Bueno, era otro día, otra prueba. Esos próximos días iban a ser muy emocionantes desde el momento en el que me despiertaba hasta el que me voy a dormir. Jason seguía mirándome con caras misteriosas, no sabía lo que me esperaba, claramente. Era capaz de cualquier cosa, ya sea algo bueno o malo. Igual, como siempre, todo era demasiado bueno para ser verdad. Ya no se puede estar feliz y tranquilo a la misma vez porque sabés que algo en el medio va a interrumpir y todo se caga. Por ahora, estaba todo bien, así que ni me iba a preocupar por el futuro, iba a vivir el momento. Lo que sí, tenía que estar atenta a lo que pudiera llegar a pasar, y si algo malo pasa, saber que me lo tendría que haber visto venir. Cuestión: hoy nos tocaba ir al microcine, y habían sido siglos desde la última vez que fuimos. Cuando tuve a Jason al lado... Ah, basta.
Una vez ahí, me senté al lado de Claire. Nos habíamos dicho de sentarnos juntas todas las veces que fuéramos, no sé porqué si estamos en la clase juntas también. Lamentablemente, esta vez Jason no estaba al lado; estaba en diagonal mío, del lado de atrás. Y detrás de mí, estaba Nicholas. ¿Por qué me tenía que sentar en la punta? Igual, no creo que se hubiera sentado al lado, no creo que haga algo en público como eso. Ya lo había hecho, pero ahí no tenía nada que perder ni que probar. Obvio que Nicholas seguía siendo el mismo idiota de siempre y cambiaba la atmósfera, por lo tanto Jason cambiaba su actitud mientras estaba con él.
Nicholas empezó a patear mi banco y mi espalda. Creo que él todavía no sabía lo de Jason... O eso parecía. Al principio, no le di importancia, pero después de dos minutos se puso bastante molesto. Me di vuelta para gritarle algo.
–Ey, basta. Dejá de hacer eso.
–¿Hacer qué?
–Uh, solo dejá de hacerlo, no le des mucha vuelta. –Jason se reía bajito, lo miré y relajó su cara para ponerla seria.
–Sí, es verdad, gordo. Dejá de hacerlo –dijo obviamente bromeando, aunque no me molestó tanto.
–¿Qué decís? Si a vos te gusta Wolff –hice de cuenta que no escuché ni vi nada, pero Jason estaba totalmente rojo. ¿Lo sabía? ¿Era verdad? Podría ser una joda de las suyas y Jason me estuvo mintiendo todo el tiempo. –Che, Wolff, ¿escuchaste lo que dije?– parecía decirlo en serio.
–Eh, ¿no? ¿Qué dijiste?
–Ah, no nada –dijo riendo mientras Jason le pegaba en la panza. Yo solo me di vuelta y seguí como si nada, disimulando una sonrisa. Claire me empezó a codear indisimuladamente, lo que hizo que me sonrojara.
–Eh, Diamond, ¡tu rodete es enorme! No puedo ver –exclamó Jason detrás de mí.
–¿Y qué querés que haga? –ya parecía ser la relación de hace una semana.
–Y soltátelo. –¡¿Qué?! No me iba a soltar el pelo en frente de Jason Trace, y mucho menos porque él mismo me lo pide –Sino hacete una colita, no sé, arreglate como puedas –parecía bromear, eso espero. Le hablé a Claire con los labios esperando a que me entendiera, le dije: "¿Qué hago?" y ella me guiñó el ojo. "¿Me lo suelto?", asintió.
–Está bien, Trace, me lo voy a soltar. –Dejé caer mi bella cabellera, dejándola recostarse sobre la fina madera del pupitre. Nah, mentira, solo me lo solté y lo revolví un poco, ya que cada vez que me saco la colita me queda todo inflado.
–Mierda si tendrás un pelo alocado –dijo mientras tocaba mi pelo. Amo que me lo toquen, y más si es él. Por un segundo dejó de hacerlo, así que gemí y le dije que siguiera –Okey... Si vos decís. Estoy un poco incómodo acá. Gordo, cambiame de lugar –se cambió de lugar con Nicholas y me empezó a hacerme trencitas. Me relajaba tanto que me hicieran eso, y más con la delicadeza de las manos de Jason. Las hacía tan pacientemente y tan despacito que me sorprende no haberme quedado dormida. Claire, obvio, no paraba de pisarme y Nicholas no paraba de decirle gay.
Era hora del almuerzo. Para mi mala suerte, ese día comía en la escuela porque mi mamá tenía que ir al banco y no sé qué. Mi mamá me dejó la lunchera al lado de la puerta principal donde usualmente se dejan.
