Nueva Esperanza

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NUEVA ESPERANZA CAPÍTULO 1

Iván Iglesias Calero

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DEDICATORIA Me gustaría dedicarle esta humilde historia a mis padres por su grandísima ayuda durante todos los años de mi vida, al igual que su apoyo y perseverancia para que cada día fuera mejor persona. Gracias. También, cómo no, a mi novia Rocío Cervantes por animarme a publicar estas páginas con la historia que durante mucho tiempo ronda mi cabeza y por la paciencia demostrada a la hora de apoyarme en todos los proyectos. No despertaré, no despiertes. Podría poner muchísimos nombres en este apartado pero prefiero dejarlo aquí, no sin antes dar un gran saludo y abrazo a la familia Cervantes Leivas por aceptarme como a uno de ellos. Gracias a aquellos que en alguna ocasión llamé amigo, por estar a mi lado. Gracias a aquellos que en alguna ocasión llamé enemigo, por hacerme abrir los ojos.

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Se hablaba de él. Ya en aquellos escritos, encontrados y recuperados, de las antiguas civilizaciones allá por el año 2.000 después de Cristo se podía encontrar su descripción. Se hablaba de él antes incluso, quizás la Epístola a los efesios nos intentó advertir del peligro. Las tres jerarquías de ángeles. Muchos ángeles fueron expulsados del Cielo, conocidos con el nombre de los Grigori, se enamoraron y copularon con las mujeres de la tierra, y bajo el mandato de Azazel enseñaron a los hombres la creación de armas y el arte de la guerra. Llamados Hijos de Seth, por su amor a Dios, nunca se les volvería a llamar por el título de ángeles. De ese fruto, dieron origen a una nueva raza de titanes, la misma raza que tuvo a Goliat como paladín del ejército Filisteo. Los Nefilim. En los escritos recuperados, podíamos leer el poder y mezquindad de uno de ellos. No disponía de la altura ni la corpulencia presentes en sus hermanos, y quizás, ni los propios Nefilim sabían de su existencia. Hijo directo de Azazel y una sacerdotisa llamada Ésmuga, era el destinado a seguir los pasos de su padre Hijo de Seth, arrastrando consigo el poder heredado de sus antepasados. La leyenda cuenta que, varios milenios después, ante la amenaza de ese ser Hijo de Seth, nuestro general Vayron Gubdor absorbió el poder y longevidad de la Marisma de Sacra para poder confinar la energía de ese descendiente de los Grigori en una gárgola de piedra, aunque logró escapar. Quizás no debería haberlo echo... Un antiguo demonio Dios de la Guerra, al comprobar que los Grigori no estaban comandados por el heredero de Azazel y que sus fuerzas estaban diezmadas, llegó a la Tierra desde innumerables años luz para esclavizar y convertir a los humanos en su ejército. Ese demonio, Belshazor, se presentó como el Dios de la Guerra de la raza Morgana, dando el ultimátum a los hombres de muerte o conversión. El general Vayron Gubdor se negó rotundamente, y con sus tropas a punto para la batalla, comprobó que su propio ejército y casi la totalidad de la humanidad aceptaron la propuesta del demonio, por miedo a su poder. Mientras la transformación se hacía efectiva, y que los conversos Morganos se convertían en unos monstruos llenos de energía y maldad, Vayron y los que se negaron a la petición de Belshazor huyeron en busca de cobijo. Quizás nuestro General se equivocó desterrando la energía del descendiente y uniendo su alma a la gárgola de piedra, pero ¿Dónde está?. Su alma y su poder confinados, su ejército mermado por no disponer de su comandante, se dispersaron por la Tierra en busca de amparo. Dudamos que el poder del demonio les haya conseguido encontrar, pero estamos seguros de que los está buscando. Quiere el poder absoluto de los Grigori para sí y necesita a la falange para conseguirlo, al igual que su comandante. Aunque nuestro general Vayron Gubdor no está de acuerdo. El vástago directo del Hijo de Seth Azazel y la sacerdotisa humana Ésmuga, el mismo que consiguió encarcelar dentro de sí el poder de sus antepasados y de los Grigori, el que por tantos nombres se le conoce y que para nosotros es sinónimo de miedo, el comandante Keydan. Él es la clave. -5-

Cuando escaparon de Belshazor, el general decidió volver a las Marismas de Sacra y esconderse allí. Crearon un conjunto de laberintos subterráneos y una gran ciudad apodada Minas Fásel bajo los pantanos. La entrada, situada en las raíces del árbol de la vida Faséria, ocultaría nuestra posición y tendríamos una posibilidad de sobrevivir. Se autodenominaron Rebeldes de Fásel, y con la bendición de Sacra, dispondrían del poder y longevidad necesarios para poder derrocar a ese engendro demoníaco. Cuantísimas veces habré escuchado esta historia de la boca de mi padre...

Empieza el día de trabajo …

Los golpes de herrería, los gritos de los trabajadores y el ruido extrayendo minerales en el quinto sótano de la mano de los tuneladores es ensordecedor; pero no les podemos reprochar nada. Gracias a ellos tenemos armas, armaduras, todo lo necesario para combatir la amenaza Morgana. Encima de ellos, trabajan sus mujeres en esa especie de huertas. Que haríamos sin ellos ... nunca suben a los pisos superiores, supongo que entre tanto trabajo no queda tiempo para mucho tiempo libre. Incluso yo, en el segundo nivel, escucho ese escándalo. Abro los ojos despacio, quizás esperando que todo eso pare y me permita arañar minutos al reloj. En vano, claro. Miro la hora -"Buff... aún me queda una hora para llegar al trabajo"-, pero aún así me levanto y me preparo. Ya escucho en el piso de abajo a mi padre, tomando el desayuno; me lo imagino observando por la ventana, la inmensidad de Minas Fásel. "Oh Zhure, si vieras con lo que empecemos y lo que es ahora nuestro hogar..." me dice en muchas ocasiones, orgulloso por lo que han creado. Teniente de los Rebeldes, tiene fe ciega en su general. Una vez lista, bajo junto a mi padre. Efectivamente está contemplando todo lo que puede ver desde nuestra ventana, una inmensa bóveda circular con un enorme hueco en el centro, que lleva hasta los dominios de los tuneladores en el último sótano. A penas se les distingue desde nuestro nivel pero el ruido igualmente se aprecia claramente. - "Buenos días padre" - el sigue a lo suyo, y no antes de un carraspeo adrede por mi parte no gira la vista. - "Ah Zhure disculpa, estaba mirando..." - "Si, lo sé" - sonrío - "No te preocupes, voy a desayunar algo y me marcho" - "¿Ya? ¿No es muy temprano aún? - "Bueno..." - miro el reloj de mi muñeca, intentando evadir la respuesta. - "¿Viene a buscarte?" - "¿Quién?

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- "Ese compañero tuyo, el que trabaja contigo en el tercero" - "¿Rodug? Si claro, sabes que siempre se pasa por aquí a buscarme padre" Rodug trabaja conmigo desde hace mucho tiempo en un nivel más abajo de donde vivimos. A mi padre no le hace excesiva gracia que seamos tan amigos, él siempre quiso que estuviera con un soldado, un buen guerrero capaz de protegerme en cualquier situación. Que típico ... ¿Acaso no sé protegerme sola? Todos tenemos la bendición de Faséria y un poder similar a los que tenían los ejércitos de los Grigori, es cierto que los soldados y las fuerzas de defensa del nivel superior desarrollaron más esa fuerza, ¿Pero es lógico no? Al fin y al cabo son ellos los que entran en contacto directo con los Morganos. Los del tercer sótano solo nos dedicamos a investigar como vencer a los demonios, sus puntos débiles, e intentar descubrir el paradero de Keydan. Bueno, hacer hipótesis, claro. Yo no quiero un estúpido, vacilón y engreído soldado a mi lado. Salgo de casa y voy dando un paseo hasta la casa de mi compañero. Me espera una larga caminata y me entretengo mirando por el hueco central hacia el fondo, apoyada en el cercado de seguridad, intentando ver algo. Siguiendo mi camino me encuentro con toda esa gente que va al trabajo, muchos compañeros de nivel, otros tantos que van al piso superior paseándose como superiores y súper guerreros. Debido a quien es mi padre todos me saludan y me miran con ojos de aprobación, yo devuelvo los saludos con una sonrisa forzada e intentando no pararme a hablar con nadie a estas horas de la mañana. Por fin estoy cerca, y ya veo como Rodug sale de su casa, con esa cara que parece estar siempre sonriendo y con esos grandes ojos verdes de cordero degollado. Al verme únicamente sonríe y me guiña un ojo desde la distancia y viene en mi contra. - "Muy buenos días jefa" - como odio que me llame así ... - "¿Que tal estamos hoy?" Nunca entenderé como tiene tanta energía por la mañana y siempre tan de buen humor. Su frase favorita "Hay que dar las gracias por vivir un día mas" no pasan más de dos días sin que se lo escuche de su boca, con esa voz tan grave y sonriéndome buscando aprobación. - "Buenos días rubio" - me gusta nuestra complicidad - "De momento aún dormida y con la mente sin despejar ¿Y tú?" - "Ja ja" - muestra su encantadora risa -"Jefa, deberías descansar más y no trabajar hasta tan tarde ¿No crees?" - "¡Cállate!" - dándole un golpe amistoso en el hombro - "Vamos a trabajar" - "Lo que yo digo... no piensas en otra cosa" - sonriendo mientras vamos hacia el elevador. El elevador es un asco. Un montonazo de gente todos apretados y deseando que esas puertas se abran de una vez. Cuando por fin esa luz verde se enciende y las puertas se abren lentamente, un suspiro sale de mi boca buscando aire que pueda respirar. Rodug va abriendo paso entre la multitud y llegamos a nuestro laboratorio. Una vez preparados ya estamos listos para el trabajo. No hay nadie aún, hemos llegado realmente pronto pero aún así hay mucho que hacer. Hará cosa de un mes que tenemos a un soldado Morgano recluido en mis dominios para intentar conocerlos un poquito mejor, si cabe. -7-

Da un asco horroroso. Su altura casi alcanza los dos metros y con ese color grisáceo en la piel, sus ojos amarillos, esa musculación definida y con ese aspecto de bestia bípeda, dan ganas de dar aviso a los soldados para que lo liquiden. ¿Para qué quiero yo semejante engendro si ya tengo suficientes datos sobre su anatomía? Pero ya se sabe, lo que ordena el general no es debatido. - "Arg... ¿Que se supone que tenemos que hacer con ésta cosa?" - "Pues si no lo sabes tú ..." - como odio cuando no me da opciones y lo tengo que hacer yo todo. - "Bueno, probemos el arma nueva con él y hacemos el informe" - "Eso es lo que hacemos siempre ... ¿Por qué no indagamos de otra manera?" - "Ya empezamos..." - "Hablo en serio Zhure" - cuando me habla tan serio y con esos ojos, debo admitir que me intimida - "Quizás podamos hacer más cosas ¿No crees?" - "Yo había pensado en probar la exposición Faséria con el Morgano" - dijo el joven ayudante que apenas hace unos minutos había llegado. No recuerdo su nombre y por más que me lo recuerda cuando le llamo Garza, siempre le llamo de la misma manera. - "Hm ... vale... Garza tómate un descanso parece que te afecta madrugar tanto" - le dije entre risas. Si hizo un silencio, al principio pensé que mi comentario les había molestado por las miradas que me echaban, pero cuando miré los ojos de Rodug comprobé que no era ese el motivo. - "¡Ni pensarlo!" - les dije a los dos - "Zhure quizás no sea tan descabellado ¿No? ¿Qué puede pasar? Suena tan insensato que quizás sea la cura que buscamos para los conversos" - espetó mi compañero. - "¿Estáis locos?" - en voz baja, ya habían llegado más científicos y no quería que nos tacharan de traidores a Faséria - "Si alguien nos escucha hablar de esto no duraremos mucho con vida, ya sabéis como están las cosas en el primer piso". - "Podríamos ir a la superficie con el Morgano por la noche, Zhure puede hablar con los guardias y decir alguna excusa ¡A ti no te dirán que no!" - Garza y sus ocurrencias ... - "¿Que no me dirán que no? ¿Pero quién te crees que soy?" - "Vamos Zhure, sabes que si les dices que tu padre te envía a por restos de la contaminación en la superficie para investigar no te dirán que no" - Rodug, tan serio como antes. Qué raro me resulta verlo así. - "No, no y no. Aquí se termina la conversación. ¡Venga! Cada uno a lo suyo." Rodug quería seguir con la conversación, únicamente le eché una mirada y él, levantando las manos y agachando la cabeza, fue hacia su ordenador. Desde mi despacho pude comprobar cómo esos dos hablaban en voz baja mirando una y otra vez al Morgano. No le di mayor importancia, sabía que se les pasaría a la hora de la comida y que esto únicamente era un experimento arriesgado que les motivaba y que la sola idea de hacerlo en la más estricta confidencialidad les hacía creer que podían hacer algo grande. Abrí el archivo con todos los datos físicos de los Morganos para comprobar, como cada día, los poderes y debilidades que poseen. Lo hacía ya de forma casi automática, intentando -8-

encontrar algo realmente destacable para poder trabajar y ser más eficaz en mi trabajo. En vano, nuevamente. - "Descarga de energía, altísima velocidad de ataque, veneno inmovilizador en los folículos de la mandíbula ... y un largo etcétera." - leía, quería encontrar algo nuevo, algo que se me escapara - "Joder estos monstruos están totalmente diseñados para matar, la única debilidad reseñable quizás sea su vista ..." Rodug siempre que me veía mirar mis archivos en el ordenador, hablando sola y enfadándome por no descubrir nada, me sonreía y me decía "No te agobies, lo conseguirás". Estoy harta de ese pensamiento, todos creen que puedo hacerlo y realmente tengo muchísimas dudas de que sea capaz. Sé que hay algo que se me escapa y lo tengo delante de mis narices, pero aún así no logro concentrarme lo suficiente para retirar la incógnita. Con varios experimentos pudimos comprobar que los Morganos tenían una vista similar a ciertos antiguos monstruos del Cretácico, no distinguen el movimiento de una posible presa o de un árbol cayéndose. Quedándote quieto, estás a salvo. Belshazor, en su afán de hacer de los conversos algo sumamente destructivo, les otorgó de innumerables ataques y poder demoníaco; pero así están perdiendo las habilidades humanas de las que disponían al principio. Sus ojos amarillos, con una pequeña esfera negra difuminada en el centro a modo de retina, estaban perdiendo percepción de la realidad. No distinguen colores más allá del negro, blanco y algunos tonos grises. Su lenguaje demoníaco es terrorífico, y aunque no saben hablar en nuestro idioma entienden perfectamente lo que le estamos diciendo. Cuando están pasivos esperando cualquier ruido o visión que les indique que están cerca de alimento, sus movimientos son espeluznantes. De pie y algo encorvados, rotan ligeramente sobre la cadera al son que ladean los brazos, con su cabeza escorando sutilmente moviéndola como un animal y emitiendo un ligero ronquido. - "Suerte que tenemos a esa bestia dentro de la cámara insonorizada, sería terrible que no lo estuviera" Vuelvo a echar un vistazo al laboratorio, veo que Rodug y Garza siguen dándole a la lengua ¿Seguirán hablando de lo mismo? Bueno ... conociendo la cabezonería del rubio, seguro que sí. De reojo miro al Morgano, con esa actitud a la espera de alguna señal. Por Faséria ¡Qué asco me dan!. Salgo de mi dependencia y compruebo como Garza, al verme, huye de mi a toda prisa hacia lo que debería estar haciendo desde hace un buen rato. Miro seriamente a Rodug y continúo mi camino hacia otros científicos, quiero saber su opinión sobre varios aspectos de nuestro amigo confinado. Después de debatir varios aspectos y asegurarme que mañana a primera hora se pruebe con el Morgano la nueva arma, les felicito por el buen trabajo y me vuelvo a mi despacho. No llego a entrar y mi querido amigo rubio me llama para que vaya donde él. Suspiro, cierro unos segundos los ojos, suelto la manilla de mi puerta y voy con él. -9-

- "No quiero oír una palabra de la estúpida conversación de antes" - tengo que hacerme de notar, no estoy aquí por ser la hija del teniente. - "Zhure, no es tan descabellado, solo tienes que..." -"¡NO!" - todos los investigadores de aquel laboratorio se volvieron hacia mi - "Pareces un crio Rodug ¿Que pasa contigo?" - susurrándole -"¿Que miráis? ¡Volver al trabajo!" - "Zhure" - me dijo, tan tranquilamente como lo es él - "Acompáñame" Se me quedó mirando a la vez que se levantaba de su sitio, yo me quedé mirándole implacable, deseosa de que esta conversación solo fuera una broma y que de verdad no deseara ni pensar hacer semejante barbaridad. - "Por favor..." - continuó - "Que sea rápido" - es mi mejor amigo, desde siempre; pero hay cosas que no me gustan en absoluto. Salimos a los pasillos, a esas horas la gente está en sus respectivos trabajos dentro del nivel tres y estamos solos. El laboratorio científico, los que diseñan las armas y armaduras con el metal y minerales que los tuneladores extraen, los jóvenes soldados entrenando sus poderes y tácticas para combatir a los Morganos ... hay tantísimas cosas que sinceramente nunca me he parado a comprobar todo lo que hay en Minas Fásel. Seguramente porque en muchos sitios solo es posible el acceso a personal militar, al igual que al cuarto y quinto nivel, que está totalmente prohibido la entrada a personal no autorizado. - "Tú dirás ..." - digo aún seria - "¿Puedo hablar como amigo y no como investigador?" - "Rodug, sé lo que me vas a decir y ya sabes la respuesta" - vuelvo al laboratorio - "Zhure" - me coge de la mano - "quiero que me digas que pasaría teóricamente" Me quedo mirándolo fijamente unos segundos, sé que está hablando absolutamente en serio y decido hablar con él como amigos. Suspiro y suelto su mano. - "¿Teóricamente? El poder Morgano y el del árbol Faséria son energías opuestas. Hablando religiosamente es el bien contra el mal, ningún individuo debería tener esas dos energías en un mismo cuerpo." - "¿Y por qué no? Hablamos de una manera religiosa, pero ¿Científica?" - "Rodug todo esto son suposiciones, me imagino que el cuerpo no soportaría tanta energía en un mismo cuerpo. Seguramente explotaría o algo así ¡Qué sé yo!" - "¡Joder Zhure! ¿Acaso no es posible que las energías se eliminen y vuelva a ser el humano que una vez fue?" Varios sargentos pasan cerca de nosotros, van a tomarse un descanso y a relajarse de tanto entrenarse. Le hago un gesto de silencio y rápidamente cambiamos de conversación. - "¿Lo ves? ¡Por que poco no nos han escuchado Rodug! Basta ya de estas tonterías ¿De acuerdo? Mañana probaremos la nueva arma con el Morgano y se acabó la historia. No quiero volver a escuchar semejante blasfemia con los próximos demonios apresados ¿Entendido?"

