Llámalo infierno © |COMPLETA|

By EleSimo20

63.2K 4.3K 913

En cuanto Eduardo ya no es capaz de distinguir los comportamientos normales de los dañinos, está en peligro d... More

ANTES DE LEER
SINOPSIS
¡IMPORTANTE!
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
NOTA AUTORA&CRÉDITOS

Capítulo 6

1.7K 121 40
By EleSimo20

Capítulo 6

Narra Daniela

Después de un día libre que fue sinónimo de tortura pero que por suerte tuvo el desenlace esperado, estoy volviendo al hotel. El anhelo de hacer esto sigue siendo casi inexistente pero por lo menos mi ánimo ya no está por el suelo. Puedo llevar a cabo una jornada más.

Mientras me dirijo hacia el mostrador, le echo un vistazo al reloj y compruebo que llegué más temprano. Debo ir pensando en cómo voy a aprovechar esos minutos libres.

— ¡Mira quien volvió! —exclama alguien detrás de mí— Pensé que después de nuestra plática habías decidido renunciar a este empleo. Ya planeaba buscar a alguien que te reemplazara.

—Hola. —me limito a decir tras voltear a verlo

¿Por qué está ojeando una revista si recién comenzó platicar conmigo? ¿No puede dejarlo para después? De pronto se acerca más y me la entrega.

—Mira esto.

Mis ojos se detienen en las fotos. Hay unas que parecen hechas por paparazzi y otras que de seguro no tienen nada que ver con el artículo pero estarán ahí para llenar páginas. O mostrar de qué trata el artículo. En las primeras aparecemos Eduardo y yo, entrando a un local que reconozco; ahí estuvo la fiesta. Las otras son de eventos y sesiones fotográficas; sólo aparece sólo mi esposo, sonriendo para la cámara. Mudo la mirada en el título y mis sospechas se hacen realidad. Esto tiene que ver con el desagradable incidente... cuando le di una cachetada...

— ¿Y?

— ¿Es cierto? —cuestiona él

Le devuelvo la revista entre suspiros pero tardo en darle una respuesta. La situación es incómoda y para qué negarlo, me avergüenza un poco, me preocupa lo que vaya a pensar de mí.

—Tu silencio dice todo. Pero esto —señala la revista— confirma mi teoría. Esa llamada tuya también. Tienes problemas con tu marido.

— ¿Por qué tanto interés por mi matrimonio y mi felicidad?

—Se supone que somos amigos. —no le cuesta trabajo darme la réplica

—Estás entrando en un territorio peligroso.

—De lo que yo sepa, no hay temas prohibidos para los amigos.

Pongo los ojos en blanco. Bueno, él gana.

—Olvida lo de tu teoría. Me reconcilié con mi esposo pero sigo sin querer su ayuda. ¿Además quieres que me vaya de aquí?

Las palabras son reemplazadas por una sonrisa ladeada que lo hace lucir aún más apuesto. No cabe duda que la mujer que se convertirá en su pareja, podrá considerarse muy afortunada. Él es el paquete completo; es guapo, tiene un buen trabajo pero con horarios más normales y tiene una personalidad muy interesante. Bueno, le falta el deseo de meterse en una relación seria. Quién sabe, tal vez un día se canse de las aventuras.

—Y... ¿Sigues creyendo que se siente afortunado por tenerme?

—Lo que creo es que habrás tenido tus razones para golpearlo. También pienso que no es una tragedia. Todos los hombres reciben, en algún momento de sus vidas, una cachetada de sus novias. El tuyo tuvo la mala suerte de recibirla en público.

Si fuera una simple cachetada... Recuerdo el cuello rasguñado de Eduardo y tengo que esforzarme para no mostrar mi amargura delante de mi amigo.

— ¿Y eso cómo llegó en tus manos? —me intereso poco después— No sabía que te interesaban ese tipo de revistas.

—Digamos que hice una investigación para saber más sobre el famoso Eduardo Beltrán. Eso conllevaba ponerme al tanto de los chismes.

Es lo más gracioso que pudo haber dicho y hecho.

—Y tienes razón, no me interesan como tampoco me interesan las películas y todo ese rollo. Lo mío es ir a ver partidos de baloncesto —confiesa y mis cejas se elevan—. Sí, no me mires así. Yo también tengo mis secretos.

No entiendo qué quiere decir pero supongo que tampoco es momento de prestarle atención. Me quedan pocos minutos libres.

—Un día deberías acompañarme. —añade; qué manera de invitar pero me gusta

Al dar por acabada nuestra conversación, voy detrás del mostrador y mientras lo miro alejarse, compruebo que hay algo que me gusta aún más. No me reclamó lo que leyó en esa revista, no pareció decepcionarle y nuestra amistad sigue intacta.

