Saga Elementos III: Agua

By Mysagy

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El chico agua nos sorprenderá por su carácter y por su fuerza. Un rebelde sin causa que se ve en medio de un... More

Prólogo.
Capítulo 1: Nadie sabe nada de mí.
Capítulo 2: Vacaciones obligatorias.
Capítulo 3: ¿Cómo puede haber una fiesta en mi honor?
Capítulo 4: Podría haber sido una noche prometedora.
Capítulo 5: No consigo centrarme.
Capítulo 6: Necesito saber de ti.
Capítulo 7: Necesito ayuda.
Capítulo 8: Me siento inútil.
Capítulo 9: La búsqueda
Capítulo 10: Sentimientos confusos.
Capítulo 11: Mentiras forzosas.
Capítulo 12: El juego de las preguntas
Capítulo 13: ¿Estás loca?
Capítulo 14: Bella desconocida.
Capítulo 16: Una visión clara.
Capítulo 17: Lo que parece olvidarse con los años.
Capítulo 18: Errores y mentiras del pasado.
Capítulo 19: Ir en contra de mis principios.
Capítulo 20: ¡Vamos, piensa!
Capítulo 21: Aprender a defenderse
Capítulo 22: Tristes despedidas.
Capítulo 23: Bolas de fuego.
Capítulo 24: Más mentiras en mi vida.
Capítulo 25: Momento inoportuno.
Capítulo 26: Esta vez sí, ¡Feliz cumpleaños!
Capítulo 27: Viajes a lugares imposibles
Capítulo 28: Una visita esperada.
Capítulo 29: Planes y peleas.
Capítulo 30: La huida.
Capítulo 31: La persecución y las promesas.
Capítulo 32: Tú lo has querido.
Capítulo 33: Tienes elección.
Capítulo 34: La llegada.
Capítulo 35: Obviedades y muerte.
Capítulo 36: Olas de fuego y engaño.
Capítulo 37: La espera y una horrorosa sala.
EPÍLOGO
AGRADECIMIENTOS Y NOTAS DE AUTOR

Capítulo 15: Descubrimientos y planes.

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By Mysagy

KAI/WILL

No sé cuánto tiempo me tiré ahí plantado, volvía a parecer una estatua y lo peor es que mi mente también lo era. Lo bueno de estar así era no pensar, daba igual que acabase de abrir mi alma a una chica, daba igual que esa chica hubiese huido después de besarla. Estaba en un completo estado vegetativo.

Noté como el sol ascendía en el cielo y como las gotas de sudor inundaban mi cara, eso fue lo primero que sentí después de que ella se marchara y eso quería decir que estaba saliendo del trance. Me concentré para volver a él, estar fuera no me hacía sentirme mejor y al menos ser una estatua ayudaba para no sentir nada.

Pero el proceso se había puesto en marcha, empezaba a notar como mis rodillas estaban resentidas de aguantar mi peso sin moverme. Como sudaba por cada parte de mi piel debido al sol que pegaba en mi cabeza, la cual estaba ardiendo.

Cuando conseguí la movilidad total de mi cuerpo, fui hasta la calle principal del cementerio donde sabía que había una pequeña fuente de piedra. Metí la cabeza en el agua y noté como todo mi cuerpo despertaba ante su contacto. Claro, agua…

De todos los elementos, este sería sin lugar a dudas el que más me gustaba. Podría ser devastador a la vez que apaciguador, un gran tsunami destruiría ciudades enteras, pero un pequeño lago encerrado entre bosques, sería capaz de relajar cualquier cuerpo.

Una vez listo y despejado, me subí en la moto y conduje lentamente hasta mi casa. No quería ir a ningún otro lugar, aunque mi casa estuviera poblada de personas desconocidas a las que no soportaba, era mejor que cualquier otro sitio que pudiese recordarme a ella. Al menos ahí tenía mi cuarto, me encerraría durante días si era lo que necesitaba para olvidarme de todo o para esperar a que se fuera del pueblo, lo que sucediera antes.

