Días

By pedrocarpio2

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Frank vivía con su mujer en una bonita casa por los suburbios de la ciudad, los cuales eran casi toda el área limítrofe, la había conocido en una fiesta hace siete años, ella le mostró su sonrisa y sus movimientos de baile, y él quedó pasmado desde ese momento. Se llama Cintia, su piel era blanca sin ninguna cicatriz, tenía el pelo rubio natural, unos ojos marrones claros penetrantes, un lunar que la hacía ver más atractiva entre la nariz y el labio superior, un cuerpo atrayente para cualquier hombre y una sonrisa encantadora, no era muy alta, apenas llegaba al metro cincuenta. era una pequeña figurita sexy llena de deseo. Todas las noches eran sensacionales para Frank, tenía que satisfacerla y él estaba complacido. Se veían tan compatibles e insaciables, que decidieron vivir juntos, quisieron llevar la relación a algo más serio, y así no perderse sus noches salvajes. Ese fue su comienzo. Ahora se habían vuelto una pareja común y corriente como todos los de su entorno que eran familias que estaban constituidas por padres e hijo. Sólo que había una diferencia entre Frank y Cintia y las demás familias. Tras muchos intentos por varios años, Cintia decidió hacerse una prueba de esterilidad, salió positivo. Frank consolaba a su mujer en sus noches de llanto remplazándolas con apasionadas caricias, ella nunca decidía que no. En las mañanas éste encontraba a su mujer a un lado de la cama sentada en posición fetal entre lágrimas diciendo- soy una semilla que no da fruto- y entonces por tratar de hacerla sentir mejor le acariciaba las piernas y la besaba despacio diciéndole- cálmate amor, ante cualquier cosa siempre estaré a tu lado- entonces nuevamente, como la noche anterior, él la arrastraba sobre las sabanas y hacían un amor lento y suave. Cintia había perdido muchos empleos, cuando Frank regresaba casa la encontraba bebiendo vino barato, que compraba con el cheque de su liquidación, sólo para celebrar la pérdida de otro oficio. ¿Qué pasó esta ves?, le preguntaba Carlos, y ella curiosamente mentía diciendo cosas como- me encontraron comiendo cuando tenía que estar atendiendo; iba mucho al baño y yo les dije que estaba con la regla, pero ellos no entienden; insulté a uno de los jefes por que exigía demasiado-. Llegó el momento en el que Frank tuvo un ascenso en su trabajo, laboraba en una fábrica de petróleo, en ese sitio comúnmente había despido y explotación para los obreros, pero no para Frank, se había hecho amigo de uno de uno de los jefes, y tenía un cartón como certificado que validaba que era un especialista en lo que hacía, eso le trajo respeto y beneficios. Decidió que por el ascenso y el aumento de paga Cintia no volvería a buscar trabajo, aunque Cintia, se negó al principio, pero terminó accediendo por los regalitos y los detalles que Frank traía cada tarde. Cintia tuvo pocas oportunidades de estudio, aunque no era mala cuando ponía esfuerzo, matemáticas y educación física, esas eran sus materias favoritas. Cuando murió su padre, se había quedado sin casa y sin familia, por suerte tenía un novio que era el hijo de unos padres adinerados, este novio recibía buenas mesadas y con esto pagaba la vida de Cintia, pero eso se acabó cuando su novio la halló, en el cuarto que él pagaba, con uno de los empleados de la quinta desnudos entre las sabanas. Cintia pese a esto tenía algo ahorrado para vivir mientras trataba de conseguir un trabajo, y a pesar de todo esto, las encamadas con los empleados de la quinta no se detuvieron. Fue en esos tiempos que acudió a una fiesta y conoció a Frank, aquella noche ella había sido echada de la quinta donde vivía por deber varios meses de estadía e inmoralidad al ser descubierta teniendo sexo en uno de los pasadizos de la quinta con un inquilino. Esto no llegó a saber Frank, y Cintia al ver que no tenía un sitio donde dormir, trató de impresionar al tipo con los mejores movimientos que sabía, con todo lo que había aprendido hasta entonces.

