Lunes 12 de octubre. Camino por las grandes calles de New York evadiendo las personas que pasan a mi alrededor y acelerando mi paso para no llegar tarde a mi oficina.
Debía tomar un taxi para evitar esto, pero para mi es mejor caminar, es mejor de tener un tiempo apreciando las grandes cosas del mundo, aunque llegues tarde a tú trabajo. Pero es mejor despejar tú mente un poco antes de que te centres completamente en el trabajo que harás.
Ya llegando a la gran puerta del edificio donde trabajo me adentro en el saludando a mis compañeros como una miss universo y una sonrisa cálida.
Subo al ascensor, marco el piso #5 que es donde trabajo y recuesto mi cuerpo de la esquina de la caja metálica al sentir el fuerte movimiento de este. Me seco la frente al sentir unas gotas que bajan de ella y mis mejillas. Retocó rápidamente mi maquillaje.
A los minutos llego a mi piso y saludo a mis compañeros que ahora están trabajando en su escritorio.
Veo como mi jefa se acerca hasta donde estoy abre la puerta de mi oficina y me invita a pasar. Entro un poco apenada y avergonzada a ella, siguiéndole el paso y sentándome en mi escritorio.
—Antes que nada Teresa, quería decirte que se me hizo un poco tarde por que soy muy despistada y me pierdo en las grandes maravillas que hay en el camino. Lo siento mucho, no volverá a pasar.—digo a mi jefa la cuál tiene la mirada perdida en cualquier lugar de la habitación excepto en mi.
—No importa tranquila, me alegró que estés aquí. Ahora, necesitó que me hagas un favor Lisa.—dice Teresa alzando su mirada encontrándose con la mía.
—Claro, sabes que cuentas conmigo para lo que nesesites jefa.—digo sonriendo.
—Lo se, es por eso que estoy aquí, además de que eres la mejor en temas de psicología y esas cosas cariño.—dice Teresa animada.
—Ah gracias, es bueno saber que me tomas en cuenta aquí. Dime ¿En que puedo ayudarte amiga mía? Soy todo oídos primor.—digo sonriendo y tomando un pequeño vaso de agua.
—Gracias. Antes que nada quiero que mantengas esto en secreto.—dice Teresa.
—No te preocupes Teresa, esta bien.—respondo dejando el vaso a un lado.
—Tengo una sobrina la cuál se siente deprimida por como es. Su madre no sabe que hacer con ella, ya hemos hablado con ella y le hemos brindado amor y apoyo para que se sienta segura y nos cuente que pasa. Pero no nos dice nada y eso es lo que nos preocupa. Yo llegue a la teoría que sufría de bulling en su escuela y así es. Su madre fue algunos días y la niña empeoró con su estado, ahora no quiere comer, no sonríe como antes, no es esa niña que irradiaba luz al sonreír al estar contigo o su familia. Enserio no sabemos que hacer y por eso acudo a ti, se que podrías hablar con ella y ayudarle. Bueno, al menos a darle un consejo y hacerla sentir mejor ¿Puedes hacer eso por mi Lisa?—pregunta con ojos llorosos.
—Claro, con mucho gusto lo haré—respondo—¿Puedes traerme a la niña ahora?—pregunto sonriendo.
—Esta bien, muchas gracias Lisa, realmente te debo una.—contesta levantándose de la silla.
—Nada de eso, lo hago con gusto.—respondo repitiendo la acción de ella y devolviéndole un efusivo abrazo que me dio.
—Ahora mismo te la traigo.—dice Teresa y sale de mi oficina.
Valla día que me espera, ojala y pueda ayudar esa niña. Se lo que es eso, que se burlen de ti por algún defecto físico que tienes, que te humillen por ser la niña tímida o inteligente de la escuela y que te den golpes sólo para estar llamando la atención de todos y probar que eres mejor ante los demás.
Si realmente algo muy estúpido. Aunque los niños así son los que más problemas enfrentan en sus hogares por alguno de sus tutores legales, tal vez maltrato físico, sicológico y verbal los lleva a actuar así de manera brusca en la escuela.
Salgo de mi debate mental y empiezo a terminar algunas de mis tareas pendientes mientras espero a la sobrina de mi jefa.
A los minutos termino todo y siento la puerta de mi oficina abrirse. Giro mi mirada hasta ella y la figura de mi jefa y su sobrina se hace presente en la habitación. Pasan a mi escritorio y se sientan ambas en las sillas al frente de mi.
—Hola Lisa, ella es Alison mi sobrina.—sonríe Teresa.
—Hola.—dice Alison algo tímida.
—Hola cariño ¿Podemos hablar un momento a solas?—pregunto sonriendo.
—Claro.—contesta Alison.
Bueno al parecer es de pocas palabras.
—Bien las dejo chicas.—dice la jefa y se levanta de la silla.
