Saga Elementos III: Agua

By Mysagy

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El chico agua nos sorprenderá por su carácter y por su fuerza. Un rebelde sin causa que se ve en medio de un... More

Prólogo.
Capítulo 1: Nadie sabe nada de mí.
Capítulo 2: Vacaciones obligatorias.
Capítulo 3: ¿Cómo puede haber una fiesta en mi honor?
Capítulo 4: Podría haber sido una noche prometedora.
Capítulo 5: No consigo centrarme.
Capítulo 6: Necesito saber de ti.
Capítulo 7: Necesito ayuda.
Capítulo 8: Me siento inútil.
Capítulo 9: La búsqueda
Capítulo 11: Mentiras forzosas.
Capítulo 12: El juego de las preguntas
Capítulo 13: ¿Estás loca?
Capítulo 14: Bella desconocida.
Capítulo 15: Descubrimientos y planes.
Capítulo 16: Una visión clara.
Capítulo 17: Lo que parece olvidarse con los años.
Capítulo 18: Errores y mentiras del pasado.
Capítulo 19: Ir en contra de mis principios.
Capítulo 20: ¡Vamos, piensa!
Capítulo 21: Aprender a defenderse
Capítulo 22: Tristes despedidas.
Capítulo 23: Bolas de fuego.
Capítulo 24: Más mentiras en mi vida.
Capítulo 25: Momento inoportuno.
Capítulo 26: Esta vez sí, ¡Feliz cumpleaños!
Capítulo 27: Viajes a lugares imposibles
Capítulo 28: Una visita esperada.
Capítulo 29: Planes y peleas.
Capítulo 30: La huida.
Capítulo 31: La persecución y las promesas.
Capítulo 32: Tú lo has querido.
Capítulo 33: Tienes elección.
Capítulo 34: La llegada.
Capítulo 35: Obviedades y muerte.
Capítulo 36: Olas de fuego y engaño.
Capítulo 37: La espera y una horrorosa sala.
EPÍLOGO
AGRADECIMIENTOS Y NOTAS DE AUTOR

Capítulo 10: Sentimientos confusos.

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By Mysagy

WILL/KAI

- Eve, me llamo Eve.

Mi corazón se aceleró y durante unos segundos, dejé de respirar. Ya está, ya sabía su nombre, Eve. Era casi tan hermoso como ella, ¿por qué me lo había dicho ahora? ¿por qué en este preciso momento? Siempre acababa desconcertándome, está agresiva y luego no, se comporta de forma rara y luego me promete que me lo contará como si realmente me debiese algo. Y ahora esto, no entendía porque me lo decía así, de repente y sin avisar.

Pero no tardé mucho en descubrir el porqué, ella era muy lista, ya lo creo que lo era.

- EVE, EVE POR DIOS SANTO ¿DÓNDE ESTABAS? – gritaba su prima desde el otro lado de la plaza.

No podía evitar sonreír, ella solo me había dicho su nombre para que no me enterase por su prima, sabía que se pondría histérica y gritaría su nombre por toda la plaza. Y la verdad, no se había equivocado, a su prima parecía estar apunto de darle un ataque y lo peor, se dirigía hacia nosotros.

- Los siento Suss, me encontré a Will y me enseñó un poco más el pueblo. – dijo ella con una falsa sonrisa.

No era la primera vez que la veía echar una sonrisa así, me desconcertaba tanto como me gustaba y claro, añadía un poco más de misterio sobre esta chica ahora ya con nombre. ¿Por qué se comportaba así? ¿por qué parecía no le importaban los sentimientos de su prima cuando hace un rato se había quejado porque la había hecho llorar?

- Pero…¿es qué estás loca? –dijo su prima en un susurró para evitar que lo oyera. Lo siento Suss, te oí.

- No, ¿por qué? – dijo Eve confundida, entonces su prima me miró de reojo y Eve se empezó a reír. – Basta ya, ¿quieres? Confía en mí, no me tocará un pelo.

Eve parecía muy segura de sí misma, sabía de que estaban hablando porque ella me había confesado el miedo de su prima de que yo la hiciera algo y sabía la preocupación de Eve ante eso, debía arreglarlo, aunque fuera un poco.

- Tranquila Sussan, no la haré nada. Al fin y al cabo, he encontrado una mejor manera de que me pague lo que me debe. – dije con una sonrisa entre cómica y maliciosa.