Mientras conducía un fuerte dolor de cabeza me nublaba la vista, me costó horrores llegar hasta casa. Aparqué la moto en el garaje de cualquier manera, a sabiendas que cuando mi padre se diese cuenta, me obligaría a moverla y dejar sitio a su Porsche.  Entré por la cocina para evitar ver a mi padre que estaría en el estudio, o a su novia que estaría en el salón. Pero una vez más, me equivocaba.

- Buenos días Berta. – dije cuando entré en la cocina con una voz de melancólico que me daría hasta de bofetadas.

Pero no solo me daría bofetadas por ese tono, sino también por el mero hecho de hablar. El sonido de mi propia voz retumbaba en mis oídos y hacía que parte de mi cerebro pareciera vibrar. Eso, o un pájaro carpintero se me había metido dentro.

- ¿Buenos días? Pero si se ha saltado la comida, señorito. - ¿qué? ¿La comida? ¿Cómo era posible? Y ¿por qué hablaba tan algo?

Miré el reloj de la cocina y Berta llevaba razón, eran las tres de la tarde. Pero ¿Cuánto tiempo he estado en ese estado de piedra? ¿Y cómo no me he podido dar cuenta de la hora que era?

- Lo… lo siento – dije tras un tartamudeo.

- Su padre y las dos arpías ya se han ido. Al parecer, querían llegar pronto a Londres para descansar por su entrevista en palacio. – dijo Berta con una gran sonrisa en la cara, como si deseara tanto como yo que ellas se fueran.

- ¿Alexa también se fue? – por favor, dime que sí, dime que sí…

- Sí – bien. – Ella montó una buena bronca, oí como gritaba a su madre en un despacho. Y es increíble los malos modales que tiene esa chica, hablaba a su madre como si fuese su súbdito o algo así. Por no mencionar la conversación tan extraña de la sala de música.

Los brujos olemos de manera diferente al resto. Se nos puede distinguir a que bando pertenecemos en función de nuestros olores, si huelen a jazmín y frutos rojos son brujos de la luz, destinados a proteger a la humanidad de los brujos de las sombras, los cuales huelen a frutos podridos – las palabras de Eve llegaron como un flash a mi cabeza, la cual volvió a vibrar de manera insoportable”

Recuerdo que la primera vez que vi a Alexa, aquella vez que la recogí en la carretera, olía de manera muy diferente al resto. Recuerdo también como pensé que estaba realmente sensible con los olores, primero había sido Eve y luego Alexa. Pero esta última olía a algo picante y pecaminoso.

Pero cuando intentó montárselo conmigo en la playa, cuando empezó a darme mordiscos y toda clase de juegos, sentí como mi estomago la repudiaba. En ese momento no pude entender a que se debía, pero ahora tenía una ligera sospecha.

Y también me pasó con su madre cuando vino a darme esos extraños consejos, todavía tenía ese olor ácido metido dentro.

Entonces está claro, ellas eran brujas igual que Eve, solo que ellas eran de las malas.

- William, cariño ¿estás bien? – dijo Berta que me miraba con preocupación. Se me había olvidado su presencia.

- Eh…sí. ¿Sabes cuándo regresarán? – dije ahora con mucho, pero que mucho interés.

- El miércoles. – hizo una pausa en la que me miraba con demasiado interés y preocupación. Pero entonces se puso a amasar la harina y a parlotear sin control, solo que ese parloteo era más que interesante. – Pues lo que te estaba diciendo, esa niña no tiene ninguna clase de modales. El señor va a tener que trabajárselo mucho si quiere sacar una futura marquesa de ahí. Además que son unas mujeres muy extrañas. No me llames cotilla pero les oí hablar por teléfono.

- Y ¿qué oíste? – pregunté mientras me sacaba un refresco de la nevera y me sentaba en un taburete para escuchar lo que me tuviera que decir mientras me ponía el refresco en la frente para calmar el dolor.

- No sé, señorito… Prométame que nunca se lo dirá al señor. – dijo con suma preocupación.

- La duda ofende, Berta. Claro que te prometo no decirle nada al señor.

- Pues verás, - no hacía falta mucho para soltar la lengua de Berta y mucho menos si era para criticar a gente que no le caía bien. – yo limpiaba la sala de música y me hicieron salir de inmediato porque querían intimidad. Yo dije: estas se traman algo. Así que me quedé escuchando tras la puerta. Pero la verdad es que no entendí mucho.

