Sublime Dominacion. ||Yoonmi...

De FabiCan

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Jimin, un delicado omega amante de las noches de descontrol, tendrá que renunciar a todo cuando Min Yoongi, u... Mais

B o o k T r a i l e r
Prologo.
||Uno||
||Dos||
||Tres||
||Cuatro||
||Cinco||
||Siete||
||Ocho||
||Nueve||
||Diez||
||Once||
||Doce||
||Trece||
||Catorce||
||Quince||
||Dieciseis||
||Diecisiete||
||Dieciocho||
||Diecinueve||
||Veinte||
||Veintiuno||
||Veintidós||
||Veintitrés||
||Veinticuatro||
||Veinticinco||
||Veintiséis||
||Veintisiete||
||Veintiocho||
||Veintinueve||
||Treinta||
||Treinta y uno||
||Treinta y dos||
||Treinta y tres||
|| Treinta y cuatro||
||Treinta y cinco||
||Treinta y seis||
||Treinta y siete||
||Treinta y ocho||
||Treinta y nueve||
||Cuarenta||
||Final||
Epilogo
||Extra 1||
||Extra 2||
||Extra 3||

||Seis||

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De FabiCan

Si puedo, mas tarde subire otro uwu

Jimin gemía con intensidad mientras  cegado por la lujuria, completamente embobado por la dulzura de sus caricias extendiéndose por la desnudez de su cuerpo, absolutamente dominado por calidez de su aliento colisionando con la piel de su cuello.

Pero él quería más, mucho más. Quería embriagarse de su aroma, quería enloquecer con sus estocadas, quería propagar la ardiente llama de deseo que se había originado en su interior.

Jimin intento tocarlo. Ansiaba producirle al alfa el mismo placer que éste le estaba dando, pero un gruñido gutural lo obligó a detener sus manos poco antes de llegar a su destino.

—Por f-favor... déjame... —balbuceo, impaciente, jadeante, sintiendo el exquisito modo en el que el alfa lo aprisionaba cada vez más contra la frialdad de aquella pared.

Quieto —espetó con su voz de alfa, haciendo que el omega perdiera las ganas de acariciarlo por puro temor.

De a poco, Yoongi comenzó a descender con sus labios por el pecho del rizado dejando, en su paso, un recorrido de marcas que demostraran a quién pertenecía ese cuerpo. Bajo hasta su abdomen y, colocándose de rodillas frente al omega, comenzó a mordisquearle el apenas remarcado hueso de su cadera. Jimin gimió, complacido, recostando su cabeza contra la pared. Sus ojos se mantenían cerrados, mientras sus rebeldes manos pretendieron ir hacía el cabello del alfa con el fin de acariciarlo.

Un nuevo gruñido lo espantó y sus manos retrocedieron velozmente, recordando que debía quedarse quieto. Y sólo entonces cayó en la cuenta de lo que estaba ocurriendo, advirtiendo que se encontraba comportándose como un patético sumiso. Su ceño se frunció. Estaba realmente enojado consigo mismo. Miró hacia abajo, contemplando al alfa haciendo su trabajo, y sin miedo, enterró sus dedos entre los mechones castaños de su cabello.

Yoongi reaccionó de inmediato, apartando la mano de Jimin con violencia, colocándose de pie de un segundo a otro. La furia ya se escabullía de sus poros junto a sus feromonas. Su mirada severa se clavó en los ojos del omega, demostrándole con su semblante enojado lo mal que había hecho.

—Te he dicho que no soy sumiso —mencionó Jimin encogiéndose bajo la mirada amenazante del otro.

—Lo serás —concluyó Yoongi con convicción, todavía molesto por su desobediencia.

De pronto, volteó a Jimin brutalmente para que este quedase de frente a la pared. Le quitó el jean de un tirón, desgarrando por completo la tela del mismo. Repitió la acción con la ropa interior, dejando el trasero del omega completamente expuesto ante él. Le apretó una nalga con fuerza, para luego, sin previo aviso, ingresar tres de sus dedos a su humedecida entrada.