Ambas me miraron sin entender nada de lo que había dicho, solo Eve, pasados unos segundos, lo entendió y no parecía que le hubiesen gustado mis palabras.

- No te pases, William. Todavía podría no ir. – dijo en tono amenazante.

Solo que esa amenaza no llegó a sus ojos como otras veces, algo había cambiado, supongo que en el fondo sentía curiosidad sobre a donde la iba a llevar.

- ¿De qué estáis hablando? – preguntó su prima algo desconcertada.

- Will me va a llevar a un sitio y no me quiere decir dónde. – parecía la queja de niña pequeña. Me reí.

- ¿Cómo? ¿Tenéis una cita? – claro, que la cara de sorpresa de su prima era mucho más divertida.

¿Acaso era tan difícil de creer que yo quisiera salir con alguien? Supongo que yo solito me había ganado esto. Mi actitud hacia ellos y mis comentarios poco afortunados han conseguido que me crean un ser sin sentimientos.

Mi diversión se fue tan rápido como había venido.

Pero…¿qué me importa? ¿acaso tengo alguna clase de sentimientos hacia esta chica? No, nada de eso. Entonces, ¿por qué me afectaba tanto que la prima de una chica que no me importa, me vea como un monstruo?

- No… es… una… cita. – dijo marcando bien cada palabra y poniendo cara de asco.

Fue como recibir una patada en todo mi estomago, sus palabras cargadas de repugnancia me había dejado casi sin respiración.

No, no podía pasarme esto a mí. No podía tener ninguna clase de sentimientos hacia esta chica. Ni hacia esta, ni hacia ninguna.

Tenía que salir de aquí. Hacer lo único que se me daba mejor. Tenía que ser ese chico al que todos temen.

- A las seis, en tu casa. – dije mientras me iba bajo las atónitas miradas de las primas.

No miré atrás, sabía que si lo hacía no sería capaz de separarme de ella por mucho tiempo. Tenía que… ¿huir? ¿Desde cuándo yo huía de algo?

Llegué hasta mi moto y salí del pueblo todo lo rápido que pude. No era capaz de entender nada, de cómo he podido pasar de la alegría por saber su nombre a odiar ese sentimiento por todo lo que eso significa.

Esta vez no fui hasta el acantilado, esta vez y por raro que parezca, fui a casa. Dejé la moto fuera de la finca, no quería que me encerraran esta noche y no poder salir con ella de la casa. La necesitaba para nuestra no cita.

Fui directo a la parte de atrás de la casa, mi padre estaba en la piscina enrollándose con su nueva novia-prometida, sin importarles de que yo pudiera verlos. Cogí el camino que llevaba hasta la playa y salí de la casa por la parte de atrás.

Iba quitándome la ropa según andaba, dejando un rastro de zapatillas, camiseta, calcetines y pantalones, por donde pasaba.

Me metí de cabeza en las gélidas aguas del mar del norte. Solo llevaba mi ropa interior y fui notando el frío en cada parte de mi cuerpo.

Salí tiritando a la superficie para volver a sumergirme hasta el fondo. Buceé a ras del suelo, sintiendo la arena rozar con mi estomago. El agua era relajante por extraño que parezca, no me importaba que estuviese fría sino que estaba en el agua.

Las imágenes de Eve en mi cabeza se veían más claras aquí abajo. Pero mi mente me jugaba malas pasadas. De repente aparecieron imágenes mías con Eve, cogidos de la mano y ella mirándome con una ternura que no fui capaz de creer que fuese suya. Entonces otra imagen apareció, ella agarrándome la cara y acercando sus labios lentamente hacia los míos, sentí la sensación del beso en el momento, como si alguien me estuviera besando de verdad.

Abrí los ojos de golpe, realmente sentía ese contacto. Pero él susto que me di me hizo salir rápidamente a la superficie. Sí había alguien besándome solo que no era Eve, sino Alexa.

Esperé fuera a que saliera, debía de haberme visto entrar al agua y haberme seguido hasta aquí.

¿Y sí había sido como un sueño? Como cuando sueñas que te caes y te despiertas dando una patada al aire. ¿Podría haber sido algo así? ella me besa sin que yo me entere, puesto que tenía los ojos cerrados, y mi mente se imagina que es Eve quien me besa.