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Aprueba con la cabeza intentando convencerme que no volverá a pensar en ello, ¿Se cree que no lo conozco? Le acaricio el pelo de manera cómplice y burlona para no parecer tan mandona. No me gusta hablarle así pero es que a veces me saca de mis casillas, a veces parece tan crío con unas ideas tan ... tan ... no sé, con tanta búsqueda de heroicidad tan poco propia de nuestra sociedad... Por el intercomunicador veo que me llaman del primer piso. Al contestar escucho la voz de mi padre diciéndome que me presente en la unidad militar en el acto. Puede parecer algo brusco su forma de hablarme, pero únicamente me habla como un padre en casa, en el trabajo es Teniente del ejército de los Rebeldes de Fásel y tiene que hacerse de notar como tal. Lo comprendo, tiene que influir respeto. El rubio va hacia el laboratorio a la par que yo me dirijo hacia el elevador. No hay nadie por los pasillos y el ruido del último sótano es si cabe más ensordecedor. Quizás es porque le presto más atención pero aún así es casi insoportable. Una vez pulso el botón del primer piso un cuadro de contraseña se abre para poner mi santo y seña particular, suspiro y una vez es aceptado el ascensor asciende a la vez que se escucha una voz predefinida, "Buenos días Zhure ¿Que tal el día?". - "Hola señorita ¿Como usted por aquí?" - me dice uno de los soldados que les toca hoy guardia - "Hacía tiempo que no la veíamos por el primer nivel" - "El trabajo de investigación ocupa todo mi tiempo, soldado" - sin pararme a hablar con él. Sigo caminando pero puedo escuchar susurros y ciertas risas de los soldados, como se nota que se aburren. En más de una ocasión, algún soldado me ha querido invitar a cenar aunque siempre con el mismo resultado; me gané el mote de "Intocable" a pulso. - "Buenos días Zhure, al fin estás aquí" - nada más entrar a la sala militar, llena de ordenadores y pantallas ya escucho la voz de mi padre. - "Buenas Teniente ¿De qué se trata?" - en el trabajo, es mi superior antes que mi padre. Me hace una señal para que vaya a un sitio apartado con él, su rostro está algo más relajado y a la vez nervioso de lo habitual. Me fijo que hay mucho más movimiento en esa sala del habitual, varios sargentos yendo de un lado a otro con papeles, algunos en el radar enorme del centro gritando fuertemente sobre algún tema que no logro averiguar de qué se trata, no veo al general. - "Zhure, creo que hemos dado con la clave" - "¿Cómo?" - no entiendo nada. - "¿Ves el radar? Ha localizado el posible emplazamiento de lo que queda del ejército Grigori" -"¿Qué? Pero ... ¿Cómo es posible?" - "Estábamos buscando energía Morgana, y comprobemos que hay un lugar en la superficie donde se muestra con más intensidad. Estamos seguros de que se trata de una especie de ciudad. - "¿Y eso que tiene que ver con los Grigori? Padre no creo que ellos estén ahí fuera" - "De eso se trata Zhure. El radar muestra que la ubicación de esos posibles Grigori se encuentra debajo, justo debajo de la ciudad demoníaca." - 11 -

Definitivamente mi padre a perdido la cordura. Suponiendo que los ejércitos de Keydan sigan con vida, cosa que dudo, no comprendo que harían justo debajo de su enemigo. Además ¿Como consiguieron llegar allí sin que Belshazor los detectara y los convirtiera? Qué raro me resulta todo esto. - "Podemos enviar una patrulla que intenten llegar hasta ellos" - continúa mi padre - "Vayron está hablando con las cortes militares del plan que tenemos entre manos" - "Hoy estamos todos locos ..." - le digo - "¿Cómo?" - "Nada olvídalo. Padre ¿Estáis locos? Únicamente el radar muestra energía Morgana y ALGO" lo destaco levantando las manos -"que puede que sea la energía de los Grigori. ¿Y si no lo es?" - " Zhure" - pone un rostro más serio - "Estamos hablando de que quizás hayamos encontrado la solución a la guerra" - "Padre ¿Si es una trampa? ¡No puedes estar hablando en serio!" El movimiento de militares a nuestro lado nos impide seguir hablando del tema. El Teniente sabe que no puede airear las técnicas y estrategias militares a los civiles de Minas Fásel, pero nunca ha tenido secretos para mí. Mientras que me vuelvo al elevador para evadirme de toda esta locura y volverme a mi despacho, veo como Vayron Gubdor viene en contra. Un cosquilleo sube por mi pecho al ver el primer humano transformado con energía Faséria. Aunque todos tenemos un aspecto algo diferente a los antiguos humanos, a él se le percibe notablemente. - "¡Saludos mi general!" -dicen los soldados de la guardia al lado del elevador, aunque él no se detiene ni les devuelve el saludo. - "Saludos mi general" - le digo con respeto, sin cuadrarme como los soldados, al fin y al cabo yo no soy militar. Continúa su camino sin inmutarse lo más mínimo. Pues sí que están nerviosos en el primer piso si... En el elevador intento pensar detenidamente la conversación con mi padre, parece que nuestra querida ciudad se está volviendo loca por momentos. Mi compañero y nuestro joven ayudante quieren hacer un experimento que si la gente se entera, nos ejecutarán por traidores a Faséria. Mi padre y su cuadrilla emocionados porque, según ellos, encontraron al ejército de Keydan. Investigadores me llaman para que les dé mi opinión en alguna cosa que hayan descubierto, hago oídos sordos y me apresuro a mi despacho. Cierro la puerta y me hundo en mi sillón frente a mi ordenador intentando desconectar y pensar con un poquito más de claridad. Llegada la hora, suena una alarma en toda la bóveda que indica la hora de comer. Es la única hora del día que no suena el tremendo ruido de los tuneladores y me deja escuchar mis propios pensamientos. Los laboratorios y demás funciones en Minas Fásel están insonorizados, pero no lo suficiente como para tener un lugar libre de contaminación acústica.

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Rodug y Garza me llaman para que vaya con ellos al comedor, les hago una señal para que se vayan; necesito estar sola. Ante la mirada preocupada de Rodug, Garza acepta a la primera y se va hacia el pasillo, el rubio me mira preocupado y tarda un par de segundos en reaccionar, pero se une a nuestro ayudante. Camino muy despacio por el laboratorio, mirando hacia el techo con las manos por detrás del cuello. Deambulo cerca de la celda insonorizada del Morgano y de vez en cuando le miro de reojo. Sigue con esa aterradora actitud a la espera de algo que llevarse a la boca. Me paro al lado de la celda, apoyo las dos manos en ella y acerco más que nunca la cara al cristal que me separa de esa bestia. Al rato me confío apoyando la frente en ella y suspiro. Mi aliento deja un vaho caliente a la altura de mi boca que borro vagamente con la mano a la par que digo "Ayúdame a pensar con más claridad". Vuelvo a mi despacho, reanudo mi misión de desmoronarme en el sillón sin hacer nada útil y volviendo a mirar los archivos de los Morganos en el ordenador. Siento un golpe mudo y seco que me sorprende medio dormida en mi mesa, miro hacia los alrededores pero no hay nadie. "Se habrá caído algo" pienso. De nuevo ese leve impacto, abro perezosamente los ojos y quito los pies de la mesa. Un poco preocupada abro la puerta de mi despacho a ver qué ocurre en el laboratorio. "No puedo estar tranquila un momento" vuelvo a pensar. Mis ojos se sacuden de pánico. Mi boca medio abierta no logra decir palabra alguna y mi mano paralizada no consigue coger el intercomunicador para avisar a alguien. El Morgano ya no está quieto, su escalofriante imagen no está inmóvil en el centro de la celda. Veo como la celda tiene una grieta y que el Morgano está donde hace escasos diez minutos estaba yo, de la misma manera, de la misma forma. Su frente apoyada donde estaba la mía, sus manos guardan la humedad generada por las mías en el cristal, abriendo la boca y exhalando su aliento tal y como hice yo. No ... no soy capaz siquiera de moverme. Saco fuerzas no sé ni de donde, y consigo caminar marcha atrás muy despacio hacia mi oficina, ni un ruido, ni un grito ... no puedo hacerme escuchar. Me meto debajo de la mesa de mi ordenador observando al Morgano por la parte baja del escritorio mientras, lentamente, cojo el intercomunicador para pedir ayuda. Descubro espantada que hace los mismos movimientos que yo, incluso intenta eliminar vagamente el vaho del cristal a la par que suspira y se encamina torpemente hacia mi despacho, parece observar todo lo que le rodea. - "Por .... favor ... ayúdenme ... laboratorio" - digo muy despacio y a penas poco más alto que el silencio. Le veo acercarse a mis dependencias muy lentamente, no puedo contener las lágrimas y ponerme aún más nerviosa si es posible. Aún es muy temprano para que la gente vuelva a sus trabajos y rezo a Faséria que me ayude, y como si de un milagro se tratara, veo por la ventana que Rodug va por el pasillo en dirección al laboratorio.

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"Rodug no entres, busca ayuda..." pienso. Si el Morgano lo ve lo destrozará antes de que pueda siquiera darse la vuelta para escapar. "No entres..." pienso mientras lo veo, aún lejos. Mis lágrimas no paran de caer e intentando no hacer el más mínimo ruido. Ese demonio camina despacio hacia mi muerte. Me da la sensación que no sabe que estoy ahí, si lo supiera no estaría con vida. Al verlo tan cerca, sólo a un par de metros de mi mesa, no puedo aguantar llorar más haciendo un leve ruido. Leve pero delator. Abre más los ojos, el color amarillo se vuelve más intenso, su boca se abre ligeramente dejando ver su espectacular mandíbula animal y levanta las manos mostrando sus garras. Su instinto animal aflora poniéndose en actitud de batalla a la vez que da un impresionante salto subiéndose encima de la mesa que me acobija. Mis gritos alarman a Rodug, que va corriendo hacia el laboratorio. Cuando entra ve la escena que nunca quiso ver. Yo de pie contra la pared de mi despacho con el Morgano justo delante de mí. - "¡EH EH!" - intenta llamar la atención del demonio - "¡MONSTRUO!" Da a la alarma y coge lo primero que tiene a su alcance, libros, libretas, incluso le lanza un monitor de ordenador que no logra alcanzarle, se lanza a su espalda pero el Morgano simplemente lo empuja, haciéndole volar por los aires contra la otra pared. Con mis manos cerca de mi cara intentando protegerme, no paro de llorar llamando a Rodug y arrimarme más y más a la pared. Hubo un momento que el Morgano y yo nos miremos fijamente a los ojos, en ellos vi la maldad y el futuro que me espera a manos de ese monstruo. - "Por ... por favor ... no" - digo, estúpida de mi. Se detuvo, arrugó el entrecejo como si pensara en que estaría diciendo acercando su mano a mi boca. Su conducta era tan extraña como incomprensible. No cesaba en intentar alejarme de ese monstruo hundiéndome cada vez más en la pared, pensando que justo ahí terminaría matándome; aunque llegado ese momento vi algo que jamás se me habría ocurrido pensar. - "A ... ayúdame ... ayúdame a pensar ...." - dice muy torpemente, casi no se le entiende Me quedo petrificada sin saber qué hacer, bajo las manos muy lentamente y aún teniendo un asesino perfecto delante de mí, me separo unos centímetros de la pared relajándome de tal modo que parece que me estoy volviendo loca por momentos. - "¿En... entiendes lo que ... digo?" - muy nerviosa, a penas termino la frase sin titubear sintiéndome estúpida por lo que estoy haciendo. Parecía estar asintiendo, o al menos esa sensación me dio. Parecía querer seguir hablando cuando los soldados irrumpieron en el laboratorio, dispararon varias veces al techo para que se alejara de mi. El Morgano les atacó con una increíble agilidad hasta que lograron reducirle, no sin antes destrozar a un par de soldados. Usaron la carga eléctrica que utilizan - 14 -

para atraparles y que así podamos tener individuos vivos en el laboratorio para poder estudiarlos mejor. - "No no, ¡Quietos!" - grité durante el ataque. Pude comprobar como todos me miraban de una forma muy extraña cuando por fin tuvieron al Morgano inconsciente en el suelo. Entró mi padre, a la vez que todos se cuadraban y le saludaban como es debido, mirándome con una cara de asombro. - "Hija, ¿Que te ha hecho? ¿Estás bien?" - mientras me miraba por todas partes en busca de algún rastro de ataque. - "Si padre no se preocupe, estoy bien" - le dije algo exhausta. - "¿Tienes alguna herida? ¿Te duele algo?" - "¡He dicho que estoy bien!" Avisó a la unidad médica que estaban tan solo unos pasos tras de él. Les ordenó que me llevaran a hacer un chequeo completo y que me tuvieran en observación, aunque yo le dijera que me encontraba bien y que únicamente fue un susto. Colocaron a Rodug, aún inconsciente, en una camilla y nos llevaron juntos hacia el departamento médico. Todo el mundo estaba por los pasillos, unos preguntando qué había pasado, otros impresionados por la imagen suelta del Morgano tendido en el suelo. Sabía que eso no lo olvidarían los habitantes de Minas Fásel, aun sin saber que me había perdonado la vida, que quizás se intentó comunicar conmigo y que por un momento, vi algo de humanidad en su mirada. Tumbada en una cama, algo adormilada por los calmantes que esos médicos y enfermeras que tantas vueltas dan a mi alrededor me dieron para que me calmara, intento organizar en mi cabeza todo lo ocurrido. Por más que me negué a los calmantes, por muchas veces que les dije que estaba bien, por la aguja en la vena de mi mano metieron cierta cantidad para mantenerme tranquila. "Como está Rodug" repito una y otra vez. No escuchan... o no quieren contestarme. Buscan alguna herida, algún mordisco, algún zarpazo. No paran de dar vueltas a mi alrededor buscando, poniéndome de los nervios. Cuando comprueban que no tengo peligro, por fin se alejan de mi habitación y me dejan sola. Quiero saber cómo está el rubio, pero nadie me dice nada, únicamente hacen su trabajo sin pensar en el paciente. Finalmente me dormí a causa de los analgésicos, mi mente era un cúmulo de imágenes que no lograba entender y que parecían sacadas de alguna de las muchas pesadillas que tuve desde niña. Me dejé acunar entre los brazos de Morfeo diciéndome a mi misma que tenía que descansar. Ya llegarían las respuestas. En mis sueños me sobresalté en más de una ocasión por las pesadillas, no paraba de imaginarme cosas extrañas. Hubo un momento que tuve verdadero pánico cuando una de esas pesadillas cobró tal realismo que me desperté sudando y con el corazón bombeando con más fuerza que nunca. Me veía arrodillada frente al trono de Belshazor, con el ejército Morgano a mis espaldas. > - 15 -