- Bueno, tú dime que oíste y entre los dos intentaremos darle algún sentido. – era la primera vez que me costaba tanto que Berta hablara sobre un cotilleo.

- Decían frases sueltas como: es él, alguien debe quedarse para vigilarlo. Pero luego dijeron la frase más extraña, a ver si la recuerdo bien… era algo así como: la chica tiene un nivel diez, ya sabes que hacer. – se quedó pensativa un rato y fue cuando me di cuenta que había dejado de respirar. – No sé, la verdad es que dicho así no parece mucho, pero es que tenían un tono tan amenazante que parecían estar planeando un asesinato.

Ahora si puedo decir que no respiraba, mi futura madrastra y mi futura hermanastra eran brujas malas y querían matar a la única mujer que me ha importado, a la única a la que realmente he abierto mi alma. Van a matar a Eve.

Pero no sé si fue por llevar un buen rato sin respirar o por la cantidad de sol que me había dado en la cabeza, pero lo que sí sé es que cuando me levanté corriendo para ir a casa de Eve, el suelo de la cocina empezó a moverse, un túnel negro se posó en mis ojos y noté como mi cabeza caía hacia un lado para luego… nada.

EVE

Después del numerito que había montado con Ralph, este me ayudó a levantarme y nos dirigimos a paso lento hacia casa de mis tíos. Él me había contado que aun no habían pasado a saludar, que apenas llevaban unos minutos en el pueblo cuando me vieron llegar corriendo. Le dije sobre el hotel del centro y que a pesar de que había notado presencias de sombras, se veía muy confortable para quedarse a dormir.

También le conté sobre ese rastro que localicé, como me parecieron que había dos sombras pero que era algo difícil de saber debido a la intensidad del aroma de Will. Entonces él me pidió saber más cosas de él y yo le conté solo lo que debía saber, nada más.

- Es alto y fuerte, su carácter es duro y muy, muy chulo. Tengo bastante claro que es el elemento del agua ya que hemos tenido una pequeña demostración esta mañana, la cual no te explicaré. – dije eso último antes de que preguntara.

- Vale, no me cuentes los detalles. Pero es que es imposible, aun no tiene los dieciocho. – dijo él sorprendido.

- Lo sé, creo que va ligado a sus emociones. – dije levantándole una ceja y mirándole con cara de odio para que interpretase que aquí se acababa este tema. – Le conté todo, le dije como identificar a los sombras, le dije que era un brujo, le hable acerca de la profecía y que él era un elemento. Pero por favor, no me pidas nunca más que vuelva hacerlo. Creo que casi me lo cargo de un infarto, simplemente no se me da bien hablar.

- De acuerdo Eve, desde hoy, tu única misión será encontrar y destruir esos sombras que hay por el pueblo. – acepté de inmediato.

Era lo mejor que podría hacer. Para eso es para lo que me entrenaron, buscaría a cualquiera que amenazara a Will y acabaría con ellos. Haría el traslado del elemento hacia la comunidad mucho más llevadero. Y sobre todo, no necesitaba estar cerca de Will.

Llegamos al todoterreno y Steeve salió para darme un larguísimo abrazo. Fue incomodo pero sobretodo fue doloroso, sus brazos no eran los mismos que los de la última persona que me había abrazado, la sensación de protección no existía entre los brazos musculados de Steeve, más bien al contrario, sentía que era yo la que debía protegerlo.

Pero a pesar de que no era él, no podía negar que Steeve me recordaba a mi hogar, casi podía oler los altos pinos de la comunidad en su chaqueta. Podía imaginarme su pelo castaño asomando por las ventanas de mi casa, o como sus ojos pardos me seguían, sin perder detalle, en mis entrenamientos. Aunque me diese algo de repelús, había que reconocerlo, Steeve me recordaba a mi hogar.

- Hola chica solitaria. – dijo Steeve usando ese mote que me puso hace unos años.

No me gustaba, dejaba esa sensación de niña tonta que necesitaba ser rescatada y yo no era así, por lo que la mirada que le devolví fue de autentica furia.