Jimin dio un respingo contra la pared, jadeando, mientras sus manos se plantaban en la misma como si intentase sostenerse de alguna forma. Su pecho se encontraba pegado al muro, pero su cadera estaba inclinada hacia atrás, siendo sujetada por una de las manos del alfa.

—Aprenderás a ser un buen sumiso —aseguro el mayor, moviendo los dedos con rapidez dentro del omega, satisfaciéndose con los calientes gemidos de este—. Lo harás por mí, ¿o no, bebé? —Al no recibir una respuesta inmediata, añadió un cuarto dedo de golpe, introduciéndolos bien hasta el fondo—. ¿O no?

—S-sí —gimió, olvidándose de que a él no le gustaba que lo dominaran.

—Sí, ¿qué?

—Sí, daddy, aprenderé.

—Buen chico —dijo, complacido y continuó moviendo sus dedos con la agilidad y rapidez necesaria para que el omega chillara de puro placer, rogándole que no se detuviera. Y cuando supo que estaba a punto de llegar, retiró sus dedos, sin dejarle acabar.

—No, no, sigue, p-por favor —suplicó el omega desesperado ante la ausencia de contacto—. Por favor, d-daddy —lloriqueo frustrado, moviendo su trasero necesitado.

— ¿Qué quieres, bebé? —preguntó Yoongi, sonriendo maliciosamente.

—Tus dedos... aquí —una de sus manos abandonó la pared con el propósito de señalarse el trasero.

—Pero te has portado mal, ¿crees que te lo mereces? —el seductor tono de voz con el que hablaba el alfa no hacía más que enloquecer al omega desesperado.

—Me portaré mejor —dijo, buscando convencerlo.

— ¿Qué harás para portarte mejor?

Yoongi empezó a desabrocharse el cinturón en silencio, procurando que el omega no escuchara sonido alguno que delatara sus próximas acciones.

—Haré lo que quieras. Te obedeceré —gimió aquello como último recurso para que volviera a estimularlo.

—Muy bien, bebé, tienes que obedecerme. Siempre. Pero aun así, no tendrás mis dedos de vuelta.

—Oh, mierda, por favor.

Yoongi frunció el ceño.

— ¿Qué he dicho sobre tu vocabulario? —reprendió palmeándole el trasero.

Jimin se sobresaltó, gruñendo levemente.

—De la forma más educada que me es posible, ¿podría usted, celestial alfa, utilizar sus gloriosos dedos para encargarse de enterrarlos en el bonito agujero de mi trasero?

El alfa no consiguió evitar soltar una risa ante aquello, pues de verdad le había causado gracia. Y no fue sino hasta varios segundos después que se dio cuenta que era la primera vez que uno de los tanto sumisos que tuvo consiguió hacerle reír. Y, en definitiva, esa era una nueva razón para no dejarlo ir.

—No soy fan del sarcasmo, pero esa estuvo bien. Sin embargo, repito, no tendrás mis dedos devuelta —estableció solemne, y para antes de que Jimin reiterara su histérico lloriqueo, se alineó con prisa en la entrada del mismo y lo embistió con su hombría hasta el fondo—. Tendrás mi pene.

—Oh... s-sí, daddy —gimió Jimin animado, pegándose a la pared de vuelta, mientras el alfa comenzaba a penetrarlo una y otra vez, sosteniéndolo de la cintura con fuerza.

Yoongi empujaba con bestialidad como si aquel fuese el único modo que conocía de hacerlo. Salía y entraba con la brutalidad siendo su mejor aliada, provocando en el omega un sinfín de sensaciones que revoloteaban sin control por cada parte de su ser.

