Pottens I: El Secreto de los...

Von NMAlonzo

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Todo inició en el momento en el que el corazón del hombre nació la necesidad de sublevar a otro, provocando q... Mehr

Sobre La Portada
Prologo
PARTE I
II (Editado)
III (Editado)
IV (Editado)
V (Editado)
VI (Editado)
VII (Editado)
Pausa

I (Editado)

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Von NMAlonzo

"Pocos ven lo que somos, pero muchos ven lo que aparentamos"

-Nicholas Maquiavelo

Motus, 2008.

Se despertó con el corazón en la boca cuando sintió la cama temblar. Sus ojos se posaron en todos los objetos que iban de un lado a otro sin control en la habitación. Los volvió a cerrar con fuerza, se llevó ambas manos a los oídos para dejar de escuchar el sonido que producían sus cosas volando por los aires. Pensó en colores, azul cielo mezclado con gris, tardes de lluvia y bebidas calientes, pequeñas gotas cafés danzando en su cabeza, calmando sus latidos, tranquilizando su mente.

En el preciso momento en el que los latidos de su corazón volvían a su ritmo normal, los objetos de su habitación caían produciendo un gran estruendo. Se levantó con rapidez para cerrar la puerta con llave, la oscuridad reinante en aquella habitación indicaba que el amanecer no se encontraba a la vuelta de la esquina y que al igual que los días anteriores Lisa volvería a desvelarse. Miró la hora en su celular, eran las cuatro de la madrugada, tenía mucho trabajo que hacer si quería dejar la habitación organizada antes de que su tía o madre se despertaran.

Aproximadamente una hora después, su habitación lucía tal como la había dejado la noche anterior, a excepción de unas tazas rotas que utilizaba para guardar pinceles y una grieta que comenzaba desde el extremo izquierdo de su espejo y continuaba hasta la mitad de este. Estaba cansada, se acostó nueva vez, pero el temor de volver a tener una pesadilla la mantuvo en vela hasta la hora en la que debía de comenzar su rutina.

Al salir de la ducha se quedó observando su reflejo en el espejo, ella tenía la apariencia de una joven normal. Quizás demasiada alta en comparación con las demás jóvenes de su clase, pero normal, a fin de cuentas. Normal, como todo aquello que se mueve en un medio natural.

Pero no era natural lo había dentro de ella. Y aunque su reflejo en el espejo le aseguraba que si, sabía que dentro de sí algo anormal se movía.

Con irritación bajó la vista hacia sus manos. Esa mañana las cosas se habían salido de control nueva vez, cosa que estaba sucediendo con mayor frecuencia. Antes solía pasar mientras pensaba en aquel día, cerraba los ojos unos segundos y cuando los volvía a abrir toda la habitación era un caos. Pero ahora cualquier situación de sumo estrés, enojo o molestia hacía que las cosas se tornaran extrañas. Hasta las pesadillas provocan que sucediera, como si el ambiente estuviera consciente de lo que ella estaba viviendo en ese momento. El miedo se estaba abriendo paso en su interior, las cosas estaban tomando un aire de seriedad y complejidad. ¿Qué pasaría si sucedía en algún lugar público? ¿Un lugar donde alguien pudiera salir herido?

Se atrevió a pensar en aquella promesa un segundo, recordó porque lo hacía y que podría ocurrir si llegaba a fallar. Su mente se desvió por un camino peligroso cuando una imagen de su pesadilla apareció de repente en ella, siempre veía al mismo hombre siendo golpeado una y otra vez en contra de esas paredes cremas y cayendo en aquel mueble azul. El sonido de algo temblando detrás de ella la devolvió a la realidad, obligándola a sacar todo aquello de su mente antes de que fuera demasiado tarde.

*

Había algo inusual aquella mañana. Se dio cuenta cuando pasó su mirada un par de veces por aquel salón y descubrió que en efecto aquella muchacha no estaba allí. De haberlo estado aquella energía que percibía tendría explicación, sin embargo, no lo estaba y aquello lo inquietaba.

Pasó su mirada una tercera vez. Sus compañeros de clases eran unos 25 en total, un numero demasiado alto como para saber con exactitud cual de todos ellos era el enemigo. Diego se concentró en la voz de la profesora pero aquella energía era demasiado fuerte, tanto o más que la de Lisa Daza, y eso le asustaba.

No eran necesario tres como ellos allí.

Al otro lado de la habitación la persona en cuestión sabía que el muchacho de la última fila, el de mirada aguda y mente bloqueada, pervivía su presencia. Sabía que aquella mañana su poder estaba fuera de control y sobre todo sabía el peligro que eso representaba.