—Jefa, saldré un rato al parque con Alison, volvemos en breve.—le informo a la jefa antes de ella salir de la habitación.
Sólo sonríe en respuesta y se va.
—Ahora vamos al parque cariño.—digo levantándome de mi asiento. Ella por su parte sonríe cabizbaja y hace lo mismo.
Caminamos fuera de mi oficina pasando por más oficinas y personas del lugar. Quienes miran de una forma extraña a la niña. Aunque no se por que, púes esta empresa es encargada en psicología y terapias para niños y niñas. Tal vez por que esta conmigo.
Subimos al ascensor el total silencio. Veo disimuladamente a Alison y ella esta triste y callada, tal y como la jefa indico. Me siento un poco triste por ello, púes es una niña hermosa. Tiene ojos azules que te cautivan al mirarla y es una preciosa niña rubia digna de querer y seguro muy inteligente. Sonrió por mis pensamientos y vuelvo mi mirada al frente.
Ya saliendo del edificio y estando al frente en el pequeño parque buscamos un lugar apartado y a solas para nosotras. Nos sentamos en una banca y veo como la niña suspira.
—¿Te puedo preguntar algo Lisa?—pregunta Alison mirando al suelo.
—Claro cariño, puedes preguntarme lo que quieras.—sonrió y fijo mi mirada en ella.
—¿Por que la vida es dura?—pregunta Alison mirando hacia el cielo y luego a mi.
—La vida te enseña y te obliga hacerlo. Después que pasas grandes decepciones y desilusiones, te vuelves fuerte. Aveces es necesario pasar por cosas duras y difíciles para avanzar y crecer en la vida. Te diré algo, después de la debilidad te vuelves vulnerable, pero también una persona real.—contesto sonriendo y mirando un punto fijo en el suelo del pequeño parque en el que estamos.
—Ah eso esta bien ¿Te puedo hacer otra pregunta Lisa?—pregunta Alison.—Asiento con mi cabeza suavemente para que prosiga con la pregunta—¿Cómo real?—pregunta confundida.
—Púes experimentas nuevos sentimientos, nuevas personas y nuevos fracasos que te ayudan a llegar al éxito.—respondo con una sonrisa en mi rostro.
Sabes Alison, aveces ahí que aceptar las cosas como son y no como quieres que sean. Púes es parte de la vida, aunque sea doloroso.—digo algo triste.
Pasa un recuerdo por mi mente, distrayéndome un poco de la realidad y concentrándome en ese tiempo.
—¿Lisa?—Toca Alison mi brazo sacándome de mi laguna mental. Sonrió y poso mi mirada en ella.—Tienes razón Lisa, no estés triste. Se que todo obra para bien y es para un fin que estamos en este mundo lo se. Tú y yo llegaremos lejos, por que somos grandes chicas en busca de un futuro y en busca de cumplir nuestros sueños y metas.—termina de hablar Alison y me abraza. Devuelvo su abrazo con más efusividad y nos quedamos así un rato.
—Gracias Alison, no se por que estabas triste anteriormente, pero se que eres fuerte, eres capaz de vencer todo lo que te propongas y quieras en tú vida. Eres una niña muy inteligente y increíble, además de bonita—sonrió— y que nadie diga lo contrario, púes estará en un error.—digo y sonriendo grandemente.
—Gracias Lisa, realmente me siento mejor.—dice Alison sonriendo.
—Gracias a ti por enseñarme otro punto de vista de las cosas.—digo levantando me de la banca.
—A tú servicio chica.—dice Alison guiñando su ojo derecho y repitiendo mi acción.
Salimos del parque y a los minutos llegamos a la puerta de la oficina donde se encuentra mi jefa con una señora parecida a Alison. Al parecer su madre.
Sonrió cuando llegamos donde ella. Alison abraza a mi jefa y luego a su madre y viene nuevamente hasta mi y la abrazo.
—Alison eres fuerte, eres linda y inteligente. Eres tú y eso no podrá cambiarlo nadie. Princesa estoy aquí para cualquier cosa que nesesites—susurro en su oído.
—Y tú nunca cambies por que se que llegaras lejos como eres. Te quiero Lisa.—dice Alison abrazándome.
—Yo también.—repito su gesto con una gran sonrisa.
Alison se aleja con la jefa y su madre y yo observo como se marcha del lugar. Me guiña un ojo y yo también en respuesta.
Entro a la oficina con una sonrisa en mi rostro, pero algo triste por separarme de Alison. ¿Se puede querer tanto a una persona en un minuto? Si, muy comprobado con esta niña que no solo me robo el corazón, también que se adentro en un hueco de el y me dio una gran lección ¿Cuál fue?
Que aveces la vida te pone a prueba para ver si eres lo suficientemente fuerte para seguir adelante.
Sin duda alguna unos de los mejores consejos que me han dado y me han marcado en esta vida.