Piratas del Caribe: La maldic...

By NebaGreen

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Elizabeth y Valerie Swann, hijas del Gobernador de Port Royal, amaban las historias de piratas, esos hombres... More

Argumento
Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Epílogo.

Capítulo 3.

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By NebaGreen


La brisa marina era algo que extrañaba y no lo sabía hasta que volví a subir a cubierta. Gracias a Dios en el Interceptor había ropa tanto de hombre como de mujer, cosa que no entendía pero aún así agradecí. Me deshice del camisón y lo sustituí por un vestido verde esmeralda.

- Veo que has encontrado ropa Valerie. Will me sonrió y miró hacia Jack que miraba la brújula.

-Por suerte llevaban a bordo vestidos. Me acerqué con la chaqueta de Jack entre mis brazos. –Gracias por lo de antes, Capitán. Jack alzó la mirada y una sonrisa se formó en su rostro al oírme decir aquellas palabras.

-De nada mi Lady, no podía permitir que ese hombre soñara contigo, solo yo tengo derecho a ello. Debería de acostumbrarme a los comentarios de Jack y controlar mis estúpidos sonrojos.

Will se acercó a nosotros, cosa que agradecí profundamente. Estuvimos un tiempo en silencio hasta que Will habló.

-Cuándo era un niño vivía en Inglaterra, mi madre fue quién me crió, cuando ella murió vine aquí en busca de mi padre. Mientras Will hablaba, afilaba su espada.

-¿De veras?. Jack se movía de un lado a otro, hasta que subió hacia el timón.

-Mi padre, Will Turner, en la cárcel solo accediste a ayudarnos después de saber como me llamaba, ¿por qué?. Will perseguía a Jack. –Puesto que era lo que quería no insistí en ello, pero no soy tan simple Jack, tú conociste a mi padre. Jack se dedicaba a atar unas cuerdas , finalmente se detuvo y habló.

-Le conocí. Se colocó delante de Will y prosiguió. –Soy de los pocos que lo conocieron como William Turner, los demás le llaman El Botas o Bill el Botas.

-¿Bill el Botas?. Tenía la sensación de aquella conversación no acabaría del todo bien, así que decidí subir.

-Buena gente, buen pirata. Jack inspeccionaba el timón y Will se paseaba de lado a lado. –Y tú eres igualito a él.

-No es cierto, era marino mercante, un hombre respetable que obedecía las leyes. Notaba la tensión que se estaba formando.

-Era un maldito pirata. Jack observó a Will y volvió a poner su vista hacia delante, me acerqué a Will y le puse la mano sobre su hombro para intentar tranquilizarlo. – Un diablo. Las palabras de Jack no ayudaban para nada a Will, que desenvainó la espada y le apuntó.

-Mi padre no era un pirata.

-Ahórrate el esfuerzo hijo. Jack seguía tranquilo con sus manos en el timón. – Te volvería a vencer. ¿Volver a vencer?,¿acaso ya se habían enfrentado?.

-No me venciste, obviaste todas las reglas, en una pelea justa te habría matado.

-Las peleas justas no resultan muy estimulantes. Jack cogió mi mano apartándome de Will y con un movimiento del timón, este colgaba de un mástil.

-¡Will!. Me separé de Jack, preocupada por la seguridad de mi amigo,cosa que al pirata poco le importó.

-Ahora mientras estás ahí colgado presta atención. Jack dejó el timón y se puso al frente de Will. –La única regla que realmente importa es esta, lo que un hombre puede hacer y lo que no puede hacer.

-¡Jack, se caerá si sigues con tus estúpidos juegos!. Él simplemente sonrió y siguió hablando.