Pero yo no podía querer que me besara, nunca antes había querido tal cosa. Si quería besar a alguien simplemente lo hacía sin importarme si ella quería o no. ¿Por qué iba a ser esto diferente?

Alexa salió y me miró con deseo, tal y como había hecho desde su llegada. Iba sin nada de ropa, al menos nada por arriba. Di una brazada hacia atrás para alejarme de su tentación.

Pero… ¿por qué me alejo? Es sexo seguro, otra chica de usar y tirar. Nadé hasta ella y la metí mi lengua hasta la garganta. Mis manos se movían por todo su cuerpo y las suyas buscaban sitios más concretos y comprometidos.

“No… es… una… cita – resonaron las palabras de Eve dentro de mi cabeza”

Ella no quería una cita, ¿entonces que quería? Estaba claro que iba a venir mañana, que estaría a las seis en la puerta, esperándome con ganas de saber donde la llevo. Eso se puede considerar una cita.

¿Y sí solo tenía miedo? ¿y si en el fondo es alguien como yo, alguien que no está acostumbrada a sentir y cuando siente, no sabe cómo actuar? Tal y como yo me sentía en este momento.

¿Qué estás haciendo Kai? Tú no quieres hacer esto. – me dije a mi mismo cuando noté la mano de Alexa en mi entrepierna”

Me separé de ella, otra vez. Ya era la segunda vez en dos días que estábamos a punto y yo me echaba para atrás.

- ¿Qué te pasa ahora? – me dijo con voz sofocada.

- No quiero hacer esto. – dije alejándome algo más de ella ya que se había vuelto acercar.

- ¿Por qué no? ¿Acaso no te crees capaz de hacerlo? No me digas que es tu primera vez. – dijo con malicia, estaba provocándome para que aceptara.

No la contesté, era un juego al que no quería jugar. En lugar de eso nadé hasta la orilla y a  mitad de camino ella me alcanzó, era muy rápida nadando.

- Lo siento Alexa, no era mi intención confundirte. Simplemente no quiero hacer esto contigo. Acéptalo. – dije algo seco, no quería seguir diciéndola que no.

- ¿Qué lo acepte? – dijo ella casi gritándome. Mi miró con la cabeza torcida y levantó las cejas. – Es por la rubita esa, ¿verdad? Te he visto con ella esta mañana cuando hemos venido.

- Olvídalo.

- Parece una estrecha, no te dejara hacérselo tan fácil. – rodeó mi cintura con sus piernas en un movimiento demasiado rápido.

Intenté soltarme pero tenía mucha fuerza, apretaba mis caderas con sus rodillas y cruzó los pies para sujetarse bien.

- Suéltame Alexa. No conseguirás nada así. – dije mirándola con toda seriedad.

Había conseguido llegar a una zona en la que hacía pie, así me era mucho más fácil hacer fuerza contra ella. Pero ni con esas la conseguía soltar. Ella comprendió que era lo que intentaba hacer y se puso a darme mordiscos por todo el cuello, subía hasta la oreja y luego por mi cara.

En uno de sus actos “eróticos” me echó su cálido aliento en mi nariz y mi estomago se revolvió. No tenía palabras para lo que pasó a continuación, simplemente parecía imposible. En cuanto mi estomago notó la repugnancia ante su aliento, las aguas empezaron a agitarse solas.

Era como estar dentro de un jacuzzi gigante, las burbujas estaban por todos lados y empecé a notar una extraña presión en el estomago que me obligaba a ir hacia atrás. Y a la vez que esa fuerza me empujaba a mí, también empujaba a Alexa.

Las aguas nos querían separar. Yo no opuse resistencia pero Alexa no estaba por la labor de soltarme.

Un remolino nos succionó a ambos y a ella ya no le quedó más remedio que soltarme. En cuanto sus piernas dejaron de rodearme, las aguas mandaron a Alexa varios metros hacia atrás y tanto ella como yo salimos corriendo del agua.

Yo la miraba sin comprender y ella me miraba con demasiada furia que no entendía, ¿acaso pensaba que era culpa mía lo que acaba de pasar?

No le di más importancia, al fin y al cabo no quería hablar con ella, no quería estar con ella y por alguna razón, sentía nauseas cuando estaba cerca suya. Así que recogí toda mi ropa, me puse únicamente los pantalones y subí para mi cuarto sin mirar a la pareja que seguía besuqueándose en la piscina.