Todos los días Frank salía en las mañanas de su casa, después de haber tenido sexo con Cintia toda la noche lentamente y un rápido al amanecer, se bañaba con complacencia, bebía un poco de yogurt y cereal que él solo se preparaba y se iba al trabajo dejando a Cintia bañada en sudor en la cama. Su casa era bastante amplia, de dos pisos y estaba rodeada por un muro de casi tres metros de alto, con puntas de vidrio cubierto en la parte superior del muro para evitar a los ladrones, lo mismo se podía ver en las demás casas cuyos dueños tenían un buen empleo. En su cuarto había una ventana en el que se podía ver la calle, algunas veces Cintia se había parado allí completamente desnuda olvidándose del mundo y había sido vista por otros hombres desde su ventana, cuando se daba cuenta reaccionaba con desdén. Cintia se levantaba después de algunas horas de que Frank ya se había marchado, y en bragas deambulaba por la casa, cogiendo un vaso de yogurt y bebiéndoselo poco a poco. Cuando terminaba de desayunar, cuando faltaba algunas cosas iba al mercado a comprar, Frank dejaba todos los días dinero para ella, y cuando regresaba en las tardes después del trabajo casi al anochecer quería encontrar la casa limpia, sábanas tendidas, la comida caliente esperando a ser servida y a su mujer Cintia lista para cumplir sus deseos.

Era de noche, un día, cuando se encontraba haciendo el amor con Cintia, alguien llamó a la puerta, Frank tuvo que interrumpir su calurosa faena para ir a ver quién tocó el timbre, salió de la cama, dejó a su mujer desnuda y mojada, pensando en que seguramente alguien lo había hecho por broma. Cuando abrió el ancho portón de fierro que daba a la calle, vio a un hombrecillo un poco más bajo que él, tenía la piel más oscura y maltratada, un aspecto fornido y cansado, llevaba un pantalón corto y una camiseta que por los rasgos Frank supo que era del ejército, en la mano lleva un maletín con los mismos rasgos. Era su sobrino. El hombrecillo dejó su maletín a un costado y abrazó afectuosamente a Frank. ¡Tío! ¡cómo estas! ¡hace mucho que no te veo! Frank se sorprendió de aquella visita, pero no mostró molestia, lo acogió con agrado, le separó un pequeño lugar en su casa, siempre tenía listo un cuarto para cualquier visita. Esa misma noche Cintia tuvo que salir de la cama, vestirse y preparar algo para el sobrino de Frank, ella lo saludó amablemente, no pareció sorprenderse demasiado. Con tu permiso tío, quiero saber si me puedo quedar un par de semanas en tu casa, no será mucho tiempo, sólo hasta que consiga un trabajo, y capital para poder vivir por mi cuenta, acabo de salir del ejército, y con lo poco que me dan, no me alcanza si quiera para una semana, le dijo el sobrino. Por su puesto Alvarito, respondió Frank. Esa noche después de que su sobrino cenara un poco, Frank volvió a la cama con su mujer a continuar en lo que estaban. El visitante lo escuchó todo, los sonidos que se producían entre los muslos de los amantes y hasta los gemidos de Cintia. Alvarito era joven, apenas pasaba los veinte. Frank estaba cerca de los cuarenta y cinco años, y Cintia ya había llegado a los treinta años, pero aún se veían y esplendida, como si los años no le pesaran. Cuando amaneció, Álvaro se había levantado temprano, Frank lo encontró barriendo. Hay muchas cosas que hacer aquí sobrino, cosas que mi mujer no puede, yo tampoco puedo porque tengo que ir al trabajo, y bueno si no sería molestia, me puedes ayudar, hay que cultivar las hiervas que están creciendo en el patio, entre otras cosas más, le decía Frank. Por supuesto tío, es lo menos que puedo hacer, de esa manera te pagaré mi estadía, le respondía Álvaro. Entonces Frank se marchó a trabajar, es ese momento, su sobrino no perdió el tiempo, preguntó a la mujer de su tío, que estaba aún desnuda en su cama, desde afuera de su cuarto, dónde estaban las herramientas para cultivar. Cintia se puso algo de ropa, un pantalón corto sin bragas y una blusa holgada sin algo que sostuviera sus grandes senos redondos, y salió del cuarto para mostrarle a Álvaro lo que pedía, él la vio, observó sus perfectas piernas blancas atléticas, y la forma de sus pezones a través de su blusa. Se quedó callado y sólo siguió a Cintia al lugar donde estaban las herramientas de cultivo distrayéndose en su sensual andar, se tropezó con un estribo que estaba en el camino, pero Cintia no se dio cuenta y el siguió como si nada hubiese pasado. Comenzó a cortar las hierbas y la mujer de su tío se fue a lo suyo, la hierba había crecido bastante, Frank había descuidado un poco el patio, las hojas estaban largas y resistentes, pero el entrenamiento recibido en las fuerzas militares lo ayudaban a resistir. El desayuno fue algo rápido, Cintia lo llamó después de que ella había desayunado, Álvaro encontró en la mesa unos huevos y plátanos fritos justo a un vaso de leche. Le encantó. Continuó su labor y a la hora del almuerzo Cintia hizo lo mismo que en el desayuno. El sobrino comió confianzudamente, cada vez que terminaba una comida, descansaba por un rato, se sacaba la camiseta militar y se quedaba mirando el césped ya cortado, estaba haciendo un buen trabajo, se enorgulleció por un momento. En una oportunidad, cuando alzó la vista para ver a la ventana del cuarto de su tío, ésta estaba abierta, vio pasar a Cintia desnuda, ella parecía estar distraída en otra cosa, Álvaro vio sus blancos pechos desnudos pasar fugazmente y no apartó la mirada creyendo que volverían a pasar en cualquier momento, pero no lo hicieron. Cada vez que su tío regresaba del trabajo encontraba el patio cada vez mejor. Estas haciendo un buen trabajo sobrino, te vas a ganar tu propina cuando termines, y el sobrino agradecía por las buenas palabras, cuando Álvaro iba a dormir podía escuchar siempre chacoteos y los gemidos de Cintia, entonces al acordarse de la forma de vestir de la mujer, las blancas piernas y los blancos pechos, se comenzaba a masturbar. A la mañana siguiente otra vez los mismo, el desayuno, el almuerzo, el césped cortado, el patio cada vez mejor, la vista a la ventana abierta del cuarto de su tío, a veces tenía suerte y la miraba otra vez con los senos al aire y en las noches las felicitaciones de su tío, los chacoteos y los gemidos y las masturbaciones hasta dormirse.

