—No seas idiota.
Sólo un poco.
—¿Dylan eres tú? Muy buena broma, ya déjate de encantar mis cosas.
No soy Dylan.
—¿Logan?
Incorrecto.
—¿Fotocopias?
Ah ah
—Me rindo.
Soy alguien que te quiere.
—¿Harry?
Dios no metas a San Potter en todo lo que dices.
—Draco.
Hola.
—Así que me quieres...
Soy alguien que te quiere molestar* es el auto corrector.
—Estas escribiendo a mano, genio.
Aileen, me hakiaron.
Suelto una carcajada y leo lo que empieza a aparecer.
Encanté tu libreta el día que se te quedó en la sala común. Así dejaré de mandarte lechuzas o papelitos en tu túnica.
—Me parece algo... lindo.
Así podemos hablar a toda hora.
—Menos ahora, tengo que estudiar para los exámenes y ayudar a Harry para la última prueba.
Deja que San Potter junto con la comadreja y la sangre sucia lo hagan, no tienes porque hacerlo tú también.
—Eso es lo que hacen los amigos, que tus "amigos" no te ayuden cuando tienes un problema no es de mi incumbencia. No molestes ahora, Draco.
Dejo de lado mi pluma y cierro mi libreta. Hasta en una libreta es un imbécil. Me levanto y busco mis libros para poder estudiar. Que aburrido.
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—¿Está muerto? –pregunto refiriéndome a Bartemius Crouch.
—Si –responde Harry– Dios, lo vi muerto frente a mis ojos –se frota la cara con sus manos– en el... en el pensadero de Dumbledore, vi como metió a su hijo a Azkaban. Barty Crouch Jr.
—El lo ha matado –suelto.
—¿Como lo sabes? –preguntó Ron.
—Sólo lo sé...
—Es imposible. Su padre lo envió a Azkaban y...
—No es imposible, soñé con él. El sueño de verano que les conté –dice Harry.
—¿Con Voldemort y Colagusano? –pregunta Hermione.
—Exacto.
—¡Esto es una locura! Han pasado ya muchas cosas en Hogwarts y creo Harry que debes de preocuparte en la última prueba –exclama Ron.
—¿E ignorar lo que ha estado ocurriendo? –pregunto.
—No ignorar, tal vez... ¿Aplazar?
Suspiro.
—Ron tiene un poco de razón, Harry. Preocupémonos de a tercera prueba –dice Hermione.
—Tienen razón –dice Harry.
Comenzamos a hablar de otras cosas. Mi mirada estaba perdida, estaba sumida en mis pensamientos y de cómo contarles todo lo que sé. Me tomarían por una loca.
—Antes de la tercera prueba quiero hablar con ustedes, con los tres. Tengo que decirles algo sumamente importante –digo mientras soltaba fuertemente el aire que tenía en mis pulmones.
—Claro, pero ¿Por que no nos lo dices ahora? –pregunta Hermione.
—No creo que sea el momento –traté de sonreír pero me salió algo más parecido a una mueca.
—Mmm, bueno –levanta los hombros Ron mientras Harry y Hermione fruncían el ceño mientras se miraban.
Lo antes posible tengo que actuar. No sé si podré hacerlo yo sola. Tarde o temprano sé que tendré que decirles lo que sé. Me despido de los chicos y me dirigí hacia la torre de Astronomía. Estar aquí me calma.
—Dios, esto es más difícil de lo que imaginé –susurro.
Estaba mirando el atardecer en la torre de Astronomía. La vista aquí es genial. Pero algo me faltaba. Sentía que algo en mi no estaba funcionando. Saqué mi libreta junto con mi pluma y decidí escribir.
—¿Estas?
Estuve esperando al rededor de cinco minutos. Sin respuesta. Necesitaba a alguien. Necesitaba a alguien que me entendiera, tal y como Draco lo hizo en el baile y después de este. Fijo mi vista en mi libreta y unas tres simples palabras, dieron vuelta mi corazón.
Para ti, siempre
Tomé nuevamente mi pluma y me dispuse a escribir, lo necesitaba.
—Te necesito.
Escribí, sin pensar lo que en verdad podría significarle a Draco. Al instante noté como sobresalía unas palabras.
Torre de Astronomía.
Sonreí y guardé mis cosas en el bolsillo de mi túnica. Estuve mirando el atardecer por unos diez minutos más. Esto hacía que me calmara bastante. Respiré profundo y sentí unas manos ubicarse en mis caderas junto con una fragancia de gardenia.
—¿Que ocurre? –pregunta en mi oído. Haciéndome estremecer.
—Te necesitaba –susurré.
Me da media vuelta y choco con su pecho. Levanté la vista y me encuentro con aquellos ojos grises que son mi perdición. Noto como el examina cada milímetro de mi rostro.
—Eres realmente hermosa –susurra antes de besarme. Un cosquilleo en mi estómago, las típicas mariposas se hicieron presente.
—¿Draco? –pregunto mientras lo miro.
—¿Aileen? –me imita.
—¿Qué somos?
Veo como Draco mira hacia al frente en busca de una respuesta. Abre la boca para decir algo y la cierra. Algo dentro de mis se encoge. No debí de preguntarle, me levanto rápidamente avergonzada y me dirijo hacia la salida, pero una fría mano se detuvo en mi muñeca.
—Somos lo que tú quieres que seamos. Si quieres eres fuego y yo soy agua. Si quieres eres oro y yo plata. Lo que tú quieras que seamos, eso seremos –susurra antes de besarme dulcemente.
Ahora puedo confirmarlo. Estoy enamorándome de Draco Malfoy.
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Perdón por lo corto :( pero es lo que tengo para ofrecerles ajdjkdabv (por ahora)
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