-Calma Señorita Swann. Sus ojos seguían mirando a Will. –Por ejemplo, tú puedes aceptar que tu padre era pirata y un buen hombre o no aceptarlo, tú tienes sangre pirata hijo y algún día tendrás que asumirlo, y ahora yo por ejemplo, podría dejar que ahogaras, pero no puedo llevar este barco a Tortuga yo solito y con una dama que me odiaría por ello, ¿ entiendes?, así que. Con otro giro del timón Will volvió a pisar el barco. Jack puso la espada de Will sobre su cuello y yo lo miré sin saber que hacer. ¿Eres capaz de viajar bajo las órdenes de un pirata?. Le tendió el mango de la espalda haciendo que Will le mirara confuso. ¿O no?.

-Tortuga. Debería de tomarme eso como una especie de pacto entre ambos.

-Tortuga. La característica sonrisa de Jack volvió a aparecer.

Después de aquello, Will se alejó y yo me quedé mirando furiosa a Jack.

-¿Pero estáis loco?, ¡podría haberle pasado algo!.

-Pero no le ha ocurrido nada.

-¿Y si le hubiese ocurrido algo qué?. Jack parecía indiferente ante mi enfado.

-Pues el hubiese muerto ahogado y triste por no poder volver a ver a su querida amada, quién por cierto es vuestra hermana, yo hubiese dejado la búsqueda de vuestra hermana y vos seguro que me odiaríais, empezarías a gritarme lo estúpido que soy y me vería obligado a callaros con un placentero beso. Dejó de mirar el mar, para poder ver mi reacción ante sus palabras y pude comprobar que se sintió satisfecho al notar que me encontraba roja. Roja por la furia que me producían sus comentarios irónicos y roja por esa estúpida frase final.

-Dejad ya vuestros comentarios irónicos. Cruzé mis brazos y él pareció feliz de que le desafiara.

-Querida, no es ningún comentario irónico, todo lo dicho es aquello que pienso.

-Haría falta que me encontrase en medio de una isla, sin posibilidad alguna de salir para que pensara en besaros, Capitán. Antes de dejar que respondiese, bajé junto a Will que seguía afilando su espada.

Al verme a su lado Will dejó lo que estaba haciendo.

-Tiene un carácter un poco...

-¿Exasperante?, ¿irritante?. Ante mis respuestas Will emitió una carcajada.

-Más bien diría, que tenéis un carácter muy fuerte ambos y por eso chocáis tanto. Miré perpleja a Will.

-¿Carácter fuerte?, disculpa que os corrija pero es él quién me saca de mis casillas.

-Bueno, diría más bien que la cosa es mutua. Will seguía manteniendo su sonrisa.

-Parece buena gente.

-¿Buena gente?, acaba de teneros colgando de un mástil.

-Digamos que es su peculiar forma de hacer que entre en razón respecto a mi padre.

-Sobre ese tema, Will...

-No hace falta que digáis nada Señorita Swann, al final habéis terminado en un barco con un pirata que no hace más que alteraros y con un hombre que acaba de descubrir que tiene sangre pirata. Aquél comentario me hizo reír.

-Will por favor, debido a la situación en la que estamos, deja de lado el protocolo y tutéame.

-Como quieras Valerie. Me senté junto a él y suspiré.

-La hecho de menos Will.

-Yo también,Valerie, yo también.

-Y dime, ¿desde cuándo te gusta mi hermana?. Aquella pregunta le tomó desprevenido.

-Desde siempre, desde ese día que me encontrasteis. No pude evitar sonreír ante aquello.

-Si hubiera evitado que se la llevaran, podríais estar juntos.

-No podíais hacer nada, si vuestra hermana prefirió que la llevasen solo a ella deberíais respetar su decisión, además si es igual de terca como vos, puedo aseguraros que estará en maravillosas condiciones. No esperaba que Jack entrase en la conversación.

-Eso espero. Después de aquello, seguimos rumbo a la Isla de Tortuga.

Al llegar a Tortuga, no podía evitar que mis ojos se dirigieran a todo, habían hombres borrachos tirados en el suelo, damas de compañía por todas partes, algunas solas y otras bebiendo con otro borracho más.

