Íbamos por la segunda ronda de mojitos de frutos rojos. La especialidad del bar. Aún no sabía cómo fue que había llegado aquí sabiendo que este mes estaría subsistiendo sólo con mis ahorros.
Una pandilla de muchachos cantaban With Me de Sum 41 con sus voces sonando a todo lo que daban en los parlantes. Un rubio parecía ser el líder de toda la banda. No lo hacían mal, pero ya era la cuarta canción que los escuchaba cantar y ya comenzaban a aburrirme. Casi finalizaban la canción.
—Que alguien los calle. —Penny dijo con tono de frustración hundiendo la cara en las manos. Era la quinta vez que la escuchaba decir la misma frase. Al parecer ella y mis otras amigas no podían soportarlos. Por lo que había oído, los muchachos siempre se presentaban en los jueves de karaoke hacía más de un año y era solo de ellos de quienes se hablaba. Pero a mis amigas ya estaban agotadas, supongo que la situación de Tania, hace unos meses, donde quiso cantar y solo había logrado avergonzarse porque la multitud solo deseaba escuchar a los muchachos, tenía mucho que ver.
Tomé otro sorbo de mi mojito. Si por algo me gustaba venir aquí, era por este trago, lo hacían espectacular.
—¿Por qué no lo haces tú? — me preguntó al oído Tania. Laia me observó a través de sus gafas de corazón negras con marco rojo. La chica parecía toda una diva. Antes de que pudiera contestarle, ya estaba gritando en voz alta: — ¡Scarlett sabe cantar! Tiene una hermosa voz, ganó cuatro...
Con apuro, me puse en pie y la calle con mis manos sobre su boca, pero ella seguía hablando por debajo. El resto de las chicas en la barra nos miraban raro, mientras yo trataba de dar una sonrisa tratando de disculpar las locuras que estaba diciendo mi amiga. Tania no tardó en reaccionar y me mordió fuertemente los dedos.
— ¡Ay!
—Ganó cuatro premios consecutivos en el musical que se hace aquí en otoño. —finalizó.
— ¡Vaya! Que te lo tenías bien guardado. —comentó Penny con la sonrisa de como si hubiese ganado la lotería.
— ¡Oye! Que deberías cantar, nosotras te apoyamos con voces de fondo, pero no estaría mal bajarlos de su nube a los muchachos. —agregó Laia mientras se llevaba un cigarro a los labios y trataba de encenderlo.
— ¡Que no! Ya me retiré de eso hace varios años.— respondí a secas mientras volvía a sentarme en mi banco.
En los parlantes, comenzó a escucharse una nueva pista de karaoke; la reconocí al instante, se trataba de Good Girls Go Bad de Cobra Ship con Leighton Meester. El rubio y su pandilla ya se preparaban nuevamente en el pequeño escenario para cantar, dando por sentado que ellos serían de nuevo quienes darían nuevamente el show.
—¡VAMOS! —gritó con ansiedad Tania—Sólo una canción. Quiero bajarlos a la realidad, donde el mundo no gira alrededor de ellos como piensan. —suplicó mi mejor amiga. Los chicos ya comenzaban a cantar, y la cara de Tania se transformó en la de una niña a la que no le compraban su juguete.
—No.
Laia soltó una risa con el cigarro en la boca. —Yo también quiero ver como caen a la realidad. Anda, te pago el alquiler por un mes. —ofreció.
— Yo pongo otro mes. —agregó con rapidez Penny.
La oferta estaba tentadora. Había perdido mi último empleo de mesera porque no aguantaba el carácter del idiota de mi jefe, y mis padres ya habían dejado en claro que tendría que seguir con la carrera universitaria que habían elegido por mi, de lo contrario, no vería un sólo centavo de su parte.
—Ya, que sean tres meses. —dijo Tania.
Observé el micrófono que tenía al frente, con el número 16 y el pequeño botón rojo frente a él. Cada barra en el bar tenía un micrófono por persona, ya que el sitio había sido creado para atraer a la gente con el karaoke. Pero no podía. Hacía años ya no cantaba, después de aquel accidente había dejado de hacerlo. Comencé a negar con la cabeza.
—Vamos, que redoblamos el dinero. Serán seis meses. —dijo rápidamente Laia, perdiendo la paciencia conmigo.
— ¡¿QUÉ?! —gritaron Tania y Penny al unísono.
— Se les acaba el tiempo. —señaló con su cigarro Laia a mis otras amigas. Tania y Penny se miraron.
Estaba entrando en pánico. Si las chicas aceptaban, tendría que cantar nuevamente después de mucho tiempo. No me sentía insegura, pero sí sería un gran paso luego de siete años sin siquiera cantar en la ducha. Saqué el pequeño espejito de mi bolso y lo abrí. Podía ver el escenario a través de él. Estaba justo detrás de mi y el rubio estaba agarrado al micrófono cantando las estrofas "I know yor type".
—Tres... —contaba Laia sin preocupación alguna, mirando su perfecta manicura.
— Me parece que... —Penny empezó a decir.
— With your five best friends. You heard that I was trouble but you couldn't resist. —la voz del rubietón se oía en los parlantes. —I make them good girls go bad. I make them good girls go...
— Dos... —la cuenta regresiva de Laia seguía.