Le estaba doliendo. Sin duda la fuerza que ejercían sus dedos clavados en la piel de su cintura había rebasado el límite tolerable y las duras embestidas también. Pero aun así, por alguna razón que era de su incertidumbre, aquel dolor complementaba la fogosa llama de placer que le hacía arder en medio de la delgada línea entre el paraíso y el infierno.

Jimin lo gozó tanto que acabó al instante. Pero la gloria de su placentero orgasmo duró apenas unos cortos segundos. El placer comenzaba a disminuir, siendo desplazado por el dolor que empezaba a fastidiarlo más de la cuenta.

Una fina capa de sudor cubría su frente, resbalándose algunas gotas por el resto de su cara. Jimin dejaba salir gemidos lastimeros, y mientras sus ojos se humedecían, él hacía su mejor esfuerzo por disfrutarlo cuando, en realidad, su omega sólo quería echarse a llorar debido al maltrato.

—A-alfa... duele —se quejó para luego contraer su rostro y remorderse el labio inferior, intentando resistir el dolor. Cerró sus ojos con fuerza y un par de lágrimas cayeron, bordeando sus mejillas.

—Aguanta —le exigió Yoongi sin detener las agresivas estocadas. Sin embargo, aflojó el agarre de su cadera librándolo un poco de aquel abusivo apretón.

—No c-creo que p-pueda —avisó el omega con la voz quebrada clavando sus uñas en la pared. Hasta su alma parecía querer agonizar.

—Solo un poco más, bebé —esta vez habló con dulzura y una de sus manos comenzó a acariciarle la espalda buscando alentarlo mientras daba sus últimas embestidas.

No bastó más que un efímero instante para que el alfa anudara a aquel adolorido y desfallecido omega que hacía rato ansiaba que aquello acabara.

Jimin se encontró aturdido, debilitado, ciertamente atontado bajo el efecto del nudo forjándose en su interior. El alivio recién marcó presencia cuando, sin saber cómo, ya se situaba sobre el cuerpo del alfa, manteniendo su espalda recargada en el pecho de este.

No tenía idea de en qué momento se habían trasladado al sofá más cercano. Pero allí estaban, y el omega no podía encontrarse más a gusto mientras reposaba su cabeza en el hombro de aquel alfa que olía solamente a él.

Sintió las manos del susodicho entrelazarse justo encima de su abdomen y él apenas esbozo una pequeña sonrisa, complacido, al tiempo que Yoongi rozaba su nariz contra sus rizos.

La tranquilidad inundaba el ambiente, creando un entorno excesivamente apacible. Jimin se relajó por completo, regresando su respiración a la normalidad. Suspiró casi adormecido, y estaba a punto de cerrar sus ojos cuando de pronto su visión captó algo irregular en el despacho. Algo que hizo que sus mejillas se encendieran con potencia.

Una viscosa y blanquecina sustancia manchaba la pared, escurriéndose hasta casi tocar el suelo. Jimin se tensó, sintiéndose apenado por ello, pues suponía que alguien ajeno a ellos se vería obligado a limpiarlo. Resoplo. Si no estuviese anudado se levantaría y lo limpiaría él mismo.

—No te preocupes por eso —dijo el alfa luego de seguir la mirada de Jimin, deduciendo sus pensamientos.

—Luego, ¿puedo limpiarlo? No me gustaría que alguien más lo hiciera.

—No. Es trabajo de los sirvientes, no tuyo —replicó Yoongi sin albergar intenciones de cambiar de opinión.

—Pero...

—He dicho que no —concluyó haciendo un pequeño, pero brusco, movimiento de cadera. Lo que garantizó un resonante alarido de dolor por parte del omega.

Jimin quiso insultarlo, pero se contuvo. Entendió que era mejor no molestarlo, al menos no mientras sus cuerpos estuviesen unidos. Así que se relajó, volviendo a acomodarse sobre el pecho del alfa. Más tarde hablaría muy seriamente con él. Oh, claro que lo haría. Esto no quedaría así.

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