Persiguiendo estrellas --Kats...

By _-Aru-_

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Un joven destinado a vagar por todo tipo de mundos en solitario. Siempre con la obligación de salvar a los de... More

Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI
Epílogo
ME HE MUERTO

Capítulo XV

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By _-Aru-_

Verdad

-Kazuki se siente feliz al protegerme...

-¿Otra vez lo haces por su bien?

-Sí, pero puedes estar tranquilo, si se pasan de la raya siempre puedo patearles el culo –y con una media sonrisa y un destello lleno de determinación, no pude echarle nada más en cara.

-Sois una familia de tontos.

...

Y allí estaba yo, con un ridículo gorro puntiagudo de color azul con un pompón de plástico amarillo, y una incómoda goma rodeándome toda la cara para que no se me cayera el maldito gorro.

-¡FELICIDADES! –gritaban Deku y Kazuki sin parar, mientras Hiroko, avergonzada y llena de una alegría que intentaba controlar, sonreía con timidez.

-Que mayor estás ya, ¿verdad, mi pequeña? –rió por las cosquillas que le hizo su madre en el cuello.

Desde tan temprano y ya provocando escándalo.

-¡Augh! –una patada en la espinilla me hizo reaccionar. Obviamente, era el niñato de siempre.

-¡Felicítala tú también! –chasqueé la lengua. Los ojos de Deku y Hiroko brillaban expectantes.

-Felicidades... -me guardé el: ya queda menos para que te mueras.

-Gracias –con las mejillas sonrosadas, me agradeció escondiéndose detrás de Deku.

-¡A Hiro le ha entrado vergüenza! –se burló Kazuki.

-¡NO! –y más animada, se fue dispuesta a discutir con su hermano, por lo cual empezaron a correr. Las risas resonaban en toda la casa.

-Supongo que celebrareis su cumpleaños, ¿quieres que me pase el día fuera? –aproveché el momento para preguntarle a Deku.

-No, no, tranquilo, nos gusta pasarlo en familia, damos un paseo y cenamos un delicioso pastel –simple, pero no me parecía ni tan mal.

-¿Entonces me quedo?

-Sí, celébralo con nosotros –lo dijo con duda, se mordió el labio inferior y sus ojos verdes se me clavaron, presionándome.

-No tengo otra cosa que hacer.

-Me alegro –y el dolor recorrió todo mi cuerpo. Pero como ya últimamente pasaba, no era tan agudo, se podía soportar.

-¡Niños, vestíos, nos vamos!

La calidez de esta casa me estaba empezando a gustar, y el sentirme cómodo no era una buena señal. Me iría, estaba seguro de eso, lo sentía, por muy extraño que pareciera.

Ya estábamos todos subidos en el coche, de camino a un parque de atracciones nuevo en las afueras de la ciudad, cuando de repente el móvil de Deku empezó a sonar.

-¿Sí? –contestó con una sonrisa que desapareció al momento- ¿qué...?

Silencio. Kazuki y Hiroko, al notar la atmosfera, se callaron también.

-Mami, ¿qué pasa? –la preocupación de los niños aumentaba, impacientes, se inclinaban en sus asientos.

-N-nada, cariño, solo será un momento –continuó con el móvil, escuchando lo que le decían desde la otra línea. Por su cara, tenían que ser muy malas noticias-, entiendo, sí, sí...

Tragó saliva, pestañeó varias veces. Sus ojos estaban llorosos. Paró el coche en una gasolinera.

-Iré ahora mismo –se despidió y colgó-, lo siento... hay un pequeño cambio de planes.

-¿Qué pasa? –Kazuki era el que más nervioso estaba.

-La abuela necesita que le ayude con unos papeles, facturas y demás, tengo que ir –suspiraron.

-Pues vamos a ver a la abuela –propuso Hiroko.

-No, no, no podéis, son cosas de adultos, y os aburriréis –callado, era espectador en aquella escena que me parecía demasiado sospechosa.