—Good girls go...
— ¡Acepto! —gritó Tania por encima de la música con desesperación.
—Uno... —Laia miro a Penny por encima de sus gafas corazón.
—Good girls go... —el resto de la pandilla cantaba.
—¡Penny YA! —apuró Tania.
— ¡Está bien!
—Good girls go...
Antes de que pudiera reaccionar a lo que estaba haciendo, mi dedo ya se había dirigido al botón rojo y el número 16 aparecía en la pantalla del karaoke. Llevé el micrófono hacia mi boca.
—I know your type. —canté.
—Your type. —Laia, Tania y Penny me acompañaban con sus voces. Me miraban sorprendidas como si de pronto hubiese desaparecido y en mi lugar estuviera un mono de circo. A través de mi espejo veía como el rubio se había quedado plasmado y comenzaba a buscar la dueña de la voz que sonaba por los parlantes.
—Boy you're dangerous... Yeah you're that guy —giré en el banco, para quedar en dirección al escenario donde toda la pandilla me miraba.—I'd be stupid to trust. But just one night couldn't be so wrong... —el rubio abría los ojos de par en par, no pudiendo creer lo que sucedía—You make me want to lose control.
—She was so shy... —él continúo con la letra, mientras yo me ponía en pie para dirigirme hacía el escenario. Mis amigas me seguían. —'Til I drove her wild.
Seguía el estribillo. Parte de la pandilla ya se estaba bajando del escenario y se dirigía hacia nosotras bailando. Toda una coreografía armada parecía. Algo era seguro, no querían perder el primer puesto del bar en karaoke.
—I was hanging in the corner with my five best friends. —Tania y Penny pasaron por delante mío para hacerle frente a los muchachos. Una multitud de gente comenzaba a formarse a nuestro alrededor. —I heard that you were trouble but I couldn't resist...
—Permiso cariño. —me pidió Laia uniéndose a mis otras amigas. Las tres comenzaron a bailar y mujeres de la multitud también se les empezaban a sumar. Yo había quedado en el fondo sin saber muy bien qué hacer mientras el líder aún seguía cantando desde el escenario y conectaba sus ojos con los míos. Para mi sorpresa, no fue odio, rencor o desafío lo que encontré en aquellos ojos que de lejos parecían claros, sino conexión, diversión y disfrute. Pero pude notar que me estaba poniendo a prueba para saber hasta dónde sería capaz de llegar.
—Oh she got a way with them boys in the place. —la pandilla cantaba y desafiaba a las chicas con su baile. Entre ellos claramente se notaba la rivalidad. —Treat em like they don't stand a chance.
—And he got a way with them girls in the back —respondieron las muchachas sin quedarse atrás. Mis amigas lideraban la coreografía al frente. El líder pegaba un salto desde el escenario al suelo para empezar a abrirse paso entre las centenas de muchachos bailando. —Actin' like they too hot to dance.
—Oh she got a way with them boys in the place treat em like they don't stand a chance —
la multitud comenzaba a abrirse para él. Las chicas de atrás me agarraron de los brazos haciendo que me introduciera con ellas. Comenzaron a abrirme el paso.
—And he got a way with them girls in the back —después de pasar entre toda la gente apretada, logré ponerme frente a frente con el rubio. Me sacaba media cabeza. — Actin' like they too hot to dance .
—I make them good girls go bad... —cantábamos el rubio y yo al unísono. Y allí estaba esa conexión que había visto en sus ojos antes. Parecía que todo comenzaba a girar a nuestro alrededor pero era nosotros los que nos estábamos moviendo juntos, como si hubiéramos coordinado anteriormente todo. La nota más alta vendría y esa sería la que sumaría puntos en el marcador de karoke y decidiría quién sería el ganador. —I make them good girls go...—tenía ser yo quien alcanzara la nota. Estábamos compartiendo casi el mismo aire por la cercanía de nuestras caras. —Them good girls... —gané terreno.
—Go bad... —canté con todas mis fuerzas cerrando los ojos. El marcador en la pantalla estalló y escuché cómo la multitud de chicas estallaba de felicidad detrás mío. —Yeah... —mi confianza en mi misma ya había regresado. Observé al rubio frente a mi. Me observaba con una gran sonrisa de felicidad. —I was hanging in the corner with my five best friends — comprobé el azul casi irreal de sus ojos, su cabello rubio ceniza todo alborotado y continuaba con la sonrisa más cálida y feliz que nunca había visto en su rostro mientras seguíamos bailando al mismo tiempo. —I heard that you were trouble but I couldn't resist. —la canción ya casi finalizaba y mis letras ya se habían acabado. En ningún momento había sido capaz de apartar mis ojos de los suyos. Sólo estábamos a centímetros de distancia.
La pandilla de chicos y las chicas atrás de mi finalizaban la canción con el estribillo.
La música dejó de sonar y los aplausos de la multitud comenzaron a llegar por el show que habíamos dado. El rubio aún me miraba con calidez. —Will. —se presentó amigablemente con la respiración agitada. Extendió su mano.
—Scarlett. —grité sobre los gritos de la gente, acepté su mano y ofrecí una amable sonrisa. Will me sonrío aún más. Apretó un poco más su mano, y ésta parecía encajar a la perfección con la mía...