- Hola chico estúpido. – contesté de manera seca y borde.

- Vale, vale… cambiaré lo de solitaria por malota, ¿te parece bien? – dijo intentando arreglarlo.

La verdad que me había pasado un poco pero hoy no estaba para nada en mi mejor día, así que acepté con la cabeza y le sonreí tímidamente para que no se enfadara mucho conmigo.

- Muy bien chicos, ya tengo el plan. – dijo Ralph con ese tono de macho alfa que siempre usaba en las reuniones - Steeve, tú y yo nos encargaremos del chico elemento, mientras que Eve se encarga de peinar la zona en busca de sombras. ¿De acuerdo?

- Pero señor, ella sola en busca de sombras, ¿no será peligroso? – dijo Steeve con excesiva preocupación.

- Sería peligroso si te dejáramos a ti solo contra ellos, pero Eve es la mejor luchadora y podrá con todo lo que se le ponga delante. Además, te necesito para que… William se sienta cómodo – dudó con el nombre ya que solo se lo había mencionado una o dos veces. – Si tiene a alguien de más o menos de su misma edad cerca, no se sentirá tan violento.

Esa era la clase de cosas que a mí nunca se me ocurrirían, yo iría a saco sin importarme los sentimientos o las necesidades de la otra persona, iría a lo rápido ya que lo consideraría lo más sensato, como hoy en el cementerio. Volvía a pensar que debería habérselo dicho en el agua.

Pero ya era tarde y pensar en Will hacía que mi estomago me doliera aun más. Desde que le dejé ahí plantado, he sentido un dolor constante que apenas me deja respirar y parecía ser que con cada segundo iba a peor.

- Bueno, ¿entramos? Me muero de hambre y la casa huele que alimenta desde aquí fuera. – dijo Steeve olfateando la puerta de casa de mis tíos como si fuese un perro.

- ¿Qué les dirás, Ralph? – pregunté para saber cuál era la historia y luego no cagarla si me preguntaban.

- En realidad ya tengo hecha la historia, cuando les dije que vendrías ya les dije que a lo mejor yo también me pasaba a veranear unos días en la costa y relajarme. Sabía que no aguantarías mucho y quería dejar la puerta abierta por si acaso. – dijo conociéndome muy bien.

- ¿Y la de Steeve? – dije mientras le miraba y mi mente trabaja en una posible historia.

- Es tu novio. – dijo Ralph casi en un susurro, como si temiera decírmelo. – Se le ocurrió a él y la verdad es que me pareció una buena idea.

- ¿QUÉ? No puedes hacerme esto. – dije algo alterada. ¿Cómo me hacía esto después de lo que le acababa de contar acerca de mis sentimientos por Will?

- Lo sé, pero es la explicación más fácil. No podemos decir que es familia porque ellos son tu familia y saben de sobra que no tienes a nadie por parte de padre. Si decimos que es un amigo quedaría muy raro, lo mejor es que finjáis ser novios.

- NO, NO Y NO – dije chillando.

Pero chillé demasiado fuerte porque de repente mi tía salió y se quedó a cuadros ante la imagen que tenía delante.

Ella conocía a Ralph solo de una vez y era muy probable que la hubiese olvidado ya que fue el peor día de su vida. Él fue quien comunicó la noticia a la familia, él fue quien organizó todo lo del entierro falso de mis padres y el que les tuvo que decir que los cuerpos no se podían ver ya que habían quedado en un estado lamentable después del accidente.

Pero me equivoqué, ella si le reconoció y el dolor que tuvo su cara ese día tan fatídico, volvió a su rostro haciéndola parecer mucho más mayor de lo que era.

- Ralph, al final conseguiste escaparte. – dijo ella sin apenas voz.

- Sí Maggie, al final conseguí escaparme. – me sorprendió que Ralph usase el diminutivo de Margaret, eso demostraba más confianza de la que jamás creí que tuvieran.

Ella se acercó y le abrazó hundiendo su cara en el pecho de Ralph, fue tan triste que no pude evitar acercarme a ella y abrazarla también.

- Lo… lo siento mucho, de veras. Es que verte me trae recuerdos dolorosos. – dijo mientras se separaba de Ralph y miraba a este con sumo pesar.