Una tarde se dio cuenta que el patio ya estaba terminado, había hecho un excelente trabajo, las hojas estaban perfectamente cortadas, había hecho un caño en un lugar donde el agua se acumuló, entonces empezó fluir por un caminito que daba hacia el drenaje. Estaba lleno de sudor y necesitaba limpiarse, fue a uno de los baños que era para las visitas, se duchó lentamente y al terminar salió en toalla con la intensión de ir a su cuarto. Tenía un cuerpo bronceado y ejercitado. Cuando caminaba empezó a escuchar los mismos quejidos que Cintia hacía por las noches, Álvaro pensó que tal vez estaba con su tío, se extrañó, era muy temprano para que su tío esté en casa, vio el patio, no estaba el vehículo en el que Frank se trasportaba. Sintió mucha curiosidad y decidió subir. Está con otro hombre, pensó, y comenzaba subir las escaleras silenciosamente mientras que con una mano se sostenía la toalla. La puerta del cuarto estaba abierta y los quejidos eran más audibles. Álvaro se acercó despacio para ver y ahí estaba, Cintia en cama completamente desnuda y masturbándose, su cuerpo era completamente blanco y limpio, parecía una tela perfectamente planchada, sus ojos estaban cerrados y soltaba gemidos sin cesar mientras que con los dedos se acariciaba la entrepierna, el sobrino se quedó pasmado, aquel escenario lo había encendido en un instante, ahora estaba excitado sosteniendo con una mano su toalla con un bulto levantándose mientras tenía a una mujer enfrente suyo masturbándose. No lo pensó. Entró despacio al cuarto, Cintia no lo escuchó, sus constantes gemidos y sus dedos traviesos la mantenían muy entretenida. Lo único que pudo escuchar es que alguien cerraba la puerta de su cuarto, ella abrió los ojos repentinamente y vio al sobrino de Frank en frente de ella, se le había caído la toalla al piso y tenía el miembro completamente vivo y recio. Cintia dio un suspiro de susto, y quedó en completo silencio mirando la tiesa herramienta de Álvaro, el joven se acercaba lentamente, y Cintia no hacía nada para evitarlo. Ella había quedado desnuda en la cama con las piernas abiertas. Cuando se acercó lo suficiente se le fue encima y ella abrió más las piernas. En seguida Cintia comenzó a soltar nuevamente los quejidos llenos placer.