-No os separéis encanto. Esa vez decidí hacerle caso a Jack y me mantuve entre él y Will, quién al igual que yo observaba todo. –Más importante aún es la triste existencia del que nunca se ha deleitado con la dulce y persistente fragancia del berjel de Tortuga. Avanzábamos por medio de aquel desastre. -¿Comprendéis?,¿ qué os parece?.

-Persistente. Will observaba a una mujer a su derecha bebiendo.

-Te diré una cosa amigo, si todas las poblaciones fueran como esta, ningún hombre se sentiría despreciado. Las palabras de Jack hicieron que bufase.

-Si todas las poblaciones fueran como esta, el mundo sería una locura. Jack me miró y muy seguro afirmó.

-El mundo ya es una locura, encanto. Odiaba que me llamase así y él lo sabía.

-Valerie, Capitán, Valerie, ¿os lo deletreo?. Al ver nuestro enfrentamiento Will se puso en medio.

-Ya basta, parecéis dos niños o peor aún dos enamorados. Ignoré completamente las palabras de Will y seguí mirando el espectáculo.

Una chica se plantó delante de Jack.

-¡Scarlet!. La chica se abofeteó y se marchó. – No sé si merecía esto.

-Le daría una gran recompensa a esa mujer ahora mismo. Will me miró divertido, mientras otra mujer se plantaba delante de Jack.

-Giselle. Una risa nerviosa se le escapó.

-¿Quién era esa?. Antes de que Jack contestara, la chica le dio otra bofetada.

-Y a ella también.

-Puede que esto lo mereciera.

Después de que abofetearan a Jack, nos dirigimos a unas pocilgas, dónde un hombre que me parecía conocido estaba durmiendo junto a unos cerdos. Jack le hecho un cubo de agua y el hombre despertó sobresaltado.

-¡Maldito seas estúpido zoquete!, por el amor de una madre, Jack. El hombre guardó el cuchillo que había sacado al ver a Jack. - ¿Cómo se te ocurre despertar a un hombre cuándo duerme?, es de mal fario. Aquella frase me hizo recordar.

-¿Señor Gibbs?. Todos los presentes me miraron confusos.

-¿Señorita Swann?,¡por el amor de Dios,mírese!, esta realmente preciosa, pero, ¿qué hacéis vos aquí?. Jack se adelantó

-¿Os conocéis?.

-Cuando la Señorita Valerie era pequeña viajaba junto a su padre.

-Volviendo al tema, afortunadamente sé como arreglar eso. Jack se agachó junto al señor Gibbs. – El hombre que le ha despertado invita al hombre que dormía a una copa y el que dormía se la bebe mientras escucha lo que le propone el que le ha despertado.

-Sí, eso puede arreglarlo. El pirata ayudó a Gibbs a levantarse y este volvió a recibir un cubo de agua, esta vez por parte de Will. -¡Maldita sea ya estoy despierto!.

-Era por el olor. Todos miramos a Will y alzamos los hombros otorgándole la razón.

Al llegar a la taberna, Jack y el señor Gibbs fueron a hablar y Will y yo nos quedamos mirando el espectáculo que se formaba en aquel lugar. Todos bebían, otros se golpeaban y otros tenían en sus piernas a chicas bastante ligeras de ropa a mi gusto.

Después de la charla de Jack y Gibbs, todos nos fuimos a descansar y al día siguiente nos encontrábamos en el muelle mientras Gibbs presentaba a la tripulación.

-Deléitate ante lo que te muestro Capitán, leales marineros de servicio. Jack inspeccionaba curioso a los hombres ante él. -Todos y cada uno de ellos son muy válidos y además están locos.

-¿Esta es tu tripulación de primera?. Will no estaba nada convencido ante aquello.

Jack se paró frente a un hombre que tenía un loro posado en su hombro.

-Tú, marinero.

-Cotton señor. El señor Gibbs le nombró al hombre.

