Llámalo infierno © |COMPLETA|

By EleSimo20

63.7K 4.3K 913

En cuanto Eduardo ya no es capaz de distinguir los comportamientos normales de los dañinos, está en peligro d... More

ANTES DE LEER
SINOPSIS
¡IMPORTANTE!
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
NOTA AUTORA&CRÉDITOS

Capítulo 1

4.7K 224 59
By EleSimo20

ADVERTENCIA | ACLARACIÓN

En esta historia estoy presentando un tema delicado. Puede que en cada país sea visto y tratado distinto o que simplemente haya otros factores que determinan su opinión (genero, entorno/diferencias culturales, experiencias personales, edad etc.) Puede que algunas personas reconozcan su existencia y su gravedad, puede que a otras les parezca una tontería. Puede que para algunos hasta sea un tabú. Sobre todo porque en esta historia el género afectado no será el femenino.

Por lo tanto, vamos a dejar algo claro ¿de acuerdo? Es necesario que tengamos la mente abierta a la hora de leer y comentar. No estoy prohibiendo opiniones, son libres de creer lo que quieran pero hay que tener cuidado a la hora de escribir comentarios ácidos, incluso si sólo se dirigen a mis personajes. Quiero que recuerden siempre que se trata de un tema delicado y (quizá no para todos) insólito.

Es muy probable que por ahora esta nota no sea muy clara, me costó trabajo escribirla sin revelar cosas de la historia (que sólo deben ser relevadas al leer los capítulos). Creo que a medida que vayan leyendo, entenderán lo que quiero decir.

Por último quiero aclarar que intenté informarme lo mejor que pude acerca del tema que estoy presentando. Quise saber cómo pasa, qué consecuencias tiene y otros detalles de este tipo. Aunque debo mencionar que quizá no todas las personas reaccionan igual, quizá no a todos les afecta de la misma manera sino que el carácter tiene su influencia.

Gracias por tener paciencia y leer esto, de verdad era muy importante.

¡Espero que disfruten lalectura!    

Capítulo 1

Narra Eduardo

Casi puedo predecir lo que pasará cuando entre por esta puerta. Mi esposa me armará un escándalo por haber llegado tan tarde. Me reclamará haberla dejado sola en un día tan importante como lo es nuestro aniversario. Y claro que lo es. ¿Pero que podía hacer? ¿Posponer las grabaciones? No soy nadie para mandar y establecer los horarios. Por más que valoren mi trabajo; eso no me da semejante derecho.

Evito suspirar e ingreso a la casa, buscando ser silencioso. Por si está durmiendo. No, ¿a quién trato de engañar? Las luces están encendidas, ella nunca las deja encendidas. Debo prepararme para el escándalo pero el problema es que es imposible, además no estoy de humor. Lo único que quiero es ducharme y luego acostarme. Me siento agotado, pegajoso. Cómo odio los días excesivamente calurosos, sobre todo si tengo que trabajar.

La entrada de la sala de estar está a mi derecha, así que en cuestión de segundos me veo llegar al cuarto mencionado. Enseguida cruzamos miradas. No se mueve. Permanece de brazos cruzados al lado de la ventana —por la que me habrá visto aparcar el coche—, su rostro encargándose de avisarme que estoy jodido.

—Lo siento. Fue un día largo y pesado.

Hace una mueca. Parece valerle mi escusa y casi puedo imaginarla decir que no le importa, que lo más importante en nuestras vidas es esta relación. Que no puedo dejarla plantada. La conozco tan bien, puedo leer su mente y descifrar su mirada.

—Ni una maldita llamada. —gruñe entre dientes

Me quedé sin pila. No lo digo en voz alta. Me limito a mirarla arrepentido.

—Sabes qué día es hoy.

—Por supuesto que lo sé. —replico

¿Acaso se le olvida que esta mañana le regalé flores? Por nada del mundo se me olvida que cumplimos dos años de casados.

—Si por lo menos me hubieras avisado... —se queja— No me habría tomado la molestia de preparar esto —señala la mesa y apenas ahora noto los platos, los cubiertos, el champán—. No habría pasado horas en la cocina, horas dando vueltas, revisando el celular y mirando por la ventana.

En falta de algo adecuado para decir, me quedo callado.

— ¿¿¿Por qué callas??? —de pronto se encamina hacia mí— Sabes que odio eso. Siempre es lo mismo, siempre evitas hablar.

—Lo que evito es pelear... Amor, te dije que lo siento. ¿Qué más podría añadir? Nada cambiaría el día... Pero vamos a tener otro, solo para nosotros.

—Ya para qué... No es igual. Nuestro aniversario es hoy. ¡Hoy!