. . .

Cuando mi amiga me propuso que almorzáramos juntas, no tuve que darle muchas vueltas. Así que aquí estamos, en el restaurante al que voy casi todos los días y cuyo personal ya me conoce.

—A ver si entiendo... —dice, dejando el tenedor sobre el plato— No te conviene la amistad de Eduardo y Jacqueline pero estás muy contenta de ser amiga de Santiago.

—No es lo mismo. Santiago no me mira con otros ojos. ¿¡Y qué forma de expresarse es esa!? ¿Cómo que estoy muy contenta de ser su amiga?

—Pues como no lo mandas a volar... Dime algo ¿te gusta?

— ¿¡¿Qué?!? ¿Por quién me tomas? ¡Estoy casada!

—Cierto. Sólo que últimamente ya no te gusta nada que tenga que ver con tu esposo. Odias su carrera, sus amistades, sus pasatiempos, su personalidad. En cambio el hijo de tu jefe tiene el tipo de trabajo con el que sueñas y una forma de ser que te atrae. O sea pasan tiempo juntos, por eso concluyo que te atrae su personalidad.

—No, no malinterpretes las cosas. Sólo porque sea hombre, no significa que nos juntamos para...

Viviana sonríe triunfante.

—Pero sólo porque Jacqueline es mujer, significa que se acercó a Eduardo por motivos ocultos. ¿No? Eso es lo que dices —se inclina un poco hacia mí—. Amiga, estás siendo muy injusta.

— ¿Me invitaste a comer para reclamarme cosas?

— ¿Por qué crees que esa mujer quiere algo más que una amistad? —cuestiona, ignorando mi queja

Soy incapaz de contestar porque es muy difícil de explicar. Es algo que siento; quizá por su actitud hacia él, quizá por su belleza y su buen humor inagotable. O quizá porque mi esposo tiene las cualidades que atraen las mujeres, que las enamora.

— ¿Lo ves? No tienes argumentos.

—Ya...

Comienzo ignorarla y prefiero terminar mi comida, que ya empezaba enfriarse. Mi amiga decide abandonar el tema y disfrutamos de unos ratos tranquilos hasta que recuerdo que omití contarle algunas cosas... Alzo la vista en su dirección y hago amago de abrir la boca, sin embargo cambio de opinión a último momento. No puedo confesarle lo del último incidente. Ni siquiera con ella me atrevo hablarlo.

. . .

Después de volver a casa, lo primero que hago es dirigirme apresurada hacia la cocina. La sed no puede esperar. Apenas entro, me dan ganas de gritar mientras que mis dedos se encorvan y el aire abandona de golpe mis pulmones.

Esto está hecho un desastre.

— ¡Eduardo!

No sé dónde buscarlo primero, no tengo la paciencia de recorrer cada habitación. Pero lo haré si será necesario. Anoche dejé la cocina limpia, en la mañana estaba igual y ahora la encuentro sucia y desordenada.

Me desplazo por la casa gritando su nombre y al final me oye, pues responde que está en la terraza de atrás. Voy volando hacia ahí. Lo encuentro tumbado en la hamaca, con unos papeles en sus manos. Parece muy tranquilo, estos días libren le caen de maravilla. Sólo que se le olvida que los platos no se lavan solos.

— ¿Qué haces?

—Estudiando una nueva propuesta —dice incorporándose—. Me ven como la persona perfecta para el papel protagónico. Podría conseguirlo sin que me sometan a pruebas previas. Imagínate.

— ¿Y cuándo ibas a decírmelo? Digo, se supone que no tomas decisiones sin... consultármelo. O sea qué tal si debes viajar para las grabaciones o quién sabe qué.

—Bueno-

—En fin —lo callo—. Lo que quiero es que me expliques por qué no lavaste los platos. ¡Estás libre unos días! ¿Qué te costaba?

—Se me olvidó, iba a hacerlo pero lo pospuse y...

—Claro, estás muy ocupado.

—Tranquila, enseguida me voy a encargar. —dicho esto, ya está de pie; me interpongo en su camino, no se irá a ninguna parte, estamos hablando

—No te hubiera quitado mucho tiempo. Mejor lo hubieras hecho después de comer. ¡O mejor aún! Hubieras pedido pizza y luego hubieras botado las cajas. Así de fácil. El dinero no es un problema para ti.

—Sé que te estresa el trabajo pero... no peleemos por algo tan insignificante.

—Insignificante —repito decepcionada—. Tener la casa limpia es una prioridad. ¡Y yo no puedo sola! Podrías ayudarme al menos ahora que no sales. Pero claro... tu carrera ocupa tu tiempo incluso cuando estás en tus días libres.