Cuando Frank llegó a su casa, todo pareció normal, el comportamiento de Cintia fue le mismo que el de todos los días. Felicitó a su sobrino por haber hecho un buen trabajo y le dijo que en un par de días le conseguiría un trabajo con una buena remuneración en la que Frank trabajaba. El sobrino pareció alegrarse. Cuando Frank nuevamente salía en las mañanas, su sobrino volvía a estar con Cintia, ella lo atraía y él se dejaba llevar, lo hacían en todas partes, incluso en el césped que había cortado con mucho esfuerzo. Una mañana después de Frank había salido, Cintia llamó Álvaro a su cuarto inventando alguna excusa, el joven sabía que las excusas era sólo parte del proceso de seducción y de nuevo terminaría abriéndole las piernas a la mujer. La noche anterior escuchó como su tío la hacía gemir. y quería hacer lo mismo. Cuando llegó al cuarto ella estaba boca abajo en la cama, usaba unas bragas casi transparentes. Álvaro se le fue encima y comenzaron el ritual de todos los días. Quince minutos después de que comenzaron, Frank estaba de regreso, se había olvidado unos papeles al costado de su cama, estacionó su vehículo sin hacer mucho ruido y entró a su casa. Cuando estuvo adentro fue hacia la nevera cogió un poco de jugo de frutas y se lo vio, todo parecía tranquilo. A Frank le pareció extraño que todo parecía deshabitado, no hizo caso a la idea y comenzó a subir hacia su cuarto, a medio camino comenzó a escuchar los contantes gemidos, los mismos que su sobrino escuchaba todas las noches. Sus pasos comenzaron a ser más discretos, y con el rostro confundido comenzó a acercarse a su cuarto. La puerta estaba abierta y el escenario era claro, su mujer se estaba metiendo a la boca el pene de su sobrino. Quedó completamente pasmado ante el espectáculo, su cuerpo se paralizó por un instante y al recordar lo que acaba de ver le entró una sensación de asco y repugnancia, la sangre se le comenzó a subir a la cabeza. Se alejó lentamente del cuarto fue a la cocina, iba en pasos silenciosos, abrió uno de los últimos cajones de la fila y sacó un machete, el mismo que su sobrino usó para labrar el patio. Se volvió a acercarse al cuarto y volvió a ver la misma escena, Cintia no dejaba de chuparle la polla a Álvaro, la sensación de asco y repugnancia esta vez eran más tangibles y la rabia se apoderó de Frank. Entró al cuarto dejando la puerta abierta, los amantes aún no se daban cuenta de su presencia, entonces con una voz ronca y furiosa soltó las palabras que detuvo a la pareja, ¡que hija de puta eres! Cintia soltó un grito de susto y de un empujón se separó de Álvaro, el sobrino que también se aterrorizo, por extraño que fuera se dirigió ante su tío y se arrodillo enfrente de él implorando perdón. Frank tenía el rostro hueco y sus ojos no dejaban de mirar a Cintia, Te voy a matar, TE VOY A MATAR MALDITA PUTA. Cintia al ver a Frank con una larga cuchilla en la mano, sabía que no bromeaba, la iban a asesinar, no lo pensó dos veces y al ver que su marido se acerba a ella, saltó desnuda por la ventana, la que siempre estaba abierta, cayó de una altura de cinco metros. Cuando Cintia cayó escuchó que su marido desde el segundo piso bajaba desesperado gritando HIJA DE PUTA. Empezó a correr, cuando quiso dirigirse a la puerta que daba a la calle, se dio cuenta que estaba cerrada, Frank se acerba velozmente, mientras que Álvaro había quedado allí arrodillado suplicando perdón, no tenía tiempo de abrir la puerta y comenzó a correr hacía el muro que rodeaba la casa, Frank estaba más cerca de ella con la sola idea de descuartizarla, entonces cuando estuvo a punto de alcanzarla vio que Cintia por causa de la desesperación en un solo intento logró saltar el muro de casi tres pisos y se agarró fuertemente de los vidrios rotos que habían en la parte superior, sus manos y algunas y parte de su cuerpo comenzaron a sangrar, Frank no pudo agarrarla y solo lanzó el machete lo más rápido que pudo y con toda la fuerza de su enojo, la hoja solo llegó a hacer un corte en la espalda pero no la detuvo, después de que Cintia se perdió de su vista al otro lado del muro, Frank volvió a correr rápidamente hacia puerta, la abrió y salió a la calle para ver si aún podía a Cintia, pero ella no estaba por ningún lado, nadie la había visto, ninguno llegó a ver a una mujer desnuda corriendo por la calle. Cuando volvió a su casa su sobrino tampoco estaba. Dejó el machete a un lado y se sentó en el sillón de su casa, y sus ojos se comenzaron a llenar de lágrimas. Tiempo después supo que su sobrino había regresado al ejército. Cintia desapreció desnuda y sangrando tras ese muro de casi tres metros cubierto de vidrios rotos, y nunca se supo de ella.

FIN.

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JoeZ😈 ⚠️အပြာစာပေ။အတုယူရန်မသင့်တော်ပါ။မဒိန်းကျင့်၊အလိုမတူအနိုင်ကျင့်စော်ကားခြင်းများပါတာမို့ အဆင်ပြေမှဖတ်ကြပါရန်။⚠️