-¿Entonces? ¿A dónde vamos? –preguntó Kazuki decepcionado, cruzando los brazos.

-Os dejaré con Uraraka-san, hace tiempo que queréis ir a verla, y ha adoptado un gatito, ¿no queréis verlo?

-¡SÍ! –la sonrisa volvió a aparecer en cara de Hiroko-, ¡quiero ver al gatito!

-Yo no quiero...

-Por favor, Kazuki –rogó agotada su madre.

-Me tienes que prometer que volverás antes de las siete, así comeremos pastel mientras vemos nuestro anime favorito –desde que había pisado esa casa, me había dado cuenta de aquella costumbre, parecía sagrada, sobre todo para Kazuki.

-Te lo prometo, intentaré volver mucho antes –asintió, conforme.

-Katsuki, ¿puedo hablar un momento contigo fuera? –salí del coche, igual que ella.

Incómoda, no sabía bien como hablarme, ni siquiera me miraba a la cara. 

-Verás, yo... no sé a donde puedes ir tú, Uraraka-san no puede saber de ti y...

-¿A dónde vas? –le corté, enfadado por su increíble esfuerzo al mentir.

-¿Ah?

-Que a dónde vas.

-Pues a casa de mi madre...

-Dime la jodida verdad, Deku –se encogió al alzarle más la voz.

-No sé a qué te refieres –tembló todo su cuerpo.

-Dame el móvil –demandé, a punto de estallar.

-¿Para qué?

-¡Dame el puto móvil! –finalmente cedió. Y comprobé lo que tanto me hacía desconfiar de sus palabras, el número que le había llamado era desde el hospital.

-E-es un amigo... está enfermo y-

-¡BASTA! –se abrazó a sí misma, y me miró aturdida-, explícame de tu asquerosa boca lo que está pasando, y cómo me mientas, te juro que explotaré.

Sus ojos se abrieron como platos, bufó, pasaron los minutos sin decir nada, y se frotó la sien. Nunca me imaginé que podía ver a Deku tan... hecho mierda. Ni siquiera en el instituto llegó a tales puntos.

-Katsuki, digo, K-Kacchan, el de este mundo, mi... -miró hacia arriba aguantándose las lágrimas-, mi marido –pasó una mano por su pelo, intentando controlar su acelerada respiración-, me han llamado porque su estado ha empeorado, tuvo un accidente que lo dejó en coma hace un año.

Al fin, se exponía ante mí. Pero dolía. Dolía muchísimo.

-Vamos.

-¿Eh? ¿A dónde?

-A dejar a los dos enanos con la cara redonda y al hospital.

-¡Pero tú no puedes venir!

-Voy a ir.

-Katsuki, por favor, hazme caso, no puedes venir al hospital, ¡tú ya éstas allí! –me di media vuelta para meterme de nuevo en el coche, pero me detuvo agarrándome del brazo.

-Me da igual lo que digas, supuestamente me conoces, sabes que voy en serio –su agarré se aflojó.

-¿Por qué...? –no contesté a su pregunta, y abrí la puerta. De nuevo, los latidos de mi corazón me confundían. 


Gracias

Con la mirada fija en la nada, estaba en la sala de espera, controlando las ganas de ir a verme. La imagen de Deku a mi lado, apoyándome, y yo en una cama inmóvil... me era tan imposible de imaginar. Pero por todo lo que había pasado, no me asqueaba aquella situación, si no... me llenaba de impotencia y tristeza, cuando lo normal, hubiera sido que me diera un ataque de ira con tal solo pensar en ello.

El inútil ha dejado de serlo, supongo...

-Katsuki –la voz de Deku me hizo alzar la cabeza. Sus ojos estaban rojos de haber llorado.

-¿Qué tal ha ido? –se sentó a mi lado.

-Los médicos dicen que está algo más estable... -ahora que me fijaba, su estado era deplorable. Era una persona rota, sin energías, totalmente derrotada.