—No grites...

Dado mi cansancio, su tono irrita aún más. Aunque, debo admitir que cansado o no, odio que levante la voz, más si es por cosas insignificantes. Y en este momento no tiene caso pelear. Podemos celebrar nuestro amor en cualquier momento del año, no se necesitan ciertas fechas. Pero claro... ella siempre enojándose por todo.

— ¿Dónde estabas?

—Como si no lo supieras...

— ¡No me contestes de esa forma! —avanza unos pasos más y ahora puedo percibir de cerca su creciente rabia— Por algo te lo pregunto. Y si estabas en el trabajo, ¿no tuviste ni siquiera cinco minutos libres para mandarme un mensaje?

Cierro los párpados con lentitud y dejo que el aire abandone mis pulmones. Cuánto quisiera que le pongamos fin a esta discusión... Es que no cabe duda que sólo irá empeorando. Mejor me retiro. Hago amago de darme la vuelta, sin embargo unos dedos agarran con fuerza mi camisa para impedirlo. El gesto me hace apretar la mandíbula.

—Ni se te ocurra dejarme hablando sola.

Por suerte me suelta antes de que yo mismo me libere de su agarre.

—En serio que a veces odio tanto esta carrera tuya. Además de las mujercitas que darían todo para pasar una noche en tu cama, están los malditos horarios. Los imprevistos cambios.

No me siento ofendido, pues no es la primera vez que afirma odiar mi trabajo. Por un lado la comprendo, debe ser muy difícil para ella. Lo que no comprendo y no quiero tolerar es que empecemos pelear por eso. Tampoco me agradan sus celos, ya que a veces se pasa... como esa vez que me prohibió que fuera a una fiesta, ya que estaba segura de que la mujer me había invitado por ciertos motivos. Y como todas las veces que pone mala cara al oír que nombro a mi amiga Jacqueline.

— ¿Y ahora qué quieres que haga? ¿Dónde pretendes llegar con esto?

Quiero añadir que tengo sueño pero no lo hago porque quizá no tiene caso, quizá sólo conseguiría incitarla y entonces sí no terminaríamos jamás. Y sólo quiero que arreglemos esto, que termine de desahogarse, para que luego vayamos a dormir juntos.

—Falta que te hagas el ofendido. O sea llegas a las doce de la noche y la mala soy yo.

Como odio que tergiverse mis palabras.

—No he dicho eso. Simplemente... no ganamos nada si seguimos peleando.

—Yo sí. Quiero dejarte las cosas muy claras.

—Bonita manera la tuya...

La mala suerte hace que Daniela oiga mi comentario. Casi al instante, su palma derecha golpea mi mejilla, causándome un dolor que necesita ser apaciguado por mi propia mano. Mis ojos se quedan clavados en la mujer a la que de pronto ya no reconocen. Nunca me había golpeado.

Mientras, ella parece comprender lo que acaba de hacer y su actitud cambia por completo. La rabia se apaga y es reemplazada por la culpa. Sus labios temblorosos pierden la batalla y no dejan sacar palabra. Su cuerpo entero se hiela y a decir verdad, el mío está igual. No puedo creer que lo haya hecho... Será mi esposa, estará furiosa y dolida pero no tenía por qué llegar a estos extremos.

Por varios momentos, todo —incluso nosotros dos— está en pausa.

—Nunca habías actuado así.

No responde.

—Voy al cuarto —aviso; ladea la cabeza, con la misma rapidez con la que las lágrimas inundan su rostro—. Sí. No es buen momento para seguir hablando.

—Por favor no me dejes —balbucea esta vez—. Te prometo que no volverá a pasar. Pero no me dejes.

El cambio tan drástico me aturde un poco pero al menos está consciente de que lo que hizo estuvo mal. De ninguna manera puede repetirse. Nunca. No importa el motivo. Más allá del daño físico que podría causar, hiere que los golpes vengan de ella, de la mujer que amo.

Ya que su última petición es seguida por silencio de mi parte, decide eliminar la distancia entre nosotros y coger mi cara entre sus manos. Y así noto que está temblando. Pretende acariciar mis mejillas, centrándose más en la que recibió la bofetada. Es como si quisiera borrar las huellas...

—Tranquila. —murmuro a cabo de unos momentos

— ¿Me perdonas? Por favor, me tienes que perdonar, yo estaba enojada y por eso...

No sé si hay algo en este mundo que no podría perdonarle. Asiento y la atrapo entre mis brazos. Tengo que sostenerla porque casi de inmediato me parece que está a punto de desplomarse. El llanto y las emociones se adueñan de ella con demasiada brusquedad.

. . .