Buscando alimento

Diario de GX. Acabo de encontrar un nuevo refugio. Una pequeña cueva llena de restos de animales y patrullas de los rebeldes, sin duda algún Morgano estuvo aquí dándose un buen festín. Este sitio es patético, pero está cerca de mi zona de caza y no puedo desaprovecharlo. Relajado encima de una roca, jugueteando con un hueso de tantos que hay por el suelo árido de la superficie, respirando el aire corrompido por la contaminación del Dios de la Guerra y observando el cielo muerto de nuestro … querido … planeta. Hace días que no veo a ningún Morgano que llevarme a la boca, ni siquiera un animal que ha mutado por la polución en el ambiente. Ni recolectores, ni huéspedes … ¿Dónde se han metido estos demonios? De vez en cuando veo a esos patéticos y conformistas Rebeldes de Fásel capturar un recolector, y tan contentos como si hubieran apresado al mismísimo Belshazor, van de vuelta a su ciudad. Capturar un torpe y ridículo recolector les hace creer que son poderosos, que nada puede con ellos. Un bobo recolector que aún así puede terminar con la vida de algún soldado durante el ataque. Me pregunto qué pasará cuando se encuentren cara a cara con un huésped y les destroce sin piedad. Minas Fásel … no sé como Belshazor no ha encontrado aún ese patético escondite. La entrada en las raíces de ese enorme árbol parece decir "¡Eh eh! ¡Estamos aquí" y aún así ahí siguen metidos, esperando un milagro que les ayude. Guardando la gárgola de piedra con el supuesto poder de Keydan, y que éste les ayude a destruir a Belshazor a cambio de devolverle su poder. ¿Están locos?. Marisma de Sacra me da una repugnancia particular haciéndome volver a pensar tiempos pasados, pero no niego una visita de vez en cuando a buscar alguna patrulla de los rebeldes fuera de Faséria y poder divertirme cazándolos a mi antojo. ¿Esas patrullas son las que salen de ese primer nivel? ¿Ese nivel que a todos nos hacían creer que serían los salvadores del mundo? Por fin un poco de diversión, un grupo de recolectores merodean cerca; los escucho hablar entre sí, los huelo. Me levanto vacilante, pesado e incluso sonriente. Sobre una loma los veo a lo lejos, es un grupo de seis Morganos rastreando huellas de alguna de las numerables patrullas de rebeldes que merodean por aquí. Bueno, quizás otros recolectores tengan más suerte rastreando a los rebeldes. Éstos son para mí, hace días que no sacio mi apetito. Voy caminando en su contra, no hay prisa. Disfrutando del horrible paisaje y oliendo el inminente bocado. Acechando desde el sur veo como se dirigen hacia un embudo natural, no aprenderán nunca. No es posible la suerte que puedo llegar a tener, observo unos cuantos rebeldes preparando un ataque; unos doce o trece nuevas víctimas. El día cada vez es mejor. Las fuerzas de Faséria atacan primero, diez son los cuerpos exánimes en el suelo. Los rebeldes cogen muestras de piel, de saliva. ¿En serio eso les sirve de algo? No puedo evitar que una amplia sonrisa se dibuje en mi rostro. - 16 -

Despacio voy hacia los supervivientes. Uno de ellos me ve mientras que los otros siguen con las muestras, grita por el inminente peligro pero no les doy tiempo a defenderse, sólo queda el más joven, el que dio el aviso. Tanto pitorrearse del supuesto poder heredado del árbol de Faséria y son tan sumamente fáciles de matar … - "¿Qué… que eres…?" - dice el joven rebelde, en el suelo apuntándome con su arma - "Por favor … por favor no lo hagas" - soltando el arma. - "¿Qué hacéis tan alejados de Faséria?" - quiero saber más cosas antes de terminar con esto. - "Yo … yo…" - "Vamos ¡Habla! No me hagas perder el tiempo" - "Eh … yo …" - "Bien, parece que no me sirves" - amenacé a la vez que me disponía a atacar. - "¡Para! Te lo diré todo" - lo sabía, son tan predecibles… - "las órdenes son llegar hasta Belshazor, creen que…. Creen …" - "Termina de una vez rebelde, agotas mi paciencia" - "Creen que el ejército de los Grigori se encuentra bajo los cimientos de la supuesta ciudad del demonio. Creen … creen que eso nos ayudará a terminar con la guerra." - "¿Terminar con la guerra? Ja ja, no sabéis de lo que estáis hablando" - la cara de no enterarse de nada del rebelde me causó más gracia aún - "Vivirás este día para darle un mensaje a tu general" - "¡Gracias! De … de veras, que la luz de Faséria te bendiga" Utilicé la cámara del arma del joven rebelde. Creen que así pueden aprender de los errores en los ataques y ser más eficaces contra los Morganos. Le envié a mi antiguo general un mensaje directo y sin indirectas, quise meterles el miedo entre sus huesos. Sigo ahí fuera, al acecho, más vivo que nunca y más consecuente con todo cuanto me rodea. Le avisé de lo que realmente hay ahí fuera pero no como una forma amistosa de advertirle del peligro. Quiero que ese estúpido se estremezca de terror, y que él y toda su estirpe se sacudan de espanto al comprobar lo que realmente es su venerado general Vayron Gubdor. Pensé en que hacerle a ese rebelde. Su cara, una mezcla de miedo, inexperiencia, juventud. Sus manos, temblorosas sin saber estar quietas, a penas pone la cámara enfocándome de tantos espavientos. ¡Ni si quiera se le ocurrió dispararme! No me habría hecho gran cosa, pero aún así lo tendría que haber intentado. Ni si quiera estoy orgulloso de mi enemigo … - "¿Cuál es tu nombre?" - él seguía con las convulsiones nerviosas. - "So … soy Zolber. A… acabo de llegar a cuarto nivel" - No está nada mal para ser tan joven "Esta… esta es mi primera misión fuera del amparo de Faséria" - "Dime Zolber, sinceramente ¿Crees en la leyenda de Keydan?" Mis palabras le pillaron por sorpresa, aún así no dudo en afirmar rápidamente con la cabeza, sin parar de enfocarme con la cámara. - "Si esa leyenda es tan verdadera … dime ¿Dónde está la gárgola de piedra? ¿Alguien la vio?" - 17 -

La primera vez que me da la espalda …

"Venga tranquila, es una pesadilla. Es solo eso y nada más" me digo a mi misma, entre suspiros, el sudor frío y los bombeos rápidos del corazón. Mi mente me juega malas pasadas, el encuentro con el Morgano y los analgésicos me está haciendo pensar cosas totalmente estúpidas. Suspiro una vez más e intento calmarme. Para mi sorpresa, entra Rodug a mi habitación. Ahí está, de pie, tan sonriente y con tanta vitalidad como siempre. Si alguien le mirara dudaría que hemos pasado todo lo que ha pasado tan solo unas horas antes. - "Echaba de menos a mi jefa" - me guiña uno de esos ojos tan verdes y hermosos - "¿Cómo te encuentras Zhure?" - "Rodug … no me decían nada de cómo estabas. Sólo… solo estoy un poco adormilada. Estoy bien" - le sonrío - "Ahora estoy bien" - "Bien, ahora tienes que descansar ¿De acuerdo? Yo… yo me sentaré aquí a tu lado. ¡Ese asiento parece tan cómodo!" - bromeaba, siempre intentando sacarme una sonrisa. - "Tienes que … tienes que escucharme, hay algo que … que tengo que decirte" - "Zhure, ya habrá tiempo. Voy hablar con tu padre a ver si le dijeron algo los médicos, ahora vuelvo" Intenté decirle que no se fuera, levanté mi mano pero ya iba hacia la puerta. Intenté hablarle pero apenas me salían las palabras. Antes de dormirme por no soportar más la presión de las drogas, pude soltar mi último aliento. - "¡NOS ENTIENDE! ¡ÉL nos …. en….ti…en…de…" Antes de cerrar completamente los ojos, vi a Rodug darse la vuelta y mirarme con esos ojos. Sabía que estaría pensando que estaría loca, nerviosa por lo ocurrido o quizás producto de los narcóticos. O las tres cosas a la vez. Según me dijo la enfermera cuando me desperté, estuve casi tres días durmiendo. Me comentó que tuve numerosas pesadillas y que me tuvieron que sedar en más de una ocasión. No sé qué está pasando. - "¿Dónde está Rodug? ¿Y mi padre?" - "Ahora les aviso señorita, no se preocupe" Pasaron largos minutos, largos minutos para mí. Deseaba ver entrar a Rodug y a mi padre, estaría más tranquila si ellos estuvieran a mi lado. Quería estar ya de vuelta en el laboratorio y comprobar por mí misma que estaba equivocada, y que todo aquello fue fruto de mi imaginación por causa del miedo. - "¿Se puede?" - bromeó - "Claro rubio, he estado mucho tiempo durmiendo ¿Eh?" - "Lo importante es que estés bien hija" - dijo mi padre, entrando por la puerta - "Hola padre, le dije que esto no era necesario, no me hizo nada" - 18 -

- "Es mejor asegurarse Zhure, sabemos que no tienes heridas superficiales pero había que confirmarlo ¿No crees?" - "Supongo que sí ¿Dónde está el Morgano?" - "Hace un par de días probaron el arma nueva con él, tal y como habías ordenado tu" - dijo mi compañero - "¿Qué? ¿Pero yo…? ¡Pero nada de esto había pasado!" - "Tranquila, tranquila. El nuevo arma fracasó, únicamente le dejó inconsciente un par de horas. Ahora tenemos un nuevo método para atraparlos además de la electricidad ¿Eh?" decía a la vez que golpeaba amistosamente el hombro de mi padre. Claro que no tiene tanto humor como él. - "Ejem, sí" - dijo mi padre quitando la mano de Rodug de su hombro - "pensábamos que esa nueva arma acabaría con su energía Morgana, pero…" - "No te preocupes padre, sé que algún día se conseguirá. Hay que tener paciencia, solo es eso" - "Si, seguro que tienes razón. He de marcharme, tengo que ir con el general, tenemos cosas importantes entre manos. Me alegro de que estés bien hija mía, nos vemos en casa ¿De acuerdo?" - "Si padre, ahí nos veremos" Comprobé como Rodug esperaba impaciente que mi padre se marchara, conozco también a mi amigo que no puede ocultarme muchas cosas. Su mirada es como un espejo de sus sentimientos, no puede engañarme. - "Bien rubio, ya estamos solos ¿Qué quieres?" - "¿Qué que quiero? Zhure yo no…" - "Vamos amigo, sé que quieres decir algo, suéltalo de una vez" - le decía con una sonrisa. Me miró unos segundos, asintió y fue a cerrar la puerta. Cogió una de esas sillas tan incómodas donde se había quedado a mi lado todo ese tiempo, la acercó y por fin soltó eso que guardaba tan secretamente. - "Zhure, cuando vine a verme me dijiste algo, me dijiste que…" - "Que nos entendía" Se quedó callado, inmóvil. Supongo que yo me acordara de lo que dije, tachaba lo de loca, nerviosa o producto de los narcóticos. - "Zhure, ¿Te refieres al Morgano?" - me hablaba despacio - "Si rubio, me refiero a él. No sé cómo explicarte lo que pasó por que ni yo misma lo entiendo aún" - "Por favor, no hables esto con nadie. Conseguirás que te traten como loca o algo peor" - "¡Rodug maldita sea!" - le dije alzándome sobre la cama - "necesito que confíes en mi en esto. Tengo un montón de imágenes en mi cabeza por las pesadillas, pero sé lo que pasó en el laboratorio". - "Lo siento Zhure, pero no sé qué pensar" - dijo levantándose de la silla. - "¿Crees que estoy de broma? Necesito ir al laboratorio y comprobar unas cosas Rodug por favor tienes que ayudarme"

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Unos segundos me miró fijamente. No dijo nada y se fue de la habitación sin mirar atrás. De nuevo estaba sola. Mi padre ocupado con su trabajo y mi mejor amigo sale de la habitación sin poder creerme, sin querer ayudarme, sin querer hacerme compañía. De nuevo, sola. Estoy en el departamento médico, en el primer nivel. El ruido de los tuneladores es inapreciable en comparación a como se aprecia en mi trabajo. Siempre me he sentido rara en este nivel. La gente me mira con aprecio por ser la hija de quien soy, seguramente piensen que soy oficial de laboratorio por ser hija del Teniente; me he pasado la vida haciendo las cosas demostrando que estoy donde estoy por lo que soy, no por quién soy. Me esfuerzo al máximo e intento ser mejor cada día. Quiero descubrir la forma de terminar con toda esta maldita guerra para demostrar a todo el mundo de lo que soy capaz, no quiero más cuchicheos a mis espaldas. "Ahí va la hija del Teniente, así normal que esté donde está" piensan los civiles y los soldados se entretienen con su "Olvídate, no tienes ninguna posibilidad con la Intocable". Por fin una visita, aunque sea del médico. Es de mi edad, más o menos. También lo conozco desde la infancia, aunque nuestros trabajos y demás nos llevaron a ir separándonos más y más. De mi niñez únicamente guardo la amistad de Rodug, y parece que ahora tiende de un hilo. - "¿Cómo estás Zhure?" - "Bien gracias, me siento mucho mejor" - "Lo suponíamos. Estabas muy nerviosa y tuvimos que sedarte más de lo que nos gustaría haber hecho. Los análisis no muestran alteraciones, restos de contaminación ni ningún virus relacionado con la superficie o los Morganos. Estás totalmente limpia ¿De acuerdo" - me sonríe - "Entonces ya me puedo marchar ¿No?" - "No veo inconveniente. Aún así me gustaría hacerte algunas preguntas antes de que te vayas por si algo de contaminación te ha afectado y no lo podemos detectar." - "Por mi desacuerdo" Cogió una hoja con las preguntas que tenía preparadas, se sentó en la silla en la que estaba Rodug hace un momento y se dispuso a preguntar. - "Bien, sé lo más sincera posible, es importante. Solo serán unas pocas preguntas que hacemos a los soldados cada vez que contactan físicamente con esos demonios. - "Adelante" - "¿Tiene picor donde le ha tocado el Morgano?" - "No me ha tocado." - "¿A tenido alucinaciones después del contacto con el Morgano?" - "Te digo que no me ha tocado, y no he tenido alucinaciones." - "¿Ha soñado con ser uno de ellos o disponer del poder que tienen?" - "No." - mentí, pero sólo quería marcharme de ahí - "¿Por favor me puedo ir ya? Estoy un poco cansada de estar aquí sin poder hacer nada" - 20 -

