“¿Estás enfermo como yo?"
Raven se sentó en su cama respirando agitadamente, tenía el cabello pegado al cuello y la frente gracias al sudor que recorría su cuerpo. Estaba nerviosa y tenía un nudo en la garganta, odiaba soñar, por que la mayoría de veces que lo hacía siempre tenía lo mismo; pesadillas. Pesadillas que eran tan reales como el suelo, la tierra o el sol.
Pesadillas que la hacían recordar cada segundo del calvario que vivió, que le hacían recordar a su familia, que le hacían recordar todo aquello que no quiere. Raven no quiere recordar por que para ella, recordar duele mucho más que olvidar.
Volvió a la realidad cuando sus pies descalzos tocaron el suelo y suspiro. Tenía que bañarse y afrontar otro día de colegio.
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—¡Hey!— la cabellera oscura de Kaila apareció frente a la rubia en la biblioteca, a su lado se sentó Blair mientras agitaba la mano en forma de saludo hacia ella.
—Hey — devolvió el saludo Raven. Kaila estaba muy enérgica por lo que pudo notar.
—¿Que estás haciendo?— le pregunto la Hufflepuff. Blair rodó los ojos.
—Creo que está en la biblioteca y tiene un libro, así que debe estar haciendo un origami, si eso debe ser — dijo esta sarcásticamente. Kaila rodó los ojos.
— A veces olvidó que eres Slytherin — murmuró su amiga mientras golpeaba su hombro juguetona.
—No deberías amiga, no deberías — dijo.
—Ya no lo soporto — se quejó Raven tirando la pluma —Es tan aburrida la tarea de historia de la magia — dijo moviendo su cabeza. Blair sonrió.
—Claro que si mi amiga, claro que sí — dijo. Kaila la miro con una ceja alzada.
—¿Puedes dejar de repetir todo dos veces?— le pregunto.
—Claro que no mi amiga...— dijo la Slytherin.
—Claro que no — terminaron las otras dos.
Kaila salto en su asiento y lanzó un gritito, haciendo que varias personas la miraran mal por hacer eso en la biblioteca pero está ignoro eso, como solía hacerlo. —¿Y si vamos al lago un rato? Tenemos tiempo antes de nuestra otra clase. — dijo. Blair miro a Raven en busca de su aprobación y la rubia se encogió de hombros, no tenía nada mejor que hacer.
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—¿Sueles ir mucho a las cocinas a pedir comida?— pregunto Raven mientras mordía una fresa, su vista se dirigió hacia un grupo de mariposas que no había muy lejos de donde ellas tres estaban sentadas. El color violeta de las mariposas contrarrestaba contra el oscuro color de los árboles y plantas en el límite con el bosque prohibido. El único ruido que se escuchaba además del que ellas provocaban era el del pulpo del lago cuando movía sus tentáculos en la superficie del agua.
Blair río —¿Que si va? Vive en la cocina, los elfos ya la adoptaron como hija — dijo la Slytherin. Kaila infló el pecho orgullosa.
—Me dan la comida más deliciosa a mi, y no a ti estúpida — se burló de su amiga, la cual, solo rodó los ojos como era su costumbre.
—Esto está buenísimo — dijo Raven mientras tomaba un panqueque, curiosamente los elfos le habían preparado panqueques y frutillas a Kaila, sabiendo que la Hufflepuff iría en cualquier momento a buscar comida a la cocina.
—Le diré a Pinky, seguro se alegrará — dijo Kaila.
Raven miro a las chicas sentadas a su lado y sonrió — Ustedes me agradan — dijo. Blair y Kaila sonrieron también.
—Y tú nos agradas a nosotras, Raven —
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—Hoy estudiaremos a los Metamorfomagos, los cuales, pueden cambiar su apareciencia, y poseen distinta cualidades, aunque no suelen ser bien aceptados en la sociedad mágica debido a los estereotipos que se tienen de ellos — el profesor de defensas contra las artes oscuras hablaba pausamente mientras que Raven se movía incómoda en su asiento. No le agradaba el tema que se estaba tocando, y sentía las fresas que había comido hace un rato en la garganta.
—¿Estás bien Raven?— pregunto Blair, la clase le había tocado con Slytherin y por suerte ambas chicas pudieron sentarse juntas. Raven sacudió su cabeza para mirar a su compañera de banco.
—¿Eh? Ah, si claro. Estoy bien dijo distraída la chica mientras movía sus uñas contra la mesa sin lograr un ruido que sea oible para los demás. Solo quería que la clase terminara y poder salir de ahí lo más rápido posible.
Sus pensamientos la dirigían a cualquier lugar menos a donde debía estar y eso la ponía nerviosa.