Encontramos nuestro lugar lejos de la puerta, por suerte. La hora de almorzar en el colegio era la peor: se escuchaban voces y gritos por todas partes, se mezclaban y aturdían a todos. Teníamos que comer todos muy pegados porque no habían mesas suficientes, ya que el colegio decidió gastar su plata en una cancha de hockey sintética, obvio. Los deportes ante todo. En fin, Jason siempre comía en el colegio, pero no sé en que mesa. La verdad, acá no es tan como en las películas que a la hora de comer, cada grupo social tiene una mesa. Somos todos con todos, lamentablemente. Yo estuve pegada a Julia, qué linda vida. No encontraba a Jason, hasta que una servilleta tocó mi cabeza. Empecé a buscar quién había sido responsable, hasta que lo vi a Jason en el único hueco de personas, a dos mesas mías. Se reía y yo me mordí los labios mientras sonreía, y Julia miraba con cierta cara de desagrado. Él siguió comiendo lo que fuera que estaba comiendo y yo saqué el táper de mi lunchera.
Una vez que terminé de comer mi lasagna, al final de la lunchera veo algo envuelto, algo chiquito. Miré con cara de confundida hacia abajo y sentía la mirada de Jason en mí, pero la ignoré. Empecé a desenvolver el papel, y debajo de todo ese montón había un chocolate block, de los chiquitos. Levanté la vista para ver a Jason que sonreía de costado, parecía tímido. Hice un gesto con mi boca, esforzándola hacia abajo como gesto de "muy bien, Trace", parecía que él ya había cobrado la confianza de vuelta así que me levantó los pulgares, como preguntándome si estaba bien. Le guiñé el ojo y empecé a comer mi block. Julia, nuevamente, se moría de celos.
¿En serio había gastado plata en mí? O sea, sé que no fue mucho, pero algo es... Encima no lo negaba, se sentía orgulloso. Subiendo la escalera, después de comer, Jason sale de adentro y me asusta, logrando que se me caiga la lanchera.
–Uh, no esperaba eso. Dejame ayudarte –estaba solo, pero qué tiene. Sin darme cuenta, yo también me encontraba sola, ya que mis amigas lo habían hecho a propósito. Los dos empezamos a levantar mi botella, mi tupper y todo lo que tuviera dentro de la lunchera. Sin darnos cuenta, ambos quisimos agarrar el tenedor, lo que hizo que él apoyara mi mano sobre la mía y que hubiera una pequeña conexión en mis venas. Los dos sacamos la mano torpemente, la situación se puso incómoda. La gente nos miraba como si fuéramos extraños, como si fuéramos negros en los años 60. Podía sentir a Jason un poco intimidado por la situación, ya saben, ¿quién querría estar conmigo? Sería una vergüenza, y más para Jason Trace.
Llegué a la clase y todas las chicas estaban esperándome con los brazos cruzados, esperando a que les explicara algo.
–¿Qué me miran así?
–Queremos una explicación de lo que pasa entre Jason y vos –admitió Madison.
–No sé de qué hablan.
–No te hagas, Diamond. Sabemos que hay algo entre ustedes.
–Madison, vos sos consciente que es Jason Trace del que hablamos, ¿no?
–Bueno, me habré equivoado de cartuchera, pero esto estaba en la suya –dijo al extender un papel. La miré con cara confundida. Parecía ser una conversación entre dos personas, Jason y Nicholas, puede ser. La abrí lentamente, y esto es lo que decía:
"ey q onda vos y wolff"
"no se gordo creo que me esta ignorando, que mas deberia hacer? algo que en serio le guste, quiero probarle que la amo posta"
"q cursi sos buen xq no le das algo de comer q a ella le guste, asi josh consiguio a melany o algo asi"
"QUE GENIO SOS GORDO!!! ELLA AMA LOS BLOCKS!! MIL GRACIAS, de casualidad tienes 5 centavos??"
"q te pensas q te voy dar plata para alimentar a esa gorda??"
"callate imbecil o te rompo la boca. Vos me debias 7 dolares asi que dame 5 miserables centavos"
"esta bien te los dejo aca pero mas vale q los uses para esa idiota"
"ey, cortala, es en serio pensa lo q quieras pero a mi no me lo digas y a ella tampoco si?"
"como digas gay"
Mi corazón empezó a latir a pura velocidad. ¿En serio había escrito eso? Parecía que lo hacía de verdad, de corazón. Ojalá fuera así, que lo hace porque le gusta y no porque me tiene que probar algo.
–¿Entonces?
–No tengo idea, solo que hicimos algo para que, ya saben... me pruebe que, ah –empecé a tartamudear –para que me pruebe que... que, ¿que gusta de mí, tal vez?
–¡¿QUÉ?! –las chicas saltaron hacia mí y me tiraron al piso.
–¡¿Cómo es que nos acabamos de enterar?! ¡Decime! –Madison estaba muy en shock, nunca supo nada de Jason.
–¡No sé! Nunca se me ocurrió contarles, no tuve oportunidad.
–Yo que te dije, Diamond... –dijo Claire, apuntándome con su dedo.
Capaz, sí era cierto. Pero era difícil de creerle todavía. Mi abuela, tenía razón, siempre la tiene. Debo escucharla más seguido.