- "Bien Zhure, tomate unos días de descanso ¿De acuerdo?" - "Gracias eso haré no se preocupe" Me visto a toda prisa en cuanto el doctor sale de la habitación. Cojo mis cosas y salgo por la puerta que ya hace tiempo que quiero traspasar. Voy hacia el elevador sin mirar atrás e intentar olvidarme de todo por un momento, tengo que llegar al laboratorio cuanto antes. Por fin veo los amplios ventanales de mis dependencias, hay un par de investigadores comprobando restos de piel Morgana por los microscopios, otros tantos comprobando documentos y Garza con Rodug echando un vistazo a los archivos del ordenador. - "Hola jefa" - me dice uno de ellos -"¿Cómo se encuentra?" - "Bien, gracias" - "Menudo susto nos dio, pensemos lo peor" - continúa - "Gracias por la preocupación, tengo que hacer unas cosas ya hablaremos ¿Vale?" - digo apenas parándome a su lado Garza me sonríe y me felicita por estar bien, al igual que el resto de compañeros. Aunque no todos, Rodug al notar que estaba ahí se centró más en los archivos del ordenador. Siempre hemos tenido discusiones así que no le doy más importancia. Les digo que pueden tener un par de días libres, que vayan a sus casas a disfrutar de estos días de descanso. Quiero estar sola con el Morgano y no hay otra forma de conseguirlo. Recibo halagos y gratitud mientras salen del laboratorio hacia sus casas. Rodug es el último en salir, no me mira, no me habla; simplemente coge sus cosas y se va. Me quedo mirando cómo se aleja el rubio hacia el elevador hasta que lo pierdo de vista. "Que cabezón eres…" - "Bueno" - digo, mirando al Morgano en la restaurada celda - "Vamos hacer la mayor estupidez en la historia de esta ciudad" Sé que no puedo romper la celda, ¿Cómo iba hacerlo?. Sé que no puedo abrirla, sólo los altos cargos del ejército pueden. Pero sé uno que sí puede y que ya lo ha hecho. Tengo que hacer que vuelva a salir, necesito respuestas. - "Vamos amigo, ya lo has hecho ¿A qué esperas?" - me siento estúpida. El Morgano en actitud de espera, y yo dialogando con el … es del todo absurdo. - "¡Vamos!" - suspiro de impotencia. Recuerdo lo ocurrido aquel día. Supongo que tengo que pegarme lo más posible al cristal blindado de la celda, pero el miedo al rápido ataque me hace pensármelo mejor. Aún así, adopto la misma posición de ese día. - "Vamos, por favor…" - susurro al cristal, con la frente y las manos apoyadas, al lado de mi cara - "Sé que de algún modo sientes esto" Me quedo esperando. Pasan algún que otro minuto, pero yo sigo ahí. Espero, yo solo espero. Estoy completamente aterrada con el hecho de tener a ese engendro de la naturaleza tan cerca de mí, y sabiendo que si quisiera salir podría hacerlo. Pero ¿Por qué no lo hace?. El - 21 -

vaho de mi aliento en el cristal, al rato parece llamar la atención del Morgano, que se va acercando muy despacio. Se supone que él no ve nada de lo que hay fuera de la celda, sospecho que es el calor generado por mi aliento lo que él percibe. Lo veo acercarse tan sumamente despacio, que no paro de ponerme cada vez más y más nerviosa. Es un animal, su forma de moverse es terrorífica, su físico es algo que jamás me había imaginado ni en mis peores pesadillas si ese maldito Belshazor no hubiera llegado a La Tierra. - "Va…. vamos.. por …. por favor" - repito, mientras él se acerca. Continúa, siento como que hay algo que ya no puede pararle. Casi puedo verme a través de sus ojos, viéndome como ese alimento que hace tanto tiempo ansia. Posa sus manos sobre las mías, su frente … sólo el cristal blindado de varios centímetros nos separa. - "A… ayúdame" - digo - "¿En… entiendes lo que ... lo que digo?" Una pequeña pausa que para mí es eterna. Varios segundos peores que sujetar con la mano el metal sacado de los hornos de los tuneladores. Sé que esa criatura comprende mis palabras, y quiero saber más. - "A ... ayúdame ... ayúdame a pensar ...." - dice, lo mismo que ese día - "A ... ayúdame ... ayúdame a pensar ...." - "Te ayudaré …." - digo temblando - "¿Entiendes mis palabras?" - "Ayúdame a pensar con más claridad" - dijo de forma que lo entendí mejor - "¿Ayudarte a pensar? ¿Qué?" - no entiendo nada Repitió esa misma frase en varias ocasiones, cada vez su pronunciación mejoraba. Parece que por momentos podía hablar mucho mejor. Mis nervios no dan abasto y las manos apoyadas en el cristal no paran de temblar, y no sé como aún tengo la frente apoyada en el cristal. - "Eso … eso dijiste … ayúdame a pensar con más claridad" Santa Faséria, ¿Lo que dije el día que me apoyé por primera vez en su celda? ¿Cómo pudo escuchar mi susurro si a penas saqué la voz de mi propia boca? Todo esto me está asustando más de lo que esperaba estar, pero algo me detiene al intentar alejarme. Quiero … necesito saber más. - "Por favor … contéstame… ¿Quieres hacerme … hacerme daño?" - le digo totalmente aterrada - "No … yo … ayudarte a pensar … no hacer daño" - esto es de locos - "¿Puedo salir de aquí?" - "¿Me estás pidiendo permiso para salir, Morgano?" - "No Morgano … solo escapar, ayudarte a pensar en desierto de rocas" No entiendo casi nada de lo que me dice. El desierto de rocas es una grandísima meseta entre nosotros y la supuesta posición de Belshazor, la que el radar mostraba en pantalla. La leyenda dice que fue ahí el combate entre Vayron y Keydan, y donde el dios demonio de la guerra hizo su propuesta a la humanidad. ¿No Morgano? Es del todo absurdo esta conversación. Finalmente me vuelvo completamente loca y digo, "Si, sal de ahí" - 22 -

De vuelta al barro

Diario de GX. Dejé marchar al joven rebelde. Lleva el mensaje a ese patético general y espero que lo vea con todo su atención. De hecho, sé que lo hará. Espero que llegue con vida, él solo desde el desierto de rocas … que estúpidos venir hasta aquí una única patrulla de catorce soldados. Bueno, sacié mi apetito con todos ellos. Son mejor bocado que esos asquerosos Morganos. Incluso pensé en escoltar a ese estúpido hasta la Marisma, pero ¿Qué diablos? Es más divertido así. Incluso a tal distancia puedo escuchar sus rápidos latidos y su apresurada respiración. Espero que esta vez utilice el arma en vez de quedarse embobado grabando un mensaje. Bendita juventud, que sabrán ellos … Apoyado en uno de los laterales de la entrada a mi nuevo y apestoso refugio, observo en la distancia a un grupo de Morganos cazando una extraña criatura. Qué suerte tienen de que no esté buscando saciarme, aunque he de admitir que esa criatura voladora jamás la había visto. Es enorme, tres o cuatro veces más alta que los demonios, y unas diez veces más con sus alas desenfundadas. Cuatro patas grandes y musculosas, dos algo más pequeñas; seguramente con eso sujete a sus presas cuando muerda. Una gran dentadura aguarda a los que superan ese espectacular cuello, ¿De dónde ha salido ese espécimen? Parece que no la intentan cazar, pretenden capturar a ese monstruo. Más recolectores se unen a la empresa, aunque empiezo a sentirme angustiado cuando muchos huéspedes intentan lo mismo. Doy un gran salto y me coloco detrás de una de tantas rocas. Tengo que comprobar que está ocurriendo. Doblegan a la bestia, tumbada y confinada bajo una cúpula de energía; no tiene escapatoria. Parece que una espada me atraviesa la boca del estómago cuando le veo aparecer felicitando la labor de sus recolectores y huéspedes. Me acerco un poco más, tengo que escuchar lo que dicen. - "Aquí lo tienes señor" - dice uno de los huésped, el idioma demoníaco retumba en mi pecho "por fin capturado y sometido a tu voluntad, mi señor" Ese huésped parece diferente, significativamente más musculoso que el resto. Sus ojos despegan una especie de fuego azul y sus manos iluminadas por la inmensa energía de la que es propietario. Belshazor se acerca con su ropa oscura, con esa capucha que no deja entrever su rostro; sólo la luz roja intensa de sus ojos rompe esa oscuridad. Dice algo en un idioma que no había escuchado nunca y toca a su siervo. Todos gritan a la par que ese huésped se transforma en algo diferente, algo más grande, algo … algo más impresionante. - "Soe'Khan" - el grito de Belshazor se escucha a varios kilómetros de distancia - "Lidera mi ejército como Alto Comandante" - "Así sea, mi señor" - arrodillado ante él - "no defraudaré su voluntad" - "Espero que así sea. Cabalga tu montura y encuentra ese campamento rebelde" - dice mientras transforma a esa bestia. Mis ojos a penas creen todo lo que están viendo. - 23 -

Ese Alto Comandante sube encima de la bestia, ambos dan un grito atronando el mismísimo firmamento. Incluso Zeus parece bendecirles apuñalando el cielo con sus rayos. - "Señor" - dice, antes de levantar el vuelo. Su voz se ha vuelto más metálica, más demoníaca "No defraudaré su voluntad" - repite. - "No, Soe'Khan. No lo hagas" Belshazor se desvanece. Estará esperando el aviso de su siervo desde Boolpedax, ya es raro que haya salido de ahí para esto. Soe'Khan se alza con su montura a pocos metros del suelo y dice unas palabras en ese idioma desconocido para mí. Los huéspedes se transforman en una forma parecida a la de su Alto Comandante, despiden ese fuego azul de los ojos, aunque con menos intensidad. Ordena a sus tropas aniquilar cualquier estigio de vida en el desierto de rocas, que no quede un metro sin exterminar. Los recolectores vuelven a casa, ya no son necesarios. Jamás había visto tantísimos demonios juntos y mucho menos tan bien organizados y con tanta sed de sangre. Gritan y maldicen, se preparan para la batalla. Intento esconderme mejor, no sé de lo que son capaces ahora a imagen de ese demonio y prefiero ocultar mi posición. Al menos por el momento. Agazapado vuelvo hacia mi refugio, tengo que eliminar todo posible rastro y largarme de ahí. Cojo alguna cosa rápidamente sin parar de mirar a la entrada. Tengo que admitirlo, hacía tiempo que no me sentía tan desprotegido; el miedo se apodera de mi, el no saber que va a pasar. Veo que Soe'Khan y su montura sobrevuelan encima de los huéspedes convertidos, en círculo. El animal que acecha desde la altura… Muestra su poder lanzando bolas de energía al cielo muerto, bajo gritos de aprobación de los que van a pie. Coge velocidad y sale disparado hacia el norte. El suelo casi parece retumbar ante el deambulo de los huéspedes, no puedo perder más tiempo. Antes de irme un último vistazo desde la entrada del refugio, la altura me ayuda a ver la inmensidad de ese ejército. Gritan y maldicen. Como si de una marcha militar se tratara, caminan al ritmo que marca el primero de ellos, golpeando un bombo con desprecio y potencia. Una melodía que parece sacada de la mayor mefistofélica ópera. Un sonido que avisa de la inminente batalla. En cuanto salí de ahí, mi súper velocidad no parecía eficaz. Aún estando lejos la armonía de guerra de esos monstruos se hacía eco en mis oídos. Mientras pensaba en que hacer y donde refugiarme, me vino a la cabeza el joven rebelde. Maldita sea, quizás es porque quiero ser yo el que destroce a Vayron, o porque mi cuerpo aún almacena restos del alma que un día tuve. Tengo que ayudar a ese rebelde para que Soe'Khan no le siga desde el cielo, así que me dirijo al noreste en busca del joven. Sin perder la vista al cielo, continúo mi camino. Tengo que encontrarme y guardarlo de la vista de ese huésped y su bestia voladora. Maldita sea, esto no tenía que ocurrir así; quizás no tenga más remedio que volver a Minas Fásel y ayudarnos mutuamente a sobrevivir. Ya ajustaré cuentas con ese bastardo general, esto no ha acabado Vayron.

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Todo cambia

El Morgano no se lo pensó dos veces, un par de segundos después de decirle que saliera de la celda, ya estaba a mi lado. Reforzaron la celda y electrificaron el interior del cristal por si decidía quebrarlo, pero eso no fue suficiente. Ahí estaba, erguido a mi lado. Varios pasos atrás fue mi reacción, casi pude comprobar que el Morgano se extrañaba por mi reacción. Le prometí sacarle, él prometió ayudarme. Todo esto era de locos ¿Estaría aún en la cama del departamento médico y todo esto era causa de los calmantes? - "Con .. confía en mí" - "Lo intento… dame tiempo solo es que…" - "Mira más allá .. más allá de mis ojos" Parecía tan … tan humano. Santa Faséria que hace ese Morgano hablando en mi propio idioma y comprendiendo lo que digo. A mi vista era un terrorífico monstruo creado para destruir. Mis oídos escuchaban a una persona, deseosa de que confiara en él. Menudo dilema. Cada segundo que pasa no sé qué pensar, si aún estoy en aquella cama, si en realidad aquél día el Morgano me mató y sigo mi propia realidad, si esto está pasando o si ya estoy completamente loca. Algo me dice que siga mi instinto, como siempre he hecho, así que pulso el botón para que las ventanas del laboratorio se oscurezcan al máximo, y que las puertas se bloqueen. Suspiro y vuelvo a mirar al Morgano. Ahí está, mirándome fijamente, pero con esa actitud de espera. Me habló de cosas que mi cabeza era incapaz de asimilar. Belshazor levantó una ciudad oscura, a la que llamó Boolpedax. "Silo de almas" dijo que significaba. Convierte a su voluntad animales y bestias, además de hacer experimentos para hacerlas aún mas aterradoras. Mi conocido Morgano afirmó ser un demonio menor dentro del ejército, un recolector. Santa Faséria, ¡Demonio menor! Y sólo uno de ellos podría acabar con cinco rebeldes si se diera el caso. Continuaba hablando sobre los Huéspedes que al parecer son los soldados élites, despiadados y con una fuerza veinte veces superior. - "Tengo … tengo que contarle todo esto a mi padre" - "¿De verdad crees que te creerá? ¿De verdad crees que no me matará si me ve libre otra vez?" - era increíble, era un humano con caparazón de bestia - "Tengo … hay que intentarlo" Utilicé el intercomunicador, avisé a mi padre de que se presentara lo antes posible en el laboratorio, no sé que estoy haciendo ¿Cómo explicarle que se tranquilice y que de esta manera conoceremos los planes de ese maldito? Mi padre lo matará … - "Bien, en media hora estará aquí. Dice estar acabando algo importante" El Morgano asintió y sólo se quedo parado, paciente. Parecía que todo estaba tranquilo cuando Rodug nos sorprendió entrando sin que yo a penas pudiera darme cuenta.

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- "¿Pero qué…? ¡Aléjate Zhure!" - "¡No no! ¡Quieto" - dije poniéndome entre mi amigo y el Morgano - "¿Qué… que dices? ¡Apártate!" - "Tranquilo, no le haré daño" - soltó tan tranquilo, sin moverse El rostro del rubio era un cuadro. Abrió más los ojos, esos grandes ojos verdes. Su boca medio abierta, tal y como me pasó a mi cuando lo vi fuera por primera vez. Se quedó inmóvil unos segundos, hasta que logró reaccionar. - "¿Qué … qué coño está pasando?" - "Cálmate ¿Vale? Te dije en el departamento médico que nos podía entender ¿Lo ves?" - "¿Qué? ¡No! ¡Aléjate Zhure!" - "Rodug te he dicho que te calmes, confía en mí en esto por favor" - "¿Cómo quieres que me calme con ese engendro a tu lado?" - "Tranquilo, nunca voy hacerle daño. Confiamos el uno en el otro" - "¿Pero que me estás contando? Mira aléjate ahora mismo de ella o te juro que…" - decía mientras caminaba hacia el Morgano - "¡RODUG! ¡BASTA!" - levantando las manos - "¿Qué pasa contigo? ¡Confía en mi te digo por favor!" El Morgano estaba quieto, ni siquiera hacia algún ademán de defenderse o saltar encima de él y destrozarle. Nada, únicamente quieto. Era del todo extraño todo lo que estaba pasando. Incluso lo que me estaba pasando a mí, parece que esto lo estuve deseando toda mi vida, algo de acción. Por una vez ser la protagonista de algo y no luchar por demostrar a la gente quien soy. El siervo de Belshazor dijo que le llamáramos "Recolector" y continuó revelando cosas del satánico ejército. Yo junto a él, Rodug a mi espalda sin perder de vista al Recolector y con esos ojos de no confianza, estaba más atenta que nunca escuchando lo que nos decía. Al parecer los recolectores estaban unidos entre sí por alguna especie de energía, cada uno tenía a su compañero. Aprendían uno del otro y siempre juntos a las misiones que Belshazor les imponía. Ya fuera ir en contra de la mismísima muerte, no vacilaban e iban con más rapidez incluso. - "¿Qué estás diciendo? Y si uno muere ¿Qué le pasa al otro?" - Rodug, con ese aire de chulería - "Bueno … si uno de los dos muere, el otro regresa al silo para ser reconvertido y restaurado" - "Tu pudiste volver cuando saliste de la celda ¿Por qué no lo hiciste?" - pregunté - "Obtuve un enlace cuando te sentí al otro lado del cristal" - dijo pasados unos segundos - "¿Enlace?" - el rubio parecía confiar y relajarse, parecía - "La unión entre los dos recolectores se basa en la energía y el acercamiento. Zhure me hizo sentir útil cuando percibí el calor de su aliento en el cristal" - "¡Se acabó! Voy a dar la alarma" - "¡RODUG!" - dije yendo a su lado - "por favor, sabes como yo que todo ocurre por algo. Te lo pido por favor, no me des la espalda de nuevo" Mis lágrimas patinaban por mi mejilla, no podría soportar que otra vez me dejara sola. Me miró a los ojos, casi estuvimos un par de minutos así antes de verlo afirmar y limpiarme las mejillas. El beso que me dio en ella selló de nuevo nuestra confianza desde niños.