*

Era usual que Lisa llegara tarde a la escuela, de la misma forma que su madre al trabajo, ambas tomaban juntas el camino hacia dos diferentes destinos. Helena, su madre, era la culpable de las tardanzas pues siempre recordaba justamente antes de salir que debía de imprimir un reporte, no encontraba su pendiente plateado o, lo mas frecuente, deseaba dormir 15 minutos mas. Lisa se sentaba en la pequeña mesa de cocina, comía su desayuno mientras observaba a su madre correr de un lugar a otro por la casa. Los días en lo que solo estaban ellas dos, muy pocos, las cosas iban bien porque Miriam, su tía, no estaba para pelear con nadie con respecto a la impuntualidad, pero aquellos como aquel en los cuales su tía se encontraba era un caos.

Lo primero que solía hacer Miriam era observar a su hermana en silencio, cual madre, luego cuando ya no podía aguantarse utilizaba ese tono de "eres un completo desastre" y saltaba con un completo discurso sobre la importancia de puntualidad y la mala imagen que Helena le proyectaba a su hija. Tras eso, todos los informes, pendientes y reportes quedaban olvidados para salir de la casa tan rápido como canta un gallo.

Pensaba en todo aquello mientras corría hacia su primera clase, para la cual iba cinco minutos retrasada. Iba tan distraída en lo gracioso y ridículo de aquello que no notó que la observaban hasta que sintió un frío recorrer su espalda. Se dio la vuelta con rapidez, observó ambos lados del pasillo, pero no había nadie allí. La sensación de sentirse observada persistía, e iba creciendo mientras pasaban los segundos. Dio unos cuantos pasos hacia atrás observo el pasillo con paranoia a pesar de estar plenamente consciente de que nadie estaba allí. Frustrada, por no decir asustada, giró sobre sus talones y continuó su camino con mayor rapidez hacia su clase.

*

Casey observó como Lisa entró tarde a clases, como solía hacer siempre. La profesora simplemente la observó entrar, le dio una media sonrisa y escribió sobre la lista de asistencias. Por lo general eso era lo que solía pasar siempre, los profesores rara vez se quejaban de su tardanza, pues aquella muchacha tenía una inteligencia como pocos en su año, si bien no era la mas sobresaliente se acercaba bastante y solo porque ella lo deseaba de esa forma.

Casey había aprendido mucho acerca de Lisa, lo que le gustaba y lo que no, comida, libros, sabía que siempre tomaba una botella de agua antes del almuerzo, que se quedaba quince o veinte minutos esperando a su madre al final de clase. Sabía que Lisa dibujaba bastante bien, aunque no le gustara hablar de ello y sobre todo era plenamente consciente de la adveración que sentía Lisa por su primo. Aunque Casey no sabía lo que realmente deseaba, aquello por lo que se esforzaba día a día por acercarse a ella y toleraba sus malas caras.

– Hola –dijo Casey mientras la observaba tomar asiento y sacar con rapidez su cuaderno, lucía nerviosa y observaba la puerta como si esperara que alguien entrará en cualquier momento–¿Qué harás este fin de semana?

– No mucho –Lisa respondió siempre con frases cortas, limitándose a contestar lo esencial. Ella miraba extrañada el comportamiento de Lisa esa mañana, después de descubrir que nadie entraría en el salón tras suyo enfocó con rapidez el pisaron y copió unas frases que había en el–. ¿Cómo estas?

– Bien, muy bien –respondió un poco sorprendida de la pregunta, usualmente ella no se molestaba en tomar esas iniciativas–, ¿te gustaría ir a la villa de los padres de Diego?

– Lo pensare –aquello la tomó mucho mas de sorpresa, sonrío pensando que si las cosas seguían como estaban podría obtener lo que querría.

Sin embargo, no solo Casey buscaba algo en aquella relación. En un principio aquella amistad nació gracias al insistente deseo de Miriam de que su sobrina compaginará con los hijos de sus compañeros, los que la ayudarían a controlar aquello, pero con el tiempo Lisa descubrió que Diego era un idiota y que Casey no era precisamente inteligente. Con todo eso era bastante simpática y si bien en un principio lo único que tenía en mente era cumplir con los deseos de Miriam, ahora las cosas habían cambiado. Para Lisa, una persona reservada y abiertamente antipática, tener a alguien como Casey cerca no estaba mal. Su intención era clara, hacer todo lo posible para conseguir una amiga, quería encontrar a alguien con quien hablar, una persona a la cual contarle todo lo que le atormentaba. Buscaba, mejor dicho, anhelaba, encontrar a alguien en quien confiar.