— ¡Ya! Hablaremos cuando te calmes. Mientras, voy y lavo los platos.

Logra escabullirse por la puerta, así que me veo obligada a seguirlo. Cómo me fastidia que elija huir y me deje con la palabra en la boca. Y por desgracia, para él es una costumbre.

— ¡Eduardo!

—Nada, Daniela. Y deja de perseguirme.

—Pero-

—No —me corta—. Esto se está convirtiendo en una pelea, últimamente no hacemos más que pelear y no lo voy a permitir. Así que déjame en paz y hablaremos cuando se te pase el coraje.

— ¡No mezcles las cosas! Las otras peleas no tienen nada que ver con esto.

Llegamos a la sala de estar y de aquí, el muy terco entra a la cocina. Estaba hablando en serio, de verdad piensa ponerse a limpiar; como me desespera, ya no tiene caso que lo haga, puedo encargarme solita. ¡Después de terminar de hablar!

—Deja eso, igual ya estoy aquí y no te necesito. Mejor escúchame.

—Pues quién te entiende. Querías que yo lo hiciera. Permíteme, ve a descansar.

Me enseña la salida, luego se queda de brazos cruzados. No pienso largarme. Es más, ya que estoy aquí, puedo beber ese vaso de agua en el que estuve pensando en camino a casa.

Mientras estoy saciando la sed, siento los ojos de Eduardo en mí y por alguna razón, me siento incómoda. Tanto que busco no voltear en su dirección, hasta se me ocurre buscar alguna actividad para no quedarme a contemplar el suelo o los muebles. Comienzo a ordenar las cosas que están por todas partes menos en los lugares adecuados, luego me pongo a lavar los platos.

— ¿Qué nos está pasando?

Trago en seco y mis manos dejan de funcionar. Su pregunta y la manera en la que la pronunció me revuelven. Me fuerzan a recordar todos los malos momentos. De repente la culpa se cola en mi alma pero es demasiado insoportable como para dejarla quedarse. Tengo que tener claro que no hice nada por amor al drama. Muchas veces él se equivocó, me provocó... Yo... no soy la única culpable. No puedo serlo.

Me quedo callada y sólo espero que no repita eso. Qué insólito... Ahora soy yo la que huye de una discusión.

—Estoy pensando en renunciar a mi carrera.

¿Qué acabo de oír?

—La reacción que tuviste hace unos momentos, cuando te comenté sobre el nuevo proyecto, me confirma que sería una buena idea...

Es tan evidente que no siente lo que dice. Bueno, una decisión así podría eliminar los problemas pero debo admitir que es algo que lo apasiona mucho... y que trae mucho dinero. Además si renuncia a esto ¿a qué se dedicará?

— ¡No! —volteo a verlo— No es necesario... Debe haber otra solución.

— ¿Cuál? —su voz suena tan abatida— Yo no puedo decidir cuándo, dónde y con quién grabar. No puedo- ¡No sé, hay muchos aspectos que no te caen bien y que no dependen de mí!

—Trataré de acostumbrarme.

No parece muy convencido. Avanzo unos pasos y lo agarro por la cintura pero él no da señal de querer abrazarme. Aunque no me agrada, me guardo los comentarios y decido usar mi energía para aclarar el tema.

—En serio, no vayas a renunciar. Prométeme que no lo harás.

— ¿Y tú me puedes prometer que no pasaremos mil veces por lo mismo?

No sé. No soy capaz de hacer promesas porque si vuelve a suceder algo, puede que no sea capaz de suprimir la rabia y otras emociones negativas. Soy un ser humano. Pero si esto lo tranquiliza...

—Te lo prometo.

En respuesta, sus brazos rodean mi cuerpo. Un suspiro acompaña el gesto, uno de esos que muestran que está cediendo. ¡Espero que podamos hacerlo!

Continue Reading

You'll Also Like

29.7M 2.3M 43
Emily Malhore es hija de los perfumistas más famosos del reino de Mishnock. Su vida era relativamente sencilla, pero el destino le tenia otros planes...
39K 1.4K 31
Rf wally x. y/n esto podría contener: -contenido +18 -gore +imágenes en si contenido +18 son varias cosas delicadas así que no es necesario seguir...
93K 13.1K 51
Taehyung es un Omega que nunca tuvo una vida fácil. Junto a su padre Jin, deciden mudarse para comenzar de nuevo, pero a Tae le cuesta socializar y J...
24K 1.9K 14
My reputation never has been worse, so yo must like me for me. A Samy Rivera fanfic. Oc female x Rivers Actualizaciones le...