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- "Bien, Recolector" - dijo de forma burlona - "haré esto por ella, pero quiero que sepas que un solo movimiento que me parezca sospechoso y tendrás a todos los rebeldes aquí ¿Entendido?" Sonó la alarma general de Minas Fásel, el aviso rebotaba por todos los rincones de la bóveda haciendo que la gente volviera corriendo a sus casas; excepto a los jóvenes soldados del tercer nivel, que fueron corriendo hacia el elevador hacia el primer nivel. - "¡Rodug! ¿Qué has hecho?" - le dije, no acababa de creérmelo - "¡No no, yo no he hecho nada Zhure!" - era cierto, estaba a mi lado, lejos del interruptor de la alarma. - "¡Maldita sea! ¿Qué hacemos con él?" Estuvimos moviéndonos de un lado a otro pensando y diciendo sitios absurdos donde meterlo. ¿Mi casa? ¿La casa de Rodug? El Recolector estaba tan tranquilo que casi me daban ganas de darle un bofetón para que reaccionara. - "¡Zhure tenemos que irnos de aquí!" - "Pero bueno ¿Crees que no lo sé?" - dije, sin parar de moverme nerviosa e intentando pensar - "Vamos al primer nivel" - el rubio y yo nos quedamos helados al escuchar esa respuesta del Recolector - "¿Pero qué dices? ¡Te matarán nada más entres por la puerta!" - le grité - "No no ¡Espera! Quizás sea buena idea …" - definitivamente mi amigo está loco - "con todo el revuelo ¿Quién se va a parar a mirar si entramos o no en el primer nivel? Se supone que estamos refugiados en nuestras casas…" He de admitir que la idea no era mala del todo, al menos parecía coherente ¿Quién se iba a fijar? Aún así solo pensaba en que si nos descubrían, el mismísimo Vayron acabaría con el Recolector, y con nosotros dos. Salimos corriendo hacia el elevador, tecleé rápidamente mi clave y ya estábamos en camino. La escena era tan graciosa como estúpida. Yo, mi amigo y el demonio. Yo estaba loca, Rodug se volvía loco por momentos y el Morgano … bueno, qué se yo. - "Sólo a nosotros se nos ocurre meter al Morgano aquí sin tapar ni nada …" - dijo el rubio En una situación normal, habría mirado fríamente a Rodug. Aunque al escuchar eso me quedé un leve tiempo callada, la risa finalmente salió a flote. Al Recolector casi parecía que se le dibujaba algo parecido a una sonrisa, una leve sonrisa. - "Bueno … recemos porque aparte de estar ocupados, estén ciegos o mirando al techo…" Lo dicho por mi amigo era tan sumamente estúpido … pero era precisamente eso lo que necesitaba en esos momentos. Ese optimismo y alegría que siempre despegaba él me hacía sentir tranquila. Justo antes de que se abrieran las puertas escuchemos mucho jaleo dentro. Rodug dijo algo que no podré olvidar jamás. - "La suerte está echada" - suspiró profundamente - "Recolector, pase lo que pase, y pase lo que me pase a mí, cuida bien de ella" - vi como los dos se miraban aprobándose mutuamente. La primera vez en mi vida que tuve miedo por perderle. No quiero perderle. No quiero. - 27 -

A la sombra de Soe'Khan

Diario de GX. Estoy con el rebelde muy cerca de Minas Fásel, les avisó de un inminente ataque por el intercomunicador. Maldito trasto, hay que estar tan cerca para poder escuchar algo con claridad, que casi pudimos llamar a la puerta. Tenemos que llegar a la entrada, pero Soe'Khan no anda lejos. El hedor de él y su mascota infecta mi olfato, no puedo centrarlo en nada más. - "Santa Faséria ayúdame a llegar sano y salvo …" - reza el joven en voz baja - "Ella no te ayudará" - digo mientras me asomo ligeramente entre las grietas de las rocas que nos ocultan - "soy yo el que va a conseguir eso" - "¿Quién te dice que Faséria no hizo que vinieras a ayudarme?" Le miro fijamente, compruebo una última vez que no hay amenaza y me lanzo sobre él, tirándole al suelo. - "¿Quién te dice que quiero ayudarte a ti y no a mi?" - "Sólo .. sólo digo que quizás no seas tan malvado como crees" - dice muerto de miedo - "Que sabrás tu de nada …" - digo ayudándole a levantarse - "únicamente vuelvo a Minas Fásel por conveniencia. Seré yo quien acabe con Vayron, y no Soe'Khan" - "En… en el mensaje decías que no volverá a esclavizarte, que no… que no tiene escapatoria y que le darás caza" - "¿Te divierte lo que dije?" - con una bola de energía destruí el arma que guardaba el archivo de video - "yo mismo se lo diré en persona" - "Sólo quiero saber, entender lo que está pasando" Me gustaba ver esa seguridad en sí mismo y buscar lo que quería, aun teniendo miedo por estar a mi merced. Sonreí al escuchar lo que quería el rebelde, y sin contestarle volví a comprobar por las aberturas que nada estaba al acecho. Nada ni nadie. Me cercioré que podíamos salir sin peligro, agarré fuertemente al rebelde y lo subí a mi espalda. Así lo traje hasta aquí, si tenemos que ir a su ritmo tardaríamos días. No tenemos tanto tiempo. Él no paraba de mirar a todas partes. Izquierda, derecha, izquierda, derecha. Pero sobre todo no perdía de vista el cielo por lo que le había contado de ese maldito. Hacía bien su trabajo, vigilaba sin cesar, justo lo que le había pedido. Contra más nos acercábamos a Minas Fásel, más recuerdos tenía. Esa gran ciénaga, lo que antaño eran lagos llenos de agua, hoy ocupada por cientos de cadáveres y restos de la contaminación por doquier. Aceleré el paso, el rebelde se agarraba fuertemente a mi pecho. Su corazón parecía que iba a reventar, pero ya estaba casi en casa. Miré al cielo y respiré a fondo. Vimos el gran árbol Faséria con alivio, ahí estaba. Sólo un último esfuerzo más y estaremos entre los muros del búnker rebelde. Aunque sabía que en absoluto sería bienvenido, la cosa no fue como me imaginé.

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Seguir

Vimos un jaleo enorme con soldados armados dirigiéndose hacia la puerta, la alarma sin duda es por un ataque de Belshazor. Santa Faséria haz que no sea así, si nos ha encontrado será el fin, tendremos muy pocas posibilidades contra ese demonio sin ninguna ayuda. ¡Necesitamos a Keydan! - "¡Vamos vamos!" - dijo Rodug cogiéndome la mano, el Recolector nos seguía de cerca - "¿A dónde? ¿A dónde vamos?" - no paraba de repetir - "¡No lo sé Zhure! ¡Improviso! ¿Vale?" - "Sigamos a los soldados…" - dijo el demonio - "Tú sabrás hablar, pero no tienes ni idea de lo que hablas" - "Rodug tiene razón, ahí no tendremos ninguna oportunidad de ocultarte" - "Zhure, mira más allá. Mucho más allá de tus ojos" - parecía que me decía que sólo pensaba en mi misma, pero a la vez parecía estar diciéndome algo que no sabía muy bien como. - "Si muy bien, después miramos. Vamos al departamento médico, seguro que no habrá nadie" - "No espera" - dije parando al rubio - "confío en él, hagamos lo que dice" Rodug me miró, parecía recordar nuestra conversación en el laboratorio, mostró una sonrisa y nos llevó donde se habían ido todos los soldados. "Santa Faséria que estamos haciendo, que estamos haciendo…" no paraba de repetir. El Recolector nos seguía con tanta tranquilidad que ya no sabía que pensar. Me impresionó ver esa escena. Vayron, mi padre y los altos cargos del ejército rebelde estaban ahí, sus soldados delante de ellos apuntando a un extraño ser junto a un joven soldado. - "Espera espera ¿Qué ocurre? No es un ataque de Belshazor, es ese el motivo de la alarma… esa cosa a la que están apuntando…" dije - "¡Alto alto! ¡Él me ha ayudado! ¡No disparéis!" - decía el soldado, interponiéndose entre nosotros y eso - "¡No disparéis!" - "Veo que las cosas no han cambiado … haces manchar sus manos de sangre mientras tú te escondes" - esa extraña criatura hablaba directamente a nuestro general - "¡No disparéis!" - repetía el soldado - "¡Por favor, quietos!" - "No dejéis de apuntar" - dijo mi padre - "estar preparados para todo" - "¡Teniente! ¡Me trajo desde el desierto de rocas! ¡Tenemos que avisarle de un ataque!" - "Bajar las armas" - dijo Vayron, con su particular voz metálica y poco más que silenciosa - "Pero mi general…" - replicó mi padre, pero tras la mirada de su jefe repitió la orden a las tropas - "¡Bajar las armas soldados!" - "Parece ser que tenemos una queja de un antiguo trabajador" - la forma de hablar de nuestro general impone mucho respeto y temor entre todos los rebeldes, pero no así entre esa criatura - "¿Trabajador? ¿Eso es lo que era?" - de forma burlona - "Yo diría que más bien era un esclavo a tu servicio, Vayron" - provocaba al general.

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Hizo un gesto ha su teniente, y mi padre dio la orden de apresarle. Los soldados se abalanzaron sobre él mientras el joven soldado gritaba "¡Dejarle! ¡No hagáis esto!". Se dejaba capturar, no hizo nada para impedirlo. Sólo alzó sus manos para que le pusieran los grilletes a la vez que sonreía, sin perder de vista al general. - "¡Vamos Zhure vamos!" - por un momento olvidé que hacíamos ahí Salimos corriendo de allí, pero les comenté a mis camaradas un pequeño cambio de planes. "Vamos a la prisión militar". Tuve que repetirlo en varias ocasiones para que Rodug accediera. Mi idea era guarecernos en una de las oscuras celdas con el Morgano, así si lo veían no destacaría tanto como en otros lados. Además, ese nuevo prisionero me daba motivos para hablar con él. No había nadie de guardia, así que nos metimos en la última celda de la fila. Oscura y fría, perfecta. Ahí seguramente no se percatarían de la presencia del Morgano, y no nos verían si permaneciéramos en la sombra. - "¿Puedo decir algo?" - el rubio, sentado contra la pared, a penas lo veía - "Claro" - dije - "¿Cuánto tiempo vamos a estar presos con un demonio en nuestra propia ciudad? Ya podíamos haber cogido algo de comida al menos …" - "Cállate bobo" - le dije golpeándolo en el hombro - "aquí estaremos mejor que en cualquier otra parte" - "Hombre … me imagino veinte sitios mejores antes de estar aquí. En el departamento médico al menos tendríamos camas…" Le envidio. Me encantaría tener esa ilusión y ocurrencias en momentos como este. Sé que su humor es… bueno, no mucha gente lo aprecia. Pero siempre ha estado conmigo, desde siempre, me ha ayudado en innumerables ocasiones gracias a poder sacarme una sonrisa. Le debo tanto … El Recolector deambula de allí para allá, como le dijimos. Algunos recolectores están en otras celdas, sólo queda libre la que tenemos al lado. Nuestro demonio no puede hablar, no quiere que los otros Morganos descubran su … ¿Humanidad? Se enfrentarían con él sólo viéndole hablar un lenguaje, para ellos, desconocido. Rodug está muerto de cansancio, pero lucha por no dormirse y mantenerse con los ojos abiertos. Finalmente no lo consigue, era obvio. Veo al Recolector con un comportamiento similar, aunque de pie, cierra los ojos y mantiene esa posición en espera. Me parece fascinante lo que estoy viendo. Sí que guardan humanidad dentro de sí después de todo. - "No paro de preguntarme que hacen dos rebeldes con un Morgano en la misma celda …" dice alguien detrás de mí, detrás de los barrotes en los que estoy apoyada. - "¿Qué? ¿Qué haces ahí? ¿Cuándo te han traído?" - me levanto rápidamente, miro si el guardia está atento - "Ese estúpido no escuchará nada, está muy ocupado pensando en respirar y dormir"

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Veo a nuestro amigo sentado en el suelo apoyado en la pared, con una de las piernas estirada. Con su codo apoyado en la otra pierna, se acaricia la cara con la mano. Está tranquilo, casi desafiante. La luminosidad de sus ojos deja entrever su rostro, esa luz verde brillante da un aspecto más tenebroso, si cabe. Es totalmente diferente a lo que haya visto anteriormente, no es un Morgano, pero tampoco está bajo el amparo de Faséria. Los dos recolectores de la celda de al lado estiran las garras entre los barrotes blindados intentando cogerle, en vano. - "¿Quién eres?" - "Aún estoy esperando a que contestes tu a mi duda …" - "Es … es un amigo" - "¡Ja ja!" - soltó una sonora carcajada - "¿Te lleva el desayuno por las mañanas?" - "¿Quién te crees para hablarme así?" - casi no me reconocía ni yo misma - "Vaya… parece que el cachorro tiene uñas" - "Cuando te vi en el primer nivel me pareciste una criatura con un poder inimaginable, pero veo que sólo eres un fanfarrón" - "¿Estabas en el primer nivel?" - me mira de reojo, veo esa pupila oscura tan particular en los Morganos. - "Puedo estar donde me dé la gana en Minas Fásel" - casi gritando desafiante - "Si, seguro que sí" - "¡Quien te crees que eres!" - "Mi teoría es simple. Por alguna razón que no logro a comprender estabais tu, tu rubito amigo y tu estúpido acompañante en el primer nivel. Os descubrieron y os encarcelaron. Lo que más gracia me hace es que aún te creas que puedes estar donde quieras…" - "No has dado ni una, amigo" - vacilante - "Seguro que te criaste como una estúpida niña arrogante y débil, con la única ayuda de ese patético Fasério ayudándote …" -"Cállate" - "…defendiéndote en este ridículo acampamiento de los insultos de la gente. Y ahora, ves en esa grotesca criatura y la adoptas como tu mascota… - "¡Cállate!" - alcé mas la voz - "Eso … grita más fuerte. Quizás así despiertes a ese torpe guardia y me pueda enterar que haces ahí realmente…" - "¿Y tú? ¿Qué haces aquí en Minas Fásel?" - me relajo, aunque me moleste, tiene razón - "¿Yo? Bueno … tuve que volver por compromisos laborales" -" ¿Te crees que soy estúpida?" - "Creo que aún eres esa niña débil en busca de aprecio" - "No eres más que un payaso ¿Te cuento mi teoría?" - "Si claro, será divertido…" - "Como dijo el general, tú eras un soldado de Faséria. Un día os enviaron a patrullar, tus compañeros cayeron y te escondiste acobardado en algún refugio. Supongo que la conversión de tu cuerpo es fruto de la contaminación de la superficie y por cagarte encima de miedo" - "Ja ja, bueno, no está mal la teoría …" - "¿He acertado?" - Bueno … sí que era un trabajador como dijo el general, si… pero no en el primer nivel. Trabajaba en el último como tunelador" - 31 -

Me dejó boquiabierta, jamás había visto un tunelador de cerca y dudaba mucho de que su apariencia fuera esa. Aún así intentaba razonar sus palabras, quise seguir hablando con ese extraño pero alzó la cabeza apoyándola en la pared y cerrando los ojos. Está claro que no le interesaba seguir hablando, aunque lo intenté en varias ocasiones, acabé por desistir. Me acomodé cerca de Rodug e intenté dormir un poco, enseguida levantó la mano para acomodarme más cerca de él, y rodearme con su brazo.

El nuevo plan

Diario de GX. De nuevo en Minas Fásel, pienso el modo más eficaz de terminar con el gobierno de ese bastardo general. Quizás los dos Fasérios y el Morgano de la celda de al lado me sean de utilidad, además ese joven rebelde al que ayudé seguramente quiera devolverme el favor. Pero tengo que pensar en algo, no tienen que saber lo que estoy tramando … quizás pueda utilizar a la joven Faséria, convencerla de lo que quiero será lo más sencillo. Abro los ojos lentamente, Rodug sigue rodeándome con su brazo, seguro que lleva varias horas despierto pero, por no despertarme, no se mueve. Me despejo estirando los brazos haciendo resonar los huesos. - "Shh…" - me susurra - "ese guardia no nos ve pero es improbable que sea sordo Zhure" Que razón tiene, por un momento pensé que estaba en mi cama, en mi casa… Santa Faséria, ¡Mi casa! No pensé que mi padre sabría que no estoy ahí en cuanto se despierte. - "Rodug, ¿Qué hora es? No pensé en mi padre…" - le digo nerviosa - "Aún es temprano, queda un par de horas para la alarma de entrada" - "Un par de horas… me queda una hora para bajar a casa y que mi padre no sospeche" - "¿Y cómo tienes pensado hacer eso Zhure?" - "Yo os ayudaré" - de nuevo la voz metálica de nuestro vecino - "¿Tu?" - dije - "¿Y quién se supone que erse tu?" - "Déjalo rubio, es un egocéntrico que lo sabe todo" - "¡Joder! ¡Tú eres el del primer nivel!" - casi gritaba - "Shh… ¡Rodug!" - susurrando - "El guardia…" - "Haré que el guardia se distraiga y podrás salir de aquí" Sin dejarme siquiera abrir la boca, lanzó una bola de energía a su pie, haciendo brotar la sangre y los gritos. El guardia, raudo, se colocó las armas y armaduras, entrando a ver qué ocurría. Aproveché mientras le atendía para salir corriendo de allí hacia los elevadores. Gracias a él pude salir, aunque era tan bocazas y vacilón, parecía que sólo intentaba ayudar a su alrededor. Primero el joven rebelde, ahora yo. Quizás debiera ser más agradable cuando hable de nuevo con él. Aún así tiene esa aura de superioridad que me pone nerviosa. - 32 -