- Es muy comprensible, no tiene porque disculparse. – le dijo mientras le ofrecía un pañuelo para las lágrimas que habían caído sin control de su rostro.

- Tú siempre tan galán, Ralph. Nunca se me olvidará eso de ti, incluso cuando nos diste la peor de las noticias, lo hiciste con tanto respeto que casi me sentía en deuda contigo. – dijo ahora forzando una sonrisa que llegó a sus ojos a duras penas.

- Sabe que para mí también fue un duro golpe y quería hacérselo lo más llevadero posible. Pero no tiene que deberme nada, ya ha hecho bastante. – eso último no lo entendí, pero supuse que era algo privado entre ellos y no quise preguntar.

Hubo un momento de silencio incomodo donde las miradas iban de un lado para otro sin saber muy bien que decir. Pero ese silencio ayudó a mi tía a recuperarse y volvió a poner su sonrisa de siempre, esa que animaba a todo el mundo a sonreír también.

- ¿Y quién es este joven tan apuesto? – dijo mi tía antes de que se me hubiese ocurrido una buena historia para explicar la presencia de Steeve.

Pero fui lenta, muy lenta. Steeve vio la oportunidad de su vida, tanto tiempo rondándome y al final iba a conseguir proclamarse como mi novio.

- Soy el novio de Eve, he venido a darla una sorpresa. – dijo este con una sonrisa.

Será mamón – pensé mientras le lanzaba la peor de mis miradas”

- Vaya Eve, que callado te lo tenías. – dijo mi tía mientras me daba un codazo en las costillas.

- Sí, es que aún es pronto para presentarlo a la familia, apenas llevamos un mes. – dije dejando una puerta abierta a nuestra falsa ruptura.

Pude ver en la cara de Steeve como entendió mi indirecta y luego como sonreía en señal de reto. Se lo tomaría como un juego, uno que llevaba buscando más tiempo del que se considera respetable.

- Bueno, bueno… ¿Tienen hambre? He preparado sopa de marisco y creo que me he pasado con las cantidades. – dijo haciendo un ofrecimiento para que se quedaran a comer.

Todos entramos a la casa y me tocó presentar a Ralph y a Steeve a mi tío y a mi prima, la cual, cuando le dije que Steeve era mi novio, me echó una de esas miradas de “no me lo puedo creer, ya hablaremos” a la cual respondí dándome la vuelta y haciendo como que no la había visto.

Pasamos el día en familia, Ralph me dijo que irían mañana a ver a Will ya que consideraba que había que dejarle un margen de tiempo para asimilar toda la información que le había dado hoy.

Por la tarde fuimos a registrar a Steeve y a Ralph al hotel del centro y luego pasamos un día maravillosamente tranquilo en la playa. Tanto mis tíos como mi prima se apuntaron y estuvimos jugando en el agua con una pelota y luego a las raquetas en la orilla.

Y durante todo el día, gracias a las actividades físicas de la playa, había conseguido dejar de pensar en Will a intervalos cortos de cinco minutos. Pero en esos cinco minutos en los que mi mente se ocupaba de cualquier otra cosa, desaparecía el dolor de estomago. Lo malo, que cuando los recuerdos de nuestro momento en la cueva o de nuestro beso en el cementerio llegaban a mi mente, el dolor volvía con tal intensidad que me recordaba que no le tenía cerca y que de alguna manera le necesitaba.

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Lo primero, gracias a @inex90 y a @rataloca75 por todos vuestros dibujos, sois las mejores :D :D 

Lo segundo, no dije nada en el anterior capitulo pero lo digo en este...antes, cuando quería hablar de Kai ponía WILL/KAI si os fijáis, desde el capitulo 14 pongo KAI/WILL ¿por qué será? ¿llegará el momento en que solo ponga KAI? en fin, ahí os dejo con un poco más de intriga...jajajaja!!

Espero que este capitulo os haya gustado, se que el anterior os gustó más, pero este era importante para la historia, al fin y al cabo, todo tiene que continuar...

Como siempre, no se olviden de votar y comentar. GRACIAS Y OS QUIERO :D :D :D

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