-Señor Cotton, ¿posees coraje y valor para acatar órdenes ante una muerte casi segura?. Al ver que no respondía Jack se impacientó. -¡Señor Cotton, contesta marinero!.

-Es mudo señor, al pobre diablo le cortaron la lengua, enseñó al loro hablar por él, nadie sabe todavía cómo. Gibbs miró al marinero y Jack observó a su loro.

-Loro del señor Cotton, la misma pregunta.

El animal graznó y habló

-Arriad velas, arriad velas.

-Entendemos que eso significa sí. Mencioné divertida ante aquel animal.

-Por supuesto. Jack también parecía divertido

-¿Y qué beneficio obtendremos?. Una persona al final de la fila, que tapaba su cara con un sombrero.

Jack avanzó cuidadosamente ante aquella persona y le quito el sombrero. Una chica de piel morena y cabello del mismo color apareció.

-Ana María. Aquella chica volvió a abofetear a Jack.

-Supongo que tampoco lo merecías. Jack me miró, sabiendo que aquello me causaba gracia.

-No,esto lo merecía. Ana María asintió.

-¡Me robaste mi barco!. Típico de Jack.

-En realidad... No le dejó acabar ya que otra bofetada fue directa a su rostro, pero me sorprendió ver que ya no me causaba tanta gracia.

-Lo tomé prestado sin permiso con toda la intención de devolvértelo. Jack hizo como si nada y continuaba con sus extraños gestos.

-¡Pero no lo hiciste!.

-Te conseguiré otro. Aquello pareció gustarle a la chica.

-Más te vale.

-Sí y uno mejor. Will se interpuso y Ana María pareció aún más complacida.

-¡Eso!, uno mejor. Menudo par de idiotas.

-Aquél. Will señaló el Interceptor y tanto Jack como yo le miramos extrañados.

-¿Aquél?. Will nos miró a ambos que habíamos hablado al mismo tiempo.

-Sí, aquél, ¿qué dices?. Jack le siguió el juego a Will y todos los piratas empezaron a gritar.

-¡Sí!.

Todos empezaron a partir hacia el navío y yo fui detrás, escuché a Gibbs con su típica frase.

-No ,no ,no es de mal fario llevar mujeres a bordo señor. Jack me vio y le sonreí ligeramente, ese hombre no cambiaría nunca.

-Sería mucho peor no llevarlas. Dicho esto los tres hombres empezaron a caminar, les esperé hasta que llegaron donde me encontraba y embarcamos de nuevo.

Estábamos en medio de una gran tormenta, los hombres no paraban de ir de aquí para allá y Jack se encontraba en el timón mirando esa brújula, me acerqué intentado no caer y al llegar a él me aferré a lo primero que encontré que era su brazo.

-¿Cómo se supone que vamos a llegar a una Isla que nadie sabe dónde está?. Jack desvió la mirada de su brújula. -¿ Y con una brújula que no funciona?.

-Es cierto que la brújula no señala el norte, pero no buscamos el norte ¿cierto?.

-¡Deberíamos soltar el velamen señor!. Gibbs y Will intentaban mantenerlo todo en el sitio.

-Puede aguantar un poco más. Otro giro en el timón hizo que me soltase del brazo de Jack y me agarrase a la barandilla de delante suya.

-¿Qué te ronda por la cabeza para estar de tan buen humor Capitán?. El pirata miró por un breve momento hacia mí.

-Ya nos acercamos. Y de nuevo su sonrisa.

Cuando la tormenta amainó, bajé junto a Will que veía todos aquellos barcos en medio del mar.

-Los muertos no cuentan cuentos. La voz del loro hizo que me estremeciera.

-Esto te deja paralizado a saber cuántos marineros honrados han sucumbido aquí. Gibbs también veía aquel desolado paisaje.

-¿Cómo consiguió Jack esa brújula?. Tenía curiosidad por saber de su procedencia.