- "Buenos días padre" - dije, bajando por las escaleras haciendo creer que me acababa de levantar - "¿Qué tal has dormido?" Él estaba como siempre en la ventana, con su desayuno en la mano. Casi parecía que me iba a decir aquello de "Oh Zhure, si vieras con lo que empecemos y lo que es ahora nuestro hogar"… - "¿Padre? ¿Se encuentra bien?" - me preocupé cuando no me contestaba - "Si .. si Zhure. Buenos días hija ¿Qué tal la noche?" - como a diario, me contestaba sin mirarme, observando por la ventana - "Bien, voy a desayunar algo y voy al trabajo" - "No Zhure, hoy vienes al primer nivel" - "¿Cómo? ¿Al primer nivel?" - "Si, subirás conmigo al primer nivel. Hay algo que quiero que veas" - dijo dándose la vuelta y mirándome fijamente. - "Bien … como quieras" - que raro está Desayuné ante la atenta mirada de mi padre. Sabía que no podía saber nada de la empresa que teníamos entre manos, pero aún así hubo un par de momentos en los que dudé. Sin mostrarme nerviosa, terminé y me preparé para ir junto a él al elevador. No abrió la boca en todo el camino, cosa que tampoco me extrañó excesivamente, mi padre no es conocido por su amabilidad precisamente. Al teclear el código para acceder al primer nivel, de nuevo esa voz predefinida, "Buenos días Zarko ¿Que tal el día?". En la sala militar no hay nadie, únicamente un par de tenientes con el general en el centro de la estancia. Todo es rarísimo ¿Qué hacen tan solos? ¿Dónde está el resto? - "Hola Zhure ¿Cómo estás?" - me dice Vayron con su particular voz - "Saludos mi general. Bien gracias ¿Usted?" No me contesta y me ordena sentarme en una silla frente una gran pantalla. Le hago caso, claro. Me siento y miro a los militares que están detrás de mí. Con una mano en mi hombro nuestro general Vayron Gubdor, y a su lado mi padre con los otros dos tenientes. No entiendo nada, miro a mi padre para que me explique qué está pasando. - "¿De verdad creías que no tendría control sobre lo que pasa en mi ciudad, Zhure?" - me susurró Vayron, a la vez que miraba a la pantalla Me veía hablando con el Morgano en el laboratorio, adelantó hasta que Rodug hizo presencia. Siguió adelantando la grabación hasta que nos metimos en el elevador. Por suerte sólo reproducía video, si habrían llegado a escuchar nuestra conversación no sé qué sería de mi. De un fuerte movimiento giró la silla, poniéndome cara a cara con él. - "Zhure…" - a penas sacaba la voz de su boca - "¿De qué hablabais con el Morgano? Los registros del elevador dicen que lo llevasteis a este nivel ¿Dónde está?" - no me salía decir nada, estaba aterrada - "Zhure … ser hija de Zarko no te salvará de mí ¿Dónde está el Morgano?" - en silencio, miré a mi padre en busca de ayuda - "¿¡DONDE ESTÁ!?" - 33 -

Golpeó tan fuerte la mesa que teníamos al lado que la partió en cachos, su voz metálica hizo temblar toda la bóveda. Incluso los tuneladores pararon de trabajar varios segundos debido a semejante grito. Yo me asusté como nunca, jamás me había llevado un susto de tal calibre. - "Vayron…" - dije - "¡¡DIMELO!!" - "Quizás conozcamos la forma de terminar con la guerra…" - "¡¿ACABAR CON LA GUERRA?! ¡VOSOTROS NO SABÉIS NADA, ESCORIA!" Era surrealista total, jamás le había visto de tal modo, ni faltando el respeto de semejante manera. Irradiaba energía por todo su cuerpo, y sus ojos iluminaban de una manera que jamás había visto. Sin duda tiene un impresionante poder, seguramente se pueda equiparar a Belshazor. Mi padre estaba quieto, no decía nada ante las palabras de su aclamado general. Su fe ciega en él no le dejaba ver más allá de lo que ordenaba o de lo que decía. Creía ciegamente en la leyenda de Vayron Gubdor y el comandante Keydan, y veía al general como un mesías liberador que nos llevaría a la gloria. - "El Morgano aún tiene facultades humanas, creemos que puede ayudarnos a desvelar secretos del ejército Morgano" - "¡¿AYUDARNOS?! ¡ESE MORGANO SERÁ ELIMINADO INMEDIATAMENTE! ¡ZARKO!" - "¡Saludos mi general!" - respondió mi padre - "Elimina a todos los Morganos de este nivel para asegurarnos, y cuando encuentres a ese otro traidor de Rodug ¡Mátalo!" - "¡NO! ¡PADRE POR FAVOR!" - "¡SILENCIO! Llevaros a Zhure a la prisión, hablaré con ella después" Mi padre a penas se pensó esas órdenes, cogió el intercomunicador y declaró alerta roja en nivel uno. Todas las puertas se cerraron y los accesos restringidos a los militares. Todo ocurrió terriblemente deprisa, y no podía creerme lo que está pasando. No paré de gritar mientras los soldados me llevaban a la prisión, esperaba que Rodug me escuchara, que supiera que algo iba mal. Entremos a las celdas y respiré aliviada al verlo todo tal y como yo lo había dejado. - "¿Qué ocurre?" - dijo el guardia - "Tenemos orden de encarcelar a la hija de Zarko" - "Vaya … ¿La hija del teniente arrestada?" - respondió el guardia, con una sonrisa - "¿Qué ha hecho?" - "¡AYUDARME!" - grité El Recolector no se lo pensó, destrozó los barrotes que lo confinaban y se abalanzó sobre los tres soldados junto a mí. El ataque no duró mucho, apenas me di cuenta de lo sucedido. Rodug salió de la celda observando los destrozos del Morgano y mirándolo con miedo. Quizás había olvidado el poder del demonio al comprobar que aún su alma humana era visible en él. - 34 -

- "¿Qué… que ha pasado?" - dijo el rubio aún sin creerse la situación - "¿Qué has hecho?" - "No hay tiempo para explicarlo ahora, ¡Tenemos que salir de aquí!" - "Pero…" -"¡YA!" Pensé que podíamos hacer con el primer nivel sellado. Estaba segura de habían escuchado el jaleo y no tardarían en aparecer más soldados. Daba vueltas buscando alguna solución, con el Morgano mirando la puerta por si algo amenazaba con entrar. Rodug intentaba desbloquear las puertas en el ordenador del guardia, aunque le ponía tan nervioso que el pobre no acertaba. - "Quietos…" - de nuevo esa voz metálica - "esperar a que entren" - "¿Esperar? ¡Nos matarán nada más que abran esa puerta!" - dije a nuestro extraño vecino Se levantó de la sombra, caminó vacilante hacia los barrotes y los derribó a penas levantando la mano. Mi asombro era patente. - "Las puertas bloqueadas, sin salida…" - decía tan tranquilo - "esperar a que entren" Era obvio lo que decía. Esperar a que entren los soldados, matarlos y salir por la puerta abierta. Aún así no veía el plan con mucho optimismo. - "Pero ¿Hacia dónde ir? Vayron controla con las cámaras toda la bóveda, nos verá…" - dije - "¿Cámaras?" - Rodug desde el ordenador - "No hay cámaras en el quinto nivel" - respondió - "¿De qué cámaras hablas?" - volvió a preguntar - "Bien, iremos al quinto nivel, en cuanto salgamos de aquí todos hacia el elevador" - "¡Zhure que cámaras!" - "Rodug, Vayron ve todo lo que hacemos, aún no entiendo nada pero es lo que vi. Pudo observar toda la conversación con el Morgano en el laboratorio, gracias a Faséria que no lo pudo escuchar…" - "Ya están aquí" - dijo el Recolector, a la vez que el resto de Morganos gritaban e intentaban salir de la celda al escuchar al de su misma estirpe No sé como lo sabía, pero no se equivocó. Nuestro extraño vecino se colocó al lado del demonio, frente a la puerta, y en cuanto las puertas se abrieron los soldados no tuvieron ningún momento para siquiera protegerse. Corrimos hacia el elevador detrás de ellos, mirando hacia atrás para comprobar que nadie nos seguía por los pasillos. Una vez allí intenté una y otra vez pulsar el botón del quinto piso, en vano. - "¿Qué ocurre? ¡No funciona!" - "¿Qué no funciona? ¡Vamos Zhure date prisa!" - "El elevador no baja al cuarto y al quinto nivel" - dijo el morador de la celda contigua - "¿Eso no podías haberlo dicho antes? ¡Maldita sea!" - le grité - "¿Qué hacemos ahora?" - "No hay acceso ahí abajo, nadie puede bajar. Ni tampoco salir" - "¿Qué? ¡Tu dijiste que eras un tunelador! ¿Cómo saliste entonces?" - "¿Qué era un tunelador? ¿De qué estás hablando?" - replicó Rodug - "Vamos al cercado de seguridad" - 35 -

Le seguimos aún sin saber los planes que tenía. Se colocó frente al cercado y sin pensárselo dos veces, dio un enorme salto, tirándose por el hueco de la bóveda. - "¡QUE HACES!" - le grité - "¡Mierda Zhure tenemos que hacer algo!" -gritaba el rubio - "¡Sujetaos!" - vociferó el Morgano sujetándonos a la par - "¿No estarás pensando hacer lo que yo creo, no?" - decía Rodug aterrado - "¡QUIETO!" El Morgano dio un pisotón en el cercado y nos precipitemos al vacío. Rodug y yo no parábamos de gritar, viendo como aquel tan lejano suelo, se iba acercando tan deprisa. La caída fue más suave de lo que esperaba y el que había saltado primero estaba un metro delante de nosotros, de pie, con los tuneladores acercándose. - "Por Faséria ¡No hagas eso nunca más!" - le gritaba Rodug - "¿Estás loco?" - decía mientras miraba hacia arriba y casi mareándose por la distancia hasta el primer nivel - "Oh…" - "¿Qué hacen aquí?" - se escuchaba a algunos tuneladores que se acercaban hasta nosotros - "Calma chicos" - les dije - "¿Dónde está vuestro capataz? Tenemos que hablar con él" - "¿Capataz?" - dijo uno de ellos - "¿A qué te refieres?" - "No existen los capataces aquí abajo señorita" - me replicó nuestro vecino - "Que te hayas creído las estúpidas historias de tu padre no significan que sean ciertas…" - "¿Qué? ¿Qué estás diciendo?" - "Estos hombres están obligados a estar aquí" - dijo a la vez que se giraba para mirarme a los ojos - "Somos los esclavos de Vayron, no sus ciudadanos como os hace creer" - "¿Qué dices? ¿Esclavos?" - preguntó Rodug - "¡Hermanos!" - gritó elevando los brazos, evadiendo la pregunta de Rodug - "¿Me recordáis?" Algunos le miraban sin saber quién era, otros cuchicheaban preguntas y afirmaciones, hasta que uno de ellos se reveló con voz vieja, al fondo, sin mostrar su rostro. - "¡GX! ¡Dijiste que nos ayudarías a salir!" - decía - "¡Hace muchos años de eso! ¿Y vienes con dos Fasérios y el Morgano? ¡Traidor!" El revuelo se formó, parecían recordar su nombre y eso que había prometido hacer. La gente se acercaba amenazadora hasta que el Morgano hizo brotar su poderosa energía por sus ojos y abriendo su asombrosa mandíbula, intimidando a la multitud haciéndola retroceder. - "¡Calmaos! ¡Por favor hermanos calmaos!" - repetía -"¡Estoy aquí para hacer lo prometido!" - "¿Y por qué ahora? ¿Por qué no entonces? ¡Pudiste sacarnos cuando tu escapaste!" - gritaba otro - "¡Callaos todos!" - grité - "Los soldados pronto descubrirán que estamos aquí y vendrán a matarnos a todos" - parecían reaccionar - "¡No tenemos tiempo para esto!" - "¿Qué ocurre Zhure?" - me susurraba el rubio - "¿Entiendes algo?" - "No entiendo nada rubio, pero sé que esta gente puede no estar mintiendo. Hoy vi a Vayron de una manera que no hubieras imaginado…" - "¡Tenemos que salir de aquí hermanos!" - continuaba GX - "Pero fuera de Minas Fásel nos acecha el ejército de Belshazor" - "¡Les combatiremos!" - gritaba alguien en el gentío - 36 -

- "¡Sí!" - gritaba otro - "¡Hermanos! ¡Los huéspedes se fortalecieron a imagen y semejanza de su nuevamente transformado Alto Comandante!" - decía, comprobé que esas palabras causaban impacto entre sus oyentes - "¡Soe'Khan ya no está en Boolpedax!" No entendía absolutamente nada, no comprendía lo que decía. Los tuneladores parecían convencidos de sus palabras, y nos ofrecieron refugio en una de las galerías abiertas. Algunos tuneladores siguieron trabajando para que el ruido se hiciera notar, y no hiciera pensar a Vayron que estábamos ahí. Un anciano nos comentaba a Rodug y a mí lo que habían vivido desde la creación de Minas Fásel, y qué sucedía cuando Vayron bajaba hasta ellos. Castigaba a diez tuneladores si no trabajaban a un ritmo casi inaguantable, y quería ver el nuevo sótano completamente sellado antes de acabar el año. - "¿Castigaba?" - le pregunté - "Si, descargaba su poder en ellos. Tardaban varios días en recuperarse…" - "Santo cielo…" - Rodug - "¿Qué es el nuevo sótano?" - seguí preguntando - "No forma parte de los planos de la bóveda, es un plan secreto del general Fasério" - "¿Qué hay ahí?" - "Belshazor dispone de un vasto ejército, se cuentan por millones" - dijo evadiendo mi pregunta - "Si lo sé, tantos como humanos había antes de la conversión" - respondí - "Hay más…" - replicó GX - "¿Más?" - Rodug, entrando en la conversación - "Belshazor convirtió a la humanidad, y de sus múltiplos experimentos surgió una nueva casta" - continuaba el anciano tunelador - "¿Qué experimentos?" - "Los recolectores" - dijo GX, señalando a nuestro Morgano - "son antiguos humanos, soldados conversos a su voluntad. Los experimentos dieron como resultado a lo que llamamos huéspedes, con una fuerza muy superior. Un virus infectado en un recolector hace brotar de sí mismo dos huéspedes. Echa números …" - "¿Y cómo se supone que vosotros sabéis tanto de esto? No os ofendáis pero aquí abajo no creo que…" - preguntó Rodug ante mi asombro de las palabras de nuestro vecino - "Todos nosotros somos Fasérios, como vosotros, pero olvidados por Vayron. Contra más escavábamos nos dábamos cuenta que perdíamos la bendición del árbol de la vida, y la mutación de nuestros cuerpos da como resultado una fuerza diferente" - hablaba el anciano - "Más robustos y resistentes que un Fasério normal" - dije afirmando lo dicho por el anciano - "Pero una vez … pasó algo" - continuó - "Un niño apareció en el centro del quinto nivel, cuando lo vi de lejos pensé que se había caído por el cercado de seguridad y que yacía muerto en el suelo. Pero estaba vivo, con su cuerpo rodeado de una tremenda energía. Decidimos entre todos cuidarle, sin duda se habían desecho de él" - "¿Tú eras ese niño?" - refiriéndome a GX - "En efecto" - prosiguió el anciano - "En los años venideros nos dimos cuenta del potencial de ese niño, de la energía que poseía. Parecía el mismísimo hijo del general, así fue por lo que lo - 37 -

llamamos Gubdor X." - "No puede ser su hijo…" - repliqué - "No ha dicho que lo fuera…" - respondió GX, molesto - "No me has respondido sobre el sexto nivel anciano" - pregunté - "Belshazor levantó una gigantesca ciudad, la llamó Boolpedax, "Silo de Almas" en su idioma" - "Cuando mi padre me llamó al primer nivel, dijo que el radar mostraba una gran concentración de poder Morgano en un punto de la superficie. Pensaban de que podría tratarse de una ciudad… debajo de ella podría encontrarse los supervivientes de los Grigori" - "Hmm…" - el anciano pensaba, sin seguir contestándome a la pregunta sobre el sótano "Cuando bajó tu padre la última vez aquí, estuvo hablando con Vayron sobre cuando atacar Boolpedax…" - "¿Mi padre? ¿Cuándo ha bajado mi padre aquí?" - "La última vez no hace mucho tiempo…" Me vino a la mete la imagen de mi padre y Rodug entrando en la habitación cuando estaba en el departamento médico, y al teniente decir " He de marcharme, tengo que ir con el general, tenemos cosas importantes entre manos" … en ese momento no le di mayor importancia, pero poco a poco las cosas se organizan en mi cabeza. - "No puedo creer que mi padre sepa el esclavizo de los tuneladores" - "¿Nunca has pensado donde está tu madre, Zhure?" - me preguntó GX - "¡Eh oye!" - le dijo Rodug, sintiéndose incómodo por la pregunta - "¿Qué sabes tú de mi madre estúpido?" - le repliqué molesta - "La pregunta es … ¿Qué sabes tú de ella?" - continuaba GX, sin sacar a penas la voz Me quedé de piedra ante semejante pregunta. Mi madre era oficial de laboratorio, mi padre me contó que murió a darme a luz; su foto vela por mí desde la mesita de mi cama. Mi padre solía enseñarme sus investigaciones y estudios, lloraba siempre que la recordaba. Siempre decía que era la mujer más maravillosa que había visto sus ojos, y que siempre estaría orgullosa de ella; siempre orgulloso de mi. - "¡Se acabó!" - gritaba el rubio - "¡Estoy harto de secretos! Decirnos inmediatamente que está pasando y qué demonios hay en el sexto nivel!" - "Eso no lo sabemos … tenemos que sellar la gran entrada antes de este año. Si no lo hacemos nos matará a todos" - contestó otro tunelador - "¿Qué no lo sabéis? ¿Nunca habéis intentado entrar y saber que hay dentro?" - pregunté - "El miedo de no acabar la obra les hace trabajar…" - me contestó Rodug, sabiamente Escuchemos la alarma en los tres niveles superiores, sabían que estábamos ahí abajo. Seguramente habían comprobado el registro de las cámaras y teníamos muy poco tiempo. ¿Por dónde escapar? Era hora de saber cómo GX había salido en aquella ocasión y huir todos. Los tuneladores eran grandes Fasérios, tenían casi nuestra apariencia física, pero con más músculos y altura. Ojos entre cerrados y pómulos más marcados, seguramente el polvo generado ahí abajo durante tantísimos años les impediría ver bien en otro ambiente que no fuera ese. Muchos eran ancianos, o con falta de algún sentido por culpa del intenso trabajo.