Desperté bastante amargado, aunque anoche arreglamos las cosas y hasta la dejé dormir pegada a mí. Confío que lo de la cachetada no volverá a repetirse pero hay otros asuntos que me preocupan. Los motivos por los que llegamos a pelear esta vez. No será ni la primera ni la última vez que yo llegue tarde... además sigo teniendo ese trabajo que ella dice odiar. Entonces seguiremos teniendo problemas y eso no me gusta. Debe haber una solución, debemos platicar y encontrarla juntos.

El desayuno es una perfecta ocasión. Encima nadie tiene prisa, hoy es sábado.

— ¿No te gusta? —cuestiona Daniela algo angustiada; supongo que se refiere a la comida a la que llevo minutos ignorando

—Estaba pensando en nosotros —aclaro sin rodeos, recostando los codos sobre la mesa—. Tenemos que hablar.

Guarda silencio pero algo en su rostro indica que tiene miedo.

— ¿De verdad odias que yo sea actor?

—No, no... Sólo que... tiene sus desventajas.

— ¿Y qué podemos hacer para evitar futuros malentendidos y disgustos? Lo último que deseo es que pasemos la vida peleando.

—Por ejemplo, podrías tratar de avisarme cuando vas a llegar tarde.

—Ayer me quedé sin pila.

—Sabes mi número. Pudiste haber prestado el celular de algún compañero...

No digo nada. Supongo que tiene razón y creo que si hubiera intentado hacer lo que acaba de proponer, habría evitado el escándalo. Se me hace que la culpa es mía, debí haber tomado en cuenta todas las opciones...

—Ya no pienses en lo que dije anoche —pide, estirando el brazo para alcanzar mi mano—. Cuando me enojo, hablo sin pensar.

Hay una mezcla de dulzura y remordimiento en su voz. Algo se ablanda en mí y me dejo embrujar por sus palabras, por la idea de que no debe doler lo que dice cuando está molesta, por la idea que lo de ayer no volverá a ocurrir. Aun cuando el pasado es testigo de que trato de engañarme. Hemos discutido tantas veces, sobre todo después de casarnos... Y cuando no era mi carrera, eran muchas otras cosas...

—Otro día ¿sí?

— ¡No puedo creer que me estés rechazando! ¿Me amas o qué?

Me afecta que dude de mis sentimientos. Y me frustra que exagere de esta manera. No es para tanto, tiene que tratar de comprender que no estoy bien y que estoy cansado.

—Si me amas, no deberías negarte a hacer el amor.

—Tuve un día de mierda, no me salieron las escenas y encima casi peleé con un montón de gente. ¿Y acaso tú nunca estuviste sin ganas?

—Y ahora peleas conmigo. —se queja, ignorando mi pregunta; luego deja el dormitorio seguida por un portazo

Me llevo ambas manos a la cabeza mientras maldigo por lo bajo.

—Vamos a comer ¿sí? —propone Daniela sin soltar mi mano; tardo en reaccionar porque otro recuerdo despierta en mi mente

Apenas doy por acabada la llamada, veo a mi esposa a la entrada.

— ¿Por qué te saliste a la terraza? ¿Tienes secretos o qué?

—Para no pedirte que bajaras el volumen de la tele. No quería interrumpir, te veías muy entretenida... Y no, no tengo secretos.

— ¿Quién era? —inquiere, cruzándose de brazos; encima su tono suena como si estuviera obligado a contarle

—Jacqueline.

—Esa tipa... —suspira para no ofender— Te dije mil veces que te ve como algo más que un amigo. Pero claro, nunca me haces caso. Está bien, Eduardo...

—Mi amor...

— ¿Y qué hacemos con respecto a mis amistades? —decido preguntar, refiriéndome a una en particular— La semana que viene estoy invitado a una fiesta.

—Voy contigo.

Más que una propuesta, es un aviso. Y yo no me opongoporque no me molesta que me acompañe sino todo lo contrario.    

Continue Reading

You'll Also Like

126K 4.9K 36
(Borusara) #Uchihahard2 Boruto Uzumaki y Sarada Uchiha, compañeros de equipo y mejores amigos. El seguro de que lo que siente por ella no es u...
145K 11K 42
Allyson George es alocada y extrovertida, y lleva toda su vida obsesionada con el único hombre que no parece interesado en ella: el hermano mayor de...
9.5K 950 31
Dos personas que creen que son completamente opuestas tienen un mismo objetivo: Quedarse con la persona de la cual se enamoraron. No quieren comparti...
54.1K 8.8K 9
Han JiSung odiaba los globos con todo su corazón. Lee MinHo siempre tenía en su mano globos llenos con helio. a JiSung no le gustaban los globos pero...