-¿Le esperaras? –pregunté por impulso. A pesar de eso, ni siquiera se sorprendió, tan solo me miró con los ojos entrecerrados.

-Siempre –si ya por un año estaba así, no quería imaginar toda su vida.

-Debes decirles la verdad.

-¿Eh? ¿A Kazuki y a Hiroko? ¡No! –reaccionó un poco más.

-Son más fuertes de lo que piensas –bajó la vista.

-Lo sé, pero si ellos lo saben me apoyaran, y tengo miedo de confiarme demasiado... -las lágrimas amenazaban con salir de nuevo.

-Señora, Bakugō –una enfermera apareció de repente, la piel se me erizó.

-¿Si?

-¿Puede venir un momento, por favor? –se levantó con dificultad.

-Ahora después vuelvo –me intentó sonreír.

Pasaron los minutos que parecieron eternos. Apreté los puños, y en mi cabeza, llamé a esas cosas que me trajeron a este mundo, les amenacé, diciéndoles que no hirieran más a esta familia, que me dejaran vivir, estar con ellos. Repetí incansablemente aquello.

-Katsuki –me levanté. Deku estaba delante de mí-, tranquilo, todo está bien.

¿Todo está bien? ¿Ella estaba bien?

-¿Está mejor? ¿No ha empeorado?

Y sin contestar, sus rodillas flaquearon, dejándola caer en el suelo blanco. Rápido, fui hasta ella y le ayudé a levantarse.

-¡¿Qué coño pasa?! –sonreía sin parar de llorar.

-No puedo más... -ni siquiera me miraba.

-¡Deku! –tomé su cara entre mis manos. Sus ojos verdes estaban tan vacíos-, ¿qué te han dicho?

Abrió la boca, la cerró. Quería hablar, pero no podía. La sonrisa forzada se esfumó, dejando tan solo un rostro aterrado.

-No sobrevivirá... no le queda mucho... -escondió su cara en mi pecho, agarró con fuerza mi camisa y lloró. Gritó. Dejó salir todo lo que se había aguantado.

Sin saber qué hacer, la abracé y acaricié su frágil y temblorosa espalda. Gruñí. Esto era lo peor que podía pasar.

-Es el cumpleaños de Hiro... -dijo al cabo de unos minutos, alejándose.

-Mañana hablaras con ellos y les dirás la verdad.

-No, no puedo...

-Debes hacerlo, tienen derecho a despedirse –un grito ahogado se le escapó.

-Pero yo... no quiero, no puedo continuar sin él... -el verde de sus ojos me miraba desesperado. A pesar de que yo era él, ella sabía perfectamente que no éramos el mismo, y no me buscó para remplazarle, si no para que le ayudará. 

-Tienes que hacerlo, tú y tus hijos –ahora la veía tan pequeña... no parecía en ningún momento una señora.

-Katsuki... -sin pensarlo, limpié sus lágrimas, sorprendiéndola por mi suave caricia a su mejilla.

-Eres fuerte, Deku, y sé que podrás salir adelante –con la mirada perdida, apoyó su cara en mi mano, como si buscara calor. Sus pecas me hicieron continuar las caricias con mi pulgar, me embelesaban-, también sé que lo que me gustaría es que tú y los niños fueran lo más felices que pudieran –volvió a sollozar.

-¿Puedo fiarme de ti...?

-Soy yo, estúpida nerd – con ese comentario, sabía que la había calmado al menos un poco.

-Estoy segura de que nos volveremos a ver, mi estrella solitaria, gracias por todo –y al decir eso, sí que sonrió, de manera tierna y afligida.

Sin darme cuenta, la oscuridad me volvió a tragar. Las lágrimas de Deku no mojaban mi mano, ni tampoco me acompañaba su calidez. 


Quinto mundo

Apenas me sostenía en pie. Todo estaba borroso, no podía ver con claridad, y el ruido de alrededor no ayudaba, era demasiado ensordecedor.

¿Qué estaba pasando? Deku...

Gritos.