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Rodug, nuestro Recolector, unos doscientos tuneladores y yo seguimos a GX hacia la salida. - "¡Vamos! ¡Seguirnos!" - gritaba a los que se quedaban - "¡Correr!" - respondió el anciano - "os daremos más tiempo" - "¡Vamos!" - repetí - "Los que no sirvamos para la batalla nos quedaremos aquí" - continuó otro - "tenéis que escapar y terminar con esta guerra de una maldita vez" - "¡Vamos Zhure!" - gritaba Rodug mientras él y el Recolector me cogían para seguir al tumulto Miré fijamente al anciano tunelador por última vez, vi esperanza en sus ojos. Supe que ese momento lo estaba esperando toda su vida, y esa era su misión; ponerse en medio del ejercito Fasério y nuestra huida. Gritos a nuestras espaldas, disparos de los soldados … aún así los veteranos tuneladores aguantaron más de lo que daba por sentado. "Que Faséria os recoja en su regazo, héroes. Gracias." dije mientras escapábamos. GX nos llevaba por un largo y estrecho túnel que parecía no tener fin, no paraba de preguntar si nadie más que él y el Recolector tenían esa súper velocidad en la que los Morganos son famosos, pero sin ninguna respuesta que él consideraba acertada. "A este ritmo no lo conseguiremos, no lo lograremos", repetía. Los alaridos cesaron, y supe que no había nada que frenera a los soldados para atraparnos. Corrimos más rápido, todo lo rápido que nuestras piernas podían. Desde vanguardia el optimismo, "¡Ya falta poco hermanos!". Desde retaguardia la realidad, "¡Correr! ¡Están cerca!" - "¿Lo … lo lograremos?" - preguntaba sin apenas hablar por la falta de aliento Nadie respondió. Casi esperaba escuchar alguna respuesta optimista de mi querido rubio, pero estaba ocupado pensando en correr y mirar hacia atrás. Seguimos corriendo varios minutos hasta llegar al final del túnel, una grandísima roca subterránea que nos impedía el paso. - "Arf, arf … bien… bien hecho genio ¿Ahora … ahora qué?" - replicó Rodug a GX Raudo, nos mostró el camino apartando una falsa roca en la parte superior del túnel, mostrando un conducto hacia la superficie. - "No … no lo lograremos, somos demasiados" - dije - "¡Recolector! ¡Ayúdame a llevarlos!" Con su magnífica velocidad, nos fueron subiendo, agarrados a sus espaldas. Vi asombrada desde la superficie como hacían alarde del poder que disponían, y de su extraordinaria potencia. El Recolector no cesaba en bajar y subir, con dos tuneladores en cada viaje, hasta tres. Hubo un momento que su cuerpo irradiaba energía e incluso se movía más rápido. Gubdor X no se quedaba atrás. Cerraron el conducto abajo una vez no quedaban tuneladores que subir, tal y como estaba; GX lanzó una enorme bola de energía hacia el suelo, - 39 -

creando una enorme explosión. Suspiré profundamente aliviada cuando vi que lo habíamos conseguido. Los tuneladores se tapaban los ojos por la luz que incluso a nosotros nos molestaba, aunque no tanto como a ellos. Todos tumbados en la superficie intentando recuperar el aliento. - "Descansar rápido" - nos dijo GX, sin parar de observar el cielo - "tenemos que salir de aquí lo antes posible" - "¿Qué ocurre?" - dijo el Recolector - "Ya hablaremos después del porqué de que puedas hablar…" - le contestó - "Tío … déjanos unos segundos …" - le pidió el rubio - "¿Qué ocurre?"- le pregunté, casi recuperada - "Soe'Khan vigila desde el cielo, aquí no estamos a salvo" - "¿Qué pasa que ahora los demonios tienen alas? ¡Pues lo que nos faltaba!" - continuó Rodug, abriendo la boca exhalando aire - "Soe'Khan monta una terrible criatura voladora, lo vi con mis propios ojos" - explicaba - "por eso ayudé a vuestro soldado a llegar a Minas Fásel" - "Ya… que bien. Tenemos de enemigos a nuestro ex general Vayron Gubdor, a un Dios de la Guerra demoníaco de otro planeta que vete tú a saber cual y ahora a un demonio que se entretiene pilotando un pajarraco … ¿Y crees que encontrar un sitio donde escondernos servirá de algo?" - "Rubio … tenemos que intentarlo, hay que acabar con la guerra…" - mis palabras hacían pensar a Rodug, cada vez más pesimista por lo sucedido - "La única salida es la ciudad sumergida de Zaner'Mool" - expuso el Recolector - "el ejército Morgano hace años que la abandonó" - "¿La que?" - preguntó Rodug - "La antigua ciudad de Belshazor, una cúpula en el lago al sur del desierto de rocas" - contestó GX, aún de pie, sin parar de mirar arriba - "Esto es del todo ridículo" - continuaba el rubio - "atravesar el desierto de rocas, intentando que no nos vea el ejército de ese bastardo y procurando que ese bicho volador no nos vea … " - "No he dicho que tengamos que atravesar el desierto, lo rodearemos" - "Si si, un gran plan" - vacilante - "después de todo solo nos llevará… ¿Cuánto? ¿Varias semanas? ¿Meses? No creo que tengamos tanto tiempo si ese demonio sobrevuela la superficie" - "Además no hay agua en la superficie desde hace mucho tiempo…." - repliqué - "¿Quién dijo que ese lago tuviera agua?" Esas palabras causaron un enorme silencio. El rostro casi sonriente de GX al decirlas denotaba que casi disfrutaba con nuestra incredulidad. Hizo que nos levantáramos sin contestarnos sobre el contenido de ese lago, teníamos que ocultarnos. Diario de GX. El plan va según lo previsto, aunque para ello tengo que cambiarlo ligeramente. Llevo conmigo doscientos trece tuneladores, los dos Fasérios y ese Morgano del que tengo una intriga enorme. ¿Por qué puede hablar? Maldita sea Belshazor no sabe hacer nada a derechas. Vamos hacia la ciudad sumergida y estos patanes no saben absolutamente nada, no paran de preguntar. ¡Paciencia! No tengo que verme tal y como soy, no tengo que echar a perder lo

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sembrado. Aún pienso como lograr que estos patéticos doscientos dieciséis puedan combatir decentemente … Le seguimos durante varios kilómetros, sin parar de observar el cielo. ¿Quién es Soe'Khan? Mi cabeza a penas logra entender todo lo ocurrido en estos días, mi vida ha dado un vuelco radical. ¿Por qué mi padre no os ayudó? Está claro que algo ocurre, y que Vayron no es ese gran soldado que quiere llevar a su pueblo a la gloria; algo oculta. Algo que me está volviendo loca por momentos. - "¿Dónde vamos?" - preguntaba el rubio, casi sin aliento a causa de la caminata No contestaba, simplemente caminaba con la mirada en lo alto. Sabía perfectamente que éramos un blanco fácil, los tuneladores disponen de una potencia física estupenda; pero no son soldados. En sus cinturones las herramientas necesarias para su labor en Minas Fásel, no se separan de ellas, supongo que tienen dependencia de ellas después de tantísimos años haciendo lo mismo sin descanso. Hay que encontrar un refugio ya mismo. - "No lo lograrán" - dijo el Recolector, al lado de GX - "Zaner'Mool aún está lejísimos y no están preparados para el combate" - "¿Y qué sugieres?" - replicó vacilante - "No voy a ir cargando con ellos a la espalda hasta la ciudad" - "Podríamos construir un túnel, para eso sí están preparados" - les susurré Ambos se detuvieron, se me quedaron mirando mientras Rodug y el resto de tuneladores llegaban a nuestra posición. Nuestro guía dudaba de mis palabras, aun sabiendo que podrían lograrlo. Después de todo, él fue uno de ellos. - "Somos muchos, si comenzamos a cavar nos localizará" - expuso - "Pues no hay tiempo que perder ¿No?" - contesté - "son muchos, en un par de días tendrán una pequeña bóveda en el subsuelo donde nos podemos esconder mientras abren el túnel" Mis palabras esperaron varios minutos hasta la aprobación de GX, y acto seguido dio orden a sus hermanos para que empezaran. Yo y el rubio ayudemos, en medida de lo posible, a mover unas enormes rocas mientras los tuneladores trabajaban. Querían tapar cualquier olor y ruido de lo que querían hacer, con un techo improvisado de roca y tierra. La oscuridad era completa, no comprendía como ellos podrían trabajar en el túnel con semejante situación. Aunque sus ojos estaban acostumbrados, los de Rodug y los míos propios intentaban en vano encontrar algún haz de luz para poder distinguir algo entre aquella negrura. Voces en silencio, órdenes de cómo y hacia donde cavar. Rezaba porque nadie nos escuchara, estamos en la superficie rodeada de enemigos. Y los que hasta ahora consideraba aliados, eran a los que más temía. Jugueteaba con el intercomunicador en mi mano, pensando en mi padre. Los tuneladores trabajaban mientras GX les supervisaba, el Recolector de pie a nuestro lado, cuidando de nosotros mientras descansábamos. - "Mierda, Zhure" - susurró Rodug - "¡El radar!"

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Me había olvidado por completo, el radar de Minas Fásel podría encontrarnos, si no lo había hecho ya. Tienen que peinar la zona mediante el escáner de los ordenadores del primer nivel, pero no les llevará mucho tiempo. ¿Cómo no pensé en ello?. - "¡GX!" - le gritaba - "¿Quieres bajar la voz?" - contestó susurrándome - "¡El radar de Vayron! ¡Nos localizará!" Con la mirada fija hacia delante, hablaba sin poder ver nada. Escuchaba el ronroneo del Recolector muy cerca de mí, esa respiración metálica. - "No nos detectarán bajo la superficie…" - "¡Te equivocas! Detectaron una energía debajo de Boolpedax que pensaban que se trataba del ejército Grigori ¡Nos localizarán!" - objeté - "Tenemos que irnos, avanzaremos toda la noche hacia Zaner'Mool sin descanso" - contestó, pasados unos minutos Apartaron las rocas y todos salimos de ahí, maldita sea casi dos horas de retraso por mi estúpida idea … el ritmo se aceleró, haciéndonos correr. Disponíamos de una velocidad altísima, pero no tanto como la de nuestro guía y del Recolector, apostaría que si no fuera por nosotros y la demora causada por mi ya estarían allí. Nosotros cuatro íbamos primero, con los tuneladores a unos quince metros detrás, corrían sin cesar mirando tras de sí y hacia el cielo. Nunca había visto al tal Soe'Khan y no quisiera verlo, al menos no por el momento; no estamos preparados en absoluto. - "¡Mierda!" - dijo nuestro guía, haciéndonos parar en el acto - "¡Quietos!" Nos agachemos junto a unas rocas, apenas podía ver más allá de nuestros escoltas por culpa de las piedras. El silencio inundó a los doscientos dieciséis intentando esconderse. Santa Faséria que no nos vean … - "Es un ciceronte" - nos susurraba, sin nosotros entender nada Levanté un poco la cabeza intentando ver algo, los ojos se me paralizaron cuando llegué a ver lo que teníamos a menos de cien metros dirigiéndose hacia nosotros. - "¿Qué … qué demonios es eso? - asustada, apenas podía impedir el tembleque de mis manos - "Cicerontes, exploradores de Belshazor. Si él está aquí, el ejército huésped no está lejos" - me contestó el Recolector mientras GX no quitaba ojo a ese rastreador. Caminaba despacio, era impresionante la altura que tenía. Algo parecido a los antiguos gorilas, difícilmente veíamos rastros de piel, su cuerpo rodeado de cadenas vetustas y con rastros de energía azulada. Era terrorífico. - "¿Qué… que podemos hacer?" - dijo mi querido rubio - "Rezar por que cambie de dirección …" - no me podía creer que GX no tuviera ningún plan al respecto, parecía tan seguro de lo que hacía y de su fuerza… - "¿Cambiar de dirección? Vamos Gubdor podremos con él" - ingenua de mi - 42 -

- "Ese ciceronte nos arrancará el alma en cuanto nos vea…" - "¡Pero si apenas camina! ¡Nos dará tiempo a escapar!" - contestó Rodug - "Estúpido … no les es necesario caminar más rápido de lo que va" - nos quedemos mirando a nuestro guía - "Si nos ve, abrirá la boca liberando una inmensa bola de energía" - "Pero podremos …" - "Cállate" - no le dejó terminar - "el poder que exhala es en cono … no nos dará tiempo a apartarnos de su trayectoria" No sabía que decir, estaba tan asustada que no podía pensar con claridad. La muerte había cogido la apariencia de un monstruo enorme que caminaba lentamente hacia nosotros. - "Yo saldré" - dijo el Recolector entre nuestra pequeña disputa - "les diré que estaba patrullando esta zona y que no hay nada…" - "¡No, no!" - le dije sujetándole el brazo - "tú eres la respuesta a muchas preguntas no puedes ir" - "Quizás sea nuestra única posibilidad de sobrevivir Zhure…" - dijo Rodug, mirando al Morgano Me tuvieron que sujetar y taparme la boca un par de tuneladores mientras veía con impotencia como el Recolector se levantaba e iba hacia esa mole terrorífica. Era absurda mi postura con un ser que hasta hace algunos días, les tenía un odio y asco que ni me permitía mirarles a la cara, pero vi algo en sus ojos hablando con él la primera vez en el laboratorio. Es humano, aunque su apariencia diga lo contrario. Abrí las orejas intentando escuchar la conversación de mi extraño amigo, en vano claro, el idioma demoníaco no es precisamente mi fuerte. Gubdor no apartaba la vista de ellos. - "¿Qué dicen X?"- le pregunté - "Desconfía …" - contestó mientras todos le atendíamos - "Algo le pregunta sobre Boolpedax" La voz de la mole parecía hacer eco en nuestro pecho, hablaba despacio buscando las palabras. En un par de ocasiones vimos como parecía atacarle y nuestro Recolector retroceder mostrando su mandíbula, esa actitud animal tan especial en ellos … - "Le ordena que vuelva a Boolpedax, todos los recolectores tienen que estar allí …" - "¿Volver? ¿Por qué Belshazor no utiliza a los recolectores para buscar Minas Fásel?" preguntó Rodug - "Belshazor tiene otros planes para ellos… cuando vi la transformación de Soe'Khan escuché decirle que los recolectores serían sacrificados después de sacar de ellos un nuevo ejército de huéspedes, si eso ocurre…" - "¡Maldita sea Gubdor!"- repliqué levantándome - "¿Qué se supone que tendría que hacer? El Recolector se ofreció voluntario, si no fuera por él el ciceronte nos habría encontrado, al menos hemos ganado tiempo …" - "¿Tiempo? ¿Para seguir aquí? ¡No! Vamos a por esa bestia ¡Podremos con ella!" - "¿Quieres callarte de una maldita vez?" - con sus ojos iluminándose con más fuerza - "con ese explorador no podremos"

