí sus labios en mi hombro. Sabia muy bien lo que estaba haciendo; era su forma de disculparse por lastimarme. Me había costado reconocerlo, pero ella solía pedirme perdón usando el sexo y los mimos. Tristemente con eso me conformaba.

—Pero son tus amigos—susurró besando mi cuello y me giré a verla. Amaba verla con mi camisa de hockey como pijama. Le quedaba tan grande y ya estaba gastada, pero ella amaba dormir con ella puesta.

—Y tu mi novia—dije seriamente y esta asintió colocándose encima de mí. Sabia muy bien sus intenciones; mi amigo también las conocía muy bien. —Eres lo más importante para mí nena, te amo—dije y esta besó mis labios.

—Lo sé—contestó devuelta quitándose la camisa antes de volver a besarme. Aproveché a darle la vuelta quedando sobre ella y reí entre dientes al ver como bajaba mis boxers con sus pies. —Esa perra solo busca jodernos—bufó y fruncí el ceño.

—No le digas así—dije y esta rodó los ojos dándome la vuelta quedando sobre mí. Gemí al sentirme dentro de ella y agarré sus caderas.

—Yo le digo como me de la gana porque es una perra y no permitiré que se meta entre nosotros—gimió mirándome y tragué saliva. Joder se veía tan sexy celosa. —Tu eres mío, solo mío—susurró sobre mis labios y gemí besando apasionadamente sus labios. Yo era suyo, siempre seria suyo.

+++++

¿Les gustó?

Continue Reading

You'll Also Like

374K 10.3K 36
¿Él?... Un Profesor Serio y muy respetado ¿Ella?... La típica niña berrinchuda, que consigue todo lo que quiere... ¿Será que el destino los juntara...
11.9K 847 13
‹‹ Donde Alondra y Rainelis son (verdaderas) almas gemelas. ›› Cuando era pequeña, la abuela de Alondra solía contarle su historia favorita: la de la...
221K 8.1K 35
Sophie una lectora fanática de personajes que son representados por letras y tinta adherida a papel. ¿Que pasaría si esas letras se conviertiesen en...
13.3K 512 22
Hola soy Meghan Markle,y les voy a contar con lujos y detalles como empezó esta hermosa historia de amor,con mi actual esposo Harry, acompáñame y con...