*

Andrés se encontraba fuera de sí, no pensaba o accionaba de la forma en la que lo haría si estuviera dentro de sus cabales. La noche anterior había soñado algo extraño, veía a Diego Robles frente a una puerta blanca, cuando se dio cuenta de que no había nadie que lo detuviera entraba dentro de aquella habitación también blanca. Por un momento Andrés estaba aturdido, no entendía como Diego no había notado su presencia, pero luego comprendió que en realidad él estaba viendo a través de los ojos de aquel muchacho. En ese instante él era Diego. No comprendía nada. Había escuchado de gente con su poder que podía entrar dentro de los sueños de otros, pero como estaba él allí sin querer. En el centro de la habitación había alguien, de espalda a él, pero no hacía falta verle la cara para saber de quién se trataba. Pocas personas desprendía esa energía y en la escuela solo ella lo hacía. En ese instante, Diego se lleno de celos y envidia. Andrés comprendió todo en aquel instante, debía de salir de allí, pero se quedó un poco más para ver que pasaba. Diego, odiaba a la chica por ser más poderosa, a pesar de que no comprendía en lo absoluto de que se trataba su poder.

Por otro lado, una vez lejos de la mente de aquel enemigo, lejos del salón de clases y observando a Lisa Daza en una esquina del parqueo de la escuela esperando a su madre, Andrés si supo cual poder tenía la chica. Después de todo, él había crecido dentro de un clan con personas iguales que ella.

*

Al final del día solía esperar a su madre en uno de los bancos del parqueo trasero de la escuela. Lo que había sucedió al entrar a la escuela la tenia nerviosa, no podía sacar de su mente aquella sensación y estuvo todo el día buscando por todas partes a la persona que le observaba. Antes de salir del edificio observó el exterior en busca de alguna presencia extraña, pero todos los chicos que allí se encontraban eran conocidos. Se decía una y otra vez que su imaginación era la culpable o que era probablemente falta de sueño, lo cual tenia lógica. Sus pesadillas no le dejaban dormir, esperaban pacientemente que llegara la noche para cazarla y devorarle. Durante el día solía distraerse con deberes escolares, limpiando su casa o dibujando, justo lo que estaba haciendo cuando un gritó capto su atención.

Diego estaba junto a uno de sus amigos, un tal Lorenzo, golpeaban a un chico. El muchacho estaba tirado en el piso, con ambas manos frente a su cara y sus pertenencias esparcidas por el piso. Lisa comenzó a debatirse entre lo que debía de hacer, ir y ayudar al chico o pasar de él. Se sintió avergonzada cuando se descubrió pensando en ignorarlo y hacerse la de la vista gorda. Pero tomó valor cuando Diego se acercó más al muchacho y pateó su abdomen con fuerza.

— ¡Déjenlo! –gritó, mientras corría hacia ellos. Sin pensar las cosas dos veces, tomó a Diego por los hombros intentando alejarlo del muchacho, pero él la apartó de un empujón causando que cayera al suelo. Diego observó a Lisa con ira y levantó su puño, ella asustada cerró los ojos con fuerzas, pero el golpe no llegó. Se detuvo al mismo tiempo que brotaba una risa pastosa de la boca del muchacho.

— Comprendo que me golpees –dijo entre jadeos, Lisa abrió los ojos para observarlo con una gran sonrisa de lado. Sangraba por su labio inferior y un gran hematoma se estaba formando bajo su ojo izquierdo–. Pero golpearla, viejo ¿no crees que eso es muy injusto?

— La próxima vez que te vuelvas a meter en donde no te llaman, te arrepentirás. No me importa si eres mujer o no –dijo ignorando al chico, luego se giró hacia él con la espalda erguida y una mirada asesina–. En cuanto a ti, Soler, esto es solo el inicio. Espero que te enseñe que tus comentarios graciosos no lo puedes usar con todo el mundo —miró a Lorenzo—. Vámonos.

Se quedó absorta en sus pensamientos, sorprendida por lo que acababa de pasar. Diego estuvo a punto de golpearla, la había amenazado. Ella lo conocía, sabía de lo que era capaz pero nunca se había visto tan expuesta a su violencia. Lo peor es que sentía miedo por lo que podía pasar cuando Miriam se enterase. Su tía era igual que Diego, le daba igual las injusticias, era muy moralista para algunas cosas, pero ante algo así se haría la de la vista gorda.