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Rodug nos mandó callar, estaba mirando al Recolector con ese monstruo y nos hizo señas para que miráramos. Cuatro cicerontes más se unieron al que ya estaba, no nos podíamos creer ver semejante imagen. Si antes resultaba casi imposible salir de ahí, ahora era del todo inútil intentar algo. Rodearon al Morgano, haciéndole que se dirigiera hacia Boolpedax. Antes de partir miró hacia atrás, sabía que no podía decirnos nada, pero no me hizo falta que hablara. Santa Faséria … ¿Se estaba despidiendo de nosotros? Las cinco criaturas bajaban lentamente la leve loma frente a nosotros, dándonos la espalda y haciendo suspirar de alivio a los tuneladores a mi espalda. Vimos como una enorme criatura alada descendía de los cielos y se posaba justo delante de ellos, nos quedemos sin habla e intentando ocultarnos más. - "¡Maldita sea! ¡Soe'Khan!" - nos susurró Gubdor - "Nos va a ver…" - "¿Quién es ese Soe'Khan?" - preguntó Rodug al fin - "Es el Alto Comandante de los ejércitos de Belshazor, le conocí antes de su transformación. Antes ya era despiadado, ahora no quiero imaginármelo …" Comenzó a decirle algo a nuestro Morgano, alzando la voz y sin bajarse de su montura, la energía emergía de su cuerpo de una manera espectacular. Daba miedo sólo mirarlo… incluso al lado de esas impresionantes moles, Soe'Khan daba mucho más pavor. - "¿Quieres hacerme estúpido, escoria?" - Gubdor nos traducía - "¿Me vas a decir que andas tu sólo sin tu compañero Recolector? ¿ Por qué omitiste la orden de vuelta a la ciudadela?" - "Santa Faséria, lo va a matar…" - interrumpió Rodug - "¿Qué haces aquí Morgano? No te lo volveré a repetir…" - continuaba X - "¡Habla!" El Recolector no decía nada, a penas se inmutaba mirando a los ojos de su Alto Comandante. Ya no tenía esa actitud de espera, como una bestia. Estaba firme, de pie, tal y como si un humano normal y corriente mira a los ojos al que algo le está reprochando. Únicamente hizo un gesto, sus manos irradiaron una energía verde que jamás había visto, echó un último vistazo hacia nuestra posición y por fin habló. No entendí una sola palabra, y GX estaba mirándolo fijamente con la boca medio abierta. Comprobé como nuestro Recolector iluminaba con mucha más fuerza, terminó por explotar liberando una increíble energía hacia Soe'Khan y sus exploradores, que salieron por los aires. Soe'Khan y su montura se alejaron rápidamente de ahí y comprobemos como los cicerontes yacían muertos en el suelo. - "¡Recolector! ¡Santa Fasería que ha hecho!" - grité - "¡Vamos vamos!" - gritaba Gubdor, haciéndonos levantar y salir corriendo de allí - "¡Seguirme rápido!" Corrimos más que nunca, miraba hacia atrás esperando ver a mi Morgano; por qué hiciste eso… Seguimos a Gubdor muchísimos kilómetros, hasta que llegó el momento. - "Vaya … vaya… " - dijo una voz terrorífica - "Mira donde están las ratas…" - 44 -

Vimos con temor al Alto Comandante Soe'Khan, con su fabulosa montura sobrevolando a pocos metros de nosotros. Rodug y yo no nos podíamos creer que supiera hablar nuestro idioma. Todo esto que estaba ocurriendo no podía imaginármelo ni en las peores pesadillas. - "¡Mierda!" - gritó GX - "¡Correr!" - señalaba en la otra dirección - "No Gubdor, esta vez no…" - contestó el demonio, haciendo que su montura lanzara una bola de fuego por la boca a los tuneladores que intentaban escapar. Esa bocanada arrancó la vida a más de la mitad de tuneladores que estaban con nosotros. No sabíamos que hacer, ni dónde meternos. GX parecía estar tan perdido como nosotros. Soe'Khan posó los pies en el suelo a escasos diez metros de nosotros, Rodug se puso delante de mí. - "Dime Gubdor … ¿Qué haces con las ratas?" - decía mientras se acercaba - "Te lo pondré fácil… Apártate ahora, o no tendrás…" Miles de disparos provenientes de nuestra retaguardia no le dejaron terminar, apenas les hacía daño y casi no lograban moverlo del sitio. Miremos a nuestras espaldas y vimos como el grueso del ejército Fasério nos ayudaba. - "Vayron…" - Soe'Khan, enfadado - "¿Qué crees que estás haciendo?" - "¡Soldados! ¡Seguir disparando" - gritaba mi padre - "¡No dejéis que se acerque!" - "¡Soe'Khan debiste quedarte en Boolpedax!" - gritaba nuestro general El Alto Comandante llamó a su montura, que rápidamente bajó de los cielos dejando que su maestro la tomara. Comenzó a reír mientras tomaba altura y proclamaba unas palabras en ese extraño idioma. - "¡Llama a su ejército!" - gritaba GX - "¡Zhure! ¡Ven!" - vociferaba mi padre - "¡Padre! ¡Vayron no es el que crees!" - "Estúpidos…" - nuestro general con su particular voz - "No saldréis de aquí con vida si no es a mi lado…" - "¡Hermanos!" - seguía Gubdor - "Los ejércitos de Soe'Khan no tardarán, ¡Tenemos que irnos!" Tarde. Muy tarde. A sus espaldas miles y miles de huéspedes corrían hacia nosotros. Era una imagen estremecedora, GX se puso en guardia al igual que ejército Fasério, a unos veinte metros tras nosotros. - "¿No querrás combatir no genio?" - le preguntó Rodug sin saber muy bien que hacer - "No hay opción, si huimos nos cogerán" Parecía tan tranquilo… mi padre se acercó y nos llevó a Rodug y a mi tras los soldados. El ejercito Fasério contaba con unos veinte mil soldados, quizás algunos más. Pero insuficientes al fin y al cabo, los huéspedes que se acercaban a toda prisa desde la distancia eran seis o siete veces más numerosos.

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- "¡ESCONDEROS!" - nos gritó mi padre - "¡Padre no lo hagas! ¡Ven con nosotros!" El teniente Fasério obedecería antes las órdenes de su general antes de comprobar si eran viables o no, así que fue con sus hombres a por los Morganos. No se lo pensó dos veces. El ejercito Fasério corría en contra de esos demonios, a la cabeza mi padre, GX y nuestro general. - "Santa Faséria no lo conseguirán…" - repetía el rubio - "Que es lo que están haciendo …" -se compadecía Nos ocultemos entre unas rocas, en una grieta que apenas cogíamos los dos. Rodug tapó la entrada con las pequeñas rocas que encontró cerca dejando únicamente una abertura para que el aire pudiera entrar. No veíamos nada desde ahí, únicamente el resplandor de la energía Faséria, de la Morgana, los choques de energía durante el combate. Gritos y lamentaciones. El combate duró mucho más de lo que esperaba, tenía fe en que el ejercito Fasério sobreviviera derrocando a ese Alto Comandante Morgano, y que esos estúpidos huéspedes sufrieran tanto como mi querido Recolector sufrió para librarnos de la inminente muerte. Una espectacular explosión retumbó toda la zona. Cuando se hizo el silencio, Rodug me tapó la boca para que mis sollozos no alarmaran a algún posible superviviente enemigo. Atardecía, el cielo muerto cobraba un color rojizo, parecía estar lleno de cenizas. Los truenos y relámpagos se apoderaban del firmamento antes de comenzar a llover. Una lluvia que descendía con potencia y que a mi juicio era dolorosa recibirla directamente en tu cuerpo. No se escuchaba nada. Ni gritos de victoria Morgana, tampoco rastro de Fasérios. La montura de Soe'Khan ya no emitía ese horrible grito penetrante. Santa Faséria que ha ocurrido… - "Voy a salir…" - me susurró muy levemente- "No te muevas" - "¿Qué?" - a penas me escuchaba yo misma - "No rubio por favor quédate conmigo" - "Cálmate ¿Vale?" - me sonreía - "No te dejaré, quiero comprobar que pasa" - "Por favor Rodug no salgas, si te ven…" - "Zhure" - me miraba a los ojos - "No te dejaré" Me dio un beso en la frente. Se quedó unos segundos ahí, con los ojos cerrados y con sus manos acariciándome la cara. Se separó sonriendo y apartando las pequeñas piedras poco a poco para poder salir. El rubio estuvo fuera un par de minutos, pero se me hizo eterno. Por fin escuché su voz llamándome diciéndome que saliera sin peligro. Le hice caso, claro. Salí de ahí lo más raudo que pude. - "¿Qué… que ha pasado?" - preguntaba mientras ponía una mano en la frente intentando que la lluvia me dejara ver - "Han caído Zhure… han caído …"

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Rodug estaba de pie, mirando hacia el campo de batalla improvisado. Cuando llegué a su posición vi debajo de la colina una enorme explanada llena de cadáveres. Muchísimos soldados Fasérios, muchísimos más huéspedes. ¿Cómo es posible? Nadie parecía estar con vida, y en el centro de la llanura un gran impacto, como si un gran meteorito hubiera chocado ahí mismo. - "¡PADRE!" - gritaba, bajando por la cuesta a toda prisa - "¡PADRE!" No encontraba a mi padre, entre tantos cuerpos era muy improbable encontrar algo. Rodug caminaba despacio entre los fiambres, pero con ninguna esperanza de encontrar nada. Yo corría de un lado a otro gritando por si mi padre me podía escuchar, pero no recibía respuesta. Incluso utilicé el intercomunicador una y otra vez pero sólo las interferencias recibía como contestación. - "¿¡Rodug ves algo!?" - "No Zhure … " -decía acercándose a mi - "No veo nada" - a la vez que me abrazaba Ahí estaba, rodeada por los brazos de mi único y verdadero amigo. Bajo esa lluvia áspera y dura que caía sin piedad sobre nosotros. Rodeados de innumerables finados y sintiéndonos solos. Me separé de Rodug y me senté, en medio de ese gran impacto, miraba al cielo intentando ver las nubes. Aunque las gotas de lluvia no me dejaban lo intenté hacer, una y otra vez. - "Hay que dar las gracias por vivir un día mas" - me dijo Rodug, su famosa frase … - "Que Fasería les tenga en su regazo" No dije nada, simplemente seguía intentando mirar hacia arriba. Mis lágrimas en la cara se camuflaban con la lluvia. Bajé la mirada hacia el intercomunicador de mi mano, probé nuevamente a llamar a mi padre; sin ninguna respuesta. Lo dejé en el suelo, ni siquiera tuve fuerzas para lanzarlo lejos. - "Estoy harta …" - Rodug me abrazó con un brazo mientras mirábamos hacia delante -"Harta de dar gracias por un nuevo día, y que sea igual que el anterior" - "No entiendo" - "Mi padre … dio su vida por ayudarnos. Vayron, después de todo nos ayudó. GX, no tenía por qué hacerlo, pero lo hizo" - "¿Y qué quieres decir?" - "Que todo se terminó … hicieron lo que pensaron que había que hacer. ¿Sirvió de algo? Ellos muertos, no sirvió de nada" - "Acabaron con el ejército Morgano Zhure, y con Soe'Khan" - "Belshazor ya tendrá una remesa preparada y lista para atacar, para eso quería a los humanos. Para que de ellos mismos brotaran sus auténticos soldados. No hay salida Rodug…" - "Acabaremos con él Zhure, ya lo verás…" - "¿Sabes? Cuando estuve en el departamento médico tuve un sueño. En ese momento pensé que era una pesadilla pero ahora creo que es una revelación" - "¿Pesadilla?" - "Soñé estar arrodillada delante del mismísimo Belshazor,

poderoso jamás visto. Los hombres reclamarán piedad mientras les arrancas la vida. Tu llevarás a la gloria a nuestra raza y juntos destruiremos a esos patéticos rebeldes. ¡Álzate como mi reina Morgana!>> fueron sus palabras" - "Vamos Zhure, podías haber soñado eso como cualquier otra cosa…" - "Creo que significa que esta batalla no la ganará el bien Rodug… esta vez el mal reinará en este planeta" - "Zhure no… no tienes que pensar así" - "¿Y qué quieres que piense?" - dije levantándome - "el Recolector tuvo un vínculo conmigo, y murió por ello. Eso sin hablar de mi padre, que por mi culpa y cabezonería está tendido en el suelo, y vete a saber donde" - dije, lanzando el intercomunicador que tenía justo delante - "Hiciste lo que creíste oportuno Zhure, sólo eso" - "¿Ah sí? ¿Tú crees? Quizás fue mi estúpida idea de hacer creer a la gente que valgo para algo. ¡Maldita sea Rodug estoy harta de esto!" El rubio no supo que contestar. Siempre supo como levantarme el ánimo pero esta vez no sabía que decir. Únicamente siguió sentado, agachó la cabeza esperando que me calmara. - "¡No podemos hacerlo! ¡Ni siquiera con la bendición de Faséria!" - "Zhure sí podemos vencerle" - "¡NO RODUG!" - le grité - ¡Mira a tu alrededor! ¡Todo nuestro ejército está muerto! ¿No lo ves? ¡Muerto!" - no supo que contestarme a eso. Volví a sentarme a su lado, le estaba gritando y él no tenía culpa de nada. De hecho fui yo quien lo trajo hasta aquí, él sólo intentaba decirme una y otra vez que estábamos locos. Pero no le hice caso. El silencio reinó de nuevo en la llanura, la lluvia caía implacable sobre nosotros. Parecía estar limpiando las almas de los caídos ese día, en ese mismo lugar. Seguíamos mirando hacia delante, observando nada. Simplemente con la mirada fija en el horizonte. Algún que otro suspiro de Rodug me hizo entender que quería decirme algo, pero no sabía cómo. - "Con esta lluvia caeremos enfermos busquemos cobijo" - dijo finalmente - "Ve tu, quiero estar sola" - "Zhure yo…" - "Por favor rubio, lo necesito" Le costó, pero se levantó y fue al improvisado refugio que encontró durante la batalla. Me levanté y me puse a caminar, sabía que no iba a encontrar supervivientes. Por primera vez en mi vida sólo caminaba sin tener que pensar en nada. Absolutamente libre de todo. Exceptuando mi querido amigo, estaba sola en el planeta. Estábamos solos aguardando el ejército de Belshazor que no tardaría en aparecer por esa llanura. Unos cuantos metros más hacia el norte, vi a GX tendido en el suelo. Le miré desde la distancia unos minutos. Me acerqué a él con la estúpida esperanza de ver algún rastro de vida. - "No eras tan egocéntrico después de todo…" - le dije llorando, a la vez que cerraba sus ojos inertes - "Jamás te podré agradecer tanta ayuda Gubdor"

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El diario

Estuve sentada al lado de él mucho rato, quizás esperando que se levantara. Me fijé que en su mano tenía una pequeña libreta con muchas hojas, estaba medio abierta y muy mojada por la lluvia. Se la cogí y me puse a leer. Diario de GX. Encontré la muerte, ese bastardo general unió sus fuerzas con Soe'Khan nuevamente para salir ileso. Tendido en el suelo, escribo esto. Quizás hayas sobrevivido Zhure, o Rodug, me da igual quien lo lea. Lo que hay aquí escrito es la verdad, mis vivencias y lo que pensaba hacer. Sólo quiero … Ahí terminaban sus palabras, no pude reprimir mis lágrimas al verlo nuevamente muerto en el suelo. Era valiente, el más valiente que mis ojos hayan visto jamás. Miré al cielo y me guardé la libreta. Cuando me disponía a darme la vuelta hacia nuestro pequeñísimo refugio, vi en la otra mano un roto y decrépito bolígrafo clavado en la tierra. Me acerqué y pude ver que algo más había escrito en la tierra, de una manera rápida para que le diera tiempo. Se dio cuenta de que tenía que darse prisa, que aquello que quería escribir y que había visto destrozaría todo a su paso. Sabía perfectamente que tenía que avisar a cualquier posible superviviente de aquella llanura que viera su cuerpo exánime. El bolígrafo estaba medio hundido en la tierra, y la lluvia intensa rellenaba la rúbrica que mi fallecido amigo había podido terminar. Su boca abierta y los ojos que hace un rato yo misma había cerrado no era a causa de su muerte, si no del temor a lo que habían visto segundos antes de morir. La misma cara que se me quedó a mi cuando pude leer lo que había escrito, me aparté varias veces el agua de la cara por si mis propios ojos me engañaban. Grité una y otra vez a Rodug que vino corriendo sin pensárselo dos veces. - "¡ZHURE!" - gritaba mientras corría hacia mí. Estaba de pie, al lado de GX. Cuando llegó donde yo estaba sólo señalé el suelo, ahí donde había puesto su última palabra. Ahí donde nos intentó ayudar una última vez antes de que callera muerto por la batalla. - "Santa Faséria no puede ser ¿Crees que es cierto?" - "Nos está avisando Rodug …" - "Tenemos que encontrarme Zhure, ¡Vamos!" Corrimos hacia el grandísimo impacto medio oculto por el agua de la lluvia, y comencemos a buscar. No sabía muy bien que era lo que estábamos buscando, pero nuestro instinto nos llevó directamente ahí. La lluvia poco a poco iba borrando lo escrito por nuestro amigo, por aquél que dio su vida por dar una oportunidad a la nuestra. "Descansa en paz Gubdor, gracias por esa última ayuda."

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