La gente pasaba por mi lado, sin importarles empujarme. Corriendo, no, mejor dicho, huyendo, ¿de qué? ¿qué les pasaba?

Ya no estaba en el hospital, si no... ¿en un centro comercial?

Más gritos.

-¡Villanos! –fue lo único que entendí. ¿Qué demonios sucedía? De repente había viajado de nuevo por lo que parecía, pero no entendía el por qué.

-¡Es Shigaraki Tomura! -¿eh?

La policía empezó a entrar, seguida de agentes especiales vestidos completamente de negro.

-¡Hey, chico! –me llamó uno de ellos-, ¡tienes que salir de aquí cuanto antes, corre!

Estaba dispuesto a dar un paso hacía la gran puerta que conducía el exterior, cuando de repente, miles de trozos de cristales cayeron del techo.

-¿A dónde pensabas ir? –de un saltó, Shigaraki se encontraba delante de mí. Su cara desfigurada cambió al verme-, tú... ¿cómo es posible?

Otra explosión un poco más lejos, en la segunda planta, nos puso en alerta.

-¡Mierda, preparaos todos! –los agentes se reagruparon en pequeños grupos, listos para atacar con todo tipo de armas. Solo dos de aquellos grupos parecían atentos a los movimientos de Shigaraki, ¿qué diablos estaba por venir?

Y en un momento, todas las luces petaron, dejándonos en una intimidante oscuridad. Solo una bombilla, en mitad de las escaleras mecánicas, se mantenía parpadeante.

-¿Qué mierdas está pasando...? –me dije a mi mismo, a punto de perder la razón.

Y de un vórtice negro que reconocí al instante, salió una persona. Una persona que no pintaba nada allí. Sus ojos muertos, sus pecas salpicadas de sangre, su ropa oscura... su sonrisa, llena de maldad.

-Deku... -susurré, pero él me escuchó a pesar de lo lejos que se encontraba. Bajó con rapidez las escaleras.

Nadie le disparó. Nadie reaccionó. Su esencia poseía tal presión, que era paralizante.

-¡No puede ser...! –me dedicó una sonrisa alegre, que me infundo un miedo atroz-, ¡Kacchan!

Su cara estaba a escasos centímetros de la mía. Creía que era imposible, pero no. Era Deku, indudablemente era él.

-¿Cómo es posible que esté vivo? –el tono de Shigaraki sonaba molesto e irritado.

-No lo sé... ¿cómo lo has hecho, Kacchan? –el dolor agudo que me transmitía Deku se manifestó en aquel momento, haciéndome sudar y apretar la mandíbula para no caer delante de él.

-¿Qué narices estás haciendo, Deku? –pregunté entre suspiros ahogados por aquel dolor que me asfixiaba.

-Oh –ladeó su cabeza sin quitar aquella maldita sonrisa-, ¿no te acuerdas? ¿tienes amnesia?

Se acercó, y la presión y la angustia en mi interior aumento de golpe. Todos mis sentidos me pedían a gritos que huyera. Su aliento acarició mi oreja, y su pelo me hizo cosquillas en la nariz.

-Te haré recordar, Kacchan –susurró, dejándome en claro que aquí, él era un villano.

---

-Y aquí tenéis el capítulo de la semana :D

Quizás... QUIZÁS, subo un segundo capítulo esta semana, ya que tengo fiesta, ¿qué os parece? :3

Y una cosa que quería preguntar es; ¿cuál de los mundos os ha gustado más de momento?

-Deku y Kacchan de pequeños (primeros capítulos)

-El mundo sin quirk, Deku tenía depresión

-Mundo de Deku infante, en el orfanato

-El mundo guerra/medieval

-El normal de BNHA

-El de Deku fem. con sus hijos

(Y próximamente, Deku villano)

Pues eso, decidme vuestra opinión pls, que tengo curiosidad ^^ (y me dais ánimos para subir el segundo capítulo) <-- que no se note el chantaje xD -

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