Andrés, el chico de la golpiza, intentaba levantarse. Lisa le tendió una mano para ayudarle. Era raro sentir temor y sentirse bien al mismo tiempo, ella se había sentido útil, había hecho algo bueno y eso no sucedía a menudo. No porque fuera una mala persona, sino porque las personas solían juzgarla por sus "amigos". Después de todo, ¿que pensarías de la muchacha que anda siempre detrás del responsable de esa golpiza que la acaban de dar a Andrés?

Él estaba hecho un desastre, su ropa estaba llena de barro. Su cabello oscuro estaba todo alborotado y en sus ojos se veían con un enojo contenido. Ella sabía quién era él, relativamente. Lo había visto antes, y recordaba su nombre porque era de los pocos que eran más alto que ella. Pero no habían hablado mucho, ambos eran bastante reservados. Le ayudó a recoger sus cosas y mientras se las pasaba observó nueva vez su ojo morado, sintió lástima por él.

— No sientas lástima por mí —ella lo miró confundía.

— ¿Disculpa?

— Es eso lo que piensas —el muchacho tomó sus cosas con rapidez, las introdujo dentro de su mochila. Luego continuó hablando para sí mismo—. Esto me pasa por estar hablando tanto, debí de callarme cuando pude, pero no lo hice. ¿Por qué siempre debo de hablar tanto cuando no debo?

— ¿Cómo ahora? —sin contenerse sonrío, pero su sonrisa se esfumó al ver sus ojos enojados.

— Discúlpame, pero estás más loca de lo que pensaba.

— ¿Por que dices eso? —preguntó confundida, caminando de vuelta su banca—. Deberías de ir a la enfermería ese ojo no se ve bien.

— Gracias por el aporte, pero me quiero ahorrar explicaciones. —él observó a lo lejos, una camioneta verde entraba en el parqueo—. ¿Por que me has defendido?

— Era lo correcto —dijo mirando la hora, la camioneta se acercaba a ellos—. ¿Te buscan? —suspiró y asintió, ella miró así atrás con temor de que ahora que se quedaría sola algo le pasará—. Hasta luego.

— No tengas miedo —le dijo él, ahora mirándola con algo parecido a agradecimiento—. Ellos ya se han ido.

— ¿Cómo lo sabes? —se encogió de hombros, la camioneta se estacionó cerca de ellos.

— Solo lo se —tomó aire—. Lisa, si necesitas algo, alguien, no dudes en buscarme. Ellos... se que le temes, pero Diego no es tan estúpido. Después de todo su padre lo mataría si se enterara de que te amenazó.

— ¿Cómo sabes eso? —volvió a encogerse de hombros, caminando en dirección a la camioneta. 


N/A

Hola a todos, otra vez yo por acá. Verán hace unos días volví a colocar los capítulos que ya tenía de la segunda parte pero cuando intente escribir no pude porque algo me hacía ruido. Entonces comprendí que si no editaba está, la segunda no saldría bien.

Por otro lado, ¡cuánto tiempo ha pasado! ¡Los he extraño a todos! Sé que soy una pésima persona por desaparecer por más de un año, pido perdón por eso pero no puedo dar más explicaciones. Si tienen alguna duda no duden en escribirme, siempre estoy abierta a hablar cuando necesiten de mi.

Gracias a todos por leer, espero que le guste este cambio. A mí particularmente me ha encantado, tengo muchas cosas en mente que se que harán de esta novela una de las mejores y quiero continuar trabajando en ella hoy más que nunca.

De todas formas, y aunque me siento plenamente a gusto con todo, me gustaría escuchar sus opiniones.

Sé que muchos se preguntarán quién diablos es Andrés, y se que muchos habrán notado que es Cam. Le cambie el nombre porque muchas cosas han cambiado en mi vida desde que estoy viviendo en Estados Unidos, y como una persona hispanohablante y escribiendo una historia en español, que además está geográficamente ambientada en un país de habla española no me parecía que el tuviera un nombre tan americano.

Para  la gente nueva que no sabe que diablos estoy hablando solo ignórenme y sigan leyendo tranquilamente.

Otra  pequeñez que quiero aclarar para todos es que probablemente publiqué dos veces a la semana, ojalá y sea así (Dios apiádate de todos) y si todo sale bien, en Junio o Julio tendrán lo que muchos han estado esperando.

Besos a todos, nueva vez gracias.

Natalia Alonzo

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