-No se sabe mucho de Jack Sparrow antes de que apareciera en Tortuga para ir tras el tesoro de Isla de Muerta. Gibbs iba de un lado a otro, seguido por Will y por mí. –Y eso fue antes de que fuera Capitán de La Perla Negra. Aquello hizo que Will y yo nos congelásemos, ¿Jack Capitán de la Perla?.

-¿Qué?, eso no lo mencionó. Will se acercó a Gibbs, quién estaba bebiendo.

-Bueno ahora anda con pies de plomo, fue una dura lección para él, llevaban tres días embarcados y el segundo de abordo le dijo que todo iba a partes iguales, incluida la localización del tesoro y Jack reveló el rumbo a seguir. Dirigí mi mirada a Jack quien seguía pendiente de la brújula. – Esa noche hubo un motín, abandonaron a Jack en una isla para que muriera, pero no sin antes volverse loco por el calor. Aquello hizo que un ligero pinchazo apareciese en mi pecho.

-Así que esa es la razón de que... Will hizo unos movimientos extraños y Gibbs negó.

-La razón no tiene nada que ver, además Will, cuando se abandona a un pirata en una isla desierta se le deja una pistola con un solo tiro, uno solo, lo cuál no es muy útil para cazar o para lograr que te rescaten y tras tres semanas pasando un hambre y una sed insoportables, te aseguro que ves esa pistola con otros ojos. Gibbs se dirigió su mano simulando una pistola a su cabeza. – Pero Jack logró escapar de la isla y todavía conserva ese tiro y no lo utilizará más que para quién lo guarda, el segundo de abordo amotinado. Todo empezaba a encajar y el nombre salió solo de mis labios.

-Barbossa.

Gibbs me miró.

-Sí.

-¿Cómo escapó de la isla?. La curiosidad me podía.

-Bueno te lo diré, estuvo metido en el agua durante tres días y tres noches hasta que todo tipo de criaturas marinas se acostumbraron a su presencia, entonces al cuarto día cogió con un lazo un par de tortugas marinas , las ató y las usó de balsa.

-Cogió unas tortugas marinas con lazos. Will no parecía muy convencido de aquella historia.

-Sí, tortugas marinas.

-¿Y qué utilizó como lazo?. Noté la presencia de Jack detrás mía.

-Pelo humano, de mi espalda. Will miró a Jack sonriente.

-¡Echad el ancla!.

-¡Echando el ancla!. La tripulación hizo caso enseguida a las órdenes de Jack.

-El joven Turner y yo vamos a desembarcar.

-¿Disculpa?, mi hermana esta en esa maldita isla por si no lo recordáis. No tenía planeado quedarme en el barco, mientras Lizzy estaba delante de mis narices.

-Claro que no lo he olvidado encanto, pero no pienso permitir que bajes a una isla llena de piratas inmortales, los cuales por cierto intentaron secuestrarte una vez, cuando no sabes siquiera usar una espada. Aquello me enfureció.

-No pienso repetirlo una sola vez más, mi nombre es Valerie y ¿quién os ha dicho que no sepa usar una espada?. Jack alzó una ceja.

-¿Acaso sabéis?.

-Se defenderme.

-No sirve.

-¡No pienso quedarme aquí!.

-Claro que lo harás.

-No.

-Si.

-No.

Will harto de aquel espectáculo se puso en medio y cogió mis hombros.

-Val, entiendo que quieras ir a por tu hermana, pero si bajas, tendremos que vigilarte a ti y a Elizabeth y tengo que añadir que tu hermana no estaría nada contenta de verte allí, nos mataría a Jack y a mi por dejarte venir, solo quédate aquí, te prometo que traeré a tu hermana sana y salva. No me quedó más que rendirme.

-Capitán, ¿y si pasa lo peor?. Gibbs no ayudó a calmar mis nervios.

-Acogeos al Código. Otra vez aquel maldito Código.

-Si,el Código.

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