Pasé por la cocina y una cantidad de olores llegaron a mi nariz. Olía a pescado al horno, verduras a la plancha y al famoso bizcocho con arándanos de Berta. Me paré en mitad de la cocina a saborear bien cada olor.

- Hola cariño. – dijo Berta con su peculiar sonrisa de madre.

En el fondo creo que me quería como a un hijo y la verdad es que yo la quería mucho también, se podría decir que después de a mi madre, ella era la persona que llenaba mi corazón, al menos la parte que correspondía a la familia.

- ¿Sabes lo último de la feliz pareja? – dijo mientras lanzaba una mirada de desaprobación a la piscina.

- No me importa y tampoco sé si quiero saberlo. – contesté mientras miraba hacia la piscina de la misma manera que lo había hecho ella.

Berta era muy religiosa y todos estos actos los consideraba pecado, rezaba una oración por mí cada noche, intentando que el señor perdone mi comportamiento y diciéndole que solo estaba perdido y desorientado. También la había oído alguna vez pedir por mí, pedía a una chica que me hiciera sentar la cabeza y poder centrarme en lo verdaderamente importante.

- Pues debería importarte. Van a ir esta semana a Buckingham palace. – me miró con las cejas levantadas, como si tuviera que entender lo que me había dicho.

Y claro que lo entendía, no había puesto mucho interés en mi futuro, pero si había estudiado todos los protocolos. Mi padre iba a palacio a solicitar permiso a la reina para su matrimonio y si ella se lo concedía, el matrimonio sería legal a todos los efectos. Ella se convertiría en marquesa y tendría derecho a la herencia de mi padre. Me dejaría sin dinero y sin título, ya que este se lo quedaría Alexa por ser mayor que yo.

Mi cara se iluminó, era lo que realmente estaba esperando. Yo no quería ser marques, no quería nada de mi padre y mucho menos su dinero.

- ¿Es qué a caso no te importa, Will? Se lo quedarán todo. – dijo Berta algo alterada.

- Yo no quiero este futuro, no quiero nada de él, hace mucho que dejé de querer algo de él.

- Él es tu padre. – me dijo más alterada que antes.

- No Berta. Desde que mi madre murió nunca se ha comportado como tal, quizás compartamos sangre, pero él no puede ser mi padre y está claro que tampoco quiere que me comporte como su hijo. Le va a dar mi título a la… a Alexa. – me mordí la lengua, iba a llamarla zorra o buscona, pero preferí no hacerlo ya que sabía que a Berta no le gustaban los insultos. Vi como Berta me iba a rebatir y la interrumpí. - ¿Podrías subirme la cena a la habitación? Diles que no me encuentro bien o que paso de ellos, lo que quieras, pero no bajo a cenar.

- Como usted diga, señorito. – dijo ahora indignada.

Quise pedirla perdón, pero no encontré un buen motivo para hacerlo. Es decir, no me arrepentía de nada que le había dicho. Sé que no es lo que ella quería oír, pero a si son las cosas.

Subí a mi cuarto y fui directo a la ducha. El baño había sido relajante hasta que Alexa apareció y ahora necesitaba volver a relajarme. No volví a pensar en lo que Berta me había contado, la verdad es que era una buena noticia para mí.

Pero si pensé en ella, Eve estaba en cada uno de mis pensamientos y por más que intentaba no pensar en ella, menos lo conseguía. El misterio sobre quien es, el porqué siento las cosas que siento cuando estoy a su lado, el porqué siento las cosas que siento cuando estoy lejos de ella. Todo esto, me tuvo en vela buena parte de la tarde y no fue hasta las doce que me dormí.

El despertador sonaría en cinco horas y ahí podría resolver alguna de mis dudas. Porque otra cosa no tendría claro, pero el que ella contestaría a algunas de mis preguntas, no estaba entre ellas.

*************************************************************

Otro capítulo y este cargado de extraños sentimientos. Kai está confuso en muchos aspectos pero en otros parece estar encontrando la luz.

En fin, espero que les haya gustado y mañana volveré con el siguiente.

No se olviden de votar y comentar lo que les ha parecido :D :D 

P.D. Gracias Tamar Sanchez por el dibujo :D :D ERES GENIAL :D :D 

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