si la vida me había dado alguna vez una oportunidad esta era la que definiría el resto de mi vida, si la tomaba viviría una vida llena de lujos y comodidades de otro modo, si rechazaba la propuesta de matrimonio me condenaba a una vida tan simple como la de cualquier chica de clase baja. si la libertad para los demás es tener tanto dinero como para bañarse en leche cada mañana, para mi era salir todas las mañanas y ver el amanecer de un nuevo dia hacer todo cuanto me plazca y conseguir las cosas por mi propia mano, no cabe duda que la percepción de cada individuo varía en variedad. hoy era mi boda con aquella persona me encontraba con un vestido de novia, cosido por un famoso diseñador de francia. ¿Que podía hacer a hasta este punto?.
-Te ves hermosa- decía mi madre- no cabe duda que no hay novia como tu - eso decía ella porque para mi este no era un vestido para una boda si no para un funeral en vida, yo solo le sonreí como cuando estaba molesta, pero ella decidió ignorar mi berrinche como ella también solía decir.
-Algo azul, algo viejo, algo usado
con gran emoción mi madre me coloca todo aquello mientras yo me pierdo en mi reflejo sin duda era una versión de mi completamente diferente si antes se me consideraba bella e incluso más aún me lo consideraba yo esto rebasaba mis expectativas y de pronto vino a mi memoria el motivo "mi esperada boda".
-En verdad todo esto es necesario, digo es demasiado extravagante, y que pasara si por algún motivo me tropezara con este largo vestido- digo con la esperanza de que me dejen cambiar de atuendo pero veo que no podra ser asi.
- No seas tonta cariño para eso están los niños de la cola del vestido
-Esta bien
Sin darme cuenta las horas habían pasado y ya estaba enfrente del altar con quien pasaría el resto de mi aburrida vida a pero con grandes lujos según me contaban que para mi seria vivir en una jaula de oro al fin y al cabo frio y duro como cualquier otro metal. el hombre que se encontraba enfrente de mí era tan solo unos centímetros más alto que yo diría que una mano más que yo de tez blanca como el mármol casi albino ojos de un profundo azul y cabello azabache perfectamente acomodado en su lugar.
entonces el padre empezó a pronunciar sus diálogos para por empezar- tu Alicia del castillo ¿prometes amar y respetar en la desdicha y la enfermedad a Alfred montenegro?- yo solo sentí mis pies correr y correr con un gran pavor en mi corazón sentía como a cada paso mi corazón daba tres palpitadas.